Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >
El censo de protagonistas en las paremias objeto de este estudio lo compone un total de 12 animales designados con 11 vocablos, dada la doble significación del sustantivo femenino lombriz, los cuales se reparten entre media docena de taxones superiores del siguiente modo, 6 corresponden a moluscos, calamar, caracol, choco, lapa, ostra, pulpo; dos a anélidos, lombriz, sanguijuela; uno a cada uno de los cuatro restantes: platelmintos, solitaria; nematodos, lombriz; cnidiarios, coral y poríferos, esponja; además, al inventario debemos añadir la denominación indirecta, perla, que se ajusta a moluscos. La relación, aunque limitada en efectivos, resulta una muestra sinóptica de la gran diversidad existente en el vasto conjunto de los animales invertebrados no artrópodos.
La baja representación paremiológica se debe al modo de vida poco aparente de estos animales, si exceptuamos el caracol, que no facilita ni la observación ni el encuentro; no obstante, la casualidad es la responsable de la plasmación de elementos tan dispares en las paremias, aunque la utilidad, el provecho, los beneficios, que de ellos alcanza la sociedad e incluso los perjuicios que le sobrevienen, son los motivos que inspiraron en mayor medida a los anónimos autores.
I.- Moluscos
1. Más libre que el caracol.
Estos animales cuando salen del refugio se mueven con independencia unos de otros aunque a veces los vemos agrupados sobre tallos y brotes de las plantas hospedantes.
2. Arrastrando arrastrando, el caracol se va encaramando.
3. El caracol, arrastrando, a la cumbre va llegando.
El caracol, para desplazarse, repta por medio de unas ondas que recorren la suela del pie y empujan al animal hacia delante; el avance es favorecido por deslizamiento sobre una película de mucus, la "baba", segregada por la glándula pedia situada debajo de la cabeza, que proporciona a su vez la necesaria adherencia al sustrato.
La visión de esta alfombra viscosa suscitó en tiempos antiguos una creencia, recogida en las Sagradas Escrituras, según la cual el caracol se deshacía con la marcha. Así, en el Salmo 58, 9 leemos: "Sean ellos como un caracol que se deslíe y pasa" (Biblia Judía, versión castellana); "Sean como el caracol, que se deslié caminando" (Biblia de Nácar y Colunga). Ambas traducciones están en conformidad con el gran zoólogo judío Bodenheimer (1960) quien reconoce, en el término hebreo del original, al caracol.
4. Lleva siempre la casa a cuestas, como el caracol.
5. Todos sus bienes trae encima como el caracol.
6. Como el caracol, que todo lo que tiene trae a cuestas.
Estos refranes se hacen eco de la actividad ambulatoria del caracol que sobre el pie transporta la inseparable concha calcárea, segregada por el manto, dentro de la cual queda encerrada la masa visceral.
7. De ordinario andaba como el caracol.
La expresión aparece en boca de "El Donado hablador Alonso, mozo de muchos amos" (de J. Alcalá Yáñez; Parte 2ª), en alusión a que llevaba sobre sus hombros la ligera carga de sus pertenencias, cada vez que cambiaba de amo.
8. Cogí mi hatillo, que todo era el del caracol.
Como en el anterior se alude a un ajuar ligero, insignificante, así era el que poseía "Guzmán de Alfarache", de Mateo Alemán
9. Está siempre como el caracol metido en la concha.
Observación de la característica comportamental de los caracoles que, en estado de reposo o cuando se les molesta, retraen cabeza y pie.
10. No hay caracol que no tenga comba.
Se destaca el variado aspecto morfológico que exhiben las conchas, consecuencia de un proceso de crecimiento con torsión que desdibuja la simetría bilateral.
11. El buen caracol quitóse de enojos, trocando por cuernos un día sus ojos.
Aquí sale a relucir un carácter anatómico, la presencia de los dos pares de tentáculos cefálicos, el superior es el que porta los ojos.
12. El caracol donde nace, pace.
13. Caracoles y hombres de pocos arrestos, mueren donde nacieron.
14. El caracol y el hombre endeble, donde nacen mueren.
Estos tres refranes vienen a resaltar que los caracoles tienen limitado el desplazamiento no solo por el modo como lo realizan sino también porque necesitan vivir en suelos calizos y con cierto grado de humedad, 75 a 90 %.
15. Saliendo como caracol en verano, con toda la casa a cuestas.
Este aparece en "La Vida y Hechos de Estebanillo González", nos ilustra que es en la buena estación, en primavera (el verano, en la acepción antigua del término), cuando podemos encontrarnos con el caracol.
16. Con el buen sol extiende el caracol.
Este está en la línea del anterior, la buena estación favorece la actividad del caracol porque se alcanzan los valores óptimos de temperatura, 15-20 °C.
17. Cuando Dios toca su atambor, sale a pasearse el caracol.
Es sabido que los caracoles salen de su escondite después de un aguacero, sin embargo aquí se nos presenta una creencia ancestral según la cual aquéllos abandonan el encierro, en cualquier momento, después de haber descargado todo su aparato una tormenta, así lo vemos recogido del Midi francés por Rolland (1881).
18. Caracol, caracol, saca los cuernos al sol.
19. Sal, caracol, con los cuernos al sol.
La cabeza junto con el pie asoma por el orificio de la concha cuando se dan las condiciones óptimas; sobre aquélla, por evaginación, aparecen proyectados los dos pares de tentáculos, los "cuernos".
20. Agua y sol, tiempo de caracol.
Estas son las condiciones ambientales que favorecen la actividad del caracol.
21. Llueve y hace sol, agua de caracol.
Se corresponde con el anterior.
22. Agua con sol no vale un caracol.
Este parece contradictorio con los anteriores.
23. Cuando llueve y hace sol, coge el caracol.
24. Cuando llueve y hace sol, sale de paseo el caracol.
Un alto grado higrométrico favorece el deambular de los caracoles y resulta propicio para su captura.
25. Si fizan mucho as moscas, luego a coger caragols.
Falso a nativitate, en expresión de Rodríguez Marín (1895), por su carácter supersticioso.
26. Dormid, caracoles, pues el agua os lleva.
Los caracoles requieren humedad pero el exceso de agua perjudica de modo considerable sus funciones vitales e incluso puede ocasionarles la muerte.
27. Caracol que la aguja le cabe, a la tripa bien le sabe.
Estamos ante la apreciación gastronómica de estos moluscos, aquí se alude al tamaño mínimo para llevarlos a la boca.
28. Los caracoles de abril, para mi; los de mayo, para mi amo; los de junio para ninguno.
Esta recomendación gastronómica no está exenta de significación real, los caracoles que salen de la invernada vienen libres del contenido intestinal, por el contrario los que se recogen avanzado el período de desarrollo, los que ya han ingerido alimento, dado que son fitófagos, acumulan substancias químicas del metabolismo secundario de las plantas, los llamados compuestos aleloquímicos (alcaloides, terpenoides, etc.), muchos de los cuales presentan toxicidad para herbívoros, motivo por el que esos caracoles pueden ser indigestos para el consumo humano. Una práctica antigua consistía en dejarlos varios días a dieta, una vez recogidos, para facilitar la eliminación de aquellos productos y poderlos comer con entera tranquilidad.
29. Quien come caracoles en abril, apareja cera y pabil.
30. Caracol de mayo, candela en la mano.
31. Si a tu marido quieres matar, dale caracoles en el mes de San Juan.
Los tres reúnen el carácter de supersticiosos por lo que son falsos a nativitate (Rodríguez Marín, 1895).
32. Los caracoles por la salsilla se comen; que caracoles sin salsa no valdrían nada.
Este refrán incide en una idea básica, los caracoles deben ser condimentados para ser ingeridos.
33. Más vale la salsa que los caracoles.
Está en la línea del anterior.
34. Ajo, caracol y col: el caracol pica el ajo, el ajo pica a la col.
Estamos en la línea de la condimentación del caracol aunque aquí se exaltan las cualidades culinarias del ajo.
35. Caracoles sin picante no hay quien los aguante.
El condimento incitante ayuda a la aceptación gastronómica del caracol.
36. A caracoles picantes, vino abundante.
37. Caracoles sin vino, no valen un comino.
En estos dos se habla del complemento indispensable para ingerir caracoles en condimentación incitante.
38. Caracoles, brevas e higos, deben nadar en vino.
39. Con caracoles, higos y peras, vino bebas.
Una recomendación gastronómica en la línea de los anteriores.
40. Con caracoles, higos y brevas, agua no bebas; pero vino tanto, que caracoles, higos y brevas anden nadando.
41. Sobre caracoles, higos y peras, agua no bebas; si no vino, y que sea tanto, que caracoles, y higos y peras anden nadando.
Aquí asoma un aspecto supersticioso en relación con el agua por el cual habría que pasarlos a la consideración de falsos (Rodríguez Marín, 1895).
42. Dijeron los caracoles al vino: "Aquí te estamos esperando, como al Mesías los judíos".
Es una expresión graciosa en la línea de los anteriores.
43. El caracol como el mosquito, nacen en agua y mueren en vino.
El caracol requiere un hábitat con elevado grado higrométrico para su desenvolvimiento pero no es atraído por el vino, para sumergirse en él, como le ocurre al "mosquito", la llamada mosca del vinagre (Santiago Álvarez, 2010).
44. Membrillos cocidos y caracoles crudos no son todos unos.
El caracol para ser comido debe pasar por el acto de la cocción.
45. Callos y caracoles no es comida de señores.
Aunque los caracoles están apreciados desde el punto de vista gastronómico no se consideran dignos para una mesa noble.
46. Guiso de caracoles, a lo carnal dispone.
Falso a nativitate (Rodríguez Marín, 1895) porque recrea una creencia supersticiosa relativa al supuesto valor afrodisiaco de este manjar.
47. Cuando más abrasa el sol, ni mujer, ni vino, ni caracol.
48. Cuando mucho arde el sol, ni mujer, ni col, ni caracol.
49. Dona, col y caracol no son para tiempo de calor.
50. En mayo, junio, julio y agosto, ni caracol, ni Venus, ni mosto.
51. Ni mujer ni caracol, cuando en julio abrasa el sol.
Estos refranes tienen una elevada carga de superstición por tanto entran en la consideración de falsos a nativitate (Rodríguez Marín, 1895).
52. No comía caracoles porque tenían cuernos.
Aparece en "La Vida y Hechos de Estebanillo González", la manifestación de este escrúpulo engarza con la magia simpática.
53. Hacer como el caracol.
Deambular, ir de una parte para otra, sin seguir un camino marcado.
54. Hacer caracoles.
Toma el sentido del anterior, dar vueltas, envolver, rodear, etc. Así nos refiere Cervantes que los seguidores de Roque Guinart "comenzaron a hacer un revuelto caracol al derredor de don Quijote (Cap. LXI, 2ª Parte)", en la playa de Barcelona, antes de introducirlo en la ciudad.
55. Jugó cañas tantas veces en torcido caracol.
La frase se halla en "La Vida de don Gregorio Guadaña" de Antonio Enríquez Gómez, habla de una estratagema en el sentido arriba aludido utilizada para salir victorioso en el mentado juego.
56. Pero es de casta de caracoles, que hacen su hecho a traición.
Esta expresión aparece en "La Pícara Justina", se fundamenta en el mismo sentido que hemos señalado mas arriba.
57. Andando el medio caracol.
Otra expresión que hallamos en "La Pícara Justina" con idéntica significación a la indicada arriba.
58. ¿A los gitanos caracoles?
Es trasunto de los anteriores.
59. Y estando en sus caracoles y rodeos.
Frase extraída de la "Novela y coloquio que pasó entre "Cipión y Berganza" de Cervantes en la que hallamos cierto grado de redundancia.
60. Aparte el alma, que es de Dios, el hombre no vale un caracol.
61. No dársele a uno dos caracoles.
62. No valer un caracol, o dos caracoles.
Los caracoles se tienen en baja estima a pesar de la apreciación gastronómica.
63. No se me da de vosotros dos caracoles.
Este lo encontramos en "El Diablo Cojuelo", guarda relación con los anteriores.
64. Se le daba de mi amistad tres caracoles.
Aparece en la "La Vida y Hechos de Estebanillo González", está relacionado con los anteriores.
65. A veces, caracoles vacíos suenan como nueces.
66. Caracoles buenos, los llenos; pero los vacíos meten más ruido.
67. Los caracoles vacíos son los que hacen más ruido.
Aquí se resalta un fenómeno acústico, la amplificación de las ondas sonoras por las conchas vacías al chocar con algún elemento sólido.
68. De habas a caracoles.
Esta expresión nos indica la estacionalidad en la aparición de los caracoles.
69. Pegarse como una lapa.
Este molusco se adhiere de manera consistente a las rocas litorales, en las zonas batidas por el oleaje.
70. Cuando la marea baja, golpe a la lapa.
La apreciación gastronómica de este molusco exige su captura, para ello se debe buscar el momento propicio, cuando baja la marea.
71. Parece un calamar.
72. Parecer un calamar.
Se hacen eco del aspecto delgado que muestra este estimado cefalópodo.
73. Los hay a centenares que venden chocos por calamares.
Son especies distintas que guardan un gran parecido aunque no resulta difícil diferenciarlas, la expresión da a entender que es más apreciado el calamar.
74. Como rabos de pulpos cuelgan.
Encontramos esta expresión en "Guzmán de Alfarache" de Mateo Alemán, una clara referencia a los ocho brazos o tentáculos del preciado animal.
75. Volverse como pulpos.
Viene a expresarnos que se practica un abusivo empleo de las extremidades superiores.
76. Como la madre del pulpo, que aporreada, engorda.
77. Poner a uno como un pulpo.
Aquí se hace referencia a la necesidad de golpear al pulpo para que se pueda cocinar y comer, lo que vemos recogido en los tratados antiguos de cocina como el muy afamado de Ruperto de Nola (1525) donde se dice que el "Pulpo es un pefcado muy duro: y por effo fe açota: y fe golpea mucho": etc.
78. Al palo con que azotan al pulpo, que azotando aprovecha.
Esta expresión, que aparece en "la Pícara Justina", sugiere la utilidad del instrumento en el figón para dejar al pulpo presto para su cocción y guisado.
79. Estar pegado como una ostra.
Este bivalvo también se adhiere a las rocas litorales batidas por las olas.
80. Dentro de la concha está la perla, aunque no puedas verla.
Las perlas son cuerpos producidos de manera accidental por el manto de aquel molusco. Si un cuerpo extraño (grano de arena, larvas de Trematodos o Cestodos) penetra entre el manto y la concha, el epitelio paleal reacciona segregando láminas concéntricas y alternantes de conquiolina y de calcita alrededor del intruso con resultado final de la apreciada perla.
81. Las perlas, quien sabe estimarlas es quien debe tenerlas.
82. Letras sin virtud son perlas en el muladar.
83. Ser como una perla.
84. Hablar de perlas.
85. Hacer alguna cosa de perlas.
86. Parecer alguna cosa de perlas.
87. Quedar como de perlas.
Todos ellos aluden a la estimación que se tiene de esta aberración natural.
II. Anélidos
88. Cuando sale la lombriz de su agujero, agua cercana tenemos.
89. Lombrices a flor de tierra, lluvia venidera.
90. Si las lombrices asoman en el huerto, se moja presto.
Por ser predictivos entran en la consideración de falsos. Estos animales cavan galerías subterráneas, de las que no salen más que por la noche, pues son fotófobos, a veces se hunden hasta profundidades que alcanzan 1,5 o 2 metros.
91. Chupar la sangre como sanguijuela.
La sanguijuela es un ectoparásito que se adhiere por medio de ventosas a los tejidos del hospedante para succionar sangre.
92. El rico y la sanguijuela, nunca se hartan de la sangre ajena.
93. Ser una sanguijuela.
Resaltan el carácter hematófago del ectoparásito.
94. Donde el mal se revela allí se aplican las sanguijuelas.
Este ectoparásito se ha empleado en medicina para hacer sangrías pues se creía que un exceso de sangre era la causa de muchos trastornos corporales y fiebre.
III. Platelmintos
95. Parece que tiene la solitaria.
Este animal vive como endoparásito en el intestino, las personas parasitadas por el platelminto tenían un aspecto delgado y por más que comiesen no alcanzaban el estado de buena nutrición.
96. Contra la solitaria, simiente de calabaza.
Este es un remedio de medicina popular.
IV. Nematodos
97. Picor en las narices, en las tripas lombrices.
98. Cuando tus hijos se rascan la nariz, es porque tienen lombriz.
La lombriz es un endoparásito intestinal, estos refranes delatan una manera de diagnosticar o reconocer este parasitismo en niños.
99. Parecer una lombriz.
Algo diminuto, insignificante.
100. Todo lo aplica al ojo, embargo o lombrices.
La expresión se halla en "El Donado hablador Alonso, mozo de muchos amos", refiere a la ligereza en los diagnósticos de este tipo de afecciones con el solo recurso de la mirada.
V. Cnidiarios
101. Fino como el coral.
102. Más fino que un coral.
Expresan la apreciación a la formación marina, utilizada en joyería, proveniente del resto endurecido de este animal sésil, otrora considerada una "piedra preciosa" sin más (vide Etimologías de S. Isidoro y el Tesoro de la lengua Castellana o Española de Sebastián de Covarrubias).
VI. Poríferos
103. La esponja, apretada, restituye el agua.
104. Chupar como, o mas que, una esponja.
105. Por ensanchar y encoger, sabe la esponja beber y llover.
106. Por ensanchar y por estrechar, vemos la esponja beber y llorar.
Estos refranes hacen referencia al flujo continuo de agua que entra y sale por el cuerpo poroso de este animal acuático sésil, aunque aquí está provocado de modo mecánico.
-------------------
BIBLIOGRAFÍA
Los refranes aquí comentados proceden de los siguientes repertorios, diccionarios y obras literarias:
a) Repertorios
Bergua, J. 1988. El refranero español. Clásicos Bergua. Colección "Tesoro literario", n° 28. Madrid
Castillo de Lucas, A. 1936. Refranes de Medicina. Madrid
Cobos López de Baños, I. 1989. El refranero y dichos del campo de todas las lenguas de España. Madrid
Correas, G. de 1992. Vocabulario de refranes y frases proverbiales. Visor Libros, Madrid.
Fernán Caballero, 1912. El refranero del campo y poesías populares. Madrid
Fernández, Mauro.1994. Diccionario de refranes. Alderabán Ediciones. Madrid.
Iribarren, J. M. y Ollaquindia, R. 1983. Refranero navarro. Pamplona
Jaime Gómez, J. de y Jaime Loren, J. M. de. 1996. Paremiología aragonesa. Refranero aragonés. Calamocha (Teruel)
Jaime Gómez, J. de y Jaime Loren, J. M. de. 2001. Paremiología medica española. Calamocha (Teruel)
Martínez Kleiser, L.1953. Refranero general ideológico español. Madrid
Rodríguez Marín. 1934. Los 6.666 refranes de mi última rebusca. Madrid
Rodríguez Marín. F. 1926. Los más de 21.000 refranes castellanos. Madrid
Rodríguez Marín. F. 1930. 12.600 refranes más no contenidos en la colección del Maestro Gonzalo de Correas ni en "Los mas de 21.000 refranes castellanos". Madrid
Rodríguez Marín. F. 1941. Todavía 10.700 refranes más. Madrid
Sbarbi J. M. 1943. Gran diccionario de refranes de la lengua española. Buenos Aires.
Sbarbi J. M. 1980. El florilegio o ramillete alfabético de refranes y modismos Madrid.
Sbarbi J. M. 1922. Diccionario de refranes, adagios, proverbios, modismos, locuciones y frases proverbiales de la lengua española. 2 vol. Madrid
b) Obras literarias:
El Donado hablador Alonso, mozo de muchos amos de J. Alcalá Yánez. La Novela Picaresca Española. Aguilar. Madrid, 1946
Guzmán de Alfarache. Mateo Alemán. Cátedra, 2 vols. Madrid.
La Vida de don Gregorio Guadaña de Antonio Enríquez Gómez. La Novela Picaresca Española. Aguilar. Madrid, 1946
La vida y hechos de Estebanillo González. La Novela Picaresca Española. Aguilar. Madrid, 1946
La Pícara Justina. Francisco López de Úbeda. Editora Nacional, 2 vols. Madrid.
Novela y coloquio que pasó entre "Cipión y Berganza" de Miguel de Cervantes. La Novela Picaresca Española. Aguilar. Madrid, 1946
El Diablo Cojuelo por Luís Vélez de Guevara. La Novela Picaresca Española. Aguilar. Madrid, 1946
c) Otra bibliografía
Bodenheimer, F. S. 1960. Animal and man in bible lands. E. J. Brill. Lieden.
Covarrubias, Sebastián de. 1611. Tesoro de la Lengua Castellana o Española. Edic. de Martín de Riquer. Barcelona, 1943
Rodríguez Marín, F. 1895. De los refranes en general y en particular de los españoles. Discurso leído ante la Real Academia Sevillana de Buenas Letras el 8 de septiembre de 1895. Sevilla.
Rolland, E. 1881. Faun Populaire de la France. Tome III. Paris.
Ruperto de Nola 1525. Libro de guisados, manjares y potajes, intitulado Libro de Cocina de Ruperto de Nola. (Facsímile de la edición de Logroño, Diego Pérez Dávila, 1525.) Madrid, 1969.
San Isidoro de Sevilla. Etimologías, 2 vols. B.A.E. Madrid, 1983.
Santiago Alvarez, C. 2006. Refranes de tema entomológico. Revista de Folklore 26 b: 158-169
Santiago Alvarez, C. 2010. Refranes de tema entomológico (y II). Revista de Folklore. Anuario 2010. pp: 91- 116