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PARA EMPEZAR
Gran parte de la canción tradicional y popular posee un núcleo duro de mensajes o líneas de pensamiento (Díaz Roig 1976), que en el tema de las relaciones de género y la educación tradicional, entre otros temas, suelen mantener una postura sexista y autoritaria, cuando no violenta (Fernández Poncela 2002a), y en la canción infantil también se presenta (Fernández Poncela 2005). Sin embargo, y como todo en la vida, las mujeres también tienen sus espacios y tiempos, sus poderes; lo mismo, al parecer que la infancia y su mirada hacia la educación.
Entre la banda ancha de los mensajes mencionados existe una fina línea en donde hay algunos que en boca de mujeres desconoce o subvierten el orden social establecido por la cultura hegemónica en cuanto a las relaciones entre los géneros y el deber ser femenino, y existen otros que en labios de niños y niñas presentan una mirada poco menos que crítica a las formas de educar y de cómo deben expresarse como infantes. Y es que la población femenina tiene también su propia voz y la usa (Juliano 1997), lo mismo que la visión de la infancia aparece aquí activa y con espacios para expresarse.
En este artículo se pasará revista a estas excepciones existentes, subrayamos ambos términos: excepcionesy existentes.Y para ello nos centraremos en la canción tradicional infantil de España y México.
PARA CONTINUAR
Se ha detectado un pequeño grupo de letras, o mensajes en las letras, que se sale de la generalidad, y por lo tanto del deber ser del discurso del modelo hegemónico cultural que impregna y recorre las canciones tradicionales infantiles. Las hemos denominado subversivas. Si bien, también podrían ser calificadas de ambiguas, o con ciertos tintes de resistencia, todo lo cual tiene que ver con ciertas características de la cultura popular y del folklore oral tradicional (Lombardi Satriani 1978). Pero y también con las grietas que en el sistema encuentran los sectores subordinados (Scott 2000) y en este caso la población femenina (Juliano 1997) y la población infantil.
Esto es, la cultura popular no es ni conservadora ni de avanzada per se,forma parte del orden social establecido pero también, y por el hecho de ser popular y viva puede desarrollar ciertas formas de heterodoxia de creación popular que invitan a la contestación o en todo caso gozan de cierta libertad. Esto mismo se puede comprobar en cuentos y leyendas (Fernández Poncela 2000), y en algunas letras de canciones. Si bien y aunque al contrario de los relatos orales, las canciones acaban bajo la censura directa o indirecta del poder cuando éstas se envasan como producto discográfico comercial y por ello tienen menos posibilidad de digresión y una mayor uniformización (Fernández Poncela 2002a) que otros exponentes del folklore que viven más libres en la oralidad popular como los refranes, por ejemplo (Fernández Poncela 2002b), o como decíamos, las narraciones tradicionales (Fernández Poncela 2000).
“Al pasar la barca,
me dijo el barquero:
las niñas bonitas
no pagan dinero.
Al volver la barca,
me volvió a decir:
las niñas bonitas
no pagan aquí.
Yo no soy bonita,
ni lo quiero ser.
Las niñas bonitas
Se echan a perder.
Como soy tan fea,
yo lo pagaré.
Arriba la barca
se Santa Isabel”.
(Al pasar la barca,canción de comba, España) “Al pasar la barca”, canción infantil española, es un ejemplo de subversión, la niña que responde en el juego-canción insiste en pagar el pasaje de la barca y se autodefine fea. Añade que las bonitas se echan a perder, consideración muy arraigada en la oralidad popular (Fernández Poncela 2002b).
Entre otras cosas, encontramos que por ejemplo, las burlas e ironías de las esposas hacia los maridos –notables en el refranero popular– aparecen en alguna ocasión en estas canciones, mostrando que las mujeres no sólo tienen cosas que decir, sino que las dicen en determinados espacios y condiciones concretas. No son tan sumisas como las pintan o dicen deben ser, sólo se adaptan a las circunstancias en cada momento. Se trata de un guiño burlesco entre mujeres, que constata la posibilidad de transgredir la sumisión, toda vez que muestra la habilidad lingüística y comunicativa de la población femenina (Buxó 1988).
“Mi vecina lleva luto
porque se le murió el gato
y a su esposo va diciendo
que lo negro es más barato”.
(Muriéndose de risa,canción, España)
“Me casé con un enano
solamente por reír, por reír,
le puse la cama alta
y no se pudo subir.
Al subir las escaleras
una pulga le picó,
la cogió por las orejas,
la tiró por el balcón.
¡Pobrecita aquella pulga!
¡Menuda muerte llevó!”
(Me casé,canción, España)
Como se observa en las dos canciones anteriores hay ironía y burla de parte de la esposa hacia el esposo, como por otra parte da cuenta el refranero popular (Fernández Poncela 2002b). En ambos casos, reiteramos, se trata de mensajes numéricamente minoritarios.
También en algún momento se valora en las mujeres el conocimiento, pero no es lo más común en este tipo de canciones, ni en la cultura popular, ni en la vida cotidiana general, a excepción quizás de en últimas fechas. Como ya se vio en alguna melodía anterior y se observa en la que sigue.
“Alfonso XII se quiere casar
con una mujer que sepa leer,
que sepa escribir,
que sepa la tabla de dividir”.
(Allá en La Habana,canción de comba, España)
Otra historia subversiva es La ranita guapa y el sapo feoen México, que además de dejar claro que una es bella y el otro todo lo contrario, según los cánones –también tradicionales– físicos de las diferencias entre los dos sexos, añade la negativa de la rana a contraer matrimonio con el sapo ante la petición de éste. Cosa ésta ya no tan usual según la tradición oral popular en general, pues un matrimonio se puede prohibir e impedir por voluntad paterna, pero nunca por la negativa explícita de la mujer sobre la cual un hombre se ha fijado y si no que se lo digan a Juanita Alvarado o Rosita Alvírez (2) (Fernández Poncela 2002a). Y también, a alguna leyenda que señala el ostracismo social y la locura personal de la muchacha que “dijo no ante el altar” (Fernández Poncela 2000), para no extendernos con el imaginario social sobre las solteronas que los refranes recogen y reproducen a cabalidad (Fernández Poncela 2002b).
“Dijo al sapo la rana:
– Gordinflón majadero,
antes que irme contigo,
solterita me quedo”.
(La ranita guapa y el sapo feo,canción, México)
La poliginia es típica de soldados y marineros en estas canciones, escudados en su nómada profesión, o por el simple hecho de ser hombres. Aquí observamos cómo las niñas también pueden ejercer la poliandria en las letras de las canciones, aunque sea una excepción encontrar un mensaje en este sentido, y aunque sea también en sentido imaginario y en cierto tono humorístico. El caso es que haberlas, hailas, las excepciones.
“Niña si te preguntan
si tienes novio, ay, ay,
si tienes novio.
Responde sin vergüenza,
yo tengo cuatro, ay, ay,
yo tengo cuatro.
El primero es confitero...
El segundo es boticario...
El tercero es comerciante...
El cuarto es Amadeo...”.
(En el balcón de palacio,canción, España)
Una canción española Han puesto una librería, con una variada letra donde aparece el amor y la elección de pareja y que en una versión mexicana –que únicamente se parece en el tema y en la primera estrofa–, se concretan unos mensajes un tanto especiales por su singularidad. Una misma frase con dos significados: las mujeres son benditas por fiarse de los hombres, o las mujeres son tontas por creer en ellos y acaban siendo benditas. Dando a entender, por una parte su bondad infinita, y por otra, su tontería inocente, al fiarse o confiar en el sexo masculino. Ambigüedad y polisemia típica de la cultura popular, ingenio y juego de palabras, advertencia o consejo, el caso es que ahí está la canción con su mensaje a descifrar.
“De la ramita más alta
e cayó una golondrina;
por el pico echaba sangre
y por las alas decía:
Bendita son las mujeres
que de los hombres se fían”.
(Hoy puse una librería,canción, México)
Pero, la subversión va más allá de lo que tiene que ver con cómo se muestran en las letras infantiles las relaciones hombre–mujer. Hay algunas que se ciñen a los actores y actrices que las interpretan: niños y niñas. O por lo menos, algunas de las versiones más populares y apócrifas, como la negativa a estudiar, la rebeldía ante la educación formal, la escolarización, y seguramente ciertos métodos y enfoques de enseñanza–aprendizaje de marcado carácter tradicional que persisten en las canciones por inercia y también, a veces, en la realidad educativa de la vida misma.
“A la víbora, víbora
de la mar, de la mar,
los maestros a volar,
las materias no nos gustan,
no queremos estudiar,
estudiar, estudiar,
y la escuela a volar”.
(A la víbora de la mar,canción, México)
En este caso particular de A la víbora de la mar, se trata de una reelaboración anónima y popular, que está hecha desde la propia voz infantil, desde su pensamiento, sentimiento, y desde su interior. Como vemos, lo popular puede transgredir fácilmente el orden social, sólo es cuestión de proponérselo, claro está, esta canción cuando entra en la órbita de la industria discográfica no recogerá esta versión apócrifa, será otra la elegida.
“Matemáticas, ciencias sociales
se acaba la paciencia
¿verdad que sí? Sí
¿Verdad que no? No
¿Verdad que tú te quiere salir de aquí? Sí”.
(Matemáticas, la ciencia,canción, México)
Frente a esta fuente de libertad y rechazo de la educación autoritaria, violenta y tradicional se levanta la canción más oficial, que por supuesto, no podría faltar en este “deber ser” infantil y por antonomasia en el modelo hegemónico cultural en cada contexto histórico, y en la actualidad parcial o totalmente vigente en algunos lugares todavía.
“Nuestros deberes,
niños cumplamos,
con entusiasmo
y con buena fe.
Si estos momentos
no aprovechamos,
el tiempo ido
no ha de volver”.
(Ya la campana,canción, México)
La imagen femenina de locuacidad, también aparece en estas letras, faltaría más. Y es que la habilidad y capacidad verbal femenina es acusada y satanizada en la sociedad en general, y por los hombres en particular, como subraya amplia y profundamente el refranero popular (Fernández Poncela 2002b).
“– Siempre que viene
el padre Andrés,
por escarola
me manda usted.
– Calla, replicona.
– Replico y replicaré,
cuando venga mi amo
todo se lo diré.
– No se lo digas, Teodora,
y te compraré un vestido
de toda moda.
– Más quiero ir
con el culo al aire,
que ser tapadera
de ningún fraile”.
(El fraile, canción, España) “
“...cuando el hombre
se puso a cantar,
vino la mujer
y le hizo callar...
cuando la mujer
se puso a cantar,
ni el mismo diablo la hizo callar”
(Estaba la rana, canción, España)
Siempre que viene el padre Andrés, por escarola me manda usted.
Por otro lado, la burla hacia la jerarquía católica, que también es importante en otro tipo de canción popular como en las coplas, aterriza aquí en la canción infantil, aunado a la inversión de autoridad.
Y quizás entre todas las consideradas diferentes y subversivas destaca La gallinita tontilocaen México. Lo más curioso es que se la cataloga de tonta y loca porque no quiere ejercer los mandatos de su sexo –femenino–, lo mismo que sucede en las leyendas con los personajes femeninos que acaban en un convento o locas, pero no sólo calificadas de ello sino que realmente tienen serios problemas mentales o así se las representa (Fernández Poncela 2000). Aquí el mensaje es más magnánimo y muestra la libertad de elección de una gallina. Parece un relato endulzado, no hay un final terrible, únicamente los adjetivos calificativos de carácter negativo, ya mencionados. Además se argumenta la negativa a realizar las tareas propias de las gallinas, por diversas cuestiones y con cierta justificación. Claro que las mujeres no ponen huevos ni crían polluelos, pero sí sueñan como este entrañable y divertido personaje avícola.
“La gallina Tontiloca,
con ser gallina, gallina,
no era como las otras
que se crían en Castilla.
No quería poner huevos
que acaban en la sartén
ni criar gordos polluelos
para que, poco después,
al ajillo o con tomate,
se los coman a placer...
La gallina Tontiloca
no era como las demás.
La llamaban Tontiloca
por su vicio por soñar”.
(La gallina Tontiloca, canción, México)
Soñar no es bueno, es una locura. Por eso, estas canciones se encargan directa o indirectamente de hacerlo notar y de paso colaboran a encauzar los sueños. La lírica popular invita por supuesto a soñar, pero también da pautas para ello. Y este ejercicio en una edad de desarrollo psicosocial y de formación de nociones sociales, morales, políticas y culturales clave (Delval 1999), es muy, pero que muy importante.
“Ahora que vamos despacio,
vamos a contar mentiras, tralará,
vamos a contar mentiras.
Por el mar corren las liebres,
por el monte las sardinas”.
(Vamos a contar mentiras,canción, España)
PARA FINALIZAR
Si bien estas canciones, constituyen una fina subversión que aparece como excepción en el ancho torrente de la narrativa musical infantil, lo importante es que a pesar de su reducido número existen.
Son muestra de que más allá de una imposición, hay conflictos de intereses, resistencias y ambigüedades, producto de la dialéctica social (Lombardi Satriani 1978; Scott 2000). Así mismo, se puede a ello sumar la diversidad de lecturas posibles según grupos, individuos, regiones geográficas o épocas históricas. El consumo cultural presenta un papel activo ante los textos y el poder de la interpretación y producción de nuevos sentidos. Hay un carácter polisémico en los mensajes y un papel activo en las audiencias frente el poder de las instituciones sociales y los medios de comunicación. Si bien, todo esto ha de tomarse con cierta prevención ya que el público infantil aprende por repetición, propagación o contagio; por su corta edad no posee alternativas; y se da un seguimiento irreflexivo de fórmulas sociales asociadas a los juegos, la diversión, los afectos y sentimientos infantiles, como parte de la educación sentimental que organiza la experiencia de la vida social, un marco interpretativo ante el mundo y un discurso moral del deber ser. Su capacidad de contestación no es grande y su desarrollo de visiones de observar el mundo alternativas a la hegemónica, bastante limitada.
En todo caso podríamos concluir reflexionando cómo “Se producen negociaciones flexibles en función de las demandas de cada contexto concreto y las restricciones más generales impuestas por la sociedad y la cultura. El discurso puede obedecer el poder de un grupo, pero también puede desafiarlo. Es posible cambiar o romper creativamente las normas y las reglas sociales y estas violaciones pueden dar origen a nuevas organizaciones sociales” (van Dijk 2001, p. 46).
Y, hoy por hoy, el mundo y las personas parecen estar cambiando. Pensamientos, sentimientos, actitudes, comportamientos y lenguaje crean y recrean, narraciones y realidades, reproducen o subvierte, acomodan, desacomodan y vuelven a acomodarse. En nuestros días se respira mayor libertad y equidad, tanto en las relaciones intergenéricas como y también en el trato hacia la infancia y la educación en general. Sin embargo, en ocasiones no es difícil encontrar y comprobar como si bien las prácticas socioculturales se transforman, ciertos discursos se mantienen casi intactos, tal vez inercialmente, quizás porque resultan en parte funcionales, a lo mejor porque éstos recorren un camino mientras la sociedad los carga sin percatarse de ellos y camina hacia otra dirección.
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NOTAS (1) Investigadora y profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, México.
(2) Son corridos en los cuales sus protagonistas son muertas a manos de sus pretendientes por negarse a bailar o a casarse con ellos.
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BIBLIOGRAFÍA
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–––, (2002b): “Charlatanas, mentirosas, malvadas y peligrosas. Proveedores, maltratadores, machos y cornudos” Estereotipos y roles de género en el refranero popular,Barcelona, Anthropos.
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