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Grandes guerras se publican / en la tierra y en el mar
2 y al conde Flores le nombran / de capitán general.
Lloraba la condesita, / no dejaba de llorar,
4 que acaban de ser casados / y se tienen que apartar.
-¿Cuántos días, cuántos meses / tendrás qu'estar por allá?
6 -Deja los meses, condesa, / por años debes contar.
Pasan días, pasan meses, / pasan años, pasan más.
8 Un día, estando a la mesa / su padre le empieza 'hablar:
-Nuevas del conde no llegan, / te debes, hija, casar.
10 -Carta en mi corazón tengo / que Don Flores vivo está;
no lo quiera el Dios del cielo / que yo me vuelv'a casar.
12 Licencia pido a mi padre / para el conde ir a buscar.
-Mi licencia tienes, hija, / mi bendición además.
14 Se quita medias de seda, / de lana las fue a calzar,
dejó zapatos de raso, / los puso de cordobán
16 y un brial de seda verde / que valía una ciudad
y encima del brial puso / un hábito de sayal.
18 Cogió el bordón en su mano / y se fue a peregrinar;
pasa ríos, pasa valles, / pasa montes, pasa el mar.
20 Cansada va la romera / que ya no puede andar más,
al bajar una vaguada / un vaquero fue a encontrar.
22 -Vaquerito, vaquerito, / por la Santa Trinidad,
¿de quién llevas tantas vacas? / te quería preguntar.
24 -Del conde Flores, señora, / qu'en aquel castillo está.
-Vaquerito, vaquerito, / por la Santa Trinidad,
26 del conde Flores tu amo / más te quiero preguntar.
-De la guerra llegó rico, / mañana se v'a casar,
28 ya están puestas las gallinas, / ya están amasando el pan.
-Por el camino más corto / me has d'encaminar allá.
30 Allá va la romerita / y a la puerta fue a llamar.
-Dame limosna, buen conde, / por Dios y por caridad.
32 S'echó la mano al bolsillo, / un real de plata le da.
-Para tan grande señor / ¡poca limosna es un real!
34 -Pues pida la romerita / que lo que pida tendrá.
-Yo pido ese anillo de oro / qu'en tu dedo chico está.
36 ¿No me conoces, buen conde? / mira y me conocerás
el brial de seda verde / que me diste al desposar.
38 y al mirarla en aquel traje / se cae el conde p'atrás.
Ni con agua ni con vino / le pueden traer acá
40 si no es con besos muy dulces / que la romera le da.
La novia bajó llorando / al ver al conde mortal:
42 -¡Malhaya la romerita! / ¿quién la trajo par'acá?
-Que no la maldiga nadie / qu'es mi mujer natural,
44 con ella vuelvo a mi tierra, / con Dios, señores, quedad,
que los amores primeros / son muy malos de olvidar.
46 Con Dios se quedó la novia, / vestidita y sin casar
que quien con lo ajeno viste / desnudo suele quedar.
Versión cantada en Valdealvillo
El texto transcrito anteriormente es el de una versión que, de la manera que ya explicaré luego, me fue cantado en Valdealvillo, en la provincia de Soria, sobre el tema conocido como "La condesita" o "La boda estorbada". En este romance se nos cuenta una historia de separación -a causa de una guerra- entre esposos y su posterior reencuentro que se lleva a cabo gracias a la enorme decisión de la condesa. Leyendo el bello romance siempre nos queda la duda de si, en realidad, al conde le ilusionó demasiado la aparición de su esposa o no. ¡Quién sabe!
Es este un romance muy difundido dentro de la tradición oral aunque, tras mis primeros sondeos en la provincia de Soria, no parece que sea en ella de los más populares. Fue "La boda estorbada" el tema escogido por Diego Catalán para estudiar, a través de trescientas versiones, el sistema de variaciones de una composición transmitida oralmente (1). La abundancia de muestras sobre tal asunto resulta, pues, casi abrumadora.
Hay, también, cuentos tradicionales como el de "Blanca-Flor", donde se nos relata la separación de unos esposos y el reconocimiento final entre ambos (2). El romance presenta dos grandes grupos de versiones: un primer tipo, al que pertenece la nuestra, que comienza con la partida del conde; éste recibe diversos nombres (Belarde, Abelardo, Waldo, Flores, Sol, Bernardo, Brillante, Largo, Marcos, Arco, Asón, Raro, Lado, Alejandro, Antores, Osuna, Lara...). Y otro, en el que la historia se ve precedida del romance de "Gerineldo", introducido a veces por el inicio de "El conde Olinos". Menéndez Pidal trazó el mapa romancístico del tema distinguiendo las áreas en que se daban uno y otro tipo de versión (3). La muestra que ya publicamos en el Catálogo Folklórico de la provincia de Valladolid reunía, en la misma composición, el comienzo del romance de "El Conde Olinos", el de "Gerineldo" completo y "La boda estorbada" (4), perteneciendo, pues, a la modalidad denominada "versión doble de la condesita". En este género de versiones hay veces en que se produce la interpolación de unos versos algo desabridos puestos en boca de Gerineldo:
Tengo juramento hecho
que mujer que yo gozara
con la Virgen de la Estrella
de no casarme con ella.
Tales palabras que, generalmente, sirven de puente o enlace entre el romance de "Gerineldo" y el de "La condesita" o "La boda estorbada" podrían provenir de aquellos del romance de "La Galiarda" o "Gallarda" en sus versiones más viejas:
No quiero hazer cavalleros
para mí cosa tan fea,
que es tomar yo por muger
la que tubo por manceba.
De otro lado, quizá estén relacionados con los versos de "El Conde Dirlos", romance también de reencuentro entre esposos:
Juramento he hecho
sobre un libro misale
de jamás quitar las armas
ni con la condesa holgare
puesto que, para algunas investigadores, existe una fuerte conexión entre ambos temas. Se dice, par ejemplo, al principio de la historia de Dirlos; y en los labios de la condesa:
¿Cuántos años, el buen conde,
hacéis cuenta de tardare?
Contestando el conde:
Siete años, la condesa,
todos siete me esperade,
si a los ocho no viniese
a los nueve vos casade (5).
En la versión soriana de Valdealvillo encontramos todos los puntos fundamentales del relato de "La boda estorbada":
1. Se declara una guerra ("Entre Francia y Portugal" o "en la tierra y en el mar", como en nuestra locución sucede).
2. Diálogo entre los condes con referencia o no, según los casos, a los siete años durante los cuales la condesa debe esperar a su esposo.
3. Diálogo, tras alguna alusión -en nuestra versión muy hermosa- al paso del tiempo, de la condesa y su padre.
4. La condesa decide marchar en busca del conde antes de volver a casarse.
5. Encuentro con el vaquero y primera noticia de que el conde aún vive.
6. Enterada de su próxima boda la condesa acude ante el conde para impedirla.
7. Tiene lugar la "anagnórisis", El conde reconoce a su esposa por el anillo, por el brial verde con que ella se casó o por las propias palabras de la supuesta romera. En nuestra versión los tres elementos se conjugan.
8. El conde se desmaya y cuando vuelve en sí ha desaparecido ya su "extraña y sospechosa amnesia matrimonial".
9. Finalmente, conde y condesa se vuelven a su castillo, terminando, por lo general, el romance con una referencia a la "segunda novia" que se queda "vestidita y sin casar".
En la muestra que recogí en Valdealvillo se "ayudaron" dos informantes -una cantando y otra recitando- cuyas versiones no eran del todo coincidentes. Yo he transcrito, fundamentalmente, el texto de quien cantaba el romance si bien las secuencias 38-41 y 44-45 fueron recitadas por la segunda informante que completó "lagunas memorísticas" de la primera. Una decía "Conde Sol" y otra "Conde Flores" siendo ambas denominaciones, como ya dije, de las más frecuentes en la tradición oral para el protagonista de este romance.
En Olvega me cantaron algunos versos sueltos de "La boda estorbada" que son casi idénticos a los que aparecen en una de las versiones sorianas recogidas por Schindler y dicen:
Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad
cuando el conde y la condesa
a misa del gallo van.
y parecidísimos, también, a los que abren un ejemplo que Samuel G. Armistead e Israel J .Katz recopilaron en Yanguas:
Nochebuena y nochebuena,
noche la de Navidad,
cuando el conde y la condesa
a misa de gallo van.
El conde, en esta versión, se llama Don Julián y el reconocimiento se produce cuando la condesita le enseña un collar:
-No lo tengo en pensamiento
ni tampoco en voluntad.
Y para que conozcas,
mira, te puedo enseñar
la collar que tengo en l'arca,
que nos costó una ciudad.
Con este detalle el relato pierde poesía y simbolismo, pues la condesa piensa que su marido reconocerá el collar por lo que le costó conseguirlo. Desaparece la mágica referencia a los anillos o la sentimental mención del traje que llevaba el día de la boda que encontramos en otras muestras.
El final se caracteriza, igualmente, por su prosaísmo casi malsonante. La propia informante advirtió a los recopiladores: "Pero esto es feo ahora". Así lo señalan ellos en nota y, en efecto, la alusión casi satírica a la nueva novia que se queda "para vestir santos" -valga la frase popular- adquiere aquí un tono vulgar y desagradable. El conde cierra el relato con estas palabras:
-No siento más que ya tengo
a la hija del cardenal
preñada de siete meses,
de siete meses y más (6).
En otras versiones se habla, también, de la hija del cardenal pero pocas se encuentran tan crudas y brutales en los versos últimos. Desconozco cuál sería el desenlace de la muestra incompleta que me comunicaron en Olvega. A pesar de mis esfuerzos la persona que me cantaba no salía del exordio y preferí no inducirla en exceso con textos que yo podía aportarle, pues ello, a veces manipula y vicia la encuesta.
Mi informante, tras ese comienzo, sólo recordaba las palabras del vaquero a la condesa:
Ya está matada la carne
y ya está amasadito el pan...
Schindler, además del ejemplo comentado que coincide con nuestro inicio y que él recopiló en San Pedro Manrique, transcribe una muestra de San Leonardo que empieza:
Triste estaba la condesa
triste y harta de llorar...
Otra de la Vega de Yanguas con el principio:
Don Bernardo ya camina,
Don Bernardo ya se va...
y una última de Arbujuelo con el exordio de Olinos, si bien en una rima no usual:
La mañana de San Juan,
una mañana temprano,
se levanta el conde Buz
a darle agua a su caballo (7).
Es curioso que, a pesar de su gran difusión dentro de la tradición oral moderna, no exista ninguna versión antigua fijada por escrito del romance de "La boda estorbada", ¿Quizá por ser una derivación del romance de "El Conde Dirlos" del que existen vestigios en la tradición de los judíos de Oriente? Aunque el asunto que se trata en el romance de Dirlos sea el contrario, el conde impide la boda de su esposa con otro caballero, el fondo del tema y muchos otros aspectos resultan muy semejantes. En la opinión de Alvaro Galmés tales relatos se hallan relacionados con la antigua canción de gesta de "Horn et Rimel" (publicada por Francisque Michel en 1845) en donde se nos narra una historia bastante afín a la resultante del romance de "Gerineldo" y "La boda estropeada": la hija de Hunlaf, rey de Bretaña, requiere de amores a un paje; éste marchará a la guerra y, en lejanas tierras adquirirá un compromiso matrimonial que, finalmente, será roto. Galmés piensa, incluso que el título de "Horn Rimmald" que la gesta recibe en algunas versiones inglesas y que funde los nombres de los dos protagonistas podría haber originado el de "Gerineldo", principal actor en la "versión doble" del romance español de "La boda estorbada". Horn, como la condesita de la narración hispana, se disfraza de peregrino e impide, introduciéndose en el banquete de bodas, el inminente matrimonio de Rimel, Ella le reconoce por el anillo que se habían entregado como prenda (8).
La teoría expuesta es muy atractiva pero, en mi parecer, la "doble versión" del romance se compone de creaciones que se desarrollaron de forma independiente y que luego fueron refundidas en el tipo de muestra que ya hemos comentado. Así se deduce de:
a).La existencia de "Gerineldo" y "La boda estorbada" como romances simples y plenos de sentido en sí mismos.
b) Las inconexiones que las "versiones dobles" presentan: lagunas en el relato, inconsecuencias y rima diversa; a veces, hasta distintos nombres para el protagonista dentro de una sola versión.
Por todo ello puede decirse que la "versión doble" no dio lugar a los romances de "Gerineldo" y "La boda estorbada" sino que, por el contrario, aquélla proviene de una refundición posterior cuyas motivaciones son difíciles de aclarar. ¿Quizá pervivía la vaga memoria de un relato en que se fundían historias semejantes? ¿Quizá existió una amplia "saga" de la que se desgajaron romances como los dos que he mencionado?
De cualquier modo, hoy, la narración que nos cuenta la separación y feliz reencuentro entre conde y condesa continúa siendo una de las más populares y cantadas de la tradición oral. Un viejo asunto, en suma, que aún conmueve e interesa.
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(1) D. CATALAN: "Análisis electrónico del mecanismo reproductivo en un sistema abierto: El modelo Romancero", Revista de la Universidad Complutense, 1976, págs. 55-57.
(2) El cuento figura en las colecciones de AURELIO M. ESPINOSA y L. CORTES VAZQUEZ.
(3) R. MENENDEZ PIDAL: Estudios sobre el Romancero, págs. 223-323.
(4) L. DIAZ VIANA, J. DIAZ y J. D. VAL: Catálogo Folklórico de la provincia de Valladolid, vol. I, págs. 50-64.
(5) Transcribo estos versos de la obra de A. DURAN : Romancero General, Biblioteca de Autores Españoles, vols. X y XVI, Madrid, 1882. "El Conde Dirlos" está catalogado con el nº 354.
(6) S. G. ARMISTEAD e I. J. KATZ: "El romancero tradicional en la provincia de Soria", Celtiberia, nº 58, Soria, 1979, págs. 166-167.
(7) K. SCHINDLER: Música y poesía popular de España y Portugal. New York, Hispanic Institute, 1941, págs. 46-50 (nº 1 de Romances y relaciones).
(8) A. GALMES y otros : El Romancero oral, Sem. Menéndez Pidal, Madrid, 1971, pág. 123.