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A mi mujer Emilia, a mis cuñados Mercedes Gutiérrez y Luís Rodríguez, y a José Córdoba, a quienes debo la mayor parte de la información aquí contenida.
A la salida de Coria, camino de Moraleja, nace a la derecha una carretera que, tras atravesar Calzadilla, nos lleva a Guijo de Coria –o Guijo Grande–, localidad situada sobre una pequeña colina a 444 metros de altitud. El terreno –de naturaleza arcillosa– es fértil, aunque la emigración y la falta de nacimientos ha hecho que la mayor parte de sus tierras permanezcan incultas. Sólo el olivar y la vid –sus vinos de pitarra gozan de gran predicamento en los lugares comarcanos– y una mediana cabaña ganadera sirven de medio de vida a los pocos matrimonios jóvenes del pueblo y a una población cada vez más envejecida.
Hasta hace poco se creía que tanto Guijo de Coria, como Guijo de Galisteo o Guijo de Santa Bárbara tomaban su nombre –el calificativo advertía la cabecera a la que cada uno pertenecía– de las piedras terminales o mojones que marcaban los límites que separaban los nueve pueblos del condado de Galisteo de los pertenecientes a Coria y Granadilla. Investigadores modernos –empero– dan al sustantivo Guijo el significado de lugar elevado, abierto a todos los vientos.
El monumento principal del Guijo es su iglesia parroquial, realizada en su mayor parte durante el siglo XVI por el arquitecto Pedro de Ibarra, Maestro Mayor del Obispado y de la Orden de Alcántara, aunque en el Archivo Diocesano hay constancia de obras llevadas a cabo en la centuria anterior. La bóveda es de crucería y todas las claves van adornadas con mártires, apóstoles, etc. Tiene un hermoso retablo recientemente remozado, que –según el Doctor D. Francisco Javier García Mogollón– es uno de los más representativos del siglo XVII cacereño, encargado por el párroco D. Pedro Alvarez de Estrada en 1626. Consta de tres cuerpos y doce esculturas, correspondientes a los apóstoles, dos altorrelieves en el centro con el misterio de la Asunción y San Esteban, patrón del pueblo. Rematan el conjunto una talla del crucificado y dos ángeles. A cada lado de los altorrelieves centrales hay una serie de cuadros que representan –en la parte baja– la Santa Cena y la Oración en el Huerto; en el centro, el martirio y glorificación de San Esteban, y en el tercer cuerpo el nacimiento de la Virgen y la Anunciación. El conjunto es obra del ensamblador Diego Basoco, del escultor Agustín Castaño y del pintor y dorador placentino Pedro de Córdoba. La torre–campanario –de treinta y tres metros de altura – se construyó en 1536, siendo párroco don Gregorio Cepeda, pariente de Santa Teresa.
En las proximidades del pueblo hay dos ermitas: La del Cristo del Valle o del Humilladero –de estilo popular, probablemente del siglo XV, o anterior – y la de Santa María de la Consolación, del siglo XV, restaurada en el siglo XVIII y arruinada en 1915, quedando de ella hasta hace muy pocos años solamente la fachada principal, y que fue reconstruida por el Ayuntamiento en el año 2000, aunque cualquier parecido con el original queda descartado, si nos atenemos a la descripción que de ella hace el párroco D. Serapio Campos Gutiérrez en una crónica parroquial que en 1915 envió a la revista Guadalupe. En ella se venera la imagen de Santa María de la Consolación, y alberga –igualmente– las de San Isidro, Sta. Teresa, San Antón y San Sebastián. Otras ermitas hoy desaparecidas fueron la de San Sebastián –ubicada en el lugar que hoy ocupa el cementerio–; la de San Bartolomé –que debió alzarse en el alto conocido como del Campete, y la de San Antonio Abad. De ella se sabe que fue erigida entre los años 1570 y 1571 y que allí acudían los vecinos una vez al año en romería. Fue cerrada a finales del siglo XVIII o principios del XIX por su mal estado y por servir de refugio a maleantes, y su imagen trasladada al templo parroquial.
Como fiestas locales deben citarse las de San Blas, San Juan Bautista, San Esteban y la de los Ofertorios, fiestas que excepto ésta última han ido perdiendo la prestancia y solemnidad de otros tiempos como consecuencia de la pérdida poblacional que ha sufrido Guijo.
La festividad de San Blas –3 de febrero– se caracteriza por una misa solemne y una procesión que recorre las principales calles del pueblo, acompañada por música de tamboril y el sonar de cohetes. Los gastos corren a cargo del mayordomo que ese año sirve al santo de Sebaste. Terminada la procesión, y ante la puerta oeste de la Parroquia, tiene lugar la puja, en que las personas que deben algún favor al santo licitan por los cuatro brazos de las andas para introducir la imagen de nuevo en la iglesia. El día 4 se conoce como día de San Blas el Chico.
A San Juan Bautista se festeja los días 24 y 25 de junio. Los actos –misa, procesión y vino de honor– son sufragados por el Ayuntamiento. Durante la misa y la procesión –al igual que en la festividad de San Blas– se entonan cantos alusivos al santo, y se acompaña la imagen con música de tamboril y tronar de cohetes. Por la tarde había corridas de toros y capeas. Hoy este evento ha pasado a las fiestas de agosto.
San Esteban –patrón del pueblo– tiene su onomástica el día 26 de diciembre. Como en los casos anteriores, la misa, la procesión, el tamboril y los cohetes forman parte de los festejos. Como curiosidad, cabe destacarse el hecho de que los mozos –a las doce de la noche, comienzo del día 26– suben a la torre–campanario y hacen sonar las campanas, advirtiendo al vecindario que el día del patrón ha llegado. O que al finalizar la misa –cuando el sacerdote despide a los feligreses con el conocido Podéis ir en paz– un vecino del pueblo grita: ¡Viva San Esteban! Que es coreado por los presentes.
Por último está la fiesta de Los Ofertorios. Antiguamente estos Ofertorios se celebraban el primer domingo de septiembre –el de la Virgen del Rosario– y el tercero, el del Sagrado Corazón de Jesús. Posteriormente –y debido a la emigración guijeña a diversos lugares del País Vasco y Cataluña y a la recién instituida Fiesta del Emigrante pasaron a celebrarse el de la Virgen el 15 de agosto –aunque en Guijo ese día ya era festivo– y el del Sagrado Corazón el domingo más próximo a esa fecha, al objeto de que los anderos pudieran asistir a la celebración. Reciben el nombre de anderos los jóvenes de ambos sexos que cumplen 21 años y que van a servir a la Virgen y al Corazón de Jesús con sus regalos (cálices, sotanas, casullas, …), hechos en tiempos pasados de forma individual, según la posibilidad de cada uno, y en la actualidad en forma común, aunque también se den casos de algunos que desean hacerlo de forma personal. Por la mañana, después de la procesión, los anderos recorren junto con el sacerdote y el tamborilero las calles del pueblo pidiendo la maná: dinero, trigo, garbanzos… según lo que cada cual buenamente pueda dar. Por la tarde, después de rezar el rosario y tras una procesión más corta que la matutina, tienen lugar las ofrendas de la maná y de los regalos a la imagen correspondiente, según el día, para terminar con el baile del tirurí –o del tálamo–, amenizado por el tamborilero. En este baile, los anderos comienzan bailando entre sí, mas si alguien –familiar o no– quiere participar en la danza puede requerir un baile al andero o andera de su elección, previo pago de una cantidad en metálico indeterminada y personal, que deposita en un cesto colocado a los pies de la imagen ante la cual se celebra el baile. En un principio, la imagen volvía a la iglesia una vez finalizadas las ofrendas y el tirurí se bailaba en el atrio de la misma. Actualmente, se danza en presencia de la imagen en la plaza del Piloto Aviador Vicente Rodríguez Gañán, frontera al templo parroquial. Aunque el actual párroco de la localidad presumiblemente vuelva a la costumbre de antaño.
En mi opinión los Ofertorios son el elemento unificador de dos costumbres antiguas diferentes. La primera –la petición de la maná por parte de los anderos– guarda relación con las Kalendae Martinae, en las que los jóvenes de la antigua Roma salían por las calles de la capital imperial en cuestación y anunciando el comienzo del nuevo año, que estaba dedicado a Jano, dios que en épocas remotas se había relacionado con la agricultura. Igualmente las ofrendas se presentaban ante el dios agrícola en señal de agradecimiento por la buena cosecha o en demanda de mejores perspectivas para el año que comenzaba. En Guijo los Ofertorios tenían lugar en septiembre, mes en que tradicionalmente se acababan las faenas del campo y era momento de agradecer a la divinidad los beneficios recibidos, y la fecha más propicia para celebrar los matrimonios, pues no había a la vista ningún trabajo campestre que interfiriera o retrasara tales uniones. El baile del tirurí o del tálamo –recuérdese que tálamo (del latín talamus y éste del griego talamos) era tanto el lugar preeminente donde los novios celebraban sus bodas y recibían los parabienes como la cama de los desposados y el lecho nupcial –trae a las mentes las danzas rituales que acostumbraban a celebrarse durante los esponsales de la antigua Roma, bailes que se acompañaban de panderos, pífanos y otros instrumentos músicos…
Los Carnavales y los Jueves de Comadres son fiestas hoy perdidas o con muy poca relevancia los primeros.
Guijo atesora también una importante lírica popular que fue recogida en su día por D. Manuel García–Matos en su Cancionero popular de la provincia de Cáceres.
Una ilustre hija de Guijo fue María de Jesús –conocida como La Sabia de Coria o como la Santa del Guijo– escritora mística y religiosa muy virtuosa. Nació el 27 de marzo de 1616. Sus padres fueron Pedro Ruano y Ana Gutiérrez. Ya siendo muy joven –tenía 13 años– tomó los hábitos de la Orden Tercera de San Francisco, influenciada por el espíritu religioso que extendieron por la zona los hermanos franciscanos del convento de Coria. Más tarde –por inspiración divina – recibió el encargo de fundar un convento de carmelitas reformadas en Guijo, basado en la pobreza más extrema y la más estricta observancia carmelita. El día 3 de septiembre de 1643 –acompañada de su confesor D. Pedro de Estrada– salió hacia Madrid con intención de obtener licencia para tal fundación. Es recibida por Felipe IV, que le aprueba su proyecto. Sin embargo, el obispo de Coria –Don Pedro de Urbina– le niega su licencia. Toda la vida de esta guijeña estuvo presidida por una gran humildad y entrega a los demás. Incluso se le atribuyen numerosos milagros, entre los que se encuentran una pesca milagrosa al pasar el Tajo, de vuelta de la Corte, el amansamiento de un toro bravo que se había escapado por las calles de la localidad y que cayó rendido a sus pies, o el infundir temor a una partida portuguesa infiltrada en territorio extremeño –llegaron hasta Pozuelo de Zarzón, pueblo que saquearon durante la guerra de la independencia del vecino país– haciéndole creer que el pueblo estaba bien pertrechado, y otros que sería prolijo enumerar.
Los dictados tópicos –que García Plata calificó de geografía popular, Ramón y Fernández de Oxea de dichos referentes a pueblos y a gentes y yo de manifestaciones sociopopulares unificadoras frente a los otros– tenían en Guijo ese claro matiz afianzador de lo propio, de ahí que sus escasos dictados tópicos –como los de cualquier otro pueblo– se centrasen:
a) En exaltar las bondades y características de la propia localidad:
Tres cosas tiene el Guijo
que no las tiene Plasencia:
la laguna, las eras
y el retablo de la iglesia.
Guijo de Coria bonito,
más bonito vas a ser
con la carretera nueva
y el puente que van a hacer.
b) Las cualidades de las guijeñas:
Guijo de Coria bonito,
bien te puedes alabar,
que tienes mejores mozas
que Coria con ser ciudad.
Buenas mozas tiene Coria,
mejor las tiene Casillas…
Para cantar y bailar
las del Guijo y Calzadilla.
Dentro de los rimados populares de Guijo está éste, lleno de esa picardía sexual que suele caracterizar las composiciones campesinas de nuestros ancestros:
Mañana domingo
se casa Perico
con una muchacha.
Le abre la racha,
le mete el canuto…
¡Ay!, ¡qué muchacho
tan bruto!
O este otro, que se utilizaba como canción de corro:
Teresa, la Marquesa,
¡tipití, tipitesa!
tenía una corona,
¡tipití, tipitona!
con cuatro monaguillos,
¡tipití, tipitillo!
el cura y el sacristán,
¡tipití, tipitán!
Uno de los juegos antiguos –hoy olvidado por los jóvenes guijeños– era el conocido como De tablin
de tablón. Para ejecutarlo, se ponían dos jugadoras (1) una de espaldas a la otra. Ésta, mientras golpeaba la espalda de la primera, iba diciendo:
De tablín de tablón
de las barbas de un lechón.
Dime cuántos dedos
tienes en tu corazón.
¿Qué es?: Cuchillo,
campana o tijera.
Una vez que terminaba la recitación, la chica que la había dicho extendía el dedo índice –cuchillo –, ponía todos los dedos formando una campana –campana– o extendía el índice y el corazón formando una uve –tijera–. Si la chica que estaba de espaldas decía tijera y la otra había indicado tijera con sus dedos, se cambiaban y comenzaba de nuevo el juego. En caso contrario, seguía la recitación hasta que la primera adivinaba el símbolo que la otra había sacado.
Eran muchos los recursos pedagógicos que los maestros de antaño solían utilizar para que sus alumnos memorizasen determinados conceptos escabrosos o no. Una de estas retahílas geográficas no exenta de cierta originalidad poética, era ésta:
Mi patria se llama España,
mi capital es Madrid,
mi provincia la de Cáceres
y Guijo donde nací.
(Estribillo)
La zarzita mora
que en el campo
se regaba sola,
sola se regaba
con el agua
que Dios le mandaba.
Miprovincia es la de Cáceres,
limita con otras varias,
que son Ávila y Toledo,
Badajoz y Salamanca.
(Al estribillo)
Fue el ilustre paremiólogo andaluz D. Francisco Rodríguez Marín quien dijo que España era por antonomasia la tierra de los refranes. Y esto es algo que parece evidente, pues ninguna otra lengua moderna puede compararse con la española en lo que a refranes y sentencias populares se refiere. El refrán nace de la experiencia, de una experiencia personal en un momento determinado. Es una chispa que salta sin pensarlo, como por arte de magia… Sólo que si esa experiencia no es aceptada y repetida acaba en la papelera de la memoria. O ni eso. Pero no es cuestión de hacer aquí y ahora un estudio analítico del refrán, de su origen y evolución, de las fuentes donde nace…, sino de dar a conocer la paremiología guijeña. Algunos refranes o dichos son semejantes o variantes de otros conocidos, pero los hay que son propios, autóctonos de la localidad. De uno de ellos –de un aforismo, más bien–, incluso se conserva el nombre de la persona que por primera vez tuvo la donosura de pronunciarlo. Ya se verá en su momento.
A costa de Juan Pandero. Vivir del cuento
Al agua y a la lumbre, lo que le dan consume. Hace referencia a la voracidad y violencia de ambas, cuando su fuerza se desata de modo incontrolado.
¡Anda p’allá! Forma expresiva para decir a alguien que le deje en paz, que deje de molestarle. También puede emplearse –aunque con menor frecuencia– como manifestación de duda ante algo que se dice.
Antes de que venga el cura, que venga el alcalde. Antepone la defensa o la integridad personal ante cualquier eventualidad que pueda presentarse.
Barriga movida, al año parida. Movida, en este refrán, hace referencia a un aborto, circunstancia que se considera significativa de posible fecundidad femenina y una gran probabilidad de quedar embarazada de nuevo. Este refrán se completa con otro: Mujer movida, pronto preñada o nunca parida.
Buena o mala, tuerta o ciega, qué más da. Manifiesta indiferencia ante un dicho o un hecho.
¡Buen burro hemos comprado! Dicho que hace referencia a la decepción que se sufre cuando se han puesto favorables expectativas en determinado asunto.
Cada perro aguante sus pulgas. Recomienda que cada cual ha de hacer frente a sus propios problemas o dificultades.
¡Cállate, que chispea! Advierte sobre la conveniencia de no dirigirse de palabra o de obra a alguien que está enfadado o muestra mal humor.
Chivo que no berrea, no mama. Denota que para conseguir una cosa conviene pretenderla y hasta pedirla importunamente. Si lo que se quiere no se pide, no se logra.
Comida caliente da gusto a toa la gente. Porque si se quiere caliente, ya está a su gusto; si se quiere fría, basta con esperar a que se enfríe.
Corto de culera, largo de rabera. Señala la relación inversa que existe en el hombre entre la escasez de posaderas y la abundancia del miembro viril.
Cuando no tengo lomo, tocino como. Recomienda conformarse con lo que se tiene.
Cuanto más viejo, más pellejo. Hace referencia a las manías y costumbres de las personas mayores, que suelen aumentar con la edad.
Cuantos más albéitares, más burros cojos. Puede indicar tanto la dejadez profesional de un colectivo determinado como la poca habilidad del mismo para desempeñar su labor con la habilidad o destreza que de él se requiere como práctico en la materia.
Culo veo, culo quiero. Hace referencia a los envidiosos.
Cumplimientos con soldaos son todos excusaos. Los militares estuvieron siempre mal vistos en los lugares donde asentaban sus reales por los estropicios y villanías que solían hacer, ya que –como aves de paso que eran– cualquier favor o bien que pudiera hacérseles era perdido. El significado actual hace alusión a las personas desagradecidas que no saben devolver los favores que se les hacen.
De lo que nada me cuesta, hago la fiesta. Alude a lo fácil que resulta gastar el dinero que se ha conseguido sin esfuerzo.
Dios da mocos a quien no tiene pañuelo o narices.
Hace referencia a lo injusta que suele ser la vida con unas personas y con otras.
Dios te, o me, coja confesao. Se dice de uno mismo o de otro cuando se espera recibir una mala noticia o protagonizar un suceso desagradable.
Dios te libre de una avispa terrera. Este dicho puede tomarse tanto en el sentido literal por el escozor. hinchazón y peligrosidad de la picadura de estos insectos –que ocultan sus nidos bajo tierra –, más agresivos y peligrosos que otros de su clase, bien en sentido figurado, alusivo a una persona excesivamente irritable o violenta.
¡Di que lo entalle! Es forma familiar para negar a una persona la posibilidad de conseguir o hacer aquello de lo que se está tratando.
¡Diti que si! Di que sí.
Dos trabajos tienes: Uno de enfadarte y otro contentarte. Advertencia a quien suele enfadarse con facilidad, generalmente por fruslerías.
El burro cayendo y el amo perdiendo, los dos se van entendiendo. Manifiesta que las personas tozudas terminan cediendo con el tiempo ante la fuerza de las evidencias.
El que fue cocinero antes que fraile, sabe lo que se cuece en la cocina. Advierte sobre la importancia que tiene el hecho de acumular experiencia.
El que hace un cesto, hace ciento. En sentido real hace referencia a la destreza que da la práctica de una profesión u oficio. En sentido figurado advierte sobre las malas mañas que puede adquirir quien una vez cometió un desliz o una falta.
El que dice lo que no debe, oye lo que no quiere.
Los chismosos y habituales de la maledicencia están expuestos a escuchar reprimendas y reproches que no esperaba.
El que no lo da del bazo, lo da del espinazo. Alude a la semejanza de dos o más personas en el ser, el obrar o en el decir.
El que no tiene cabeza, ha de tener pies. Advierte sobre las idas y venidas inútiles que han de padecer los desmemoriados.
El (o la) que te cuento. Expresión que se emplea como a una persona –sin nombrarla– que es conocida por quienes hablan.
¡El que vale, vale, y el que no, a espigar a Cilleros! Expresión empleada para ponderar la valía de una persona sobre otra u otras. Lo de a espigar a Cilleros no es más que una apostilla destinada a confirmar lo antedicho, sin que la alusión a Cilleros –pueblo relativamente próximo– tenga mayor importancia. En otras ocasiones se dice ¡Ala, ala, a espigar a Cilleros! cuando quien lo dice pretende desligarse o desembarazarse de una persona que le resulta molesta.
¡En buen sitio has ido a poner la era! Advierte sobre lo difícil que resulta engañar o engatusar a las personas experimentadas.
En febrero busca la sombra el perro y el cochino su bañaero. Aunque inestable, febrero es un mes en el que comienza a hacer calor. Es refrán que se complementa con aquel otro, que dice: En febrero, busca la sombra el perro; y en marzo, el perro y el amo.
Esas son puchas a deshora. Cuando se dice o hace algo fuera de tiempo u ocasión.
Esos son panes prestaos. Recuerda que quien ahora está necesitado de ayuda mañana puede hallarse en situación de ella prestarla.
¡Es pa visto! Se dice para indicar que algo se sale de lo común.
Estar por amo del navajón. Navajón es aumentativo de navaja, y de quien es su dueño se puede decir que parte y obra a su antojo con ella. De ahí derivó a referirse a la persona que está sola y –por ello– actúa según su parecer o capricho.
Juegan los mulos y pagan los arrieros. Advierte sobre la frecuencia con que suelen pagar justos por pecadores.
Haber más chiquillos que piojos en costura. En las costuras o dobladillos de la ropa es donde suelen asociarse más piojos, por ser lugares propensos a la acumulación de suciedad. En sentido figurado alude a un lugar donde se ha reunido un gran número de personas.
Hambre que espera hartura no es hambre ninguna. Porque el consuelo del posterior hartazgo hace olvidar la necesidad presente.
¿Has ido a la feria? Pregunta que se hace para inquirir si una mujer está embarazada o no.
La que no lo da del bazo, lo da del espinazo. Hace referencia a las personas que se enfadan sin motivo aparente. También puede aludir a las que generalmente actúan de forma equívoca o desatinada.
La ignorancia es muy atrevida. Las personas sin cultura suelen hacer juicios de valor y realizar acciones sin pensar en las posibles consecuencias.
La primera mujer, escoba; y la segunda, señora. El viudo que contrae nuevas nupcias suele mimar más a su segunda mujer por temor a perderla también.
Le gusta más que a los chivos la leche. Con este dicho se hace referencia a la persona que tiene gran afición o inclinación por algo o por alguien.
Le sienta como a un santo dos pistolas. Hace referencia a quienes usan en el vestir prendas inapropiadas, o en la combinación de colores en las mismas no se rigen por las normas adecuadas.
Lo mismo sirve para un roto que para un descosío. Alude a la destreza o habilidad de algunas personas para hacer bien las cosas más dispares. También puede aplicarse a las cosas que pueden tener más de un uso o aplicación.
¡Lo que hay que hacer para juntar dos culos! Hace referencia a los numerosos trabajos y preparativos que llevaban anexas las bodas de antaño. Fue pronunciado por María Talega, vecina del lugar, en los afanes y preparativos de una boda, pasando así a convertirse en dicho popular.
Lo que se llora, no se mea. Recomienda no prestar mucha atención al llanto caprichoso de los niños.
Lo que vayan a comerse los gusanos, que lo vean los cristianos. Dicho desenfadado de algunas mujeres que muestra indiferencia ante la expectación que la contemplación de sus partes más o menos íntimas pueda despertar entre los hombres.
Los que duermen en el mismo colchón, se vuelven de igual condición. Las personas que conviven largo tiempo o de una forma continuada –como en el caso de los matrimonios– suelen terminar identificándose de tal modo que piensan, razonan o sienten de igual modo.
Lumbre de renta: Quien no apaña, no se calienta. Renta es aportación a lo común; y apañar, recoger algo, leña en este caso. Por tanto, el refrán advierte de la necesidad de cooperar en la consecución de algo si se quiere más tarde aprovecharse de los beneficios que ello pueda reportar.
Machacar en hierro frío es tiempo perdío. No se consigue nada con tratar de convencer a una persona tozuda o ignorante.
¡Maracullá! Formación de Más acullá, para señalar algo que está muy lejos.
Más sabe el tonto en su casa que el discreto en la ajena. Sin comentarios. La explicación salta a la vista.
Más sufre el que ve que el que enseña. Relacionado con el antes anotado Lo que vayan a comerse los gusanos… Nueva muestra de indiferencia femenina ante la atención que pueda prestar la observación de sus atractivos físicos.
Meter juncias. Incitar, animar a alguien a seguir en una discusión o pleito.
Ni teme ni de debe. Denota la despreocupación de quien vive en paz consigo mismo y con los demás. También alude a quien no tiene miedo de nada ni de nadie.
No es lo malo el niño que enfermó, sino la mala maña que le quedó. Los niños durante las enfermedades, al ser mimados más de lo común, intentan que se les siga tratando igual una vez pasada la enfermedad.
No quedó bastraco ni cinasco. Bastraco y cinasco son dos vocablos de formación expresiva que no tienen significado ni para los propios naturales de Guijo. La expresión –en cambio– se emplea para indicar que –por el motivo que sea– el lugar del que se habla quedó totalmente arrasado. El fuego no dejó en la jesa ni bastraco ni cinasco.
Oficio hecho no mete prisa. Sobre la conveniencia de no demorar le ejecución de una cosa.
Pa cochinos, buenas son bellotas. Hace referencia a la persona que no sabe apreciar lo bueno.
Pájaro seas y en mano de niño te veas. Especie de maldición tendente a desear que a alguien le dure poco lo conseguido con malas artes; como sucede con los pájaros u otros animalillos en manos de los niños, que acaban malográndolos.
Pa lo burros se hizo la paja. Idem que Pa cochinos.
Pa qué quiero, o quieres, más bromas. Cuando alguien responde de forma desabrida ante un dicho o hecho nimio y sin importancia.
Por despacio. Respuesta que suele darse a alguien que pregunta por la salud de uno o por otra circunstancia que lleva implícita una respuesta.
Por San Antón, (2) la gallina pon. La nueva, que la vieja no. Las pollas o gallinas jóvenes comienzan a poner por esa fecha.
Por San Miguel, (3) los higos son de quien los ve. Porque ya quedan pocos en las higueras por esa fecha.
Por Santa Lucía merman las noches y crecen los días. Y por Navidad, cualquier tonto lo conocerá.
Aunque es más común oír la primera parte del refrán, la segunda la complementa. Se dice porque aproximadamente por esas fechas de diciembre –el 21 ó 22– tiene lugar el solsticio de invierno, con lo cual la luz diurna –aunque sea poco a poco– comienza a crecer, de modo que en Navidad ese tiempo más de luz solar se aprecia de un modo más ostensible.
Pregúntaselo a mi amigo Melchor, que miente tanto o más que yo. Refrán destinado a reafirmarse en la propia postura ante otro y se hace referencia a un tercero que pueda confirmar lo antedicho.
Quedar a juego. Quedar en paz, sin perder ni ganar uno más que otro. Puede referirse bien al juego, bien a un intercambio, bien en una compraventa.
¡Quiá p’allá! ¡Échate p’allá! Quien a mi casa no viene, de la suya me avienta. Hace referencia a las personas que al no mostrar interés por los asuntos ajenos, implícitamente están cerrándose al trato o el afecto de los otros.
Quien de pequeño come sardinas, de viejo caga las espinas. En la vejez se pagan los abusos y desmanes de la juventud.
Quien fue a Sevilla,
perdió su silla;
quien fue a Aragón
se la encontró.
Y quien fue y volvió
no la perdió.
El primer pareado enseña que uno no tiene derecho a recobrar lo que dejó de forma voluntaria. Los otros dos son respuestas destinadas a contradecirlo, reclamando con ellos lo que le pertenece legalmente.
Sacar la lengua a paseo. Decir más de lo que conviene.
Saltar por lo extraviao. Decir o hacer cosas que no concuerdan con lo que se está diciendo o haciendo.
¡Se le han puesto unos dientes!… ¡Se le han quedado unos dientes! La primera expresión hace alusión a quien ansía vehementemente lograr una cosa; la segunda manifiesta la decepción por no haberlo conseguido.
Si de esta paso y no muero, no quiero más bodas al cielo. Hace referencia a quien sale decepcionado o malparado de aquello en que ha puesto todo su interés, saber o ilusión.
Siempre que ha llovío, ha escampao. Los malos momentos no duran siempre.
Sin ver burro ni alforjas. Se aplica a quien es acusado de algo que no ha dicho o hecho.
Si te pica un alicante, busca un cura que te cante. El alicante es una lombriz grande, muy venenosa. De ahí que se considerara mortal su picadura.
Tal palabra me dices, tal corazón me pones. Las palabras no son siempre la expresión de los verdaderos sentimientos.
Tamboril pagado hace mal son. Recomienda no pagar por adelantado los trabajos, pues quien ha recibido el dinero no pone el interés necesario para realizar la obra.
Tener la cabeza como un sesmero. Alude a la persona bruta y torpe.
Tropezar y no caer adelantar terreno es. Aunque sólo sea por el desplazamiento involuntario que el cuerpo tiende a efectuar hacia delante con el tropezón.
Tú que no puedes, llévame a cuestas. Expresión que se dice a una persona cuando pide a otra algo que para ésta significa un sacrificio, o le presenta una dificultad de ejecución importante; es decir, cuando es la persona menos indicada para hacer algo.
Una vez que se ha derramado el agua, ¿quién la recoge? Proverbio que pone de manifiesto lo difícil que resulta retirar un bulo cuando ya es del dominio público.
Unos son los doloríos y otros se aprietan la cabeza. Advierte sobre la frecuencia con que el que ofende se da por ofendido.
¡Véti p’ahí! ¡Véte de aquí!
Viva la gallinita con su pipita. La pepita es un pequeño tumor carnoso que suele salirle a las gallinas en la lengua y no las deja comer ni beber, por lo que terminan muriendo si no se les extirpa. El dicho hace referencia a quienes arrastran una enfermedad –o simplemente la vejez– con resignación.
¡Ya está el gato metío en la talega!. Hace alusión a alguien que está enfadado.
¡Ya estamos perdíos! Expresión que hace alusión a la persona de pronto bronco que responde con exabruptos porque ha malinterpretado lo que se le dice o hace.
Ya lo dice el viejo refrán: Saca tu culo a la calle; unos te dirán que es chico y otros te dirán que es grande. Sobre la diversidad de opiniones sobre un mismo asunto.
¿Ya ha meao el buey en la calabaza? Nueva forma de preguntar a una mujer si está embarazada.
Ya por poco lo da. Se dice cuando se está acercando al final de una cosa y queda poco de ello. Tiene su origen en los comerciantes que, cuando les queda poca mercancía, lo dan más barato para terminar cuanto antes el negocio.
Ya se negó Castilla a dar trigo. Cuando tras un comienzo prometedor, defraudan las expectativas.
¡Y vuelta con la burra al trigo! Exclamación de desagrado cuando una persona insiste una y otra vez sobre un mismo asunto.
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NOTAS
(1) También era practicado en menor medida por muchachos.
(2) San Antón: El 17 de enero.
(3) San Miguel: El 29 de septiembre.