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DE PASEO SU MAJESTAD
Siendo paje Quevedo de Su Majestad el Rey, fueron una tarde de paseo y vieron a un anciano pastor con ciertas ovejas y entonces dijo Su Majestad:
-Vamos a conversar un poco con este ancianito.
Y se le ocurrió decir a Quevedo:
-Pues sí, vamos a reírnos un rato de él.
-¿Cómo? -dice Su Majestad-, osas decir que te vas a reir de él, vamos a ver si es verdad que te ríes de él.
Y acercándose más al pastor, Su Majestad el Rey, dijo:
-Qué blanca está la sierra.
Y el pastor contestó:
-Algún día estuvo negra, señor.
-¡Ah!, muy bien, y de los largos, pastor, ¿qué tal?
-¡Huy!, qué cortos son ya, señor.
-¿Y de los muchos?
-¡Huy!, señor, qué poquitos ya.
-¿Y de los dos?
-Ya son tres, señor.
-¡Ah!, ¿te atreverías, pastor, a pelar un ganso?
-¡Ay!, si viniera manso.
-Bueno, Quevedo, qué, ¿se ha reído usted mucho?
-No, Majestad, al contrario, me he quedado un poco sorprendido, perplejo ante esas preguntas y esas respuestas, que no sé lo que quieren decir .
-Pues mira, Quevedo, te voy a dar veinticuatro horas de margen, para que aprendas y sepas descifrar el contenido de las preguntas y las respuestas que yo he hecho a este señor; si así no lo haces, a las cinco de la mañana te mandaremos cortar la cabeza.
Entonces Quevedo se fue a estar con sus padres, dos ancianos ya de cierta edad, a quien les expuso la razón de la visita y les dijo que le hicieran el favor de ayudar en lo que pudieran. Entonces el padre le dijo:
-Mira, hijo, ahí está ese taleguillo que tenemos en ese rincón, está lleno de onzas de oro, cógelo y llévaselo a ese pastor que está en su cabaña y dáselo para que lo descifre.
Entonces Quevedo, accediendo a la voluntad de su padre se va y en ese momento: tan, tan, tan a las cuatro de la mañana), le pregunta al pastor:
-¡Pastor!, por favor, ábreme que soy el de esta tarde.
-¡Ah!, hijo, a ver quién eres, si no me doy cuenta; ¡ah! sí, el que venía esta tarde con Su Majestad el Rey, ¡ah! sí, bueno, ¿qué quieres?
-Pues verá usted, me dijo unas palabras y entonces verdad, depende mi vida de usted y aquí está este dinero que me han dado mis padres que tenían guardado para su vejez, pero si usted me lo dice, para usted.
-Bueno, anda, anda, hijo, siéntate ahí y venga, ¿qué pasa?
-Pues verdad, dígame usted cuando dijo Su Majestad el Rey, que qué blanca esta la sierra y usted dijo que algún día estuvo negra...
-¡Ah! sí, hijo mío, mis cabellos que cuando yo era joven como tú les tenía negros como la mora y al transcurso de los años se me han puesto blancos, ¡fíjate!
-¡Ah! sí, señor; ¡ah! y cuando dijo que era de los largos y usted dijo que ya eran cortos, ¿qué quería decir?
-Mi vista, que cuando yo era joven como tú veía a diez leguas a la redonda y ahora apenas te veo y te distingo a ti.
-¡Ah! y cuando dijo de los muchos y usted dijo que ya eran pocos...
-Mi dentadura, que yo cuando era joven como tú me comía lo que me trajeran; sin embargo ahora, si tengo dos o tres dientes.
-¡Ah! sí, tiene usted razón, ¿y de los dos que dijo usted que ya eran tres?
-Mis tres piernas, que cuando yo era joven como tú galopaba por ahí como una cabra y ahora tengo que valerme de este bastón y ya son tres.
-Oiga usted, ¿y cuando le dijo que si se atrevía a pelar un ganso y dijo usted ¡ay! si viniera manso?
-Sí, ése eres tú, que mira si has venido a que te pele las perras de tus padres, los sacrificios de tantos años; tú eres el ganso.
Recogido a: Félix López García, de 55 años, nacido en Avila y residente en M. del Campo.
Recogió: Antonio Sánchez del Barrio, en Medina del Campo, el día 24-XII-82.
ROGATIVAS A LA VIRGEN DEL ROSARIO
Agua Virgen Pura, agua Virgen Madre,
agua Virgen del Rosario, agua y buenos temporales.
Hasta los niños de pecho, se quitaron de mamar,
con sus lenguas tiernecitas, agua pedían "pa" pan.
Agua Virgen Pura, agua Virgen Madre,
agua Virgen del Rosario, agua y buenos temporales.
Informante: Filomena López Sánchez, de 85 años, natural de Carpio y residente en Medina del Campo.
Recogió: Antonio Sánchez del Barrio, el 27-VII-82, en Medina del Campo.
VEINTICUATRO SOLDADITOS
Veinticuatro soldaditos
se marchan hacia la guerra,
unos ríen y otros lloran
y otros se mueren de pena.
Menos aquel soldadito
que triste va hacia la guerra.
-¿Es por padre, es por madre,
o es por temor a la guerra??
¿O es que te marea el barco,
o el vapor de las calderas?
-No es por padre ni es por madre,
ni es por temor a la guerra
ni es que me marea el barco
ni el vapor de las calderas.
Es que me dejo a mi prenda
ni casada, ni soltera.
-Pues, ¿tan guapa es tu novia
que tanto te acuerdas de ella?
Se echa mano a la cartera
y una foto sacó de ella.
Mira si sería guapa,
mira si sería bella,
que hasta el propio Capitán
se había enamorado de ella.
-Coge aquel caballo blanco
y vete allá con ella
que por un soldado menos
igual va a acabar la guerra.
Al llegar al cementerio
una negra sombra vi,
el caballo relinchaba
y yo me agarré a la crin.
-No te asustes más soldado
no te asustes más de mí.
Soy tu novia la Mercedes
la que tanto piensa en ti.
Si te casas con mi hermana
no la lleves a Madrid,
que le van a dar veneno
como me dieron a mí.
Y si tienes una hija
ponle Mercedes por mí,
pa que siempre te recuerdes
de los besos que te dí.
Recogido en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), de Pilar Logroño Bricio, de 32 años.
Recopiló: José Manuel Fernández Cano, en febrero de 1982.