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La realización de tareas imposibles es un motivo narrativo
que nos encontramos con frecuencia tanto en cuentos
como en leyendas de tradición oral. Se trata de una acción
que desafía las leyes de la lógica, y, en determinados
casos concretos, las leyes de la gravedad también.
Esto último es lo que ocurre con dos motivos legendarios,
vivos en la provincia de León, que tienen como
protagonistas a dos seres “míticos”: las brujas y La Griega.
De ambos, tras una sucinta introducción, vamos a
mostrar etno-textos legendarios, recogidos en distintos
lugares de la geografía leonesa.
LA GRIEGA
Apuntemos primero lo relativo a este personaje legendario
leonés: La Griega. En determinados lugares de
la provincia, hay montes en cuyas alturas se ubica lo que
se conoce como “El molino de la Griega”. Se trata de
elevaciones en las que la erosión (o antiguas labores mineras,
acaso) ha horadado un canal en su superficie, que
deja la herida de la tierra a cielo abierto.
Estaríamos ante un “mito” autóctono. Encarna la mujer
resuelta y decidida, que se propone realizar tareas imposibles,
como es la de llevar el agua en la dirección contraria
a la marcada por la gravedad, realizando una zanja
con el taruco de una de sus madreñas: de abajo arriba,
desde los valles a las cimas de los montes. Y todo para
moler, para que, en la altura, funcione un molino. Para
ello, ha de desafiar las leyes de la gravedad o, lo que es lo
mismo, ha de contravenir las leyes de la naturaleza, del
mundo natural, por ello, el imaginario tradicional nos la
muestra como una mujer desafiante del mismo Dios, y
ello se nos muestra a través de un pareado, que dice así:
Quiera Dios o no quiera,
ha de moler el molino de la Griega.
El resultado de todo ello es una inundación que derrumba
todos sus proyectos de ingeniería “mítica”, que
ella trata de detener inútilmente con su propio mandil.
Hemos de suponer, a pesar de no existir caracterizaciones
populares de tal personaje femenino y no estar vivo
en la memoria tradicional más que su descomunal
empeño, que la Griega es una mujer adulta, enérgica y
resuelta y con una gran fuerza para realizar su descomunal
empeño: llevar al agua a lo alto para moler.
Pero ¿moler qué? Posiblemente, estemos ante una figura
que hunda sus raíces en las antiguas explotaciones
mineras leonesas del oro, que tienen en Las Médulas
bercianas su lugar paradigmático, pero que existieron en
otras zonas y comarcas de la geografía leonesa. La Griega
estaría simbolizando ese descomunal empeño de quienes,
costara lo que costara, se proponían extraer de la tierra
los metales auríferos; esa acción minera desarrollada
con la técnica de la ruina montium y que tan singulares
perspectivas ha dejado en determinados parajes de la
provincia de León, en los que la tierra roja, ya explotada,
queda envuelta en el verde siempre delicioso de castañares
y de plantas de monte bajo.
El personaje de la Griega y su descomunal intento de
llevar agua hacia lo alto para moler es conocido en distintas
áreas de la provincia de León, con la misma leyenda
prácticamente en todas ellas. Todas ellas se caracterizan
por la existencia, en algún punto del terreno, de derrames
en la tierra que forman una suerte de canales, por
donde, hipotéticamente, se habría hecho subir el agua.
También podría estar relacionada la leyenda con elevaciones
castreñas. ¿Tendría entonces que ver el antropónimo
Griega con la raíz prerromana briga– del topónimo?
Las áreas en las que la leyenda de la Griega está viva
en el imaginario tradicional de nuestros campesinos –según
se hallan activos los hábitat de la leyenda, de mayor
a menor intensidad– son las siguientes: Villarroquel (río
Torre), La Quebrantada de Vegas del Condado (río Porma),
Valdecastro (río Bernesga), Lancia (río Porma) y
Cifuentes de Rueda (río Esla).
Quien primero documenta la leyenda de la Griega,
que sepamos, es el agustino leonés, de la localidad omañesa
de Rosales, P. César Morán Bardón. En su libro titulado
Por tierras de León (1925), nos la plasma del siguiente
modo:
Hasta aquí parece que llega un canal llamado la
Quinea que partía de Santiago de las Villas, atravesaba
la Hoja de León y llegaba por lo menos al molino
de la Griega que está en Villarroquel. Cuenta la
tradición que al decir la Griega “mañana muele el
molino” la reconvinieron con esta cristiana frase “si
Dios quiere”, a lo que ella contestó:
Que quiera Dios que no quiera
ha de moler
el molino de la Griega;
y en el momento de la inauguración presa, molino y
dependencias, todo quedó destruido como si los mismos
diablos hubieran salido del profundo para acabar
con aquellos ingenios de la industria humana (1).
El propio padre Morán, tras su documentación de la
leyenda del molino de la Griega, nos aventura la que
puede tomarse como interpretación más verosímil del
significado de este motivo legendario leonés, cuando nos
dice: “Este canal (2) no tenía otro objeto que lavar el
mineral en antiguas explotaciones auríferas que tanto
abundan en toda la tierra de León (3)”.
Después, el propio autor ha vuelto sobre sus indagaciones
en torno al molino de la Griega y, en un artículo
publicado en la Revista de Dialectología y Tradiciones
Populares, ha ampliado su campo de observación y ha
hablado del Pozo de la Griega y de la Presa de la Griega,
en Villarroquel (“el canal y el pozo –nos dice– servían a
una explotación aurífera en los tiempos de Roma”); de la
existencia de la leyenda en Cuadros, a orillas del Bernesga;
de otro Molino de la Griega en La Quebrantada, en el
término de Vegas del Condado; y de uno más al pie de la
antigua Lancia, en Villasabariego, en lo alto del castro.
Y, según su modo intelectual de proceder, nos aventura
esta explicación sobre la leyenda del molino de la Griega:
Parece una leyenda emigratoria, en cuyo fondo
es lícito descubrir una colonia griega que, conocedora
de las riquezas que atesoraba el subsuelo de los
astures, haciendo pactos con los jefes o reyezuelos
indígenas y corriéndose de Oriente o Levante a estas
tierras occidentales, se pusiera a explorar alguno o
algunos de los yacimientos que afloran, y que les cediese
el astur avarus, que dice Slio Italico. Pudo esto
muy bien ocurrir antes de la guerra cantabroastúrica
y continuar durante y después de la misma. Esta solución
se ve corroborada por los muchos topónimos
griegos que perseveran esparcidos por el país (4).
Siguiendo los pasos del padre Morán, Eutimio Martino
ha sido quien después ha rastreado la leyenda del molino
de la Griega por todos los ámbitos provinciales que
ya había apuntado, casi todos ellos, el agustino. Primero,
en una obrita titulada Mitología leonesa de origen romano,
que se inicia con un capítulo dedicado a “El Molino
de la Griega”, en el que recoge de este modo lo que puede
ser el arquetipo de la leyenda tradicional:
Una conseja, o cuentecillo breve, con forma de
letrilla poética, sale al paso en tierras de León, particularmente
donde concurre La Griega como nombre
de lugar:
Dice así:
Quiera Dios o no quiera,
ha de moler el molino de la griega.
Y también:
Que Dios quiera o deje de querer,
el molino de la Griega ha de moler.
La letrilla salta como una chispa en la conversación
al contacto con La Griega nombre de lugar pero
sola y como recortada en sí misma. Los demás elementos
de la historia permanecen en la sombra (5).
Posteriormente, el propio jesuita Eutimio Martino ha
dedicado ya toda una monografía, breve pero muy documentada
y acompañada por pertinentes ilustraciones fotográficas,
en la que, sin desviarse de las hipótesis trazadas
por el padre Morán, analiza la leyenda desde perspectivas
como los lugares en que se halla viva, sus posibles
interpretaciones, la posible historia, la toponimia
con ella relacionada, el hecho de ser una leyenda emigrante
o mito viajero, para terminar con un ensayo de reconstrucción
de la leyenda (6).
Pasamos a mostrar etno-textos legendarios sobre los
distintos lugares de la provincia de León en los que existen
parajes conocidos como “Molino de la Griega” y en torno a
los que la leyenda se conserva viva en la tradición oral.
MURIAS DE PONJOS
En la comarca de las Omañas, nos vamos a encontrar
uno de los núcleos en los que se señala la existencia legendaria
del molino de la Griega; es una zona en la que recogimos
noticias también de canales que, posiblemente, tienen
su origen en la minería romana. A esa zona, alude la
leyenda recogida en la localidad cepedana de Palaciosmil.
ETNO-TEXTO 1
El molino de la Griega
El molino de la Griega, en Murias estuve yo en un
molino que decían que era el molino de la Griega. En
Murias de Ponjos. De la Griega, de la Griega. En Murias
de Ponjos. Yo, casualmente, estuve moliendo en ese
molino, con el carro; de aquélla no teníamos molino y
iba con el carro y unos sacos de grano a moler allí, el
molino de la Griega.
(Palaciosmil. Otilio Mayo García, 79 años. 8 de junio
de 2002).
ETNO-TEXTO 2
La casa de la Griega
Pero no sé más. Sé que le llaman el valle la Griega o
la casa la Griega. Molino no, la casa la Griega. A un sitio
determinao, que yo no lo conozco, el monte Quintana no
lo conozco, pero se lo he oído hablar pues to la vida a los
de Quintana. Que dicen que han visto cimientos de la casa,
pero no sé más. La casa la Griega. Pero yo no... [¿Y
quién sería esa Griega?] Ay, hijo, yo qué sé. Qué sé yo
quién sería esa Griega. Y de dónde vendrá el nombre ese.
(Palaciosmil. Julián Mayo Mayo, 65 años. 8 de junio
de 2002).
CAMPOSAGRADO. VILLARROQUEL
En la margen derecha del río Luna, poco antes de
confluir con el Omaña, para formar el Órbigo, se encuentra Villarroquel, que cuenta también en un monte
próximo al pueblo con un canal bien visible, en tal paraje
se ubica también el motivo legendario del molino de
la Griega.
Forman tales montes un área que desde Villarroquel
llega hasta Camposagrado y en la que esta leyenda es
bien conocida, ubicándose el molino de este ser legendario
en distintos parajes de una zona en la que se hallan
vivos no pocos motivos legendarios.
ETNO-TEXTO 3
La presa de la Griega
(A) La presa la Griega será de tiempo de los romanos.
Entonces ésta empezaron a hacer el canal desde
Santiago las Villas, de Santiago las Villas y viene a un
kilómetro de ahí, porque ésa es la presa, lo que baja, se
ha hecho mucho mayor con los arroyos, con los tiempos,
¿no sabe? En l’alto ese hay un estanque, hay un estanque
grande, y ahí echaban el agua, pa que moliera el
molino de la presa la Griega.
La presa la Griega ... dice:
– Que quiera Dios, que no quiera,
ha de moler el molino la Griega.
Y, bueno, y entonces que si echaron y cayó una paja y
se atrancó y que marchó con todo. Esto es lo que hemos
oído, sí. Esto es.
(Villarroquel. Manuel Jesús García Vega, 76 años. 26
de octubre de 2002).
(B) Yo he oído de que el molino la Griega que era
una presa que trajeron allá de, ¿de dónde la trajeron?,
de... ¿de Santiago las Villas sería?, no sé dónde. Y, bueno,
que hicieron ahí el molino, hicieron un canal, sí, y
ahí está, que toavía está ahí.
Que se atrancó con una paja. Y había dicho él, bueno,
que:
– Quiera Dios o no quiera
ha de moler el molino la Griega.
Y así se paró. Pero... yo no sé nada más.
(Villarroquel. Guadalupe Meléndez Álvarez, 73 años.
26 de enero de 2003).
(C) ¿El río de la Griega? Que, eso, que había un canal
por ahí, que había un molino que molía y que un día
se trancó con una paja. Y la dueña o el dueño dijo:
– Que quiera Dios, que no quiera,
este molino ha de moler.
Y así se paró. Ya no volvió a funcionar más. De hecho,
el canal está ahí; el embalse, no el canal.
(Villarroquel. Mabel Suárez Fernández, 58 años. 26
de enero de 2003).
ETNO-TEXTO 4
El molino de la Griega
(A) Era como un camino, como un camino que venía
faldeando por ahí; por ahí, por ahí, por ahí, por ahí... Y
luego nunca llegó a regar el agua. Y na más. Y se acabó.
Y na más. Y molió eso. Yo siempre oí el molín de la Griega,
de la Griega. Y nunca más supe más.
– Que quiera Dios
que no quisiera
el molín de la Griega
moler había de moler.
Y se secó y no molió nada. Y se acabó.
(Rioseco de Tapia. Baldomero García Diez, 79 años.
26 de enero de 2003).
(B) Dice:
– Que quiera Dios que no quiera,
ha de moler el molín de la Griega.
Y reventó la presa y no mulió.
Era cuando los moros. Y querían sacá un canal de
agua, que, mire, ahora va por aquí por bajo, pues entonces
era por arriba. Y estaba más, se nota la rodera; porque
pasan los carrus y todo por allí. Y venía dando vuelta,
claru, to las faldas la montaña, to la cordillera esta,
la guinea, que llaman la guinea porque iba por el altu,
hasta Villarroquel, y allí es donde habían hecho molinu.
Y [des]pués reventó y se acabó.
[¿Por qué se llama la Griega?] Porque, no ve que...,
yo qué sé si serían griegus, si romanos, o, eso, los moros,
o yo qué sé. Ellos le llamaban eso. Yo siempre se lo
oí a mi madre.
– Que quiera Dios que no quiera,
ha de moler el molín de la Griega.
Y de allí pa allá se acabó. Se reventó y quedó de rodera,
de paso pa las…
(Rioseco de Tapia. Dolores Labrador Pérez, 79 años.
26 de enero de 2003).
ETNO-TEXTO 5
El molino de la Griega
El Molino de la Griega, en aquel arroyo de allí de
aquel lao, el arroyo Valdinueiro; es el arroyo aquel más
profundo que baja allí. Allí decían que viene una presa
aquí desde arriba, desde Santiago las Villas, por to las
villas esas, ahí pa esa parte, y que hicieron una presa
por ahí pa acá, y ahí hicieron un molino, el Molino de la
Griega. Bueno, ahí moldría, y no sé, yo de eso ya no...
Nada, pero yo eso ya no sé, no. Yo eso nunca nada más
que si había habido un molino ahí, pero…
– Quiera Dios que no quiera,
ha de moler el Molín la Griega.
No lo sé. Yo lo que sí he uídu que la presa pasaba por
allí por aquella parte y el molino que estaba ahí, ahora
yo no lo sé si hubo molino, si no hubo molino, si mulió,
si no mulió. Eso no lo sé yo.
(Benllera. Isidro Gutiérrez Fernández, 71 años. 23 de
febrero de 2003).
MONTES DEL RÍO BERNESGA
Frente a los pueblos que enseguida aparecerán en los
etno-textos que citaremos en este apartado y en la margen
izquierda del río Bernesga, hay unos montes en los
que también se ubica la leyenda del molino de la Griega.
Veamos las leyendas recogidas en esta zona.
ETNO-TEXTO 6
El molino de la Griega
(A) Decía mi madre, decía, que era un refrán, que
decía, que llevaban el agua en un mandil, y decía:
– Quiera Dios o no quiera,
tiene que moler el molino la Griega.
Pues es ahí, en Villalbura, donde aquellas casas, en
ese monte. No lo sé, yo, eso de to la vida.
(Cuadros. Amabilia González Llamas, 81 años. 16 de
septiembre de 2004).
(B) Que se decía que había un molino ahí arriba, que
molía, estaba en un monte y no tenía agua. Y lo llevaba
una señora en el mandil el agua. Y decía un señor:
– Ha de moler el molino la Griega,
quiera Dios o no quiera,
ha de moler el molino la Griega.
Y está pa ahí. Yo no sé dónde está. Hay quien sabe
dónde está, yo no. Villalbura.
(Cuadros. Amabilia González Llamas, 81 años. 16 de
septiembre de 2004).
ETNO-TEXTO 7
El molino de la Griega
Pues decía mi padre que decían:
– Quiera Dios o no quiera,
ha de moler el molino de la Griega.
Y yo he visto el corte que hay, por donde decían que
bajaba el agua, que eso es imposible. Yo otra cosa no le
puedo decir. El sitio le llaman Villaholgura, Villalbura
me parece que pone. Y está un poco, va a estar quizá eso
esté ya en el terreno de Carbajal, que sea de Carbajal el
terreno donde está esa.
(Valsemana. Emiliano García Fernández, 80 años. 19
de septiembre de 2004).
LA QUEBRANTADA, EN VEGAS DEL CONDADO
En la ribera del río Porma, en su margen izquierda,
se encuentra una sucesión de montes de robles. En uno
de ellos, conocido como La Quebrantada, dentro del
término de Vegas del Condado, hay un enorme canal
horadado, con la herida de la tierra bien visible. Nos
encontramos con otro paraje leonés en el que se ubica
esta leyenda.
ETNO-TEXTO 8
La Quebrantada
El molino de la griega, decían que había sido una
mujer que tenía un molino y que cuando ya lo tenía casi
terminao, algún traspiés de la obra o tal, y que dijo:
– Juro a Dios que, llueva o no llueva,
que ha de moler el molino de la griega.
Y que entonces se había derribao el monte y lo había
arrastrao y lo había deshecho, el molino.
[El molino de la Griega] Está frente del cuartel de la
guardia civil, o el ayuntamiento, de Vegas del Condado.
(Villanueva del Condado. Casiano Alonso Castro, 77
años. 28 de septiembre de 2001).
ETNO-TEXTO 9
La Quebrantada
Bueno, hay una leyenda aquí de Vegas, de eso que
llaman la Quebrantada; la Quebrantada, que es ahí en
un... Que dice que era una señora que era muy soberbia.
Y puso un molino. Y la decía:
– Ahí, Dios no creo que ahí te eso, porque ahí tie que
ser un molino de viento.
Y no funcionó. Vino una riada y se lo llevó todo. Porque
ella había dicho, muy soberbia:
– Quiera Dios o no quiera,
tiene que moler el molino de la Griega.
Pero no molió. Se lo llevó un arroyo. Eso decían las
leyendas que había sido un castigo.
(Castro del Condado. Aida Robles Prieto, 70 años. 16 de marzo de 2002).
ETNO-TEXTO 10
La Quebrantada
Mi abuela Constantina me contó una historia que me
quedó grabada en el recuerdo. Dicha historia pertenece a
un pueblo cercano a San Vicente y Villanueva, Vegas del
Condado concretamente. Hay un monte y por dicho monte
venía un reguero, que venía a caer en término de Vegas
del Condado, en una cuesta que hay muy alta frente al
pueblo y muy cerca del río Porma. Había entonces una
señora griega viviendo en Vegas del Condado, que, según
la historia, era muy soberbia y muy orgullosa. Y dijo:
– Pues este reguero, viene el agua aquí, podemos hacer
un molino, y se denominará el molino de la griega.
Ella lo intentó, con obreros, hicieron un surco, y el
agua llegó. Y, al caer en aquella cuesta tan grande, frente
al río Porma y frente a Vegas del Condado, caía mansamente
y no hacía fuerza. Tal salto de agua no podía moler
el molino. Lo intentó por segunda vez, y pasó lo mismo. Lo
intentó por tercera vez y se puso ella en el surco, delante de
los obreros, iba en madreñas y hilando. Y les iba diciendo:
– Abrir más.
Y el agua seguía. Iba cada vez más profundo el surco,
el agua cogía más fuerza, hasta que llegó a donde ellos
decían que era el salto de agua, adonde aquella cuesta
tan alta, que caía el agua para el terreno ya de Vegas del
Condado, para abajo. Y, según llegó allí, que ya vieron
que iba con mucha fuerza, ella dijo con todo aquel orgullo
que tenía:
– Ahora, quiera Dios o no quiera,
el molino de la griega tiene que moler.
Y en ese momento cogió tal fuerza de agua el salto,
que se quebró toda la tierra. Y no pudo existir el molino.
Allí existe ese terreno quebrado, que se llama la
Quebrantada de Vegas. Y se ve a muchos kilómetros,
desde muchos kilómetros. Ésta es la historia.
(San Vicente del Condado. M.ª Esther Fernández Robles,
63 años. 2 de junio de 2002).
LANCIA
No lejos de la ribera del Esla y dominando una extensa
vega, en la que las aguas del río Porma bajan a rendirse
en las del citado en primer lugar, se levanta, en lo alto
de un monte, la antigua ciudad de Lancia, capital en su
momento de los astures lanciences y muy romanizada.
Es un enclave arqueológico, en el que también aparece la
leyenda del molino de la Griega.
ETNO-TEXTO 11
El molino de la Griega
Cuenta la historia que una mujer decidió construir
un molino en uno de los altos próximos a la antigua ciudad
de Lancia. Después de haber construido el molino,
se puso a construir la acequia con la que hacerle funcionar.
Y, en tanto la construía, los lugareños le decían que
iba a ser imposible que funcionara esa forma de transportar
el agua por aquellos altozanos tan desnivelados.
Pero ella siempre se oponía, diciendo:
– Quiera Dios o no quiera,
ha de moler el molino de la griega.
Y no fue así, porque, cuando ya estaba construida la
acequia y el molino y se dio paso al agua por el conducto
que ella había construido, no llegó el agua al molino.
Antes, justo a la altura de lo que hoy se conoce como la
Quebrantada de Vegas, próximo al pueblo de Vegas del
Condado, se reventó la acequia, dando lugar a la cárcava
que ya he mencionado.
(Villamoros de Mansilla. José Antonio Martínez Llamazares,
41 años. 26 de octubre de 2003).
CIFUENTES DE RUEDA
En la comarca de Rueda, ubicada en ambas márgenes
del río Esla, entre Cistierna y Mansilla de las Mulas, en
la derecha se asienta el pueblo de Cifuentes, en uno de
cuyos montes se ubica también la leyenda del molino de
la Griega.
ETNO-TEXTO 12
El molino de la Griega en Los Llanos
Le oí, que decía la señora aquella que:
– Quiera Dios que no quiera,
ha de moler el molino de la griega.
Eso le oí a mi suegro. [¿Cómo explicaban esa historia?]
Que había una presa, que, creo que sería un molino
de viento, porque ahí ¿cómo iban a subir el agua? Era
imposible. [¿Cómo se llama el sitio?] Los Llanos le llaman,
Los Llanos.
Ahí había, hasta hace poco se conocía, como una presa.
Sería pa enfocar el viento, digo yo, porque el agua
ahí ¿por dónde la iban a subir? No le puedo decir más.
(Cifuentes de Rueda. Mateo Torbado Martínez, 81
años. 2 de septiembre de 2004).
Hemos ido realizando un recorrido, de oeste a este, siguiendo
el itinerario de la leyenda del molino de la Griega,
que, como habrá podido observarse, se ubica, por lo
general, en parajes que cuentan con montes (de hecho, el
topónimo siempre corresponde a la altura de un monte) y
que no se hallan muy alejados de la ribera de algún río.
¿Estaríamos ante una leyenda que apunta a lugares en
los que hubo antiguas explotaciones mineras? Acaso.
Así lo han indicado, de hecho, algunos de los autores
que hemos citado anteriormente. En todo caso, a nosotros
nos interesa aquí en lo que tiene que ver con el arquetipo
narrativo de realización de tareas imposibles.
LAS BRUJAS
Innumerables y muy variados son los motivos legendarios
relacionados con las brujas en la tradición oral viva
en la provincia de León.
Uno de ellos es el de las “tareas imposibles” a que está
condenada la bruja durante la noche. Lo hemos recogido
en una zona del Bernesga próxima a la capital y, en
él, la bruja está condenada a pasar la noche vaciando el
agua del río con una criba o ceranda, algo totalmente
imposible de realizar. Éstas son las variantes recogidas a
un mismo informante de la zona indicada:
ETNO-TEXTO 13
Una bruja ha de pasar la noche
sacando el agua del río con una ceranda
(A) …Al tiempo de marchar, que le dice una, dice:
– Vosotras ahora vais a dormir; pero nosotras, por
no ir a hacer daño a nadie, tenemos que ir al río, a sacar
agua con una ceranda, porque no podemos parar, no
podemos descansar.
Y, entonces, después siguieron y, a los pocos días,
pues iban pal tren, y estaban –es en Santibáñez– y resulta
que, cuando llegaron las amigas a llamarlas para ir
al tren, que salió la madre, y que no estaban en casa.
– Pues no están en casa, no sé dónde.
Y, en esto, estaban allí a la puerta, cuando vieron entrar
como un gato, o así, por bajo la puerta. Y que sale
la madre de ella:
– Ya llegaron, ya están aquí; esperar un momento,
que ahora van.
Y así fue.
(Valsemana. Emiliano García Fernández, 78 años. 11
de marzo de 2002).
(B) Pues las muchachas, eran dos chicas que iban al
hilandero, que se juntaban en la casa por las noches. Y,
al tiempo de marchar, le dicen ellas, dice:
– Vosotras ahora vais pa casa y vais a descansar; pero
nosotras no podemos, tenemos que ir a sacar agua del
río con una ceranda, por no ir a hacer mal a nadie.
Y resulta que pasaron unos días y las amigas pues
iban pa, aquel día habían quedao de ir pal tren, y resulta
que se juntaron y iban a llamarlas y, cuando llegaron
a llamarlas, que no estaban en casa. Salió la madre, y la
madre, que ellas, que no estaban en casa. En esto vieron
entrar como un gato, o no sé qué, por bajo la puerta, y
ya salió la madre:
– Oye, esperar un momento, que ya llegaron.
Y resulta que no saben por dónde ni por dónde no, se
habían metido y ahí estaban en casa. Y ya marcharon
pal tren con las amigas.
(Valsemana. Emiliano García Fernández, 78 años. 11
de marzo de 2002).
(C) En Santibáñez del Bernesga, que eran dos chicas
y que decían que si eran brujas, que si no eran brujas. Y
iban pal hilandero y les decían ellas a las doce que, dice:
– Vosotras ahora vais pa casa y vais a dormir. Nosotras
tenemos que ir a sacar agua con una ceranda del
río, por no ir a hacer daño a nadie.
Y dice que un día por la mañana fueron a buscarlas y
que no, la madre, que no estaban en casa, pa ir al tren a
León, y que no estaban en casa. Y que en esto, dice que
estaban allí, que vieron entrar como un gato, por bajo la
puerta. Y que entonces que entró ya pa dentro y ha dicho:
– ¡Mira, ya están aquí, ya están aquí; ya está aquí,
ya está aquí!
Y, eso, que cogieron y ya marcharon pa León, que
habían llegao. Que di que sospecharon que si eran lo
que habían visto entrar por bajo la puerta.
(Valsemana. Emiliano García Fernández, 80 años. 19
de septiembre de 2004).
Se trata de un motivo legendario presente en la tradición
popular, como demuestra una copla recogida en el
pueblo salmantino de Herguijuela de la Sierra, dentro de
la comarca de la Sierra de Francia, sobre otra tarea imposible
en la que aparecen la criba y el agua, que dice:
Cómo quieres que vaya,
vaya y revaya
con una criba al río
a cribar agua.
Pero también hay referencias literarias sobre este
mismo motivo, como la que recoge el escritor portugués
decimonónico José María Eça de Queiroz, en la que una
santa, sin duda alguna por potestad divina a ella otorgada,
sí puede realizar una tarea imposible análoga a la de
la leyenda de tradición oral:
SANTA GERMANA TRAE AGUA EN UN TAMIZ
SIN PERDER UNA GOTA (451 d.C.). Santa Germana
iba a llenar su cántaro a la fuente, cuando unos
toscos labriegos se lo rompieron y le entregaron un
tamiz viejo en su lugar. Germana, sin pronunciar una
sola palabra, llevó el tamiz a la fuente, lo llenó de
agua y se lo llevó a los campesinos sin perder una
gota. En memoria de este milagro, se representa a
Santa Germana con un cántaro y un tamiz a sus pies.
Abad Blampignon, Vida de Santa Germana (7).
Otra referencia literaria sobre este motivo legendario
de la tarea imposible de transportar agua en una criba
nos la encontramos en el poema “La criba”, del poeta irlandés
Seamus Heaney, quien, en su poema “La criba”,
habla “del hombre que llevaba agua en una criba” (8).
Éste es el poema completo:
LA CRIBA
Nunca viste cómo la usaban pero todavía oyes
el cribado y la caída de lo que saltaba en la tela metálica,
terrones y brotes en una pequeña pelea,
el acervo goteante acumulándose debajo.
¿Qué es mejor, lo que queda o lo que cae?
¿O es que el valor lo crea la elección en sí misma?
Con las piernas separadas, y con mano diestra, empieza a
imitar
el modo de cribar el sentido de las cosas, separándolo de
lo que imaginamos,
y adivina qué pasó en aquel cuento
del hombre que llevaba agua en una criba.
¿Fue ignorancia culpable, o más bien
vía negativa a través del goteo y la decepción? (9).
De todo lo indicado, podrían trazarse análisis más
minuciosos en varias direcciones; una de ellas sería la de
la presencia del motivo de las tareas imposibles en los
cuentos folklóricos.
Nosotros, tras mostrar y contextualizar en líneas generales
estos dos relatos legendarios, vinculados por ese
motivo común de la realización de tareas imposibles por
parte de dos personajes femeninos extraordinarios (la
Griega y la bruja), nos detenemos en este punto. En otro
momento, seguiremos mostrando análisis y etno-textos
que obedecen al rótulo de la cabecera: “Motivos legendarios
en la provincia de León”.
NOTAS
(1) MORÁN, P. César: Por tierras de León (Historia, costumbres,
monumentos, leyendas, filología y arte), Diputación Provincial
de León, Breviarios de la Calle del Pez, 16, León, 1987, p. 128.
(2) El llamado la Quinea, en el que se desarrolla la leyenda
de la que tratamos.
(3) MORÁN, P. César: Op. cit., pp. 128-129.
(4) “Notas folklóricas leonesas”, R.D.T.P., IV, 1948, en: P. César
Morán Bardón, Obra etnográfica y otros escritos. II, Zamora. León. Reino de León, Diputación de Salamanca, Centro de Cultura
Tradicional, Serie Abierta, 7, Salamanca, 1990, pp. 316-317.
(5) MARTINO, Eutimio: Mitología leonesa de origen romano,
Caja España, Col. León por dentro, 8, León, 1994, p. 11.
(6) MARTINO, Eutimio: El Molino de la Griega. Mitología Leonesa
de origen romano, Imprenta Sorles, Cuaderno de Campo, 1,
León, 2001, 85 pp. con texto y láminas.
(7) EÇA DE QUEIROZ, José María: Diccionario de milagros,
Trad. de Mario Merlino, Mondadori, Madrid, 1990., pp. 3-4.
(8) HEANEY, Seamus: La linterna del espino, Versión de Dídac
Pujol Morillo, Península, Barcelona, 1995, p. 117.
(9) HEANEY, Seamus: Op. cit., p. 117.