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Los presentes cuentos continúan y concluyen el apartado de cuentos acerca de tontos que se inició en el artículo precedente.
9 [LA TONTA Y LOS LADRONES]
Iban a llevarle de comer al padre al campo, y ya que iban por un camino, pues se acordó que había dejado la puerta abierta, dice:
– ¡Ay, hija, corre y cierra la puerta, que la has dejado abierta!
Y entonces la hija fue, y en vez de cerrar la puerta, cogió la puerta y se la llevó al hombro. Y cuando se presenta ella a la madre, va la hija bregando con la puerta cargada en lo alto, y:
– ¡Ay, hija!, pero, ¿qué has hecho que te has traído la puerta? ¡Ay, vaya por Dios! Mira que se hace de noche… ¿Ahora qué hacemos? Bueno, pues la montaremos aquí en el árbol. Cogieron la puerta y se montaron ellas encima, y allí para pasar la noche. Pero, cuando era media noche, sienten un tropel. Y venía una banda de ladrones, y… dice el que manda:
– Venga, aquí mismo. Vamos a pasar la noche.
Se metieron debajo del árbol adonde estaban las dos. Y entonces, pues agarró, y, cuando estaban los ladrones haciendo de comer…
– Aquí vamos a pasar la noche.
– Pues aquí vamos a hacer de comer.
Cuando estaban haciendo de comer, pues agarra, y la niña, la tonta, se lía:
– ¡Ay, mamaíta, que me meo! ¡Ay, maíta, que me meo!
– Hija, hija, ¡cállate!, que los ladrones mos van a escuchar y mos van a meter en la cárcel. ¡Vaya por Dios! Bueno, pues méate, méate ahí mismo.
Cogió y se meó y ¡qué ocurrencia que donde iban cayendo los meados era en el guiso! Y dicen los ladrones:
– ¡Huh, qué raro; está estrellado y está cayendo agua!
Bueno, pues viene bien –porque como ya estaba seco el guiso, pues le vino bien el agua, los meados de la…– pues, le dijo la hija:
– ¡Ay, maíta, y ahora que me estoy cagando!
– ¡Ay, vaya por Dios! Esta joía por culo me va a buscar la ruina. Bueno, pues cágate ahí mismo.
¡Pom!, los mojones dentro del perol. ¡Venga cagar en lo alto del perol! Y decían los ladrones, allí medio oscuro, dicen:
– Esto será el majado que mos lo está echando el cielo, Dios.
Bueno, pues hicieron el guiso, se lo comieron, y las dos allí, con la puerta en tenguerengue, que si se cae, que si no se cae. Se liaron los ladrones a contar dinero.
– Venga, ahora vamos a contar dinero para que, cuando sea por la mañana, ya cada uno sepa lo que se tiene que llevar.
Se liaron a contar dinero, y ahora la niña, la tonta, ¡pum, pum –en la puerta– pum, pum!, hasta que la puerta…
– ¡Ay madre mía, que se va a caer la puerta! Coge la madre a la hija, y ¡pom!: la puerta se cayó, y cayó en lo alto de los ladrones. Los ladrones salieron corriendo y dejaron todo el dinero allí, y todo. Y se fueron huyendo. Pues, ¡claro!, ahora se echan abajo las dos y se encontraron allí ¡cada costal de dinero!, dice:
– ¡Ea! Pues ahora lo que vamos a hacer es que nos lo vamos, vamos a avisar a tu padre y mos lo vamos a llevar a mi casa.
Cogieron el dinero, se lo llevaron a su casa. Y ahora, por la mañana, pues dice:
– Hija, corre, ve a casa de tu tío, y le dices que te preste la cuartilla.
Y dice:
– ¿Para qué quiere tu madre la cuartilla?
Dice:
– ¡Yo qué sé! Mi madre me ha mandado por la cuartilla… –como era tonta no sabía ni para lo que era.
Pues cuando, le dice, le prestaron la cuartilla, por la raja de la cuartilla, pues como eso es de madera, iban metidas monedas de oro. Entonces cogió y la…
– ¡Ea! Corre y llévale a tu tío la cuartilla y le dices que gracias.
Cuando el tío vio que llevaba monedas metidas en esto, dice:
– ¿Qué será lo que habrá metido mi cuñado? –dice–.
Pues este ha metido oro, porque mira –iban algunas moneditas de oro, dice–; pues eso a la tonta se lo vamos a decir. La vamos a preguntar a ver lo que ha hecho –dice–. Usted, ustedes, ¿qué es lo que habéis metido? ¿Oro, dinero?
Dice:
– ¡Dinero!
– ¿Y adónde?
Dice:
– Nosotros estábamos allí, en el árbol y mos caímos, y allí abajo estaba todo lleno de dinero.
– Nosotros vamos a ir también.
Entonces agarró y cuando llegó el tío, pues le dijo: – Pues ahora vamos a ir nosotros, a ver si nosotros pillamos también, igual que mi cuñada.
Y entonces, se fueron para allá y se llevaron la puerta cargando, y cuando llegaron al campo, pues montaron en un árbol y pusieron la puerta en el mismo árbol donde estaba la tía. Y a eso llegaron los ladrones y, y se liaron a hacer lo mismo:
– ¡Ay maíta, que me cago! ¡Ay, maíta, que me meo! ¡Ay, maíta, que se cae la puerta! Tiraron la puerta, y los ladrones en vez de irse, pues lo que hicieron que se quedaron allí a esperar, a ver qué era lo que estaba pasando. Y entonces los pescaron a los dos que estaban en el árbol.
¡Les dieron tal paliza!
LEOCADIA CABALLERO ROBLES. Arahal, 1991
Versión compleja del anterior.
Thompson: J2470, K335.1.1, K335.1.1.1, K1413, Q200.
10 [EL DE ATRÁS PEOR]
Pues eso era uno que venía de robar aceitunas y lo cogió la guardia civil. Y después que le cogió, le dieron una paliza. ¡Pero como antes pegaban fuerte! Y entonces le dijo:
– Ahora todas las aceitunas se las tiene usted que meter por el culo.
¡Y venga a reírse el tío, y venga a reírse!
Y entonces le dijo el guardia:
– Pero bueno, después de que le estamos pegando, ¿usted se queda riendo?
Dice:
– Ya lo creo –dice–. Mi compañero viene ahí, que viene cargado de melones.
¡A ver lo que va usted a hacer con él!
AMPARO LÓPEZ OJEDA. El Palomar– Paradas, 1993
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CATALOGACIÓN
Aarne– Thompson, nº 1689: Thank God They Weren´t Peaches.
Pujol (Oriol– Pujol), 1689: Sort que no eren Pingyes! Amores García, nº 203: Menos mal que no eran melocotones (tipo 1689).
Thompson: J2563.
VERSIONES POPULARES ESPAÑOLAS
Gómez López (C… Poniente Almeriense, pp. 644– 645), nº 147: Los Ladrones de Aceitunas y Melones.
Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, p. 186), nº 76.18: Los Gitanos y los Melones.
Cano (… Folklor Somedán, p. 53a), nº 23.
Agúndez (C. Valladolid, nº 26): Pues al otro le irá peor.
Cf. Amades (Folklores de Catalunya…, p. 1160b), en nº 583: Altres Mataronades.
González i Caturla (… Baix Vinalopó…, pp. 116– 117): Conte del Mallorquí.
VERSIÓN POPULAR HISPANOAMERICANA
Feijóo (Cubanos, II, p. 185): Los Ladrones de Fruta. En esta ocasión, son tres los que van a robar fruta. El primero roba ciruelas y sufre con resignación el suplicio, el segundo mangos y ríe, porque imagina los sufrimientos del tercero que viene con melones. El mismo recopilador (Sabiduría Guajira…, pp. 267– 268: La chivita y la chiva vieja) recoge un cuento con cierta semejanza. Por comer maíz del vecino, a la chivita le cortan las orejas y a la chiva los labios. Cuando llega la menor ante el amo y éste muestra su asombro, ella exclama: “Eso no es ná; por allá atrás viene mamá muerta de risa”.
VERSIONES LITERARIAS
Arguijo (Cuentos, nº 99; p. 61; en Paz, Sales…, p. 116). Dudan si regalar al duque de Medina Sidonia brevas o piñas. Se deciden por las primeras. El embajador se descuida en el transporte y llegan en mal estado. Enojado el duque, manda que se las arrojen todas hacia él. El embajador exclama: “Mas, si fueran piñas!”.
Fernán Caballero (Cuentos y Poesías…: Una Paz hecha sin preliminares, sin conferencias y sin notas diplomáticas, BAE, 140, p. 79). La misma variante que Arguijo.
Ramsel (Todos Buenos…, nº 89): El Martirio de la Fruta.
11 [PUES NO LE DIGO CÓMO SE GUISA]
Un maricón, que viene de la plaza y se encuentra un amigo. Y viene con una bolsa de, una cesta con carne y con cosas de esas. Se pone a hablar con él, y a sus cosas. Y resulta de que llega un perro, llega un perro y se llevó la carne. Y él venga a charlar con el amigo. ¡Que si esto que si lo otro! ¡Y cuando se da cuenta, el perro lleva la carne. Se queda mirando, dice:
– ¡Oye, chucho! ¿Pero te llevas mi carne?
Y el perro hizo así, se paró, se quedó mirando. Le dijo:
– ¡Pero que venga!
Y hace el perro así; sale andando. Le dice:
– ¡Ah!, ¿pero te la llevas? ¡A ver si te digo cómo se guisa!
AMPARO LÓPEZ OJEDA. El Palomar Paradas, 1993
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CATALOGACIÓN
Variante de Aarne– Thompson, nº 1689B: The Recipe is Saved.
Thompson: J2562.
VERSIÓN ESPAÑOLA
Quintana (Bllat…, p. 264), nº 375: [El Tros de Fetge].
VERSIÓN ÁRABE
García Figueras (Cuentos de Yehá, pp. 127–
128), nº 200: ¿De qué te sirve la carne, si no sabes guisarla? Un águila arrebata una asadura a Yehá y éste le muestra el papel con la receta: “Esa asadura no podrás aprovecharla porque la receta de cómo se guisa ha quedado en mi poder”.
Gil Grimau– bn Azzuz (Que por la rosa roja…, p. 152), nº 85: El Pescado y su Salsa.
VERSIONES LITERARIAS
Timoneda (El Sobremesa…, I, 84; p. 255). De vizcaínos. Un gato le lleva unas criadillas de cordero, pero no la receta: “– ¡Ah gato, gato!, poco te aprovechas llevarlas, que sin éste no sabrás guisarlas”.
Asensio (Floresta, III, IV, VI, VII). El labrador compra unos livianos y apunta la receta en la mano. El perro se lleva los livianos y el labrador “se escupió lo que tenía escrito en la mano, y refregándose á gran priesa, decia. A lo menos no has de saber cómo se guisan”.
Boira (El Libro de los Cuentos, I, pp. 68– 69): El Gato Cocinero.
12 [LAS GACHAS]
Ese era un hombre, un matrimonio que tenía una huerta. Tenía una huerta, y resulta que todos los días iba a vender a la plaza. Tenía una hija que era tonta, que se quedaba atachá, de pelleja que era. Y resulta que aquellos días, aquellos días que pasó aquello, pues fue la madre, y venía la niña que…, ¡mu prepará!, la Mariquiya mu prepará, mu bien arreglaíta, mu bien arreglaíta. Y resulta que aluego llegó, y dice la madre:
– ¡Hea, Mariquiya, que cómo viene! ¡Sinvergüenza, mira cómo viene preparaíta con lo puerca que es!
Y dice:
– ¡A ver! ¡Porque me he casao!
– ¡Agüen la mae que la parió a la Mariquiya! ¡Cómo le pegó la Mariquiya! Conque, ¡con los cabreros de ahí abajo!, ¿sabes? Y resulta que se la llevan al pueblo. Y los cabreros pues fueron, aquella noche a…, dice:
– Hay gente que se va al pueblo.
Y se fueron allí los cabreros a comer un guisote. Y resulta que tenía las gachas; estaba haciendo unas gachas la Mariquiya; y las puso en el basal. Se liaron a comer. Y le dijo, pues uno era muy ansioso, comía mucho, ¡ham ham!: ¡venga a comer, venga a comer, muy ligero…!, total, dice:
– Cuando yo te pise el pie, es que te dejes de comer un poquito, que te dejes un poquito; no que termines, sino que te dejes un poco. No corras tanto, hombre, ligero comiendo.
Y resulta que luego ya se acostaron, ya se iban a ir al campo y le dijo:
– ¿Ya os vais a ir a…? ¡Quedarse aquí esta noche y con eso, mañana por la mañana os vais! Bueno, pues se quedaron aquella noche allí, pero a media noche… ¡tenía mucha hambre!
– ¡Ay, hermano, tú estás harto de comer, yo desmayadito que estoy…! Como… ¡desmayadito desmayadito! ¡Ay, hermano, tú harto de comer y yo desmayadito!
Dice:
– Corre, ve, que cuando llegamos estaba la Mariquiya, la madre de la Mariquiya, haciendo unas gachas y las pusieron en el basal, en el basal, las pusieron en el basal.
Corre, ve, y ten cuidado que no te vayas a tragar el molinillo, que tú eres muy ansioso y eres capaz de tragarte el molinillo, de las gachas.
– ¡Ay hermano, mira lo que me has hecho, lo que me ha pasao!
– ¡Qué me cagüen la…! ¿Qué te ha pasao? ¿Será posible que todos los desavíos te pasen a ti?
Y resulta que luego metió. Había un cántaro en el corral…
– ¡Ay, hermano, que lo que hecho ya!
– ¡Corre ve y te lavas la mano!
Pero no había grifos. Había un cántaro. Y metió un pie, y metió una mano, y metió una mano, adentro del cántaro; y después metió la otra y se quedó con las dos manos metías dentro.
– ¡Y ahora, hermano, me ha pasao otro chasco!
– ¿Qué te ha pasao, tonto? ¡Al tonto le pasan todos los chascos!
– ¡Que ahora no puedo sacar las manos del cántaro!
– ¡Hijo la gran puta! ¿Pero cómo has metido tú las manos para no sacarlas? –una mano se sale…: quería sacar las manos juntas; las dos manos juntas, así, juntas, y no cabían; tiraba para arriba por el cántaro; dice –. Corre, ve, y una piedra que haya en el corral, blanco, pues rompes el cántaro, y enseguida sacas las manos. Primero rompes el cántaro y sacas la mano.
Y resulta que estaba la Mariquiya cagando allí en medio de…, allí, cagando en medio. Y fue, la vio blanquear, dice: “Aquí mismo”. ¡Pom!, le dio candela, un canterazo, y la mató.
– ¡Ay, hermano!
– ¿¡Qué es lo que te ha pasao ahora!? ¡Siempre te están pasando cosas!
– ¡Que he matao a la Mariquiya! Y yo fui y me dieron unos botines.
¡Ea, ya está!
ANTONIO ESQUIVEL LÓPEZ. Arahal, 1991
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CATALOGACIÓN
Astrid Lunding, 100B, The Porridge.
Cf. Aarne– Thompson, nº 1691: “Don´t Eat too Greadly”. Cf.
1775: The Hungry Person.
Boggs, 1363*A.
Hansen, nº 1363*A.
Robe, 1775.
Camarena (Repertorio… Cantabria), 1691, 1775.
González Sanz (Catálogo… Aragoneses), 1363*A: El Hermano tonto y el hermano listo.
González Sanz (Revisión del Catálogo…), prefiere seguir la catalogación de Aarne– Thompson y lo cataloga como 1691, en vez de la de Boggs que propuso en el Catálogo.
Thompson: J514, J585, J1700, J1760, J1820, J2541, J2650, J2661, J2661.4, P210, W125, X431.
VERSIONES ESPAÑOLAS
Ruiz Fernández (Campo de Gibraltar, p. 161b–
163b), nº 13: El Buen Partido.
Matarín (Etnografía… Almería, p. 174): Chachico come Gachas.
Gómez López (C… Poniente Almeriense, pp. 333– 336), nº 51: El Hermano Listo y el Hermano Tonto.
García– Garrido (Literatura de Tradición Oral de Sierra Mágina, p. 454), nº 32: El Tonto y el Gato.
Reinón (Cuentos… Vélez, pp. 128– 129): El Tonto y el Listo.
Rodríguez Pastor (Extremeños y Andaluces, pp. 226– 230), nº XLV: Las Puchas (según el recopilador, recogió otras dos versiones más).
Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, pp. 81– 82), nº 9: Las “Poleás”.
Carreño (C. Murcianos, pp. 251– 253), El Hermano Listo y el Hermano Tonto. [López Valero (C. Murcianos… Aplicaciones…, pp. 128– 129)].
López Valero (C. Murcianos… Aplicaciones…, p. 121): Los dos Hermanos.
Morote (Cultura Tradicional de Jumilla, pp. 145– 147): El hermano tonto y el listo que va a casarse.
Sánchez Ferra (“Camándula… Torre Pacheco)”, p. 103– 105), núms. 90– 91: El tonto acompaña a su hermano a cenar.
Hernández Fernández (C. P… Albacete, pp. 230– 232), nº 166: El Hermano Listo y el Hermano Tonto.
Cf. Asensio (C. Riojanos…, pp. 216– 218): No comas tan vorazmente.
Espinosa (CPCL, II, pp. 156– 161), nº 299: El Hermano Listo y el Hermano Tonto.
Agúndez (C. Valladolid, nº 27): Por las Alubias.
Alonso Ramos (“C… Mazuecos”, p. 143), nº 2.1: El pastor que quería buscar novia (alterado).
Ayuso (“Valores… Cuentos Costumbristas Castellanos…”, pp.
128a– 129b): Juan el Pastor.
Blanco (Palabras… Peñafiel…, pp. 27– 28): Lo que le sucedió a un dulzainero cuando fueron a tocar un pueblo y les dieron de comer (únicamente el episodio del gato que pasa sobre el hermano).
Fonteboa (Lit. Tra. Oral en el Bierzo, pp. 134– 136), nº 41: O Tontarán.
Llano Roza de Ampudia (Cuentos Asturianos, pp. 231– 232), nº 63: No soples.
Sánchez Pérez (Cien Cuentos, pp. 100– 104), nº 48: Las Puches.
Contos P. Lugo (pp. 80– 81), nº 82: O Ermo do Xastre (únicamente el episodio del gato).
Noia Campos (Contos Galegos…, pp. 293– 300): O Criado, o Xastre e as Papas, As Herdeiras e Verdún y O mozo que foi para casa dos sogros.
Ramón (Santa…Ourensan, pp. 360– 361).
Quintana (Bllat…, p. 230), nº 299: [A cercar Nòvia].
Quintana (Lo Molinar… Mequinensa, pp. 124– – 128, 234– 235), nº 179: [Qüento del Farton], nº 38: [Qüento del Toni].
Coll (Quan…, pp. 205– 207): Les Farinetes.
Bertrán i Bros (El Rondallari Catalá, pp. 189– 190), nº 103: Les Guixes del Sopar.
Ferrer (R. de Menorca, I, pp. 54– 64): S`Aiada.
VERSIONES HISPANOAMERICANAS
Robe (Mexican Tales… from Los Altos, pp. 423– 427, 477– 482), nº 119: [Los Dos Muchachos], nº 120: Los Chilaquiles, nº 133: Juan el Menso o El Suegro.
Feijoo (Sabiduría Guajira…, p. 257): El Soplo (incompleto).
Carvalho– Neto (C. F. Ecuador. Sierra…, I, pp. 36– 37), nº 19: El Tonto de la Mazamorra Morada.
Tavares K. (Juan Bobo… Dominicanos, pp. 18– 23): Juan Bobo y Pedro Animales.
VERSIONES NO HISPANAS
Fabre (Historias y L. del Languedoc, pp. 258– 266): Juan el Tonto.
Es uno de toda una serie de episodios que componen el cuento.
VERSIÓN LITERARIA
San Cristóbal (Arlotadas…, pp. 63– 65): La fuente de arroz con leche (episodio que orienta el título).
EQUÍVOCOS A MEDIA NOCHE
Los equívocos en media noche nos recuerdan la situación desgraciada del molinero sin escrúpulos Symkyn. Dos estudiantes pretenden resarcirse de los abusos que el molinero había ejercido sobre el colegio en los asuntos de la molienda de trigo y cebada. Cuando todo parece que se va a volver en contra de los estudiantes, la noche propicia la venganza de los mismos. Después de una cena bien regada de vino, el molinero, la mujer y su hija quedan profundamente dormidos. Alayn, uno de los jóvenes, acude a la cama de la joven, que no lo rechaza. El otro joven, John, coge la cuna que está a los pies de la cama del matrimonio y la pone a su lado; poco después, la esposa se levanta a orinar y, al volver a la cama y no encontrar la cuna, se acuesta con John pensando que es su marido. Al amanecer, Alayn pretende volver junto a John, pero el cambio de la cuna también le despista y le dirige hacia el molinero, pensando que se trata de su compañero, que ha pasado la noche gozando con la hija del molinero. Sigue la inevitable pelea entre John y el molinero. La mujer despierta con tanto ruido pensando que está junto al diablo; pero acude para socorrer al marido, ve un objeto blanco y lo golpea pensando que es el gorro de dormir de uno de los estudiantes, cuando, en realidad, es la cabeza calva del marido. Se trata del cuento de Chaucer, The Reves Tale (Canterbury Tales, pp. 290– 312). Este tema está bien representado en la literatura universal, donde brota inalterable en varias partes. Aparece ya en los Fabliaux (Le Meunier et les. II. Clers, pp. 312– 319), y también en el Decamerón de Boccaccio (novena jornada, novela sexta), por ejemplo.
13 [HERMANO LISTO, HERMANO TONTO]
Era un poquito tonto, y resulta de que le dice el que era más cuerdo, le dice:
– Mira, hermano, vamos a ir al campo.
Y, eran las nueve de la mañana siguiente, cogieron y se fueron al campo. Pero cuando iban por el camino, dice:
– Hermano, ¿tú no sabes lo que ha pasado? –dice–. Que se ha quedado la puerta abierta. Vas y cierras la puerta.
Cogió y fue a cerrar la puerta; pero el tonto se creyó que había dicho: “Arranca la puerta”. Arrancó la puerta y se fue. Y dice:
– Ahora, ¿qué vamos a hacer con la puerta?
– ¿La vamos a tirar al suelo? Pues ahí, vamos a seguir con la puerta.
Siguieron con la puerta. Pero cuando iban lejos, vieron venir a unos ladrones, dice:
– Hermano, y ahora, ¿qué hacemos?
Dice:
– Vamos a subirnos ahí en lo alto de ese pino; y los dos calladitos, y cuando pasen, entonces nos echamos para abajo y seguimos para adelante.
Pues así lo hicieron, dice:
– ¿Y la puerta?
– La puerta nos la llevamos también arriba.
Llevaron la puerta arriba; pero llegan los ladrones y se paran en la sombra del pino a descansar, dice:
– ¡Ea! Pues aquí en esta sombra vamos a hacer un gazpacho y nos vamos a comer el gazpacho.
Resulta de que empiezan los ladrones a hacer el gazpacho, y cuando están majando el gazpacho, decía el tonto:
– Hermano, ¡que me se cae la puerta!
Dice:
– Aguántate un poquito, ¡aguanta!
Total que dice:
– Hermano, que yo quiero hacer pipí.
Dice:
– Hazlo poquito a poco.
Total que lo hizo y les caía en lo alto de la olla de los ladrones.
Y dice:
– Mira si Dios es bueno que nos está echando el aceite.
Pero dice:
– Hermano, que yo quiero hacer caca.
Dice:
– Pues hazla poquito a poco.
Y hizo lo mismo: cagó en la porcelana, dice:
– Mira, qué, qué bueno es Dios, que está echando las uvas.
– Pero él dice:
– Hermano, que la puerta me se cae, me se cae.
– Pues déjala caerse poquito a poco.
A punto de que iba a caer poquito a poco, pues le cayó al capitán de los ladrones en la cabeza, y le cortó la lengua. Pues ahora él se hartaba de decirles a los hermanos que miraran para arriba para ver lo que había pasado, pero ¡como no podía hablar!, no lo entendían. Y así sucesivamente, se fueron del pino. Y entonces ya, echaron abajo y siguieron. Entonces volvieron a la casa y ya pusieron la puerta de la casa.
Pero ahora, al otro día siguiente, dice:
– Hermano, yo me voy a casar –le dijo al tonto.
Total, el asunto de que hicieron la fiesta del casamiento, y cuando ya se hicieron el dicho y eso, el tonto pues comía con las manos y se ensució mucho las manos, dice:
– Mira, hermano, ¿qué hago con las manos tan sucias?
Dice:
– Corre, ve, que hay un cántaro de agua en el corral, en un rinconcillo. Metes una mano y luego la otra. No las metas las dos a la vez, que no las puedas sacar.
Bueno, el tonto metió las dos manos, y no podía sacar las manos y volvió y le dice:
– Mira, hermano, lo que me ha pasado: que no puedo sacar las manos.
Dice:
– Pues, corre, ve, que en el otro rinconcito del corral hay una piedra buena. Pues le das así, rompes el cántaro, y ya sacas las manos.
Pues resulta de que fue, y dio a la piedra: le pegó un cantarazo; pero el cántaro no se rompió; era la novia del hermano, que había ido a hacer pipí, y allí le dio con el cántaro en el culo.
Total, que se volvió y se lo dijo al hermano. Y entonces, que asunto de que eso sirvió de riza entre ellos.
DOMINGO MARTÍN MAQUEDA Marchena, 1991
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Véanse los cuentos La Tonta y los Ladrones y Las Gachas que integran esta versión.
14 [GARBANCITO]
El padre le dijo a Garbancito:
– Garbancito, vas a dir al molino y vas a moler trigo.
Y dice:
– Bueno, ¿y yo qué digo?
Dice:
– Tú vas diciendo por todo el camino: “¡Que no salga ninguno, que no salga ninguno!”.
Y va el pobre diciendo todo el camino:
– ¡Que no salga ninguno, que no salga ninguno! Y había dos hombres en un arroyo, atrancados, que no podían pasar: les costaba mucho trabajo.
Dice:
– Escucha, mira lo que va diciendo ese muchacho, que no se salga ninguno.
– ¡Como sálgamos, te vas a caer! ¡Te vamos a dar una paliza…! ¡Se salió uno…! ¡Le pegó una paliza…!
Y dice el pobre Garbancito:
– ¿Entonces cómo digo?
– Que, como se ha salido uno, se salga el otro; como salió uno, se salga el otro.
Iba el pobre diciendo eso todo el camino, y se encuentra un tuerto y dice:
– ¡Oye, mira lo que va diciendo ese muchacho!: que como te se ha salido un ojo que te se salga el otro.
– ¡Le voy a dar una paliza! ¡Le dio una paliza al pobre Garbancito…! Cuando llegó a su casa con su trigo molido, le dice al padre:
– ¡Ya está aquí el trigo!
Dice que se puso a la vera de una col. Llegó un buey que tenía y se comió la col. Y el Garbancito en la barriga del buey decía:
– ¡Mate usted el buey! ¡Mate…! ¡Estoy en la barriga del buey! ¡Mate usted el buey y me saca de aquí! Estoy en la barriga del buey.
Y ya no sé más que eso.
MARÍA FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ Arahal, 1990
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CATALOGACIÓN
Aarne– Tompson, nº 1696: What Should I have Said (done)? nº 700: Tom Thumb.
Boggs, 1696.
Hansen, 1696.
Robe, 1696.
Camarena (Repertorio… Cantabria), 1696.
González Sanz (Catálogo… Aragoneses), 1696: “¿Qué debería hacer o decir?”.
González Sanz (“Revisión del Catálogo…”), 1696: “¿Qué debería haber dicho (hecho)?”.
Pujol (Oriol– Pujol), 1696: “Donc, què s´ha de dir (fer)?”.
Espinosa, III, pp. 198– 206.
Thompson: F911.3.1, F913, J1064, J2460, J2460.1, J2461, J2461.2, J2465, N250, Q200.
VERSIONES ESPAÑOLAS
Rodríguez Almodóvar (C. al Amor), nº 87: De Media, un Celemín.
Gómez López (C… Poniente Almeriense, pp. 342– 343), nº 52C: De Media un Celemín.
Gómez Randado (Tradición Oral de Lebrija…, II, pp. 53– 54): El hijo del Gaspachero.
Quesada Guzmán (Cuentos… Pegalajar, pp. 239– 241): ¡Que salga Alto! Rodríguez Pastor (C. E. de Costumbres, pp. 177– 178; 180–182), nº 53: El Nieto, nº 54: El Marido Tonto, nº 56: El Hijo del Cabrero.
Rodríguez Pastor (C. Extremeños y Andaluces, pp. 205– 208), XXXVII: El Hijo Ignorante.
Curiel Merchán (Extremeños, pp. 514– 519; CSIC, pp. 361– 367), nº 142: El Cabrero Tontu. Cf. nº 10.
Ortega (La Resurrección…. Campo de Cartagena, pp. 113– 114), XXIV: Periquito el Tonto.
Carreño (C. Murcianos, pp. 241– 242), El Niño Infeliz [López Valero (C. Murcianos… Aplicaciones…, p. 120)].
Morote (Cultura Tradicional de Jumilla, pp. 149– 153): Celemín y Medio, Media Fanega y El Hijo Tonto.
Cf. Sánchez Ferra (“Camándula… Torre Pacheco)”, pp. 105– 106), nº 92: El Tonto irrita a su Suegro, nº 93: El Tonto ronda a la Novia.
Hernández Fernández (C. P… Albacete, pp. 235– 237), nº 172: Tonto Apaleado, nº 173: El hijo Tonto.
Asensio (C. Riojanos…, pp. 218– 219): El Tonto que se quería casar (¿Qué debería haber dicho?).
De la Fuente (“Cuentos”, RDTP, I, pp. 332– 333), nº 1: El Tonto del Lugar.
Espinosa (CPCL, II, pp. 279– 280), nº 370: De una Fanega, Medio celemín, nº 371: Juan el Tonto.
Cortés Vázquez (C. P. Salmantinos, I, pp. 115– 118), nº 53: El Pastor Bobo.
Rubio Marcos (C. Burgaleses…, pp. 297– 300), nº 199: El Tonto lo dice todo al revés.
Martín Criado (“C. Peñafiel”, p. 149), nº 4: El Tonto del Pueblo.
González y Fernández (“Nueve Cuentos… Asturiana”, RDTP, XXX, pp. 243– 244): El Tonto que iba al Molino.
Camarena (León, II, pp. 129– 132), nº 240: [El tonto lo dice todo al revés].
Espinosa (CPE, I, pp. 486– 489), nº 190: De Media un Celemín (V. soriana), nº 191: Perico Argumales (v. santanderina). De su estudio, extraemos los elementos que inciden en nuestro cuento: N. El joven se marcha de nuevo, y se encuentra con unos que están ahogándose en un pozo o en un río, o atascados en el lodo (algunas veces son dos cerdos u otros animales en vez de hombres), o con uno que está sembrando algo, y exclama: –¡Que no salga ninguno! (¡Que no salga nada! ¡Que uno se seque y el otro no nazca!) Le dan otra paliza, y vuelve a su casa. La madre le dice: –Has debido decir: “¡Como salió uno que salga el otro!”.
O. El joven se marcha de nuevo y se encuentra con un tuerto, y exclama: –¡Como salió uno que salga el otro! El tuerto le da una paliza y el joven vuelve a su casa. La madre le dice: –Has debido decir: “¡Que no salga ninguno!”.
Nos dice Espinosa que el elemento N aparece en el 84 por ciento de las versiones, siendo el de mayor frecuencia, seguido de O que lo hace el 69 por ciento.
Vázquez– Monxardín (A Cultura…, pp.155– 156), 4.3: O Tonto e as Preguntas.
Noia Campos (Contos Galegos…, pp. 372– 376): O Parvo de Xan, Xanciño foi á Feira y O Fillo Parvo vai á Feira.
Quintana (Lo Molinar… Mequinensa, pp.124– 128), nº 38: [Qüento del Toni].
Alcover (Aplec… Mallorquines, VII, 143– 156): Es Quatre Germans.
Serra i Boldú (Aplec…, pp. 76– 79): En Maimís.
Arxiduc (C. de Mallorca, pp. 58– 60): Pedro de la Tripa.
González i Caturla (Rondalles de l´Alicantí, pp. 139– 142): Les Comandes de Peret.
Amades (Folklores de Catalunya…, pp. 938a– 941a, 1026b– 1028b), nº 376: En Pau Toni, nº 411: En Pere Bufa..
Azkue (Euskaleriaren…, pp. 135– 138, 203– 205), nº 47: Eroketxo ta Ama. Roquecito y la Madre, nº 71: Keto Bat. Un Burro.
VERSIONES HISPANOAMERICANAS Y PORTUGUESAS
Robe (Mexican… from Los Altos, pp. 477– 482, 483– 487), nº 133: Juan el Menso o El Suegro, nº 135: Alonso Zonzo.
CF. Carvalho–Neto (C. F. Ecuador. Sierra…, I, p. 54), nº 31: El Mudo y la Abuela.
Feijoo (Sabiduría Guajira…, 318– 319): El Bobo que iba versando.
Pires (C. P. Alentejanos, pp. 94– 96), nº 43: O Parvo.
Vasconcellos (Contos e Lendas, II, pp. 412– 413, 414–418, 423–424), nº 639: O João Tolo, nº 641: A Homen Parvo, nº 646: O Pedro.
Braga (C. Português, pp. 209– 211): Pedro de Malas–artes.
VERSIONES NO HISPANAS
Grim (C. C., pp. 539– 540): Inconvenientes de correr Mundo.
“No mucho”, dice el tonto a unos pescadores. “Que pesquéis muchos”, ante uno que llevaban a ahorcar. “Dios se apiade de esta pobre alma”, ante un caballo que están despellejando. “Al foso con la carroña”, ante un coche lleno de viajeros. Casualmente, el carruaje se hunde; el cochero corre al simple.
Italo Calvino (Italianos), nº 190, IV: Yufá y el Odre. Dentro del ciclo del citado personaje. Manda a unos marineros que se acerquen a la costa para preguntarles si el odre está limpio; debió decir: “¡Hazlo correr!”. Esto es lo que dice junto a los conejos del cazador; debió decir: “¡Que caigan muertos!”, lo que repite ante dos combatientes, etc.
Idries (Reflexiones, pp. 23–24) utiliza este tipo del tonto que siempre dice la sentencia a destiempo para crear una fábula adecuada a las enseñanzas del sufismo.
Sobre el Tipo 700 (con el que está fundido, o contaminado, el Tipo 1696 de esta versión), véase el cuento Culantrín.
15 [EL TONTO VA AL PUEBLO]
Pues este era otro, que era un matrimonio, y tenía un hijo, y también era tonto; en el campo que estaban. Eran cabreros, eran ¡muy bruuutos! Por la noche le decía al padre:
– ¡A ver cuando voy a ir al pueblo!
– ¡Y tú qué sabes! Tú te vas a perder. Y tú no sabes dir al pueblo. Y…
– ¡Pues yo quiero ir al pueblo!
– Bueno, pues corre, ve. Mira, tu prima se casa el sábado que viene. Conque el sábado vas a ir que se casa tu prima.
– ¡Bueno, popá! Yo que no sé… Dice:
– ¿Qué no sabes? Pues tú lo que haces que, mira…: la van a celebrar la boda en un corralón que tiene las puertas muy grandes, en un corralón, y cuando tú veas entrar la gente, pues entras tú.
– ¡Bueno!, pues agarró y se fue. Y se lio andar, andar; y que no veía a nadie. Y lo primero que vio fue las puertas de la iglesia (que eran muy grandes las puertas de la iglesia); las vio que estaban abiertas. Y, claro, pues se metió allí. Y cuando entró, pues allí no había nadie.
– Pues esta gente ya se ha ido. Esta gente no…, esta gente no está aquí: no veo aquí ni uno.
Y agarró, se lio por allí a mirar, mirar, y dio con la pila del agua bendita. Y vio, y agarró, y lo que hizo que…, dice:
– ¡Ojú, oh, qué gente, ojú! Se han comido toda la carne; no me han dejado ni una tajadita; nada más me han dejado el caldo.
Agarró y se hartó del caldo. Y agarró y se fue al campo otra vez. Cuando llegó le dijo el padre:
– ¡Qué, Juanito!, ¿cómo, cómo la pasaste?
Dijo:
– ¡Ojú! Cuando yo llegué, ya todo el mundo ya se había ido.
Y dice:
– Bueno, entonces, ¿qué hiciste?
Dice:
– ¡Pues el caldo fue lo que me bebí!
DOLORES GARCÍA VALBUENA Arahal, 1991 –
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CATALOGACIÓN
Aarne– Thompson, nº 1691A*: One Preacher Enough.
Boggs, nº *1690.
Hansen, nº *1690.
Camarena (Repertorio… Cantabria), *1690.
Chevalier (“Chascarrillos…”), 10 Beltrán (“Notes… l´Alacantí”, pp. 128– 129), nº 19: Les comandes de Peret.
Thompson: J1700, J1820, J1823.
VERSIONES ESPAÑOLAS
Rasmussen (C. P. Andaluces, pp. 168– 173), núms. 38– 39: El Tonto y la Porra (I y II).
Gómez López (C. Poniente Almeriense, pp. 346– 347), nº 53: El Tonto en la Iglesia.
Rodríguez Pastor (Extremeños y Andaluces, pp. 208– 209), nº XXXVIII: El Hijo del Pastor.
Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, pp. 213– 214), nº 89: El Pastor en Misa.
Cf. Montero (Los C. P. Extremeños…, pp. 128– 130), nº 31: La Boda.
Carreño (C. Murcianos, p. 243): El Tonto y el Listo [López Valero (C. Murcianos… Aplicaciones…, p. 122)].
Asensio (C. Riojanos…, pp. 215– 216): El Paleto va a Misa.
Sánchez Ferra (“Camándula… Torre Pacheco”, p. 100), nº 83: El Tonto va a Misa.
Agúndez (C. Valladolid, nº 29): El zagal que quería ir a misa.
Cf. Puerto (C… Sierra de Francia, pp. 164– 165), nº 119: Los Gitanos en Misa.
Espinosa (CPCL, II, pp. 277–279, 359–
360), nº 369: El Hijo del Pastor va a Misa, nº 430: El Pastor Tonto.
Díaz– Chevalier (C. Castellanos…, pp. 74– 76), nº 41: El Pastor y el Cura.
Espinosa (CPE, I, pp. 476– 478), nº 184: Juan Tonto va a vender Miel (v. burgalesa).
Camarena (León, II, pp. 128– 129), nº 238: [El Tonto en Misa], nº 239: El neno que iba a misa con su abuela.
Fonteboa (Lit. Tra. Oral en el Bierzo, p. 130), nº 35: El Pastor que fue a misa.
Cf. Gomarín (C. Campurrianos…, pp. 45– 46): El Criado y el Convite de Bodas.
Nogués (C. Aragón, pp. 127– 128). Las siguientes son las palabras con que el hijo tonto explica sus impresiones de la boda:“–En un plato muy grande […] sólo había caldo; un señor con camisa larga […] hablaba desde un pesebre […] y todos callaban como borregos”.
VERSIONES HISPANOAMERICANA Y PORTUGUESA
Robe (Mexican Tales… from Los Altos, pp. 482– 83), nº 134: [El Ranchero que fue a la Iglesia].
Vasconcellos (Contos e Lendas, II, pp. 442– 443), nº 661: [O Rapaz que foi á Missa]
VERSIONES LITERARIAS
Fraile Álvarez (Recuerdos…, pp. 24– 25): ¡Ay aquellos Años de Hambre! Fernán Caballero (“Las noches de invierno…” en O.C. El refranero…, nº 5, pp. 54– 55).
Le falta, a nuestro cuento, la parte final, según la cual, el tonto interrumpe el sermón y es amonestado (J231.1.1.1), episodio que, precisamente, sirve de título al cuento del índice de Thompson. Por contra, nuestro final nos recuerda otro Tipo, en el que el tonto, en contraste con nuestro cuento, se come la carne y se presenta con el caldo, explicando:“–Trompecé y derramóseme toda la carne, y no pude coger más que el caldo”, según Arguijo (Cuentos, en Paz, Sales…, p. 178). O en Juan Martínez Villergas (Textos Picantes y Amenos, p. 44) en “La Nava del Rey”.
16 [EL VIAJE DEL TONTO]
En un campo. Era una familia que había en un campo. Y entonces, para amasar en los hornos que había antiguos, pues iban a unos molinos que había en el campo a moler los trigos. Entonces se hacía, se amasaba el pan y eso. Entonces la pobre mujer, pues no tenía a quien mandar más que a su hijo que era tonto. Y lo mandó, lo mandó; ella le echó el trigo en el caballo, lo montó en el caballo, y entonces le dijo: – Hijo, ¡que vengas tempranito! Dice: – Sí, mamá.
Dice:
– Mira, ¡que no te vayan a engañar, eh! Ya sabes el trigo que llevas.
Dice:
– Sí mamá, que no me engañan a mí. Yo, hombre, ¡tan tonto no soy! Que aunque tú creas que yo soy tonto, pero no soy tan tonto.
– Bueno. ¡Venga, andando! ¡A subirse en el caballo!
–lo subió en el caballo, le dio una vara.
Y cuando va a arrancar, a andar con el caballo, la madre cierra la puerta y al tonto se le cae la vara. Se le cae la vara y ¡venga esperar, venga esperar! Y la madre decía, a cada instante:
– Ya irá a venir mi hijo. Ya mismo va a venir mi hijo.
Bueno, pues cuando le dio gana. Ya que parecía que era la hora de venir, se asoma a la puerta, y dice:
– ¡Ay Dios mío! ¡Ves! ¡Ya sabía yo que ya venía! –porque ya era la hora de venir.
Dice:
– ¡No, mamá! Si es que se me cayó la vara.
– ¡Ay, maldita sea la madre que te trajo! Y se le había caído la vara y estaba el tonto todavía allí.
AMPARO LÓPEZ OJEDA. El Palomar– Paradas, 1993
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CATALOGACIÓN Y ESTUDIOS
Cf. Boggs, 1696.
Chevalier (Cuentos Españoles, pp. 127–
128), B5 (Cuentecillos…).
Cuartero– Chevalier (ed. Floresta de Santa Cruz, p. 385), II, VI, 16.
Espinosa, III, pp. 191– 197.
Thompson: J1700, J2066.
VERSIÓN POPULAR ESPAÑOLA
Rodríguez Pastor (C. E. de Costumbres, pp. 168– 171), nº 49: El hombre que era muy perro.
Véase Espinosa (CPE, nº 181: Juan el Tonto y María la Lista).
El estudio de varios tipos semejantes lo refleja Espinosa tras el análisis de ese cuento complejo, que posee varios episodios aislables: A1, B2, B3, B4, C, C1, D, D1, D2.
Nuestro cuento coincide con el episodio D: “María envía a Juan por leña. Le dice que se suba en el burro. Monta el burro y se queda en la cuadra todo el día”.
VARIANTES LITERARIAS
Existe una variante literaria muy semejante que podemos hallar en Santa Cruz (Floresta, I, II, VI, XIV).
Mal Lara (Philosophía Vulgar, VII, 65; pp. 714– 715), bajo el refrán: Aún no ensillamos, ya cavalgamos.
Ruiz de Alarcón, Mudarse por Mejorarse, II, 7 [en Jiménez Hurtado, C. Españoles contenidos…, pp. 158–159].
En estas versiones suele ser el escudero quien es enviado a algún encargo. El caballero que se jacta de la buena disposición del escudero, imagina el rápido viaje y el momento en que ya debe estar de vuelta. En este mismo instante, le llama y le manda pasar. Le pregunta por el viaje. “Ya voy, señor, que no hallo el freno del rocín” (Mal Lara).
Castelar (Nueva Floresta, pp. 144– 145): El Convite. Le mandan por unos músicos para festejar a las invitadas, pero cuando salen a ver si vuelve, le oyen excusarse: “Señor, aún no he hallado la brida del caballo”.
Boira (El Libro de los Cuentos, II, pp. 179– 180): Criado ligero (versión de Castelar) C. A. Bardón (Cuentos en Dialecto Leonés, p. 42) lo utiliza para perfilar la personalidad del personaje de su cuento El Ti Llagartu (pp. 42–46).
Tres elementos básicos identifican a las dos versiones (oral y escrita): el ordenante imagina el viaje, (calcula la hora de llegada con exactitud y sale a abrirle), y la misma excusa para que se truncase el viaje. El cuento es, pues, el mismo; pero hay alguna diferencia en el tipo de personajes. La anécdota ha recaído, en lo popular, en el ciclo de la madre y el hijo tonto, y, en lo literario, en el de viajes. Ambos ciclos son típicos en cada campo.
REFRANES
Correas (Vocabulario…, p. 71a): – Aún no ensilláis, y ya cabalgáis.
– Aún no ensillamos, y ya cabalgamos.
17 [LA PATATA DEL CURA]
Eso fue también un cura, que le regalaron un saco de patatas. Y dijo: – Bueno, pues dejadlo ahí en la puerta.
Se lo dejaron… –estos chistes me los contaron a mí mis padres, no vaya usted a creer que…–, y se lo puso en la puerta. Y cuando el cura fue a cogerlo, el saco de patatas se había perdido: “¿¡Esto cómo es!? ¡El saco de patatas se ha perdido!”.
Bueno, pues ahora voy a juntar a todos los del pueblo.
Juntó a toda la gente, la llamó a toda.
– ¡Ay, que el cura nos va a dar algo! Que nos ha llamado, nos va a dar algo.
Entonces, cuando estaban todos reunidos en la iglesia, los dijo:
– ¡Hermanos míos, os pongo en conocimiento que ayer me regalaron un saco de patatas! ¡Y precisamente ese saco de patatas…, uno de algunos de los de aquí se lo ha llevado! ¡Pero se le cayó una de las patatas que tenía el saco! ¡Pero el que es, desde aquí lo estoy viendo yo! ¡Yo estoy viendo desde aquí el que se lo llevó! ¡Y con la patata que tengo en la mano le voy a hacer así…! Hizo él así, y se agachó. Y ya dio con él.
Dice:
– Desde aquí lo estoy viendo y con esta patata le hago así… Y hizo así el que… Y dijo: “Ya va a tirar la patata”.
Y dio con él de seguía.
AMPARO LÓPEZ OJEDA. El Palomar– Paradas, 1993 –
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CATALOGACIÓN
Aarne–Thompson, nº 964: Thief (Murder) Deceived into Betraying himself by a Gesture. Cf nº 1833: Application of the Sermon.
Boggs, 1831*C, Cf. *1800D.
Camarena (Repertorio… Cantabria), 1831*C.
Thompson: J1141, J1141.1, J1141.11, J1700, N271, N275, N275.5, X435.
VARIANTES POPULARES
Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, pp. 203– 204), nº 81: El Cura de las Casas, nº 82: Las Cebollas del Cura.
Asensio (C. Riojanos…, pp. 258– 259): El cura delata a los ladrones en misa.
Martín Criado, (“Cuentos… Castellanoleoneses”, p. 57), nº 50: El Cura Listo.
Recuerda el cuento de Espinosa (CPCL, II, pp. 338– 339), nº 411: ¡Arroja ese Vientre, Miguel! El cura se dirige al santo, pero el tonto, que se llama como el santo, se da por aludido y arroja lo robado.
Igualmente en Llano Roza de Ampudia (Cuentos Asturianos, pp.0244– 245), nº 74: Arroja esa Inmundicia, y en Camarena (León, II, pp. 170– 171), nº 276: Tira esa Inmundicia [Boggs, *1800D].
VERSIONES LITERARIAS
Fernández de Velasco (Deleite de la Discreción…, 68– 69), aunque el aludido no es ladrón.
Floresta Cómica. Colección…, pp. 8– 10: […]
El cura al mozo profano
respondió, y por mostrar
que le quería tirar
una piedra, alzó la mano;
y al tiempo
que con destreza,
aunque a nadie señaló
levantó el brazo, bajó
el barbero la cabeza,
presumiendo que a su frente
iba el tiro encaminado;
y conoció su pecado,
por ignorancia la gente.
[TRES INGENIOS: Oponerse á las Estrellas, Jornada 2ª]
Boira (El Libro de los Cuentos, II, pp. 267– 268): El Delito se descubre solo.
Cf. Santa Ana (Cuentos y Romances, p. 287): La Voz de la Conciencia.
Remitimos a Lida de Malkiel (El Cuento Popular, pp. 101– 105 y 133– 134) que estudia algunos casos literarios de lo que ella llama “estratagema psicológica para descubrir al ladrón”.
18 [¿PERDERÉ EL OJO?]
Eso fue uno que en una pelea le dieron un golpe, y le sacaron un ojo. Y entonces fue al médico.
Y cuando ya le curó, y eso, le dijo:
– Doctor, ¿perderé el ojo?
Y dijo:
– No, si tienes cuidado con él, no. ¡Lo llevas en la mano!
AMPARO LÓPEZ OJEDA. El Palomar– Paradas, 1993
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CATALOGACIÓN
Thompson: J1430, P424.
VERSIONES LITERARIAS
Santa Cruz (Floresta, I, IV, VII, VIII): “Cuando un Cirujano á un pobre hombre, que le habían dado una pedrada en un ojo, que se le hechó fuera, preguntó al Cirujano: Señor, perderé el ojo? Respondió: No, porque yo lo tengo en la mano”.
Garibay (Cuentos, p. 214; en Paz y Meliá, Sales…, pp. 40– 41).
Sin variación respecto al anterior. El cirujano responde: “–No, que yo lo tengo en la mano”.
Antonio de Solís, El Doctor Carlingo, 2ª (recogido en Fábulas y Cuentos en Verso, selec. de Mª Goyri de Menéndez Pidal, p. 123).
Boira (El Libro de los Cuentos, I, p. 265): El Ojo en la Mano.
Trueba (Cuentos del Hogar, p. 130): El fomes peccati, lo menciona: “¿Qué va á sacar? ¡Ahí es nada lo del ojo y le llevaba en la mano!”.
Lo mismo ocurre en Fernán Caballero (Más Largo es el Tiempo que la Fortuna, “Esc. Cas.”, 135, p. 165): “–¡Pues no es nada lo del ojo, y le llevaba en la mano!”.
Gallardo de Álvarez (Cuentos de Resolana, pp. 225–233), nº 18: “Entre Toas le mataron”.
REFRANES
Rodríguez Marín (Más de 21.000…): “No es nada lo del ojo”, y lo llevaba en la mano (sin explicación).
Paramiología…: No era nada lo del ojo, y lo llevaba en la mano (p. 37).
Junceda (Diccionario…): ¡No es nada lo del ojo!, y lo llevaba en la mano.
19 [SERÍA TONTO Y MEDIO]
Tenía un campo, y entonces el tonto le daba por arrimar los haces –usted sabe lo que son los haces ¿no?–; los haces de trigo los pasaba de su tierra, de la del vecino a la suya, y la gente decía: – ¡Ay! ¿Quién será el que, el que se lleva el trigo de aquí? El tonto ¡no va a ser! Bueno, pero el tío tonto de estos, aquí tan bruto ¿va a ser? Un borrico de estos ¿que es capaz de hacer eso? Total, que dice que ya los que estaban alrededor estaban cabreados. Y un día le observaron, y el tonto cogía…, ¡pum!: los haces, a lo suyo.
Y entonces uno de ellos le dijo:
– ¡Oye, tonto! ¿Tú por qué no pasas los haces de tu tierra a la nuestra?
Dice:
– ¡Porque entonces voy a ser tonto y medio!
AMPARO LÓPEZ OJEDA. El Palomar– Paradas, 1993
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CATALOGACIÓN
Thompson: J1393.
VERSIONES POPULARES ESPAÑOLAS
Díaz (Cuentos en Castellano, p. 122): El Listo.
Fonteboa (Lit. Tra. Oral en el Bierzo, p. 138), nº 43: El Tonto y el Confesor.
Sánchez Pérez (Cien Cuentos, p. 6): La Confesión del Medio Tonto.
Asensio (C. Riojanos…, pp. 238– 239): El tonto que fue a confesarse (Chistes acerca del confesionario) VERSIÓN ÁRABE García Figueras (Cuentos de Yehá, p. 160), nº 271: Sería un Imbécil Doble.
VERSIONES LITERARIAS
Cuentos y Chascarrillos, pp. 120– 121: De Cereales.
Roderic (100… Ferroviarios, s. p.): No era tonto del todo.
García– Arista (Fruta de Aragón, 2ª entrega [puede leerse en Cuentos de Aragón, pp. 104– 107]): Santiaguico “Mediotonto”.
Lacalle (El libro de las narraciones…, p. 214): El Medio Tonto (lecturas didácticas).
20 [QUE COMA PORQUE VA A BEBER]
Y otro que fue y tenía un burro y se le iba, lo metieron en un barco y entonces, el burro se iba a pique. Y le dijo:
– ¡Ojú! ¿Le echo de comer? ¿Le echo mucha paja al borrico? Y le dijo:
– Échale toda la que quiera, porque para el agua que va a beber, por mucho que coma no le pasa nada.
AMPARO LÓPEZ OJEDA. El Palomar– Paradas, 1993
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CATALOGACIÓN Y ESTUDIO
Chevalier (Cuentos Españoles, pp. 76– 77 y Cuentecillos, L7).
Cuartero– Chevalier (ed. Floresta de Santa Cruz, p. 457), IX, IV, 7.
VARIANTE POPULAR ESPAÑOLA
López Megías (Etno…Alto de la Villa, p. 319), nº 204: El Pozo.
VARIANTES LITERARIAS
Indudablemente, esta versión es paralela a otras literarias muy frecuentes.
Glosas al Sermón de Aljubarrota (en Paz, Sales…, “Es. Cas.”, 80, pp. 174–
175). El portugués, después de cerciorarse de que el barco se va a hundir, y mientras los demás se afanan en sus tareas, exclama: “A hombre que tanta agua espera beber, ¿no le dejaréis comer dos bocados?”.
En el “Sobremesa…” (I, 31), el soldado acude al camarote del capitán para comer mientras los demás rezan porque la nave está a punto de ir al fondo del mar; alega: “Bien es que coma un bocado/ quien tanta agua ha de beber”.
Correas (Vocabulario…, p. 426b): “Quien tanta agua ha de beber, menester ha de comer”.
En Santa Cruz (Floresta, I, IX, IV, II; p. 335), no hay variación. La alegación es: “No le parece á V. que quien espera de beber tanta agua, como aquí vé, que es razón coma algún bocado?”.
Juan de Luna (Segunda parte del Lazarillo, II, pp. 19– 21). El pícaro come y bebe hasta hartarse; después del hundimiento del barco, sobrevive durante buen tiempo bajo el agua y consigue salvarse. El editor (en nota a pie de página) asegura que el cuento “es imitación del que el doctor Andrés Laguna cuenta con humor en el artículo «Higo» de su Dioscórides acerca de la materia medicinal (Anversa, 1555), donde un marinero portugués estando a punto de naufragar se come sus carísimos higos de Algarve diciendo Morra Marta e morra farta”.
En Asensio (Floresta, III, VII, IX, VII; p. 201), la única variante respecto a Timoneda es que el indolente marino no acude al camarote del capitán, sino que utiliza su pan y queso y justifica su actitud diciendo que sólo quiere: “Tomar un bocado, que razón será que quien espera beber tanta agua, tenga reparado el estómago”.
Boira (El Libro de los Cuentos, I; pp. 148– 149): Comer para morir.
El Promotor (director Amancio Arnaiz, calendario nov.– dic), 2000: Barco a la Deriva.
Chevalier reproduce, entre otras, la versión de La Vida de Estebanillo González, II, I.
21 [COMER AMASCOS]
Ese, que le invitó a comer amascos, que tenía mucha hambre y… Como era un año muy malo, pues entonces tenía un buen amigo, que tenía una huerta y eso, y le decía:
– ¡Chiquillo! ¿No tienes nada por la huerta aquella?
– ¡Sí hombre, sí tengo! Yo fruta tengo. El día que quieras te vienes conmigo, y… Bueno, pues todas las noches le esperaba el pobre muchacho para venirse a comer. Y aquella noche, ya fue por él y le dijo:
– Vamos a ir a comer amascos.
El muchacho, el dueño, se subió y dice:
– Súbete conmigo.
Dice:
– No, en el suelo hay.
– ¡Quiyo, súbete!
– ¡Que no, que hay en el suelo!
– Ea, bueno, pues yo me subo –se subió él arriba, empezó a comer amascos–. ¡Yo me he comido cinco!
– ¡Cinco! Yo me estoy comiendo uno.
– ¡Chiquillo, uno! ¿Uno nada más?
–Yo, uno nada más.
– ¡Chiquillo, pero…! ¡Nada, yo me he comido ya diez!
– ¿Diez? ¡Yo estoy comiendo uno!
Hasta que ya le dijo:
– ¡Me he comido lo menos veinte!
– ¿Veinte?
Ya me voy a bajar, porque yo ya voy a reventar comiendo amascos.
Y entonces cuando se bajó, ¿qué te parece que se estaba comiendo, Dolores? Una calabaza roteña así de gorda se estaba comiendo.
AMPARO LÓPEZ OJEDA. El Palomar– Paradas, 1993
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CATALOGACIÓN
Aarne– Thompson, nº 1339: Strange Foods.
Cf. Robe, 1319B*.
Thompson: J1340, J1730, J1732, J1772, J1800.
VERSIONES POPULARES ESPAÑOLAS
López Megías (Etno…Alto de la Villa, p. 25), nº 19: Las Olivas (comió las aceitunas sin saber que tenían hueso).
Gómez López (C… Poniente Almeriense, pp. 581–
582), nº 200: Las Brevas y las Chicharras (comió las chicharras pensando que eran brevas).
VERSIONES LITERARIAS Y AFINES
Posee el mismo fondo que el conocido cuento que recoge Timoneda, por ejemplo, (Portacuentos, II, 41), donde un vizcaíno, al llegar a Valencia, cree que las berenjenas son higos. Al notarlos amargos, piensa que es por falta de miel.
Sebastián de Horozco (Teatro, 744; p.201a): De ser higo es mas el miel no le has venido Burlamos del vizcayno que berengena pensava ser higo muy bueno y fino… También Timoneda nos presenta a dos vizcaínos que llegan a una venta. La ventera les ofrece miel, pero uno de ellos no sabe qué es miel, el otro, en cambio, alardea de sus conocimientos: “–Dejar estar, señora, este mi compañero, que es asno pon un tajada [a] asar”. (Sobremesa, I, 83; pp. 254– 255).
Gascón (C. Baturros, p. 56): “–Rediéz, lo que me gustan las olivas! Hasta los güesos me engullo. – Pero qué, ¿tienen güesos?”.
Pabanó (Historias… de los Gitanos, p. 170): Melocotones sin Huesos. Dos gitanos apostaron a ver quién comía más melocotones.
Uno se atragantó con los huesos, el otro se extrañó porque, después de haber comido una buena cantidad de ellos, no se había percatado de que los melocotones los tuviesen.
1000 Chistes de Jaimito, p. 106.
Vallejo Balda (Fábulas y cuentos, p. 34): A todo hay quien gane (no advirtió que los melocotones tuviesen hueso).
Khawam (El Libro de las Argucias, pp. 258– 259: La Fruta con Hueso). Cosroes Anuchirwân, rey de los persas (que gobernó en el siglo VI) preparó una broma a al– Nu´mân, rey de los árabes; colocó sobre la mesa unas frutas a las que había sustituido el hueso por almendras, mientras que a su invitado árabe le sirvió las frutas con su propio hueso. Cosroes comió la fruta y al– Nu´mân, siguiendo el ejemplo, hizo lo propio con las suyas, tragando los huesos.
REFRÁN
Martínez Kleiser (Refranero General Ideológico Español), nº 14.828. De ser higo es higo; mas el miel no es venido [tomado de Rodríguez Marín, sin especificar fuente]. El desarrollo, no obstante, no es idéntico, pues explica el propio Rodríguez Marín: “Remate de cierto cuentecillo de un andaluz con un vizcaíno. Hizo comer e éste un cagajón de jumento, demostrándole que era un higo” (12.600 refranes).
22 [SI ADIVINAS LO QUE LLEVO]
Eso es uno que venía de la viña… y entonces se encontró un chaval en la calle y… llevaba una cesta, y le dijo:
– Si adivinas…, vengo de la viña, si adivinas lo que llevo en la cesta, te doy un gajito.
Y le dijo:
– ¡Uvas!
– ¡Ya lo creo!
AMPARO LÓPEZ OJEDA. El Palomar– Paradas, 1993
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CATALOGACIÓN
Aarne– Thompson, nº 1346A*: Guess how Many Eggs I Have and you shall Get all Seven.
Thompson: J2712.2.
VERSIONES ESPAÑOLAS
Nogués (Aragón, p. 63): “Si adevinas lo que llevo en la alforja, te daré un racimico. – Padre, uva. – ¡Qué agudico es mijo!, exclamó el baturro embelesado”.
Díaz Martín (Maldiciones Gitanas, p. 59): “Como me adivines lo que te voy á preguntar, te doy una perra…”.
REFRÁN SEFARDÍ
Saporta (Refranes…, p. 184): “De lo que tengo en la falda te daré un razimo. Acertijo que se hace los niños…”.
VERSIÓN ÁRABE
García Figueras (C. Yehá, pp. 178, 223), nº 301: Yehá y los Melocotones. “– Si acertáis lo que llevo en esta cesta os daré un melocotón”, nº 398: Adivinanza: “Piensa, ¡oh maestro!, en lo que voy a decirte. Si aciertas lo que tengo en la mano te haré con ello una tortilla”.
Posiblemente, con muchas variantes, haya tenido gran difusión como juego infantil.
MOTIVOS QUE SE CITAN
F911.3.1 Tragado por animales.
F913 Víctimas rescatadas del vientre del tragador.
J514 No debería ser tan voraz.
J585 Precaución en el comer.
J1064 Tarea inútil la de tratar de enseñar a un tonto.
J1141 Confesión obtenida mediante treta.
J1141.1 Persona culpable inducida a hacer gesto (acto) que admite culpabilidad.
J1141.11 Detección por truco.
J1340 Réplicas de personas hambrientas (Keller).
J1393 El doble tonto. Un tonto es sorprendido cogiendo mies de otros y metiéndolo en su saco. El molinero le pregunta que qué está haciendo. “Soy un tonto”. “¿Por qué entonces no pones tu mies en los sacos de los otros?”. “Yo soy un simple tonto. Si lo hiciera sería doble tonto”.
J1430 Agudezas sobre doctores y pacientes.
J1700 Tontos. (Tatum)
J1730 Ignorancia absurda. (Tatum)
J1732 Ignorancia de ciertos alimentos.
J1760 Animal o persona tomados por otra cosa. (Tatum)
J1772 Un objeto tomado por otro.
J1800 Una cosa tomada por otra (varios). (Keller)
J1820 Acciones inapropiadas por malentendido.
J1823 Por malentendimiento de las ceremonias de la iglesia, se producen acciones inapropiadas.
J2066 Tonto esperando.
J2460 Obediencia literal. (Keller)
J2460.1 Desastre por no entender instrucciones.
J2461 ¿Qué tengo que decir (hacer)? La madre enseña al chico (el hombre a su esposa) lo que debería haber dicho (hecho) en esta u otra circunstancia. Él usa las palabras en los momentos más inoportunos y siempre es castigado.
J2461.2 Seguimiento literal de saludos. El tonto da el saludo equivocado y se le dice cómo debe darlo correctamente. Cuando lo intenta de nuevo, las condiciones son otras y vuelve a equivocarse.
J2465 Desastroso seguimiento de instrucciones.
J2470 Metáforas interpretadas al pie de la letra. (Keller)
J2541 No comer con demasiada avidez. Tonto se contiene en la mesa y pasa hambre. Después se hace con alimento en la casa y ocasiona problemas.
J2650 Tonto chapucero.
J2661 Tonto chapucero tiene sucesivos accidentes.
J2661.4 Los desastres del muchacho.
J2562 Gracias que ha dejado la receta. El halcón le roba la carne al tonto; pero éste se da por satisfecho porque no se lleva la receta.
J2563 “¡Gracias a Dios que no eran melocotones!”.
J2712.2 Adivina cuántos huevos tengo y te daré los siete.
K335.1.1 Caen objetos sobre los ladrones desde el árbol.
Huyen y dejan el dinero.
K335.1.1.1 Cae la puerta desde el árbol sobre los ladrones.
Asustados, huyen dejando el tesoro.
K1413 Guardando la puerta. Arranca la puerta y la echa a los hombros.
N250 Persistente mala suerte. (Keller)
N271 Asesinato revelado de diversas formas.
N275 Criminal que confiesa porque se siente acusado.
N275.5 Criminal en la iglesia confunde las palabras del servicio por acusación.
P210 Marido y esposa.
P424 Médico.
Q200 Hechos castigados.
W125 Glotonería.
X431 Párroco hambriento y plato de potaje. Serie de accidentes al hacerse el párroco con el plato de potaje en la oscuridad.
X435 Aplicación del sermón.
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BIBLIOGRAFÍA
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