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NOTAS
(1) Al menos no tengo datos ni informes que me permitan afirmar lo contrario. Por otro lado, la fiesta de Santa Brígida no aparece mencionada en el estupendo y documentado libro de David Gustavo López: León Festivo y Romero, donde se recogen y describen cronológicamente las fiestas populares y tradiciones leonesas actuales que se celebran a lo largo del año. Recientemente se ha publicado por el Diario de León, con la colaboración del grupo de cultura tradicional leonesa Tenada, un calendario para el año 2005 donde cada mes está dedicado a aspectos de la cultura popular de León como la petición de aguinaldos o los mayos, y en el que el mes de febrero se dedica precisamente a Santa Brígida con el encabezamiento de “Santa Brígida y Santo Tormentero”, y donde hay una somera descripción de la costumbre sin especificar el lugar de recogida de los datos.
(2) En Alija de la Ribera esta merienda de hermandad se mantuvo hasta mediados de los años ochenta aproximadamente.
(3) Los “diablos que amasan la piedra”, expresión literal que me proporcionaron mis informantes, son los reñubeiros, renuberos, o regulares de la mitología leonesa, seres fantásticos que dirigen las nubes y provocan las tormentas y las granizadas. En Alija de la Ribera la expresión “tener cara de renubero”, se aplica a quien tiene cara de enfado, porque, según me explicaron, “la cara de quien está enfadado es fea como una nube”.
(4) Información proporcionada por Cecilio Pérez Álvarez y Milagros García Francisco el 20 de abril de 1997, en Alija de la Ribera.
(5) García Fernández, 1948: 452.
(6) Alonso Ponga, 1992: 15-17.
(7) González Prieto: 94
(8) Neira Campos, A y Díez Álvarez M.V.: El ciclo festivo antiguo en Villalbalter, León, 1984 [inédito]; referencia tomada de Rua Aller y Rubio Gago: 89-90. Santo Mortero debe ser una deformación de San Tormentero.
(9) Rojo, : 105-106.
(10) Puerto, 2003: 15.
(11) Referencia tomada de Casas Gaspar: 67.
(12) Alonso Ponga, 1983: 46 n.o 23.
(13) Rubio Pérez: 344.
(14) Rubio Pérez: 387.
(15) Rubio Pérez: 444.
(16) Rubio Pérez, 1987: 426.
(17) No deja de ser un dato interesante que la fiesta que se estudia se haya extendido por los territorios de las diócesis leonesa y astorgana, ya que como señala Alonso Ponga: “La administración eclesiástica de este territorio [las tierras llanas leonesas], estuvo compartida, hasta hace poco, por las diócesis de Astorga, Oviedo y León. Este reparto diocesano debe ser tenido en cuenta a la hora de estudiar todo tipo de manifestaciones religiosas, puesto que las sinodales y normas internas de los obispados han llegado en ocasiones, a diferenciar tradiciones y costumbres en comarcas aparentemente homogéneas”. Alonso Ponga, 1986: 139. Como vemos la fiesta existió en los territorios de las diócesis leonesas, lo que podría indicar que su origen es anterior a la fijación de los límites diocesanos, o quizá simplemente una extensión de la fiesta realizada al margen de tales límites.
(18) En algunas poblaciones de esos territorios de la antigua diócesis leonesa la fiesta de Santa Brígida se mantuvo hasta fechas recientes como una celebración típica de los mozos, como por ejemplo en la localidad palentina de San Llorente del Páramo. Asimismo, José Luis Alonso Ponga señala que esta festividad también se celebraba en los pueblos zamoranos, palentinos y vallisoletanos que pertenecían a la diócesis de León, pero sin ofertar más datos.
(19) A. Redondo Aguayo (1953): Monografía Histórica de la villa de Becerril de Campos, Palencia, p. 165. Referencia tomada de Alonso Ponga, 1999: 110.
(20) Alonso Ponga, 1999: 105.
(21) Partimos del examen de los elementos de la fiesta estudiados por Alonso Ponga.
(22) Rua Aller y Rubio Gago: 83-90.
(23) Rua Aller y Rubio Gago: 72-75; Alonso Romero, 2002: 55-56; Gómez-Tabanera: 56. Sobre este numen parecen muy acertadas las palabras de Fernández Conde y Santos del Valle: 92-93, cuando señalan que en la imagen folklórica del Nuberu no es difícil encontrar trazos de deidades antiguas, prerromanas y romanas, ligadas a agentes atmosféricos –añadiendo asimismo– que es normal la presencia de este demon del tiempo en las tradiciones populares porque todo lo que tuviera que ver con el tiempo fue siembre fundamental para la vida campesina. Posteriormente la influencia del cristianismo relacionó este mito con el demonio y la mayoría de conjuros mágicos para dominarlos son también cristianos.
(24) Gaignebet: 20-21.
(25) El primero de mayo se celebraba en múltiples localidades leonesas el mayo (Alonso Ponga, 1992: 53-65), y el primero de noviembre Todos los Santos fecha en la tenía lugar la costumbre denominada la machorra o la carnerada cuyo ámbito geográfico era básicamente la zona oriental de la provincia de León y en la que los mozos celebraban una comida de hermandad que consistía en un carnero o una oveja machorra (de ahí el nombre que recibía en algunos lugares la costumbre) y tocaban la campanas a muerto en recuerdo de las ánimas (Campos y Puerto: 9394). En ambos casos el protagonismo de la celebración correspondía a los mozos, comenzando la fiesta en la noche de la víspera del uno de mayo y del uno de noviembre respectivamente.
(26) Alonso Ponga, 1992: 15; Alonso Ponga, 1983, 46.
(27) Caro Baroja, 1986: 339. Es lástima que Julio Caro no desarrollará el estudio sobre las hermandades y cofradías de mozos que, al parecer, tenía proyectado, vid. Caro Baroja, 1986: 367.
(28) Peralta Labrador, 1990.
(29) El culto a Santa Brígida debió de llegar a España, como el de tantos otros santos, a través del Camino de Santiago y a partir del siglo XII. Es probable que fueran peregrinos irlandeses a Santiago los responsables de la introducción del culto a Santa Brígida en la península, o tal vez francos devotos de esta santa cuyo culto fue extendido en Europa por irlandeses. En Italia fueron precisamente peregrinos irlandeses a Roma los que llevaron el culto a la abadesa de Kildare que se constata aun hoy en iglesias y devociones locales. La referencia más temprana del culto a Santa Brígida de Kildare en la Península Ibérica lo constituye una pequeña ermita de Olite, localidad navarra ubicada en pleno Camino de Santiago. La ermita fue construida a finales del siglo XI o principios del XII, y situada bajo la advocación de la santa irlandesa que se mantiene en la actualidad. También encontramos iglesias rurales y ermitas dedicadas a Santa Brígida especialmente en La Mancha, Extremadura y Andalucía, aunque tampoco faltan templos dedicados a la abadesa, algunos en desuso o ruinas, en Cataluña, Aragón o Castilla e incluso en Portugal, faltando en el antiguo reino leonés, Asturias y Galicia. Por otro lado, López Santos señala que el culto a Santa Brígida en España no puede ser anterior al siglo XII.
(30) Rohlfs: 79 a 103.
(31) Mourinho: 217-220. Esta fiesta en cuestión se denomina así porque uno de los personajes de la misma es un mozo caracterizado como una mujer vieja para quien sus acompañantes piden el consabido aguinaldo.
(32) Eliade, 1974 II: 88 y 89.
(33) Eliade, 1984: 82-83.
(34) Puerto, 2003: 20-21.
(35) Alonso Ponga, 1983: 45, y Alonso Ponga, 1999: 103.
(36) Otras informaciones señalan como año de su nacimiento el 439, entre otras fechas.
(37) Sobre Santa Brígida y su más que probable precedente precristiano, la diosa celta Brigit: Green, 1995: 196-202; Alonso Romero, 2001; Leonardi, vol. I: 390-393; Ó hOgáin: 60-64; Markale: 45 y 190-194.
(38) Ó hÓgáin: 64; Ó Catháin: 247-249; Le Roux y Guyonvarc’h: 79-80 ; Alonso Romero, 2001; Gimbutas, 2001 a): 110-111.
(39) Le Roux y Guyonvarc ́h: 75-87 y 171-182.
(40) Thomb y Thomb: 78-81.
(41) Fernández Conde, 1982: 324. Sobre esta cuestión resulta de enorme interés otro modélico trabajo de este autor centrado en la religiosidad popular leonesa (Fernández Conde, 1989)
(42) Eliade, 1981: 179.
(43) Viñayo: 14.
(44) Ó Catháin: 252-253 y no. 95.
(45) Cabal: 314, y Rohlfs: 84 y 92.
(46) Gaignebet: 73; afirmación corroborada por Caridad Arias: 86, 92, 117 a 119 y 172.
(47) Milio Carrín: 28.
(48) Las coincidencias que se dan entre el mito de La Griega y los ritos relacionados con fiesta de Santa Brígida ya se han tratado de forma un poco más extensa en otro trabajo: Bartolomé Pérez, 1998. Además de la bibliografía sobre La Griega que se señala en ese artículo hay que citar otra referencia más reciente sobre el tema: El molino de la Griega (León, 2001, ed. autor), de Eutimio Martino, que ofrece una interpretación de este mito muy discutible.
(49) Cabal: 316.
(50) Gimbutas, 2001a): 68-69.
(51) Gimbutas, 2001a): 109, y Gimbutas, 2001b): 184; esta autora lituana vinculó a Santa Brigida/Brigit con otras diosas del destino hilanderas como las Parcas, las Moiras, las Nornas, pues Brígida es, al igual que estas, triple tal y como aparece descrita en el llamado Sanas Chormaic (Glosario de Cormac), compilación irlandesa del siglo IX realizada por un obispo-rey irlandés, donde encontramos una referencia a Brigit donde es presentada como una diosa hija del gran dios Dagda, venerada por los poetas, y con dos hermanas llamadas también Brigit, una curandera y la otra herrera, lo que ejemplifica la tendencia celta a presentar a las divinidades en triadas que se constata también en el culto celta a las diosas madres que son representadas frecuentemente en grupos de tres, y portando símbolos que indican abundancia o rucas y husos que probablemente son un símbolo del hilo giratorio de la vida (Green, 2004: 98-99, 160-161 y 187).
(52) Cabal: 314.
(53) Flórez de Quiñones: 286-287.
(54) Rubio Pérez, 1993: 93.
(55) Frazer: 169.
(56) Además de la bibliografía sobre Frau Holle-Perchta oportunamente indicada resultan de enorme interés: Gimbutas, 2001a): 195, 209-211 y 319-320, y Gimbutas, 2001b): 195.
(57) Caro Baroja, 2003: 86, y Caro Baroja, 1986: 266-267. En esta última obra señalaba el inolvidable sabio que, entre otras funciones, los perchten promueven la fertilidad de la tierra y expulsan a los espíritus malignos mediante el sonido mágico de las campanas que llevan colgadas, además de vincularse con sociedades masculinas y posibles ritos de iniciación de los jóvenes. Es preciso insistir en un dato ya resaltado como es el de que los perchten reciben un nombre que los vincula a la figura mítica que los dirige, al igual que los brígidos de Izagre que reciben el suyo de la Brígida que los patrocina. Quizá podamos aventurar que antaño los mozos que participaban en el día de Santa Brígida, allí donde se celebrara esta fiesta, recibían también por doquier el nombre genérico de brígidos, denominación que al parecer sólo se conservó en el sur de León. (58) Caro Baroja, 2003: 86, y Ginzburg: 144-145. Este autor encuentra una vaga analogía entre los ritos descritos por el obispo Asterio y cierta ceremonia carnavalesca alemana del siglo XVI protagonizada por jóvenes que recorrían la localidad de puerta en puerta acompañando un carro cubierto de follaje en el que al parecer se representaba a Holda, es decir, a Frau Holle. Remitimos al fascinante libro de Carlo Ginzburg para el análisis y significado de este tipo de tradiciones en las que aparece una antigua divinidad pagana de carácter nocturno bajo cuya protección se desarrollaban por toda Europa y en diversas épocas históricas ritos como los descritos, especialmente interesantes son las páginas 83 a 102 y 143 a 158.
(59) Alonso Ponga, 1988: 93. (60) Caro Baroja: 392. (61) Caro Baroja: 273.
(62) A esta conclusión llega al parecer el profesor Séamus Ó Catháin en su obra The festival of Brigit: Celtic Goddess and Holy Woman, (Dublín: DBA Publications, 1995), y que lamentablemente no he podido consultar. Sobre la relación de la fiesta irlandesa de Santa Brígida con determinadas celebraciones escandinavas tratan dos reseñas del referenciado libro que se pueden consultar en las siguientes direcciones electrónicas: http://www.findarticles.com/p/articles/mi_m2386/is_v109/ai_21250646 [consulta 4/11/04]; y http://indigo.ie/-imago/articles/brigit.html [consulta 26/11/02].
(63) Puerto, 1993-1994: 133-136. Los rasgos que señala sintéticamente José Luis Puerto para la fiesta de Reyes maragata (página 136) coinciden de manera notable con los rituales básicos de la fiesta de Santa Brígida, en particular el protagonismo de la mocedad masculina, el comienzo de la celebración en la víspera de la fiesta, la petición de aguinaldo y el banquete en común de los mozos.
(64) Campos y Puerto: 35-39.
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