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Revista de Folklore número

265



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CUENTOS POPULARES ANDALUCES, XI

AGUNDEZ GARCIA, José Luis

Publicado en el año 2003 en la Revista de Folklore número 265 - sumario >



Comenzábamos en los artículos precedentes a tratar aquellos cuentecillos de escasa entidad y que, por ello, no aparecen en las colecciones que conocemos. Al no apuntar en los repertorios, tampoco figuran, evidentemente en los catálogos conocidos. Incluimos en esta ocasión un nuevo grupo de cuentecillos también raros; pero ellos, al menos, figuran, aunque escasamente, en otras colecciones (algunas son de reciente aparición), con lo cual deberían estar representados en futuros índices. No dudamos que tarde o temprano aflorarán nuevas versiones que les harán merecedores indiscutibles de figurar en la historia de la tradición oral.

Seguimos creyendo que la catalogación de cuentos recopilados desde la tradición oral, así como los que constan en la literatura escrita, es una tarea que no debe descuidarse. Los catálogos, además de preservar los cuentos y de mostrarnos su estado en un momento y en el devenir de su paso por la tradición, ayudan enormemente a la hora de localizarlos en los textos, y facilitan con ello el estudio comparativo.

Es enorme la labor que llevan a cabo actualmente, en este sentido, Camarena y Chevalier en su afán de inventariar todos los cuentos que se han extractado de la tradición oral. La tarea es tan ardua que, hasta el momento, solamente han podido elaborar los catálogos de los cuentos de animales y los maravillosos. Esperamos impacientes la aparición de los sucesivos tomos, de los consiguientes grupos.

Existen otros catálogos regionales, así el del propio Camarena referido a Cantabria o el de González Sanz, a Aragón, pero ellos no dejan de ser parciales. Como imparciales resultan los más tradicionales, tal como el de Boggs, que no refleja la gran cantidad de cuentecillos que han ido surgiendo en más de medio siglo, e incluso como el general de Aarne y Thompson que contaron con escasísima bibliografía hispánica para su trabajo.

Las colecciones modernas de cuentos suelen agregar en el estudio de cada uno, por mínimo que sea dicho estudio, el número que se le adjudica en los catálogos; siempre siguiendo como base el general de Aarne y Thompson, del que arrancan los demás. Consecuentemente, el mismo cuento tiene el igual número en todos los catálogos; pero una no minuciosa observancia de la regla ha hecho que algunos tipos no tengan idéntica numeración en todos los catálogos (Aarne Thompsoh, Boggs, Robe, Hansen...) Así, por ejemplo, si observamos la catalogación del cuento Los Ladrones en la Cámara comprobamos que Aarne y Thompson lo catalogaron con el número 1654, numeración que siguieron Pujol, Camarena o González Sanz, pero que no sirvió para Boggs y Hansen, que le atribuyeron el número *1716, ni para Robe, que le asignó el número 1654. El simple y conocidísimo cuento ¿Quién robo la Iglesia? fue catalogado con el número 1641B* por Aarne y Thompson, pero Boggs le adjudicó el *1550B y Hansen el 1550**E, y así podríamos seguir con un buen ramillete de cuentos en los que no hay coincidencia.

Pero las colecciones modernas que señalan la correspondencia de cada cuento se hallan con que muchos de ellos no han sido catalogados anteriormente, con lo que se resignan a constatar un desalentador "sin catalogar". Evidentemente, ese número de "sin catalogar" va engrosándose continuamente, a cada paso que se descubren tipos nuevos. No nos parece acertada la actitud de algunos recopiladores que pretenden adjudicar números nuevos a aquellos tipos que no hallan en los catálogos; con ello pueden crear futuras e innecesarias dificultades que acrecienten el problema antes mencionado de la caótica adjudicación de números: la tarea de la catalogación general del cuento hispánico debe seguir un único criterio, que ya está en marcha, en manos de los especialistas señalados.

Exponemos, pues, algunos cuentecillos de escasa aparición, pero de presencia incuestionable en la tradición oral, como atestigua el haberse recogido en distintos ámbitos más de una vez, al menos, pues cabe la posibilidad de que consten en alguna recopilación más a la que no hayamos accedido. Esperamos poder contribuir con ellos, o alguno de ellos, al engrandecimiento del catálogo general hispánico. No será así, ciertamente con el primero que viene a continuación, Hijo Exigente, pues la VERSION que recogió Rodríguez Pastor, El Cuervo Cuacos, que apoyaría la presencia del tipo en la tradición, se publicó posteriormente al tomo segundo de Camarena-Chevalier, referente a la catalogación de los cuentos de animales, por lo que tal testimonio no llegó a tiempo.

1

[HIJO EXIGENTE]

Un cuervo que tenía mucha hambre. Y se peló. Y se metió en el nido, en el nido de los cuervos chiquititos. Y los tiró al suelo, los tiró al suelo. Y estaban los padre ya hartos de buscar cigarrones. Y le dicen los padres, dicen:

-Estamos hartos ya de buscar cigarrones y no hay en todo el mundo...

Dice:

—Pues ir a la ésa del conde, que ahí hay un montón de cigarrones.

Y fue y lo tiraron del nido, y lo tiraron al suelo.

ENRIQUE ESPINAR BORBOLLA Arahal. 1991.

ARGUMENTO.-

un cuervo adulto .se peló para hacerse pasar por polluelo; se metió en un nido y arrojó a las verdaderas crías. Cuando los agobiados "padres" ya no encontraban comida, el intruso les indicó que había cigarrones en el cortijo del conde. Comprendieron que "el hijo" ya sabía suficiente, y lo echaron del nido.

CATALOGACIONES.-

Cf. Aarne-Thompson, nº 910A: Wise Trough Experience.

Cf. Pujol. 910A: Els Bons Consells Experimentats.

MOTIVOS.-

Thompson: Jl0. J21.27, J1772.

VERSION POPULAR ESPANOLA.-

Rodríguez Pastor (C. Extremeños de Animales, p. 231). Nº 72: El Cuervo Cuacos.

2

[PRIMO CON SUERTE]

Un hombre, que lo mandaron a Sevilla a llevar una carreta de lana. Y cogió sus bueyes y la carreta de lana, su perrito, ¡pom, pom!, a Sevilla. Y llega a Sevilla, descarga la lana y le dan diez mil pesetas por la lana. Y lleva los bueyes a la posada. Dice:

-Mañana tiro para Paradas.

Y cuando sale, sale con su perrito de la posada, y le dice una:

-¡Primooo!, ¿dónde vas por aquí, primo?

Dice el hombre: "¿Ésta es mi prima?"

Dice:

-¿Dónde vas? ¡Entra, primo!

Dice:

-No me acuerdo de ti.

Dice:

-Pues, sí, tú eres mi primo. ¡Quédate aquí! Mira, yo tengo cama. ¿Para qué vas a estar...?

-¡Vale! Pues agarra, entra y ya que estaba, y ya que estaba en corichi..., dice:

-El perrito lo metes aquí -un perrito llevaba chiquito-, aquí metes el perrito.

Ya que estaba en corichi..., estaba acostado..., agarra y echa ella el perrito a la calle, pues lo que quería era robar. Y resulta que dice:

-¡Bizcooo!, que ya... el perro ha escapado de ahí.

Y metido el "Bizco" en calzones blancos, metió mano corriendo por la calle, con más frío que hacía que, que..., y mete mano por la calle corriendo detrás del perro, y el perro... ¡que no lo podía alcanzar! Total, se vuelve para atrás, anduvo un kilómetro detrás del perro. Y llega a la puerta y llama. Dice:

-¡Primaaa!

Dice:

-¡Qué prima, si no vive tu prima, tú te has equivocado!

Llama —¡y en calzones blancos!—, llama en la casa adjunta:

-¡Prima!

Dice:

-¿Aquí tu prima? ¡Que está embobado el tío éste! ¡Aquí durmiendo que estamos! ¡Agüe la mar! Y llamó en varias casas. Y ya el pobrecito aburrido, dice:

-¡Ay, Jesús! ¿Y ahora qué hago yo?

Y entonces, agarró y venía uno, ¡no!, más, tres o cuatro novachones, por la calle, con las capas —entonces gastaban capas—, con la capa por los hombros, dice: "¡A éste le quito yo una capa". Y se escondió así, se subió en una puerta. Y al pasar, hizo así: ¡Iñ...!, y le pegó un pellizco y le quitó la capa. Y se la puso. Los otros metieron mano corriendo...

¡Bueno! Pues ahora el pobre se va ya a una plazoleta que había. Se metió abajo un sillón tendido. Y resulta que se había muerto una señorita, y tenía muchas alhajas, muchas pulseras, mucho, muchas alhajas. Entonces se tendió bajo la plazoleta aquella en un sillón, y llegan los tres...

-¡Éste es "El Bizco"! -dice-. ¿Qué haces aquí, "Bizco"?

-Fíjate de lo que me ha pasado! Mira, esto y esto, me ha pasado.

¡Ojú! Dice:

-Pues mira, vamos a un mandado. Vas a venir con nosotros. Vamos a robarle a la señorita que está metida en el agujero, muy hondo, para robarle las pulseras, los anillos, los zarcillos y todas las alhajas que tenga —dice—. Ven con nosotros.

Dice:

-¡Vale, venga! (¡Este hombre, pobre hijo, hermano... con ellos!) Cuando llegaron al cementerio, en el agujero... dice:

-¡Vamos a ver! ¿Quién se mete en el agujero? Y meten al "Bizco". Y ya está "El Bizco" mandando todas las alhaja para arriba, todas..., menos un anillo de oro muy bueno, se lo guardó. Y dice:

-¡Ea, ya no tiene más! ¡Ya se acabó!

Dice:

-Bueno, pues ya está.

Y vienen, dicen los que estaban arriba:

-¡Ea!, pues, ¡déjalo al "Bizco" ahí metido!

-¡Vamos a dejarlo ahí!

Y lo dejaron allí. Metieron al agujero al pobre, nada más que con la muerta. Entonces resulta que llegaron otros tres a quitarle las alhajas también a la señorita. Y estaban muy calladitos diciendo...

-¿Quién se va a meter?

-Tú mismo.

Dice:

-¡Ea, venga!

Y "El Bizco" estaba en el agujero metido abajo, más agazapado que, que un, un conejo allí. Y nada más que asomó los pies, le hizo así: le echó mano a los pies con los pies y, y, pegó un chillido...

-¡Ay, estire, que está la muerta viva!

¡Agüen la mar! Lo sacaron para fuera, y se cayó los pantalones, y se los puso "El Bizco". Y ya /tenía la ésa y los pantalones. Dice:

-¡Agüen la mar! ¡Éstos tienen más miedo que la mar! ¡Ahí que va a estar un muerto vivo! ¡Ahí me voy a meter yo!

Y se mete el otro. Y dice: "¡Pues como tú te vengas...!" Y cuando llegó hace a la cintura, puso así y se avanzó a la cintura..., dice:

-¡Ay, estira, estira que está el muerto vivo! Tiraron para arriba...

-¡Agüen la mar! ¿Es posible eso, con las alhajas, con los millones que hay ahí de dinero? Nada, que sí que me han tirado a mí que...

Y entonces dice otro:

-¡Ea, pues ahora me voy a meter yo, cague la...! —se metió él.

Dice: "¡Ojú como tú entres!" Y se metió el último de los tres que iban. Se metió el otro, y cuando ya estaba, dice:

-¿Ves? ¡Aquí no hay nadie!

Hizo "El Bizco", agarró por el pescuezo, dice: "¡A ver si me escapo ahora! ¡A ver si no me salgo yo de aquí ahora!". Agarró al pescuezo. Dice:

-¡Au, estira que está...! Y estiraron y ¡salieron los dos! ¡Salieron los dos!: "El Bizco" y el otro.

¡Ea! Y entonces pilló "El Bizco" -ya era casi de día-, se fue a la posada, pagó la posada... Vendió las alhajas: tomó más dinero. El anillo, fue a una joyería, vendió el anillo y le quedaron dineros para pagar... Pilló sus bueyes...

Y yo vine y me dieron los botines para que en el camino lo pueda yo ver.

¡Y chache!

CLAUDIO GALLEGO DEL RIO Arahal, 1991.

MOTIVOS.-

Thompson: J706, J1394, J1772, J1800, N778.

VERSION ESPAÑOLA.-

López Megías (Etno...Alto de la Villa, pp. 594-597). Nº 261: El Cabo Recluta.

LOS ROBOS EN LAS TUMBAS.-

Los robos de tumbas preocuparon en la antigüedad. Algunas estaban cargadas de gran riqueza que aseguraba una feliz pervivencia en el más allá. "Es menos sorprendente que muchas tumbas conteniendo valores fueran saqueadas en la antigüedad", confiesa Max Müller (Mitología Egipcia, p. 207).

En el libro I de Chaireas y Kallirroé (La Novela Griega, pp. 115 y ss.), se relata uno de estos robos. Chaireas se casa con Kallirroé, pero los pretendientes envidiosos difaman a la joven esposa y consiguen que el marido la "mate". Preparan una rica tumba y la entierran en un funeral al que acude toda Siracusa. En la tumba, depositan "tesoros dignos de una reina", lo que excita la codicia del pirata Terón. Cuando Terón acude aquella noche por los tesoreros, Kallirroé sólo está dormida. En el momento en que uno de los bandidos de Terón entra en la tumba, Kallirroé decide arrojarse a sus pies para pedir ayuda y provoca el pánico en el pirata que sale corriendo: "¡Huyamos de aquí! ¡Un genio guarda lo que hay dentro e imposible nos será entrar". Este jocoso episodio guarda gran parecido con nuestro cuento popular, sin embargo, la novela discurrirá por otros derroteros; porque Terón no teme, entra en la cripta y rescata a la joven, a la que lleva cautiva. Esto inicia la acción de la novela.

Las Efesíacas, de Xenofón, registra un acontecimiento paralelo. Antia, creída muerta, es enterrada, pero unos ladrones la "rescatan" de su tumba. Frente a Chaireas y Kallirroé, carece del rasgo cómico del ladrón amedrentado.

Apuleyo (Metamorfosis, IV, III) describe cómo los ladrones escondían las riquezas robadas a Democares en las tumbas previamente violadas.

3

[EL HIJO GLOTON]

En aquellos años en que se pasó muchísima hambre, pues resulta de que había una familia, y tenía doce hijos. Y tan solo había un huevo; eso es lo que se podían comer, un huevo que había. Y entonces lo pusieron clarito, para mojar sopa —sabes lo que es un huevo para mojar sopa-. Y entonces lo pusieron, y el padre le dio a cada niño un palillo de dientes:

-Tenéis que mojar cada uno una vez ¡eh!

¡Ya ves, un huevo con un palillo de dientes mojando!

Cada vez, uno; mojaba uno.

-Ahora te toca a ti, ahora te toca a ti. Ahora le toca a aquél, ahora le toca al otro... -hasta los doce, que daba la vuelta.

Entonces el chico hizo así, y mojó el palillo dos veces. Y le dijo:

-Papá, ¡el niño ha mojado el palillo dos veces!

Dice:

-Déjalo, hijo, ¡a ver si revienta!

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas. 1991

MOTIVOS.-

Thompson: W151, P200. J1340, J1341.

VERSION ESPAÑOLA.-

López Megías (Etno...Alto déla Villa, p. 23), nº 14: La Cuadrilla de Gitanos y el Huevo.

EXCESOS IRONICOS.

Si el hijo se excede al mojar el palillo dos veces, de igual forma se sobrepasa el padre que quiere gastar un real en pan. El cuento gitano lo recoge Pabanó (Historias..., p. 152) con el título de Poner Panaería. Paturro y Toñi er Pita son padre e hijo con tendencia a la bebida. Paturro le da al hijo dinero para que compre un real de pan y bebida; pero el muchacho se asombra por tal derroche de pan, exclama: "¡Ma... po la Vinge Santisma, paresito e mi arma!... ¿Un riá e pan? ¡Esa es griya! ¡Po ni que júamos quisa a poné panaería!". Igual anécdota en dascón (C. Baturros, p. 72):

-¿Y qué haremos con este duro?

-Compraremos 19 riales de vino y uno de pan.

-¿Y qué vamos á hacer con tanto pan?


Martínez Kleiser (Refranero General Ideológico Español), nº 41.769. ¡Ahítate, glotón, con esas tres guindas! [de Rodríguez Marín, sin especificar],

4

[VERGÜENZA PARA LOS TRES]

Eran las labores muy pequeñas, de tres fanegas de tierra, otras de cuatro. Y tenían las borriquitas. No había mulos, caballos fuertes, de mucho dinero, sino bestias más inferiores, que se llaman asnos. Y estaba señalando el maíz, y hay que sacarlo derecho. Y los borricos no se ponían a eso; entraban las moscas... ¡Salían más ladeados...! Y el surco iba culebreando. Y les dice al llegar a la punta:

-Mirad, mirad la cara para atrás que mos va a dar vergüenza a los tres de lo que estamos haciendo, del trabajo -dice-. ¡Anda, anda, mirad! ¡Volved la cara para atrás y mirad lo que vamos haciendo! ¡Mos va a dar vergüenza a los tres!

JOSE Mª MONTES CORTÉS Marchena, 1991.

MOTIVOS.-

Thompson; P4l11.

VARIANTE ESPAÑOLA.

Sanz (“Tesoros...” p.170a): El tío Marianón. La burra huye de su tarea; el amo va tras ella, y responde a un vecino cuando este intenta sujetarla: “Dejalá (…) a ver si se le cae la cara de vergüenza”.

5

[LA BURRA ES UNA EMBUSTERA]

Resulta que había un peón de la carretera en el campo, y tenía un hijo y hacía todas las cosas de la carretera. Y el padre se dedicaba a criar ganado; criaba pavos, criaba gallinas, criaba cochinos. Tenía una burra para arrimar yerba para el ganado. Pero resulta que el padre era viudo -¿sabes?—, y tenía un amigo que sabía hablar a todos los anímales —como hoy se habla a los muñecos -¿sabes?- Y le dice:

-¡Oye! Vente a pasar las vacaciones a mi casa. Yo tengo ganado; tengo allí un corralito de conejos y todo; está allí uno distraído.

¡Bueno! Ya que llegó, dice:

-¡Yo hago hablar a todo el ganado!

Dice:

-¡Anda ya! Tú eres tonto -dice-. ¿Tú vas a hacer...?

Dice:

-Sí.

Total, llega, primeramente a la pava:

-Oye, pava, tú cuando necesitas algo, ¿quién te apaña?

Dice:

-El buen mozo ése, que me tiene todo, todo el lomo con las plumas arrancadas. Me forma un tangueo ahí en lo alto...

Y dice el peón:

-¡Ojú! ¡Es verdad! Es verdad que éste hace hablar a los anímales.

-Bueno, vamos a ir ahora a la gallina. ¡Oye, gallina! Tú, cuando quieres pollo, ¿quién te apaña?

-El buen mozo ése que tiene una cresta muy coloradita.

Dice:

-¡Ojú! Pues es verdad. Otra cosa que ha dicho y es verdad. La gallina hablando...

Total, que le dijo unas pocas de cosas, dice:

-Bueno, ahora vamos a ir a preguntarle a la burra.

Dice:

-Eso sí que no; a la burra no le preguntes, no se te ocurra... Es una embustera. A la burra no le preguntes, que la burra no dice...: ¡que es una embustera! -y era... ¡claro!-. No, no, no. A la burra no le preguntes que es una embustera. ¡Bueno! ¡¡¡Pregúntale!!! Dice:

-Burra, ¿a ti quién te apaña?

Dice:

-¿A mí? ¡Quién va a ser! Ése, el peón. ¿Quién va a ser?

-¡Claro! ¿No dije yo que era una embustera la burra? Ya te ha dicho ¡un embuste!

-¿Un embuste me ha dicho la burra? Pues ésa es la que me ha dicho la verdad.

JOSÉ PEREA LUQUE Marchena, 1991.

MOTIVOS.-

Thompson: B130, B210, B200, X700, B2J1.1.3.1, T465.

VERSION ESPAÑOLA.-

López Megías (Etno...Alto de la Villa, pp. .310-311), nº 185: El Pastor Mano.

LA BURRA, COMPAÑERA AMOROSA.-

Barrios (Andalucía, Genio y Figura, p, 46). Extracta un caso recogido por Barrionuevo en sus Avisos: Un hortelano se enamoró de su bestia, y se aprovechó de ella al mediodía..... Le van a hacer chicharrones.

El Talmud (Antología, 78; p, 51) refleja una anécdota para reprobar la "cohabitación con una burra". R. Shila era un juez que acusó y condenó a un hombre por tener relaciones sexuales con una extranjera. El reo acusó al juez de tenerlas con una burra. Y "el profeta Elias se presentó bajo forma humana y dio testimonio". El pueblo pidió su muerte.

Claudio Eliano (Historia..., IV, 8; p. 152) cuenta los amores de un joven con una yegua.

En el L. de las Mil y una Noches (noche 699; III, p. 476a), Choja ,se "disponía a forzar a su borrico, a la puerta de una mezquita situada en lugar retraído", visto lo cual por un feligrés, escupió con desprecio; y esto ofendió a Choja: "¡Da gracias a Ala, hombre, que si no tuviera yo ahora entre manos asunto tan urgente, ya te enseñaría a escupir aquí como se debe".

Más tolerante que la tradición talmúdica es la mentalidad popular, que ríe todas estas desviaciones y enfoca el asunto con desenfado; así, como vemos, las Mil y una Noches. O en La Luciada. de Loukianos, donde una extranjera se enamoró del hombre metamorfoseado en asno y pago al asno para poder pasar la noche con él: “Por un leído mí hermosura como asno, por otro mis talentos extraordinarios la inspiraron el deseo de acoplarse conmigo" (pp, 620-621). Loukianos describe detalladamente el dulce encuentro de la dama y el asno. Por supuesto, el episodio también aparece en El Asno de Oro (lib. X: pp. 249-252), de Apuleyo.

Pensamos que Correas (Vocabulario, p. 341.b)) podría referirse a estas desviaciones en el siguiente refrán: "Alonso y los gansos boloren: pues júbete en la burra, y atájala por ende". Montoto (Personajes, p. 45) refleja la misma frase de Correas; pero opta, resignadamente, por no comentarla. Es más, afirma: "Léese la frase en el vocabulario de Correas y no le encontré su sentido, y queda estampada como uno de tantos enigmas de la lengua".

6

[EMPACHO DE HIGOS PASOS]

Otro que también es antiguo, porque antes... Ahora no se casan los hombres viudos, ni las mujeres. Se casaban antes no sé bien por lo que fuera, por falta de que les hiciera falta algo, por medios económicos; por lo que fuera. Y entonces, ¡un hombre ya mayor! tenía unos sesenta años, o así, se casó, se murió la señora y luego ce casó con otra que tenía sesenta años. Pero al poco tiempo, tuvo mala suerte que se le murió.

Bueno. Y él empezó a buscar otra vez y encontró otra; pero todavía era más vieja: tenía sesenta y cinco años. Bueno. ¿Y ahora? Me caso con ella. Y entonces dice que, luego, después se le muere también la mujer. Y se casó con otra.

Pero cuando se casó con otra, resulta de que el hombre se pone malo, se pone malo y va al médico. Y le dice:

-Vamos a ver, ¿a usted qué le pasa?

-Mire usted. Yo estoy cansado, y, malo. No sé lo que tengo, mire usted, yo, de verdad... —dice—. Mire usted, yo me casé, y a los sesenta años se me murió la mujer. Me casé, con otra, que tenía sesenta y cinco. Y ahora estoy casado con otra que tiene ochenta.

Le dijo:

-Usted, lo que tiene es una empachera de higos pasos, hombre.

AMPARO LÓPEZ OJEDA EL Palomar-Paradas, 1993.

SEMEJANZAS.-

Nogales (Dichos Españoles..., II, p. 225), bajo el dicho: Sermones del loco Amaro, recoge una anécdota del loco predicador, según la cual, al ver a una antigua conocida, exclama: "¡Mujer, cómo había de conocerte, si te fuiste ciruela de fraile y vuelves castaña pilonga?”

7

[LO BUSCO DONDE HAY LUZ]

Una vez dice que se le perdió [un reloj] a un artista que venía a Paradas, cuando los trenes...-eran aquellos trenes carreta que había...-. Pues venía un circo a Paradas, y resulta de que, aquel artista se quedó atrás y dijo:

—Bueno, pues yo me voy de la estación; yo me voy a Paradas solo; yo me bajo en la estación de Paradas y me voy al pueblo.

Bueno, pues resulta que traía un reloj —hablando de eso, de los relojes-, y el reloj se le perdió. Y más o menos se le había perdido en la estación el reloj, bajándose allí. Él, cuando se bajó, lo miró, miró la hora y dice: "Tal hora es, pues mira, todavía llego a buena hora al circo, todavía el circo no está empezado ni nada".

Bueno, pues, cuando llega al pueblo, dice que no lleva el reloj, y que lo ha perdido. Entonces se fue a la plaza del pueblo, y empezó a buscar el reloj en la plaza del pueblo, ¡venga buscar el reloj por la plaza del pueblo! Y entonces le dice uno:

-¡Hombre!, ¿pero qué es lo que buscas?

Y dice:

-¡Estoy buscando el reloj que se me ha perdido!

Y dice:

—A ver, más o menos, ¿por dónde?

Dice:

—Se me perdió en la estación; pero como en la estación no hay luz, pues me vengo a buscarlo aquí.

AMPARO LOPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1994

VERSION ARABE.

GARCIA Figueras (C. de Yehá, p. 137), n° 234: El Anillo sale de Paseo.

VERSION HISPANOAMERICANA.

Pedrosa ("... [Colombia]", p. 97), n° 42: El Pastuzo y la Luz

8

[CUARTO DE ALQUILER]

Había un zapatero que estaba muy apurado de..., económicamente. Y le aconsejó, por la mujer, arrendar una habitación de la casa.

-Bueno, eso ¿a quién se lo vamos a decir?

-Mira, eso se escribe en un papel y se pone ahí pegado en la puerta.

Y pusieron en un papel: "Se alquila el cuarto trasero", y lo pusieron en una silla; lo untaron con harina para pegarlo en la puerta; pero la mujer, distraída, se sentó en lo alto; antes de ponerlo en la puerta, se sentó y se lo llevó. Fue a la plaza y lo vio un señor, le dice:

-Señora, ¿es verdad que alquila usted el cuarto trasero?

Dice

-Sí señor.

-¿Y por qué no me alquila usted un delantero? Dice:

-El delantero es para trabajar mi marido, el que es zapatero.

VERSION ESPAÑOLA.-

Gómez López (C... Poniente Alménense, pp. 726-727), n° 184: El Letrero.

9

[MARIDO INJURIADO]

Esto lo mismo. Eran dos compadres también. Se llevaban muy bien. Y estaban en el campo los dos. Tenían sus bestiecitas, y se contaban todas las cosas, lo mismo las comadres que los compadres -lo que pasa: el compadreo-. Y... un día se juntaron las dos comadres, dice: -Comadre, y el compadre ¿qué? Dice:

-El compadre es muy bueno, pero tiene una faltita...

Dice:

-¿Qué falta tiene, comadre?

Dice:

-¡Que le hieden mucho los huevos!

Dice:

-¡Uich! Pues, agarró, así se quedó la cosa. Llega el marido del campo... Cuando se acostaron, dice:

-jOjú!, mira niño, mira lo que me ha dicho la comadre, que al compadre le hieden mucho los huevos.

Bueno, pues al otro día, fueron al campo, al mediodía. Cuando pararon, empezaron a comer, y dice:

-Compadre, anoche me dijo mi mujer una cosa que le había dicho la comadre. Dice que a usted le hieden mucho los huevos.

Dice:

-¿Quién te ha contado eso?

Dice:

-Su mujer a mi, a mi mujer, a la comadre.

Dice:

-¡Pues vale, está bien! Entonces, llega a su casa con la burra... Estaba allí la mujer, le ayudó a meter los chismes, y cuando ya los metió, dice:

-Niña, corre ve, que te han avisado los municipales.

Dice:

-¿Para qué?

Dice:

-Pues que tú, cuando te limpias el culo, tiras el papel ahí junto.

Dice:

-¿Cómo es eso? ¡Yo nunca me limpio el culo!

Dice:

-¡Hija puta, por eso me hieden a mi los huevos!

CLAUDIO GALLEGO DEL RÍO Arahal, 1991.

MOTIVOS.-

Thompson: X700, P310, P210, K2213, K2213.4, J1540.

OLOR CONTAGIOSO.-

Es un tema que, con muchos matices, aparece frecuentemente en la literatura.

Nos limitaremos a recordar algunas versiones y algunos comentarios que diversos autores hicieron a un cuentecillo referido asiduamente, en el cual, el sirviente se disculpa por el mal olor de las perdices cuando el amo las huele en su parte posterior y bajo las alas:

-Dice el vizcaíno de Santa Cruz (.Floresta, I; pp. 187-188) que, "la mas linda muger del mundo hiede por ahí".

-El mal olor también se extiende al hombre, según dice el vizcaíno de Timoneda (Portacuentos, II, 42; pp. l6l-l62); "-De esta suerte, señora, si culo has de oler, también hombre vivo hiedes, y mujer".

-Pinedo (Libro de Chistes, p. 114a).

-Arguijo (Cuentos, num. 687). Asocia también el olor al amor conyugal en otra ocasión; "Decía un cortesano que el amor es como el tocino, que apenas lo ponen a asar en una casa, cuando ya le han olido en la del vecino; y otro poeta dijo que era de las tres cosas imposibles de disimularse: ignis, amor, tuffis" (núm. 195).

El matiz más repulsivo, sin duda, referente al olor por contacto, lo refleja un epigrama de Marcial (Epigramas Eróticas, CIX): "Dices que a los pederastas les huele mal la boca. De ser esto cierto, Fábulo, ¿cómo les olerá a los que lamen el órgano femenino?".REFRAN.

Nuestro cuento bien podría ilustrar un refrán recogido por Correas (Vocabulario, p. 361a) tras la explicación metafórica de la planta que crece con la semilla pegada al pie; "Fulano y sus cosas güelen a mirra; a fulano, y las de fulano, a fulana".

10

[REMEDIOS DEL LATERO]

Y ése de Paradas también era muy chistoso. Pues fue, y tenía la mujer una olla que se salía -y antes, sabes tú que había poca pasta, y las ollas que se salían, pues iba y le ponían un poquito de estaño. ¡No sé si tú te acuerdas de eso!...-. Y se derretía otra vez. Y fue al latero y le llevó la olla, dice:

-¡Latero! -resulta que ahora le pone en la candela y la olla se sale; y va, le dice-. ¡Latero!, que la olla se sale.

Dice:

—¡Ya lo creo! ¡La habrás echado agua!

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993

VERSION DE LA CULTURA ARABE.

Creemos que esta anécdota atribuida a un chistoso de Paradas es tan realista que resulta difícil, como en tantos casos, saber hasta qué punto refleja un hecho concreto y extendido, un hecho que puede repetirse aquí y allá, o una falacia divertida, apta para zaherir en el momento oportuno.

Lo último se confirma con la presencia de una anécdota similar en los Cuentos de Yehá, tan extendido por el mundo árabe. La reproducimos, dada su brevedad:

Yehá fue un día al mercado a vender una jarra vieja e inútil que tenía en su casa.

-Está agujereada; esta jarra no sirve. Le dijeron.

-¡Por Alláh!, les respondió. Mi madre la usaba para guardar algodón y yo os aseguro que no se derrama absolutamente nada.(no 213; p. 132)

11

[REGALOS DE NAVIDAD]

Había una familia de gitanos, y se habían quedado -los gitanos casi siempre se quedan debajo de los puentes-, y se habían quedado debajo de un puente. Y pasa una pareja de guardias civiles por la carretera. El puente estaba debajo de la carretera. Y era por el día de Reyes, por las Pascuas o por ahí. Tenían una candelita encendida y un perol puesto en la candela para freír algo para comer. Y la guardia, desde lo alto del puente, los divisó, y empezó a tirarles chinitos a los gitanos.

Tiraba un chinito y se escondía. Y dice el gitano: -¡Como suba para arriba, voy a cagar en la madre que sos parió!

Y, al ratito, otro chino.

-¡No, si voy a subir para arriba yo con la cayada y le voy a pegar un tajo que... le voy a cortar el pescuezo!

Y al ratito otro chino.

-¡Ya, ya me voy a cagar en la madre que sos parió a todos! A todos los que estáis ahí arriba.

Venía el gitano con la cayada en la mano, abierta. Y cuando subió, y vio que era la guardia civil..., dice:

-¡Niñoooo, niño! ¡Subir verás lo que nos han echado los Reyes Magos!

JUAN RAMIREZ ALVAREZ Araha], 1994.

MOTIVOS.-

Thompson: X600

VERSION ESPAÑOLA.

Gómez López (C... Poniente Alménense, pp. 641-643), nº 146: La Familia Gitana y la Guardia Civil.

12

[LOS VESTIDOS DE LAS GALLINAS]

Unos gitanos que robaron unas gallinas, y se fueron a la orilla del río a pelarlas.

Estaban pelando las gallinas y se presentó la guardia civil. Venía la guardia civil por la orilla, y dice:

-¡Uy, la guardia civil!

Y entonces hizo así: ¡"Pum!". Y tiraron todas las gallinas al agua. Llega la guardia civil, dice:

-Ustedes, ¿que están haciendo aquí?

Dicen:

-Nosotros, ¡guardando la ropa a éstas, que se están bañando!

AMPARO LOPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

MOTIVOS.- Thompson: J1390, J1391. J1160, X600.

VERSION ESPAÑOLA.-

Gómez López (C... Poniente Alménense, pp. 650-651), no 150: Los gitanos y los gallos.

la recopiladora localiza el cuento en Timoneda (El paso de un soldado y de un moro y de un ermitaño). Francisco Santos (Día y noche de Madrid: discursos de lo más notable que en él pasa), François Villon (Oevres. Les Pespues Frainches), Carlos GARCIA (La desordenada codicia de los bienes ajenos).

13

[ESO YA LO SABÍA YO]

Esto era una que, resulta que se iba a casar, ¡que se casó!, vamos. Y no sabía guisar, y dice:

-¡Cague la mar!, yo ahora, cuando me case..., yo que no sé guisar..., a mi marido, ¿qué le voy a hacer yo? Pero bueno, ¡ya veré!

Bueno, pues agarró, se casó, y le dice el marido:

-Niña, ponme una comida fresca, que a mí me gusta mucho.

Y fue a casa de la vecina, le dice a la vecina:

-¡Oye!, una comida fresca, ¿cómo se pone?

Dice:

-La echas los garbanzos en agua, aluego le echas pringadita, la lavas, le echas la sal, le echas... -en fín, todo lo que tenga.

Y dice ella:

-¡Eso lo sabía yo!

Bueno, pues al otro día, pues dice el marido:

-Niña, ¿por qué no me haces un guisito de papas con carne, que a mí me gusta más que la mar? Y dice..., va y le dice:

-Niña -va a la vecina y le dice-, oye, un guisito de carne, ¿cómo se hace con papas? Dice:

-Mira, agarras y le echas los aliños: un pimientito, un tomatito, unos ajitos..., y le refríes y le echas la carne. Y cuando esté la carne, le echas las papas.

Y dice:

-¡Eso lo sabía yo! Pues, al otro día, le dice el marido:

-Hazme una poquita de sopa hoy.

Dice:

-Niña, ¿cómo se hace una sopa?

Dice:

-Mira, partes el pan, le echas tomatito, unos ajitos, cebollita. Y cuando ya..., refríes, le echas el pan, le echas el agua y lo hierves un poquito, ¡y ya está muy bueno!

Dice:

-¡Eso ya lo sabía yo!

¡Bueno!, al otro día le dice al marido ya, -y así... ¡todos los días igual!; todos los día dice que lo sabía ella-, bueno, pues agarra, y le dice el marido; al otro día le dice:

-Niña, mi madre me ponía a mí unos guisitos de arroz con almejas ¡y mira que estaba bueno! Pues, va y dice a la mujer:

-Oye, oye, ¿cómo se hace un guisitito de arroz con almejas? Dice:

-Mira, eso, quitas, echas el refrito, ¿eh? A las almejas les quitas los bichos, y quedas las cascaras, y les echas la sal, un poquito. Y cuando ya esté, le echas el arroz en el caldo, ¿sabes? Dice:

-¡Eso ya lo sabía yo! Pues, agarró y se fue. Y sacó un plato de comida de arroz con almejas al marido. Empezó a comer, dice:

-Niña, este arroz no tiene, estas almejas no tienen bicho.

Dice:

-¿No? -dice-, pues la de ahí enfrente me lo ha dicho.

Y fue, y se lo dijo, dice:

-¡Oye!, pero tú no..., ¿tú no me dijiste que les quitara los bichos?

Dice:

-Pues, tú ¿no lo sabes todo? ¡Pues a ver si lo sabes también eso!

¡Y chache!

CLAUDIO GALLEGO DEL RÍO Arahal, 1991.

MOTIVOS. Thompson:

K1637.

VERSION ESPAÑOLA.-

Ruiz Fernández (Campo de Gibraltar, p. l63b-l64a), nº 14: Las Almejas.

14

[QUEVEDO EN EL TÚNEL] Quevedo, que dice que iba -ése es de Quevedo—, que dice que iba en el tren y entonces... ¡Vamos, que se iba cagando: ya no podía aguantar más!. Y dice: "Ahora, yo quizá ahora, que va a pasar un túnel, quizá me ponga en la ventanilla y lo haga en la ventanilla del tren. ¡Nada más! Y...¿cómo hago yo eso? A ver si llegamos al túnel".

Ya que se iba, y ya no podía aguantar más. Y entonces, va, y se echa el pantalón abajo. Y ya va a entrar, y dice el revisor, ya iba a pasar túnel, ya habían anunciado que pasaban el túnel, ya se asoma el revisor así, y lo ve y dice:

—¡Eh! ¡El de la cara ancha y el puro en la boca, que se meta para dentro que vamos a pasar un túnel!

AMPARO LOPEZ OJFDA El Palomar-Paradas, -1993.

MOTIVOS.-

Thompson: J1772.

VERSION HISPANOAMERICANA.

Feijóo (Cubanos, pp. 164-165), El Tabaco.

15

[ESO SE HINCHARA]

Y se dio un golpe en un ojo. Le dieron un golpe en un ojo, y entonces dijo él, volvió la cara para atrás, al que se le había dado el golpe, le dijo: -Esto no se queda así.

Y le dijo:

—No, si eso se tiene que hinchar.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

VERSION ESPAÑOLA.

López Megías (Etno...Alto de la Villa, p. 232).

VERSION.-

Aparece en Pabanó (Historias y Costumbres de los Gitanos, p.173); Se te va a Jincha. El Lance sucede entre el "Verdura" y "Jalao", que peleaban por un insulto.

16

[¡COMO ESTA, CINCUENTA!]

Le llevaron a cazar liebres, y iban a... Yo no sé si usted sabrá que cuando van, para echar las libres, van todos así, abiertos...

Dice:

-El que vea primero una liebre, cuando la vean ustedes, tiene que decir: "¡Liebre!". Y entonces sueltan los perros, y ya van los perros acolleraos con la liebre.

Dice que empezaban a andar. Uno decía una cosa, otro decía otra; pero él no decía que veía liebres; pero él no decía nada, porque...; pero dice que salió una y, y dijo uno:

-¡Liebre!

Y dijo él:

-¡Eh! ¿Eso es una liebre? ¡Como ésa he visto yo cincuenta!

Dice:

-A este tío es menester matarlo.

AMPARO LOPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993

CATALOGACIÓN.

Cf. Chevalier (Cuentos E..., pp. 131-132, Tipos Cómicos y Folklore, pp. 1-17).

MOTIVOS.-

Thompson: J1700, J1730, J1736.

TONTOS QUE DESCONOCEN LOS OBJETOS.

Recuerda mucho la anécdota de Santa Cruz (Floresta..., IV, VIII, VID en la que el estudiante recibe la advertencia de no hablar para no espantar a los conejos. Cuando los ve, exclama: "Ecce cuniculi multi". Como le riñen, se defiende: "Quien había de pensar, que los consejos () sabían latin".

De igual forma, nos recuerda el Tipo 1334 de Aarne-Thompson (The Local Moon), en el que el estudiante de Salamanca, de vuelta a casa, se sorprende de las semejanzas de su luna local con la de la ciudad universitaria. Sebastián de Horozco (Teatro, 1485; p. 322h): "La luna de Salamanca/ assí es redonda y blanca" (con cuentecillo), Correas: La luna de Salamanca/ ansí es redonda y ansí es blanca (p. 279a). Viaje de Turquía (p. 358); "Uno mesmo es, como la luna de Salamanca, deçía el estudiante".

Chevalier (Cuentos) recoge la VERSION de Sebastián de Horozco (Refranes Glosados, nº 1485), y señala la presencia del cuento en la comedia La Serrana de Tormes de Lope de Vega, y la alusión en el Vocabulario de Refranes de Correas (véase p. 279a: La luna de Salamanca, ansí es redonda y ansí es blanca). El mismo Chevalier (Tipos Cómicos y Folklore), que nos vuelve a recordar la existencia de las anteriores versiones, nos explica la idea que se tuvo en el Siglo de Oro del estudiante. Baste el título del capítulo sobre estos y otros muchos cuentecillos: Holgazanes, ignorantes y tontos.

17

[LOS CALZONCILLOS DEL ALCALDE]

Había una vez un alcalde en un pueblo. Bueno, lo que había era una costumbre en aquel pueblo: allí en aquel pueblo no llevaba nadie calzonzillos, el alcalde. Y cuando había elecciones y cambiaba el alcalde, pues, que el alcalde, igual de darle la vara, le daba los calzonzillos.

Y hubo unas elecciones y entró el nuevo alcalde, llegó y le dio los calzonzillos. Pero el pobre no sabía cómo ponérselos. Y se retiró el alcalde nuevo, o el alcalde viejo, y se quedó allí el alcalde nuevo. Y se tenía que poner los calzonzillos y no sabía. Y desde el balcón, que ya había salido abajo, lo llamó y le dice:

-\Quiyooo\, esto ¿cómo se pone?

Dice:

-¡Lo cagao para atraaaaás!

JUAN RAMIREZ ALVAREZ Arahal, 1993

MOTIVOS.-

Thompson: J1700, J1730, W115.

VERSIONES POPULARES ESPAÑOLAS.-

Fonteboa (Lit. Tra. Oral en el Bierzo, p. 146), nº 49; El Calzoncillo del Presidente.

Agúndez (C. Valladolid..., nº 44); Los Calzoncillos del Alcalde.

18

[¿ME COLGARE UN CENCERRO?]

Un cateto fue a Sevilla y llevó a la mujer. Y que cuando entró a Sevilla se le perdió. Son de esas mujeres ¡torpes! Ya ves: ¡antiguamente!, que no se sabía ni, ni. No sabía uno ni andar por el campo, desde luego, ¡eh!, tropezabas en un terrón y te caías.

Y, y la llevó a Sevilla. Por Sevilla, una mujer que no sabía ni: ¡nada!: se perdió ¡Y venga a buscarla y venga a buscarla, y que no daba con ella! Y cuando le parecía se ponía en una esquina:

—¡Encarnaaa...!

—y le daba... ¡Ya ves en Sevilla dándole voces a una mujer diciéndole Encarna!

-¿Qué Encarna llama este hombre? —decía la gente.

Bueno, pues dice que ya se puso muy aburrido allí en una esquina, así, y llegó uno del pueblo y le dijo:

-¿Qué te pasa, estás tan aburrido?

-¡Qué va a pasar, hombre! Que he traído a mi mujer y resulta que se me ha perdido.

-¿Se te ha perdido la mujer? Yo no he visto cosa igual que te se haya perdido la mujer.

-Bueno, pues se me ha perdido la mujer -dice-. ¿Pero usted sabe una cosa? Que yo no sé si buscarla o colgarme un cencerro.

[Explica que a los toros los llevan las vacas con cencerros].

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1994.

VERSION ESPAÑOLA.-

Garrido Palacios ("Los Prontos.... 112b; nº 12).

19

[BODA DE INTERES]

Y entonces me contó una vez uno a mí que dice que se casó con una, uno con una mujer ¡muy fea! Tenía muchos dineros.

Y entonces dice que se puso mala. Se puso ella mala y llamó el hombre al médico. Cuando vino el médico, cuando vino el médico, le dice:

-Esta mujer no me gusta a mí ni una gota.

Dice:

-Pues a mí tampoco. Me casé con ella por el interés.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993

VERSION ESPAÑOLA.-

Garrido Palacios ("Los Prontos...", p. 111b; n° 6).

OTRAS VERSIONES AFINES.-

Sin duda, es chanza bien conocida. Freud (El Chiste y su Relación con el Inconsciente..., p. 36) lo propone como ejemplo de chiste surgido por juego de palabras; "Un médico que acaba de reconocer a una señora, dice al marido de la enferma: 'No me gusta nada.' 'Hace mucho tiempo que a mí tampoco', se apresura a confirmar el interpelado".

Hay una gran diferencia de fondo entre esta VERSION y la nuestra, que explicita y utiliza jocosamente el tema del matrimonio por interés, como tantas veces en el humor popular. Propongamos algunos casos semejantes en nuestra literatura de estas bodas por interés económico:

Luis de Pinedo (L. de Chistes, p. 108a): "En Palencia, ante el Provisor; en un caso matrimonial, presentaba un testigo que era un rústico labrador. Apercibiéndole el Provisor dijese verdad, respondió: '-Por Dios, señor, sí diré: que no les salgo de la costilla, y pariente so dél, y pariente so de todos y con lo que ella tiene hay para todos".

Mal Lara (Philosophía Vulgar), recoge algunos refranes sobre el tema:

-De lo feo a lo hermoso, déme Dios lo provechoso. Donde explica: "Tayéndole una muger fea y otra hermosa y pobre y demandándole su parescer, escoge la fea por ser rica". (I, 41; pp. 179-198)

-Dios me dé marido rico, siquiera sea borrico. Entre un vizcaíno rico y torpe y un castellano avisado y pobre, escoge al primero. (I, 43; p. 199)

-Más vale vieja con dineros, que moça con cabellos. (V, 10; pp. 461-462)

Asensio (Floresta, VI, V, IV; III, p. 286); "Casándose una muger fea, pero con gran dote, dixo uno; A esta la tomaron por el peso, sin reparar en la hechura".

Nogués (C. Aragón, pp. 50-51): "A una baturra preguntaron cómo había encontrado tres maridos siendo tan fea, y contestó: Por la miajica de la burra que me dejó el primero que tuve".

El refranero, por supuesto, no es ajeno a esta idea; Rodríguez Marín (10700 Refranes): Moza fea con haza de olivo, encuentra marido.

20

[¡DE REBOTE NO VALE!]

Un cura, que abusaron de una niña de un pueblo de dos o tres mil habitantes, y entonces el cura llamó a todas las personas para decirles que tenía una pelota mágica, y que, a quien había hecho esa criminalidad, que eso, lo tenía que pagar.

Y se sube el cura:

—Porque esta pelotita —desde el pulpito—, esta pelotita, cuando yo la tire la pelotita, cuando yo haga así, al que le dé, ése es, porque esta pelotita me la ha mandado...

Y entonces hacía así [como lanzando la pelota], y toda la gente hacía así [agachándose]. Pero una de las que tiró así, dio la pelotita en un sitio, le dio al cura, dice: -¡De rebote no vale! -dice.

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

VERSIONES ESPAÑOLAS.-

Lorenzo Vélez (C. Anticlericales..., p. 174): De Rebote no vale (v. salmantina).

López Megías (.Etno.. Alto de la Villa, pp. 275-276), nº 144: El Cura y la Pelota.

Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, p. 507). Nº 150.7: La Pelota.

VERSION LITERARIA.-

San Cristóbal (Arlotadas..., pp. 39-42); La Cartera Robada.

21

[FUE CONTRA UN TABIQUE]

Dice que tuvo un hijo, y resulta de que le decían:

-Pero bueno, tonta, eso ¿cómo ha sido?

Ella no lo decía.

-No, no, yo quiero denunciarlo.

-Pero... ¿a quién vas a denunciar?

-¡Al que ha tenido la culpa!

-Vamos a denunciarlo. Vamos a ver... Y ¿quién es? -y nadie sacaba quien era. ¡Que nada!

Y entonces, fueron al juzgado, se presentó el muchacho que era. Y entonces le dijo:

-¡Vamos a ver! ¿Eso fue contra su voluntad?

Y le dijo:

-No, fue contra un tabique.

AMPARO LOPEZ 0JEDA El Palomar-Paradas, 1993.
VERSION POPULAR.-

Agúndez (C. Valladolid, nº 17): Porque se resbaló. En esta variante, la mujer vende un pollo. Cuando llega el marido, le confiesa que lo ha vendido barato. El marido se lamenta; "—Te j.[...] el pollero, eh /. La mujer se disculpa; "—Porque me caí”.

22

[¡TE PILLE!]

Un loco que se escapa del manicomio. Se escapó corriendo. Tenía una jeringa así de grande. Y unos pocos así... Salió corriendo uno, salió corriendo el que más corría, y anduvo lo menos cinco kilómetros. Ya le iba a pillar, y hace así: "¡Aaaaaá! ¡liiiiií! ¡Uuuuú!", y correr, correr. Cuando ya se cansó, dice:

-Te pillé.

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.


VERSION POPULAR HISPANOAMERICANA.

Feijóo (C.P. Cubanos, II, p. 159): El Loco.

23

[SEMBRANDO CON CUERNO]

Y había otro que estaba sembrando lechugas. Estaba la tierra muy dura. Tenía una... aquí le dicen amocafre, y estaba escarbando y la tierra no...: no escarbaba. Y se encontró un cuerno. Encontró un cuerno..., sembraba así: ¡pum!, sembraba... ¡un cuerno!, una lechuga... ¡pum!, otro cuerno.

Pasa uno, dice:

-Ese es buen procedimiento.

Dice:

—Pues eso lo he sacado yo de la cabeza.

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996

VERSIONES POPULARES HISPANICAS.

Camarena (T. O. Leonesas, II, p. 36), nº 166: Esto salió de Nuestras Cabezas.

Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, p. 159), nº 67: La fuente de Peloche.

Amades (F. de Catalunya, p. 1158), nº 582: Cap de Bou de Mataró.


REFLEJOS LITERARIOS.-

Rodríguez Marín (Cantos Españoles) recogió algunos cantos que parecen reflejar la anécdota:

Un cuerno en una calle
Se halló un usía
Y se quedó pensando
De quién sería.
Hecho una pieza.
No quitaba las manos
de su cabeza (nº 7349).

A un médico muy sabio
Dijo un enfermo:
—¿Por qué cuanto yo como
Me sabe a cuerno?—
Y él, con presteza,
Le dijo; —Eso procede
De la cabeza (nº 7350)

24

[PARA EL QUE ME CONTRADIGA]

Eran los arrieros antes, eran muy brutos. Y llevaban unos cuchillos y unas cosas... Y uno se iba a casar, y el cura le exigía, ¡nada!, un montón de cosas, de que tenía que aprender cosas de la iglesia, de rezar y esas cosas. Y entonces, el arriero dice:

-Pues yo me caso, ¡eh! Ya el cura puede decir lo que le dé la gana. Y yo de rezar no sé nada, porque yo no sé leer. ¡Cómo voy a leer un catecismo ni voy a leer nada, si yo no sé nada de eso!

Total, que el arriero estaba negro. Iba subido a los borricos, no iba nada más que pensando cómo iba ese hombre a hacer eso. Dice: "¡Fuera! Ya, ya se va a quitar esto todo. Ya este cura lo voy a entender yo. Cuantito que yo llegue al pueblo, yo ya sé lo que voy a hacer. Me voy a poner la faja y me voy a preparar y verás como ése...". Entonces hizo así, y en la faja se metió un cuchillo así de largo, pero asomaba por debajo y por arriba. Y entonces estaba allí, y va, así en camisa, y estaba el cura allí, dice:

-Buenas noches.

-Buenas noches. Venga usted con Dios. ¡Qué! ¿Sabe usted algo ya de la doctrina?

-Yo no sé nada, mire usted.

Dice:

-¿Pero nada, nada, nada, nada?

Dice:

-¿Que no sé nada!

Dice:

-Pues usted tiene que aprender, porque es que así no se puede usted casar. Eso es casarse como los burros. Eso es no saber nada. Es casarse como un burro.

Entonces le dice:

-Pues nada. Yo me tengo que casar; quiera usted o no quiera.

Y hace el cura así; le mira el cuchillo, dice:

-Y eso que trae usted ahí ¿para qué es?

Dice:

-Esto es para el que me contradiga.

-¡Pues entonces mañana se casa usted!

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas. 1993.

VERSIONES POPULARES.-

Agúndez (C. Valladolíd, nº 39): El Bravo. En esta Version, un parroquiano quiere confesarse y llama al cura con urgencia, advirtiendo que a él no le lleva nadie la contraria. Puesto en aviso el cura y, en vista del cuchillo que lleva el penitente, le pregunta si cree en Dios. Como recibe la respuesta de que no. el propio cura concede: "Yo tampoco”.

Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, p. 309), nº 150.11: La confesión del bandolero.

25

[ERA DEMASIADO]

Uno, que siempre estaba diciendo...; llegaba a la iglesia, decía:

-¡Hotia, san José! ¡Hotia, san José! ¡Ay que ver! No se hace eso conmigo, san José. Que mi mujer es muy buena; pero eso no puede ser. ¡Me cague la hotia! -y venga "hotia". Y dice-: Yo quiero mucho a mi mujer; pero ¡hotia!, pero esto....

-Y entonces le dijo el sacristán:

-Ahí hay uno que siempre llega diciendo: "¡Hotia!"

Dice:

-Pues mañana lo voy a ver yo.

Y le dice:

-Vamos a ver, Manué. Tú, cuando vienes aquí, ¿por qué dices tanto hotia?

Dice:

-¡Hombre, hotia, hotia! Digo hotia porque yo tengo mi mujer, y tiene un niño, y ahora ha tenido otro negro, pero ¡hotia!

Dice el cura: -¡Hotiaaaa....!

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

MOTIVOS.

Thompson: P426, P426.1.

VERSIONES POPULARES ESPANOLAS.-

Cf. Lorenzo Vélez (C. Anticlericales, pp. 182, 197-198): El cura prefiere montar la burra antes que blasfemar y El Cura y el Carretero.

Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, p. 215), n° 90: ¡Ay, coño. coño, coño!.

VERSION POPULAR HISPANOAMERICANA.

Feijoo (C. P. Cubanos, II, pp. 153, 173-174): La Confesión y El hombre mal hablado y el cura que lo fue a regañar.

26

[LA PUNTERIA DEL CURA]

En tiempos, los curas tenían casi todos una sobrina, tenían la sobrina, que no era sobrina. Y en Osuna había un cura muy viejo. Se llamaba don Juan, y tenía una sobrina; pero resulta que llega un tiempo que el cura se muere. Se muere el cura y en seguida, pues todos los pueblos...

-¡Ofú! El padre cura de Osuna se ha muerto.

Y fueron de todos: los Corrales, de Martín de la Jara, de Paradas, de Arahal, de la Puebla; fueron todos a la iglesia, aquélla estaba de curas... Y la sobrina, pues siempre estaba al lado del cura, y lo estaban llorando al cura, bueno, los que están llorando; ella nada más decía:

-¡Ay pobrecito don Juan! ¡Ay, que en treinta años que he estado con él...!, ¡qué bueno!, ¡no me ha tocado nunca ni un pelo!

Y dice un cura

-¡Buena puntería tenía don Juan!

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

VERSIONES ESPAÑOLAS.-

Puerto (C... Sierra de Francia, pp. 179-180, 197-198), n° 145: La Visita del Obispo.

Quintana (Bllat..., p. 234), nº 308: [Bona Punteria].

VERSIONES LITERARIAS.-

Lydia Cabrera (Francisco..., p. 33): En el velorio.

Mención en Torres Solares (Cuentos de Cornudos..., p. 41): en El Salto del Ciervo.

27

[DE CASI TODOS]

Un cura que había en un pueblo. Y llevó muchos años en el pueblo. El cura era viejísimo, llevaba en un pueblo ¡yo qué sé cuantos años! Y ya, cuando ya se puso muy viejo, pues, ya se iba el hombre. Dice que se iba. Que, ¡vamos!, que ya no podía estar en la iglesia, que se iba.

Entonces, todo el mundo salió a despedirle. Y entonces le decían todos:

-Adiós padre, adiós padre.

Y decía:

—De todos no, pero de muchos sí.

AMPARO LOPEZ OJEDA El palomar-Paradas, 1993.

MOTIVOS.-

Thompson: J1263, J1264, T310, V4Ó5, V465.1, P426, P426.1. X410.

Tatum: *C119.3.1, "T426.1.2.

VERSIONES ESPAÑOLAS.-

Rodríguez Pastor (C. Extremeños Obscenos y Anticlericales, pp. 305-306), nº 150.5: El cura.

González Sanz (La Sombra... Guara, p. 114), nº 61: (Los Hijos del Cura de Nocitos).

Quintana (Lo Molinar... Mequinensa, p. 226), nº 166: (Lo Capellá de la Pobla de Massaluca).

Existen chanzas abundantes sobre la paternidad de sacerdotes. En ocasiones, la mujer es la que reconoce la intervención del párroco en su maternidad, como en una Versión coruñesa donde la rapaza ve al cura muerto:

"-Ah, coño. ¡Mirad o pai dos meus fillos!". (Rosa Alicia Ramos, El Cuento Folklórico..., nº XIV, p. 102).

Lázaro (Juan de Luna, Segunda parte del Lazarillo de Tormos, cap. XVI, p. 105), que había heredado algunos bienes de un moribundo ermitaño mendicante, continuó la mendicidad del maestro y llegó hasta la casa de unas mujeres que, en la oscuridad, lo confundieron con el propio santón. Aquel hombre de Dios tenía allí mujeres e hijos; estos últimos exclamaron después de comprobar el error; "¡Este no es papá!".

28

[LAS INFLUENCIAS MUNDANAS]

Santa Teresa subió una vez, y san Pedro; les dijo el Señor, dice:

-¡Oye! ¿Por qué no bajáis abajo del cielo a ver las mujeres cómo andan por ahí? Entonces, dice san Pedro, dice:

-Mira, allí lo que tienes que mandar es a santa Teresa.

No, miento, fue, vino primero san Pedro, a ver a los hombres; cómo estaban aquí y eso. Y cuando vino, pues vio los hombres muy bien arreglados en los bares, muy..., en fin; que estaban todos muy bien, muy contentos; ninguno decía ninguna palabrota fea, ni nada. Total que dijo:

-Yo ya me voy arriba y me voy a contarle al Señor cómo está el mundo por aquí.

Total, que dice que le contó cómo estaba esto. Y entonces dice:

-Bueno ¿y las mujeres? Dice:

-Yo de las mujeres no sé nada. Yo no he tratado nada más que con los hombres. Yo no he tratado nada más que con los hombres. Yo no sé nada de las mujeres.

Dice:

-Bueno, pues entonces vamos a mandar a santa Teresa; que baje santa Teresa y vea a las mujeres a ver cómo están.

Entonces bajó santa Teresa. Y cuando vio a las mujeres aquí pintadas y fumando y todo, santa Teresa se puso del todo. Y cuando ya, aquí nada más ella para arriba y para abajo, con todo el mundo y así, comprando zapatos calados..., ¡le faltó el dinero! Y cuando ya le faltó el dinero, pues entonces se fue, se fue para arriba. Llegó a la puerta del cielo y llama así y dice el Señor:

-¿Quién llama a la puerta del cielo con este desorden? Y le dijo:

-La Tere.

AMPARO LOPEZ OJEUA El Palomar-Paradas, 1993.

MOTIVOS.-

Thompson: F30.

VERSION POPULAR HISPANOAMERICANA.-

Feijóo (Cubanos, p. 178); La Gira por Cuba de las Miles de Vírgenes. Aunque los personajes son distintos, en este caso La Purísima Concepción y las Once Mil Vírgenes, el contenido es el mismo. La tercera noche vuelve al cielo la Purísima con sus compañeras y se da a conocer a S. Pedro: "¡Hey! ¡Aquí Conchita y sus muchachitas".

29

[PEGAR A LA GITANA]

Una gitana que estaba toda moradita, toda morada. Y pasan por la puerta de la guardia civil, y decía:

-Carmen ¿qué te pasa?

Dice:

-Que el jambo [hombre] me'ndiña to los día, to las tarde me'ndiña. Mira cómo tengo el zacai [ojo], mira cómo tengo la jeró [boca], y las torva, y toda llena cardenale.

Dice:

-Pues ya no te va a pegar mas el jambo. Dile que venga mañana a las cinco.

-Buenas tarde, don Jucé. ¡Ay! Mire uzté, ceñó baranda, ¿pa qué me yama uzté?

Dice:

-Vamos a ver, ¿por qué le endiña a la bata [mujer]?

Dice:

-¡Ay! Mire uzté, yo no le'ndiño.

Le pega una galleta: "¡pom!"

Dice:

-Yo le'ndiño de tarde en tarde.

Y le pegó una guantada. Dice:

-¿Cómo es eso?

-Quiero decir to las tarde.

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

MOTIVOS.-

Thompson: X600.

VARIANTE

Rodríguez Marín (Más de 21.000 refranes….p.128ª) “De tarde en tarde. Y era todas las tardes”. Explica el refrán con una variante de nuestro cuentecillo.

30

[MUJER PARA VENDER MEJOR]

Tenía una cochina y resulta -una cerda. Usted sabe lo que es ¿no?—. Y entonces la tenía, y era ¡muy mala comedora! Vamos, aquello no comía. Aquello era ¡malo, malo, malo, malo! Y dice:

-Chiquilla, esta cochina vamos a venderla nosotros.

-Bueno, pues vamos a venderla. Pero tú, cuando vengan a comprarla, tú dices que la cochina...: "¡Hombre por Dios!, no la vendas, porque hay que ver, ¡tan buena! y la vas a vender. Y yo la crié con leche y que si tú y que..." -dice-. Tú te pones todo lo bien puesta que puedas.

Bueno, pues viene un hombre a comprarla. Y llegó y dijo:

-¡Qué pasa! ¿A dónde está la cochina?

-Esa cochina está en la cochinera.

Dice:

-Pues ahora mismo vamos a verla.

Entonces fueron a verla. Y le dice la mujer:

-La cochina no la vas a intentar vender, ¡eh! Que te se quite de la cabeza; que la cochina no se vende.

-¿Por queeé? ¿Por qué no se puede vender la cochina?

-Pues no se vende. Hombre, porque la he criado yo, y yo la quiero para tenerla, y yo no quiero que se venda.

-No, no, no. La cochina la voy a vender. ¡Hombre, por Dios! Déjame que la venda.

-Que no se vende la cochina. ¡Vamos! ¡Que te aseguro que no! Y si vendes la cochina, nos descasamos ahora mismo.

-Hombre, ¡pero no te pongas así! ¡Pero esta mujer cómo es!

Total, que va y se... Dice: "Tú, cuando te parece y ya estás discutiendo mucho conmigo, te quitas del medio y te vas. Entonces vendo yo la cochina".

Entonces ya ella dijo:

-¡Haz lo que quieras! ¡Ya me voy! -y se fue dentro de la casa.

Y vendió la cochina y el hombre se la llevó. Pero a los pocos días, viene el hombre y le dice:

-¿A dónde está tu mujer?

Dice:

-¿Mi mujer? Ahí está. ¿Por qué? ¿Para qué la quieres?

-¿Para qué la voy a querer? Que venga a mi casa, hombre. Y me ayude a vender la cochina.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

MOTIVOS:

Tompson:.J1112, J1545.

VERSIONES POPULARES.-

Quintana (Lo Molinar... Mequinensa, pp.238-239), nº 185: (lo Cavall Negre i el Blanc).

Pendás (C. P. Penal del Puerto de Santa María.... pp. 48-49), n° 10: Vendiéndo la Burra.

VERSIONES LITERARIAS.-

Cuentos y Chascarrilos, p. 100; El Niño y el Tordo. En este caso, el cómplice en el trato del viejo caballo es el hijo, que también es solicitado por el comprador, que vuelve: "A que su mercé me empreste á su pijotero niño pa poé vender el caballo tordo".

Pabanó (Historias... de los Gitanos, p. 113): "El Tordo". "-Compáe [...] no vengo a desasé er trato, porque ya e cosa jecha.... pero no podía osté emprestarme ar niño pa yo poé vendó er tordo?".

31

[ENDEREZAR JOROBADOS]

Eso fue uno, uno que era, bueno, jorobados; había muchos. Pero les pusieron un letrero en una puerta de un médico: los jorobados se ponían derechos. ¡Me cague la mar! Ya había una cola de jorobados que llegaba a, a la otra calle. Y dijo, ya cuando estaban todos allí puestos, entonces salió un médico, dice:

-Entrar para dentro, que entre de uno en uno.

Entró uno y cuando pasó un poquito... ¡Tardaba, tardaba!

Y…

-¿Qué pasará? -estaban todos los jorobados desesperados.

Y que venga.... Entonces cuando salió un médico dice:

-El primero ha salido derecho. ¡Ahora, muerto!, pero derecho está como un junco. Que pase otro a ver si lo podemos enderezar también.

¡Y dice que no quedó en la calle un jorobado!

AMPARO LOPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1994.

MOTIVOS.-

Tompson: J1430, J2100. P424. X372.

VERSION POPULAR.-

Cortés Vázquez (C. P. Salmantinos, I, pp. 34-36), nº 14: El Cuento del Medico.

MOTIVOS QUE SE CITAN (según Thompson, algunos también en Tatum, Keller y Neugaard, Wilbert-Simoneau)


THOMPSON:

B130 Animales que dicen la verdad. (Tatum, Neugaard, Wilbert-Simoneau)

B200 Animal con tratamiento humano. (Neugaard, Wilhert-Simoneau)

B210 Animales que hablan. (Tatum, Neugaard, Wilbert-Simoneau)

B211.1.3.1 Asno que habla. (Wilbert-Simoneau)

F.30 Habitante del mundo superior visita la tierra. (Tatum, Wilbert-Simoneau)

J10 Sabiduría (conocimiento adquirido por experiencia). (Tatum, Keller, Neugaard)

J21.27 Juicio por la experiencia: "No adoptes un hijo".

J706 Adquisición de riqueza.

J1112 Esposa lista.

Jll60 Inteligente alegación. (Keller, Neugaard)

J1263 Agudezas sobre abusos del clero. (Neugaard)

J1264 Agudezas sobre clérigos impúdicos.

J1340 Replicas de personas hambrientas. (Keller, Neugaard)

J1341 Réplica de sirviente (chico) desnutrido. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)

J1390 Réplicas sobre robos. (Keller, Neugaard)

J1391 El ladrón hace una excusa desviada.

J1394 Hábitos nocturnos de ladrones. (Neugaard)

J1430 Agudezas sobre doctores y pacientes. (Neugaard)

J1540 Réplicas entre marido y mujer. (Keller, Neugaard)

J1545 La esposa es más lista que el marido. (Neugaard)

J1700 Tontos. (Tatum, Neugaard, Wilhert-Simoneau)

J1730 Ignorancia absurda. (Tatum, Neugaard, WilbertSimoneau)

J1736 Tontos y animal desconocido.

J1772 Un objeto tomado por otro. (Wilbert-Simoneau)

J1800 Lina cosa tomada por otra (varios). (Keller, WilbertSimoneau)

J2100 El remedio peor que la entermedad. (Keller, Neugaard)

K1637 El que adula al capataz es cogido en la trampa por el maestro. Él siempre contesta a las observaciones del maestro: “Yo también había pensado eso”. Cae en la trampa cuando el maestro dice: "Voy a sembrar sal".

K2213 Esposa traidora. (Tatum, Wilbert-Simoneau)

K2213.4 Traición del secreto del marido por su esposa. (Wilbert-Simoneau)

N778 Tomar refugio en un cementerio conduce a aventuras.

P200 La familia. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)

P210 Marido y esposa. ( Neugaard)

P411 Labrador. (Neugaard, Wilhert-Simoneau)

P424 Médico. (Neugaard)

P426 Clerecía. (Neugaard)

P426.1 Curas. (Neugaard)

T310 Celibato y continencia. (Keller, Neugaard)

T465 Bestialidad. (Wilhert-Simoneau)

V465 Vicios del clero. (Neugaard)

V465.1 Incontinencia del clérigo. (Neugaard)

W115 Suciedad, desaliño. (Wilhert-Simoneau)

W151 Hambre, voracidad. (Wilhert-Simoneau)

X372 Chistes sobre doctores.

X410 Chistes sobre curas. (Keller, Neugaard)

X6OO Humor por razas o naciones.

X700 Humor basado en el sexo. (Neugaard, WilhertSimoneau ) TATLJM:

*P426.1.2 Cura (fraile) como pecador carnal.

"C119.3.1 Cura tiene relaciones sexuales con mujer casada.
<



CUENTOS POPULARES ANDALUCES, XI

AGUNDEZ GARCIA, José Luis

Publicado en el año 2003 en la Revista de Folklore número 265.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz