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Revista de Folklore número

263



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CUENTOS POPULARES ANDALUCES, X

AGUNDEZ GARCIA, José Luis

Publicado en el año 2002 en la Revista de Folklore número 263 - sumario >



CUENTECILLOS POCO HABITUALES (II)

Comenzamos en el artículo anterior con una serie de cuentecillos que, por su escaso aparente interés, o por su rareza efectiva, no figuran en otras colecciones y, por supuesto, en los catálogos que los inventarían. Es necesario testimoniar su presencia en la tradición oral, pues de ella forman parte, y esperar que aparezcan otras versiones en futuras colecciones para confirmar su tradición oral y, tras ello, reservarles su justo lugar en los catálogos. En el presente artículo, completamos esta serie de cuentecillos raros recogidos en la provincia de Sevilla.

30 [OTROS VEINTE DUROS] Le dijo el maestro:

—Vamos a ver, ¿quién es el que sabe mejor de cuentas? El que sepa muy bien de cuentas, que me lo diga.

Y entonces dice que uno hizo así: levantó la mano.

—¡Tú! ¿Tú sabes muy bien de cuentas? Pues tú sabes que estás atrasado aquí en la escuela.

Dice:

—Pues yo, yo sé muy bien de cuentas.

Dice:

—¿Tú sabes bien las matemáticas? Dice:

—Yo, sí.

—Bueno. ¡Pues ahora lo vamos a ver! Ahora, cuando a los niños estos les demos un repasito, vamos a hablar contigo.

Entonces le dice:

—Vamos a ver. Si tu padre

—te voy a poner una cosa muy sencilla

—, si tu padre debe veinte duros y los paga, ¿cuántos debe? Dice:

—Otros veinte.

—Hombre, a ver, a ver. Si tu padre debe veinte duros y los paga...

—Otros veinte.

—Bueno, a ver, explícate, explícate.

—Pues mire usted. Se lo voy a decir muy fácilmente.

Mi padre le debía veinte duros al vecino; el vecino se los pidió porque le hacían falta: entonces los pidió al compadre para pagárselos.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: J1100, J1110, J1113, J1341, J2700, X350, X370.

31 [CREÍ QUE ERAN HUEVOS]

Y les pregunta el profesor que cuántos huesos tenía un hombre. Les pregunta...; pone a todos los niño y dice:

—Vamos a ver, a ver quién es el más inteligente.

¿Cuántos huesos tiene un hombre?

Y había un cabrero que era ahí medio tonto, y empieza a decir, así..., dice:

—¡Que levante la mano! Hizo él así: levantó la mano. Y todos los niños se quedaron agachados, y él levantó la mano. Entonces le dijo el profesor:

—Ven para acá. ¿Cuántos huesos tiene un hombre? Dice:

—¡Ah! Yo creí que eran huevos!

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: J1772, X350, X370, X111.7.

CONFUSIONES SIMILARES.-

Nuestra informante contó este cuento unido a los precedentes; sin embargo, es claro que no pertenece al mismo tipo de preguntas con respuesta ingeniosa. Las risas de los contertulios lo confirman también. Debe pertenecer a un tipo de chanzas en que un equívoco intencionado crea una situación jocosamente enojosa. La que presenta Arguijo (Cuentos, nº 288: pp. 128-129) es una variante en que cambian los personajes, pero donde la salida final es la misma. Se nos presenta a un portugués galanteando a una dama. Hablan sobre las preferencias anatómicas y, cuando se trata de los cabellos:

—Gordos y duros

—. Respondió ella:

—¿Cabellos duros y gordos? ¡buenos serían por cierto!—.Dijo él muy presto.

—¡O! de os cabellos falava vos, amor, se esa es otra cosa diferente. Cuidava que preguntava de os collo.

Gran puerco socarrón, pero agudo.

32 [PARA QUITAR EL POLVO]

Fue uno a un bar, y le pidió una tapa y le pusieron pescado. ¡Y el pescado estaba tan frío...! Pero empezó, empezó a hacer así: "¡Pfuu!", a soplar.

Y le dijo el camarero:

—¡Si está frió!, no la sople.

Dice:

—Si lo que estoy quitando es el polvo.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

33 [LA ENFERMEDAD DE LA CUERDA]

Señores, pues esto era en los años de la hambre. Un matrimonio que estaba arranchado en el campo. Y en los tiempo aquellos, a trabajar iban chicos y de todo. Eran chiquillos de todas manera, y las hambres que tenían les tenían los pelos tiesos, ¡los angelitos!.

Y estaban uno de pavero, y tenía una piara de pavos. Y..., ¡vamos!, tenía una hambre el pobrecito, que no veía. Dice: "¡Agüe! ¡Qué voy a a hacer yo para comer!" Y entonces, dice: "¡Ea, ya verás!" Y cogió una guita y se la amarró a un pavo en el pescuezo. En seguida amarró la guita tirante.

Pues se murió el pavo. Y, y lo guisó. Le dice:

—Toma, guísalo, cómetelo.

¡Ojú! Vio el muchacho el cielo abierto. ¡Se pegó una pechada de carne que se partió! Con la hambre que tenía, pobrecito...

A los pocos días dice: "¡Agüe la mar! Yo la hambre...", dice.

Y fue y le marró otra guita a otro pavo. Y también se murió. Dice:

—Esto, no, vamos, no sé.

¡Claro, con la hambre que tenía, está todo bueno! ¡Está bien! Total, que así se, se bailó varios pavos el muchacho. Pero ya un día, consultó el amo, se lo dijo al padre —padre ignorante—, que los pavos se estaban muriendo. Dice:

—Pues voy a llamar al veterinario a ver lo que dice.

Llama al veterinario, y se lía a mirar los pavos.

Coge así a uno, y le vio una guita amarrada en el pescuezo. Dice:

—Ya está aquí; ya está aquí la enfermedad esta.

Y total, estuvo repasando. Y el hombre era una persona muy buena, que tenía compasión, y no quiso, para que no despacharan a la familia...

Le dice el dueño, dice:

—Esto, ¿qué? Dice:

—¡Esto es una enfermedad que no hay quien la cure!

—¡Qué el qué! Bueno... ¡Vale!

Y entonces, ya que se iba el hombre, dice:

—Bueno, ¿y qué enfermedad es esa? Dice: A ésa le dicen la enfermedad de la guita.

Y ahí terminó la historia.

CLAUDIO GALLEGO DEL RÍO Arahal, 1991.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: W151, W11.
Wilbert-Simoneau: W20

MUERTE DE CORDEL.-

No conocemos ninguna otra versión, pero, sin duda, la antigüedad del cuentecillo podría suponerse por la mención a la muerte de cordel, que nos envía a tiempos en que las ejecuciones se efectuaban por tal método. Néstor Luján (La vida Cotidiana en el Siglo de Oro Español, p. 191) nos explica:

Enfermedad de cordel. Vale por morir ahorcado.
Enfermedad de cordel
el temple al son de la espada
pero Vázquez de Escamilla
murió cercenado de guardas.

Así se lee en el Baile de los valientes y las tormajonas de Quevedo.

María Moliner equipara el término 'cuerda' al sinónimo 'garrote'.

34 [EL BURRO ES DE LOS DOS]

En Paradas había dos hombres, y tenían un trozo de tierra muy pequeñito, y tenían un burro, un borrico, como diciendo. Tenían un borrico, tenían una parcela, tenían un pozo en el centro de la tierra; y todo era a medias: el borrico era a medias, las lechugas eran a medias, y todo.... Y el otro ¡venga a cantar y venga...! El otro venga a sembrar lechugas. El otro se encorajinó, dijo:

—Me cagüe la hotia, me voy a liar a palos...

Se lía a palos con el borrico, ¡venga a pegarle palos! Dice el otro:

—¡Al borrico no le pegues más! Dice:

—Pero el borrico, ¿no es de los dos? Le dice:

—Sí

—Pues, pues en mi lado le puedo pegar yo lo que quiera.

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996

35 [SOLDADOS SIN ÉXITO]

Eso eran unas personas muy ancianas ¿no?; ya eran muy ancianos. Estaban en una casa y alojaron a unos soldados. Y entonces..., ellos se pusieron allí en el fuego, que tenían los chorizos colgados. Y allí estaban, en la cocina se tenían que quedar allí aquella noche. Claro, ellos sabían que los abuelos se iban a acostar en su habitación, y los soldados tenían que dormir allí en aquel comedor en que estaban.

Entonces un soldado empezó a limpiar las botas, y miró para arriba, limpiando las botas. Y entonces el soldado empezó a cantar:

"Esta noche, hay juegos de puño.
Esta noche, hay juegos de puño" [con canto].

Y hacía así, miraba para arriba, para que los otros se dieran cuenta que por la noche le iban a quitar los chorizos.

Entonces el viejo, hizo así, lo miró. Cuando vio que miraba para arriba, entonces le dijo, dijo:

"Precisamente, los quito del humo
Precisamente, los quito del humo" [con canto].

Y quitó los chorizos del medio y los soldados se quedaron así.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Aarne-Thompson, nº 1525Q*: The Thif´s Dance.

Thompson: K341.21, J1251, J1390, J1140, P461.

36 [LA BANDERA REPUBLICANA]

Cuando la República, cuando el Movimiento y eso, pues no se podía decir: "¡Qué bonita está Triana cuando le ponen al puente la bandera Republicana!".

Y el que decía eso, lo metían en la cárcel. Pues iba un borracho por, por el puente diciendo:

—¡Qué bonita estaaaá Triaaanaaaa! ¡Qué bonita estaaaá Triaaanaaaa! [cantando].

Y llegó la guardia civil:

—¡Ay qué bonita está Triana...! Y cuando vió..., dice al guardia:

—Cuando le ponen al puente...

Dice:

—¿Qué le ponen? Dice:

—¡Te vas a enterar tú lo que le ponen al puente!

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

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La letra de la canción es tradicional:

Qué bonita está Triana
Cuando le ponen al puente
Banderas republicanas.

(José Luis Ortiz, Nuevo Pensamiento Político..., capítulo VIII: "Proceloso siglo XIX", p. 93)

Qué bonita está Triana
Cuando le ponen al puente
las banderitas gitanas.
(José L. Blanco Garza, Las Letras..., p. 89)

37 [¿TAN ESTRECHO ES?]

Un tonto que quería pasar el Estrecho en bicicleta, y entonces fue a hablar con los que estaban allí en, los... ¡donde sea! les dijo:

—Vamos a ver, yo quiero pasar el Estrecho en bicicleta.

—Hombre, pero ¿usted comprende eso? ¿Un estrecho se puede pasar en bicicleta? Ya se quedó el tonto pensando y le dijo:

—¡Pero tan estrecho es que no cabe la bicicleta.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: J1700, J1810.

PASAR EL RÍO.-

Tampoco el escribano Nájera que nos presenta Asensio (Floresta, 3ª parte, clase 3, cap. IV, núm. II) comprendió muy bien los inconvenientes de cruzar un río. Este escribano tenía unas mulas muy delgadas, sin fuerzas para vadear el curso de agua. El cochero le comunica que no podrán pasar con las dos mulas. "Pues, borracho, quita la una", ordena Nájera.

38 [O UNA PERSONA]

Fernán Núñez es el pueblo célebre de Córdoba, de los más brutos, que no son brutos, pero...¡avicultores! Y el Ayuntamiento estaba a la vera de la carretera. Y pasa la moto: "Ñaaaan, ñaaaan, bram!", la moto. Y había un municipal. Hacía la moto: "¡Ñaaaan, ñaaaan! Y le dice el municipal al sargento:

—¿Ha visto, mi sargento? ¿Ha visto usted cómo ha pasado esa gente? Dice, dice el sargento:

—Entonces, si se atraviesa un peatón...

Y dice el municipal:

—O una persona.

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

39 [EL DE LA COLA]

Y otros dos soldados, que dice que robaron un bacalao, y lo metieron en el macuto —por aquellos años de la hambre, y eso, pues los pobrecillos iban arrastrando lo que pillaban—, y lo metieron en el macuto. Y se le veía un poquito la cola. Claro, como iban formados, pues dice que le dijo el que los forma, el capitán o el que fuera, le dijo:

—¡El de la cola! Y le dijo:

—Mi capitán, entre éste y yo lo hemos robado.

Se descubrieron solos. Conque le dijo el de la cola; pero el de la cola no era; el de la cola era, el último sería el de la cola ¿no? Y él, el pobre, como el bacalao lo llevaba, dice:

—Entre éste y yo lo hemos robado.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

CATALOGACIÓN.-

Cf. Aarne-Thompson, nº 1699A: Criminal Confesses because of Misunderstanding.

Thompson: N271, N275, J1141, P461.

40 [LA MANTA ROBADA]

Había un hombre en Paradas que era muy poético. Los años aquellos que no había mantas ni trapijos ni nada. Pues el hombre llegó con su burra del campo y puso la burra en la puerta, y toda la manta la puso en la silla, y metió el serón aquí, metió el serón, lo metió para dentro. Y cuando vino, ya no tenía la manta.

—¿Quién me habrá quitado la manta? La manta...

Entonces, al otro día había un hombre. Vio un hombre venir por la calle. Y al otro día lo vio, le dijo:

—La manta que llevaste del asiento de mi silla, es cosa muy sencilla.

Lo poco que te ha costado que tú duermas con dos mantas, y yo duerma destapado Y dice:

—¿Quién te lo dijo que yo cogí la manta?

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

41 [ACCESORIA, NO CESÁREA]

Recibe una carta un quinto y lee la carta...

—¡Ay, Dios mío de mi alma, ay!

Echan mano allí los ofíciales...

—¿Qué te pasa?

—A mi madre que la, que la operan de la cesárea

—¡y él venga llorar, y venga formar la escandalera!

Hasta que le dice el capitán, dice:

—¿Qué edad tiene tu madre?

—Mi madre tiene ya sesenta y tantos años.

Y dice:

—¿Y ahora la van a operar a tu madre de la cesárea?

—dice

—. ¡Trae la carta!

Y coge la carta el capitán, dice:

—¡Hombre, no! Aquí lo que te dice que a tu madre le han echado de la accesoria.

JOSÉ Mª MONTES CORTÉS Marchena, 1991.

(Se recogió una versión más de Amparo López)

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CATALOGACIÓN.-

Basado en la palabra mal entendida. No clasificado por Aarne- Thompson, aunque hay lejanas similitudes con nº 1701: Echo Answer (K1887.1, Misunderstanding, J1820, Inappropriate action from misunderstanding) y nº 1699: Misunderstanding Because of Ignorance of a Foreign Language.

Thompson: J1803.2, J1805.1, P461, X111.7.

VERSIÓN SOBRE EL MALENTENDIDO.-

Francisco Alvarado (Cartas, carta XXII). El abogado le manda en busca del "Panormitano" (libro de derecho, según explica); trae el "palo del hermitaño (sic)" (t. II, p. 37)

Como dice Chevalier (Folklore y L., p. 46), estos cuentecillos sólo pueden nacer y vivir dentro de un área geográfico-lingüística limitada.

42 [DIRECTOR DE UNA FÁBRICA]

Y otro que dice que tenía un hijo que era ¡muy tooonto! Y le decía a la madre el padre siempre:

—Este tonto, cuando vaya a la mili... ¿Esto? ¡Esto no sirve para nada!

Y decía la madre:

—¡Conde! Le pones a tu hijo peor que todo el mundo. ¿Por qué no va a servir mi hijo para nada?

—dice

—. ¿Por qué no sirve?

—Porque éste va a ser el del pelotón; éste no va a servir para nada.

Bueno, pues dice que al poco tiempo, se fue el muchacho a la mili y le escribió una carta a la madre. Coge la madre la carta, dice:

—Anda, dice mi marido que mi hijo no valía para nada. ¡Anda, y le han puesto director de una fábrica! ¡Anda, y mi marido que no! Ahora mismo voy a los albañiles a llevársela —salió corriendo; estaba el marido a un andamio subido—. Baja, niño, baja. Vas a ver tú, que dices que tu hijo no sirve para nada, y a poquito, mi hijo capitán general, ¡verás!

Se baja el hombre de arriba de aquello, y cuando baja, le dice:

—Mira, tu hijo, que dices que no sirve para nada, ¡director de una fábrica!

Dice:

—¿Director de una fábrica? Tu hijo lo que dice aquí... ¡que va directo a África!

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: J1805.1, P461, X111.7.

43 [PUES LO MISMI]

Un niño que estaba en la escuela y hablaba muy malamente. Y decía el maestro:

—¡Eso es lo mesmo!

—hablaba otra cosa

—.¡Eso es lo mesmo! Y dice:

—Se dice con la i.

—Bueno, pues lo mismi.

DOLORES FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ Arahal, 1990.

44 [¿QUIÉN ES ESTÉRIL?]

Bueno, pues otra vez dice que había un matrimonio que no, que no traía hijos. Y las personas antiguas eran muy..., cuando querían una cosa. Total, que se echaban la culpa uno al otro. Le decía:

—Pues la culpa la tienes tú.

Y decía ella:

—No, no, no. El culpable eres tú.

—No, no, no.

—Pues vamos a ir al médico.

Fueron al médico. El médico decía:

—Hombre, lo mismo puede ser de uno que de otro. No se sabe si el que sirve es usted o el que no sirve es ella. Vamos a ver.

Total, que fueron a ver un médico ya, que les dijera. Le hicieron análisis, cosas, para ver quién era el que servía, el que no servía. Bueno, pues fueron y les dijo:

—Esta contestación, esto no... Bueno, la contestación no está hasta que pasen unos días.

Pues se vinieron a la casa y siguieron porfiando: “Que si tú, que si yo. Que si para acá que si para allá”.

Bueno, pues reciben a los poco días una carta y decía —¿cómo era? Una ese [S] y una pe [P], escritas en la carta —, y entonces dice:

—¿Ves? Aquí dice: "Sangre sana, potencia máxima".

¿Tú ves cómo sirvo yo? La que no sirves eres tú.

Dice:

—Pues eso tenemos que adivinarlo delante del médico. A ver si eso dice eso. A ver si dice: "Sangre sana, potencia máxima".

—¡Ea! Pues venga al médico.

Fue al médico. Cuando miró los análisis, miró la carta, dice:

—No señor. Ahí pone: "Sólo sirve para mear".

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: H300, J1430, J1803.2, P424, X111.7.

VERSIÓN LITERARIA.-

Torres Solares (Cuentos de cornudos…, pp. 26-27): El oráculo.

INTERPRETAR INICIALES.-

Los equívocos que pueden surgir por interpretar equívocamente unas letras pueden ser buen ingrediente para formar chistes, aunque abundan menos de lo que sería de esperar en las colecciones. Véamos algún chiste:

El misacantano no sabe interpretar las abreviaturas IDO ("ideo") y después de ser reprendido por su padrino, canta reproduciendo parte de las palabras con que había sido reprendido: "et ideo cum toto lo diabolo de Palermo, cum thronis et dominationibus" (Gaspar Lucas Hidalgo, Diálogo..., en A. de Castro, Curiosidades..., p. 312a).

En Miguel Agustín Príncipe (Fábulas en Verso y en Variedad de Metros, lib. I, fáb. VIII), un individuo que busca algo en el cementerio, se para ante una tumba que lleva la inscripción. "SSSS". Le preguntan que qué busca:

La tumba del Romano Septimo
Sexto Senador Sulpicio.
Pues aquí yace
Sebastian Sanchez, Sacristan Segundo.

Y continúan los versos.

Fíate en inscripción de abreviaturas,
Ya tenga fecha antigua, ya moderna
Y verá, buen JOSÉ; con tal linterna,
Como te quedas casi siempre á oscuras.

Castelar (Nueva Floresta, p. 20): La interpretación. Roba un carnero con las iniciales: "B.C.S.D.", y se excusa: "Yo creí que decian: Buen carnero sin dueño".

Las anteriores iniciales aportan la misma confusión en un chiste de Fernán Caballero. Citamos según refiere Lida de Malkiel (El Cuento Popular, p. 61): "Fernán Caballero, Obras Completas, tomo XVI, trae también un cuento semejante, el del carnero marcado con las iniciales de su dueño, BCSD=Bonifacio Conde Sans Díaz, que inducen a adueñarse del animal al rústico que las ha interpretado Buen Carnero Sin Dueño". La cita precendente concluye el comentario de la autora sobre el material popular en el teatro de Calderón, en él afirma:

Podemos agregar el chiste que resulta de dar interpretaciones encontradas a una inscripción en iniciales, del que hay agudos ejemplos en el Tratado del orador, II, 59, 69, de Cicerón; si tenemos presente que chistes ciceronianos pasaron a formar parte de varias colecciones humorísticas muy leídas en el Renacimiento, no ha de sorprender el hallazgo de chistes de iniciales en obras de carácter tan alejado como el Cortesano, II, 48 de Castiglione y en la novela de Rabelais, que interpreta SPQR= Si Peu que Rien; estas mismas iniciales son las que reciben en Las armas de la hermosura, I, 2 y 3, dos peregrinas interpretaciones: "al Sabino Pueblo ¿Quién Resistirá?" y "Senado y Pueblo romano es Quien Resistirle piensa". En Lances de amor y fortuna, III, 8, las cuatro eses de un blasón son glosadas por un galán como "Sirvo, Siento, Solícito y Secreto" (interpretación repetida en Ni amor se libra de amor, III, 2), y por el lacayo como "Sabañón, Sacristán, Sastre y Sufrido.

Posteriormente, Lida de Malkiel hizo algunos apuntes manuscritos (entre los años 1941-1943) que se incorporan en apéndices en la edición de nuestra bibliografía. Referente al tema que comentamos, anota: "Floresta española de Melchor de Santa Cruz, cap. VII: "De enmiendas y declaraciones de letras". Cf. Lope, La niñez de San Isidro. [Hacia el final] De igual modo Quevedo interpreta en perjuicio de Pérez de Montalbán, cuyo padre tenía tienda de libros, las iniciales que llevaban pintadas las diferentes caras de la perinola S(aca) P(on) D(eja) T(odo) como Soy Poeta de Tienda" (El Cuento Popular..., p. 133).

Nogués (C... de Aragón, p. 70): "Preguntaron á un aragonés qué significaban las letras RIP en la lápida de un nicho: -Pues que el defunto rabia y patea, respondió".

En Baselga (Cuentos..., pp. 201-205: Colón en Moratalla), se pretende la presencia de Colón en la localidad, según la interpretación de una lápida que realmente reflejaba: “Domingo /Colom/ itas,/sacristán./ Vitorián Portavite, campanero” 45 [POBRE RECLUTA] Esto fue un recluta que se fue a la mili. Y era un poco tonto. Y cuando ya llegaron allí un día, en la teórica lo sacó el capitán y le preguntó unas cuantas cosas. Y como era medio tonto, no sabía qué contestarle. Y le dijo el capitán:

—¡Y tendrá novia! Dice:

—Sí, mi capitán, que tengo novia.

Dice:

—¡Pues lástima me da de ella! Dice:

—Pues si la viera usted a ella, ¡a ver si le iba a dar lástima de mí!

MANUEL MONTERO MARTÍN Marchena, 1991.

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CATALOGACIÓN.- Thompson: P461, X137.

LOS DEFECTOS DE LOS NOVIOS.-

Recuerda, someramente, el chiste conocido utilizado por Freud (Obras C., III, p. 58), en que el novio de una joven disculpa la estupidez de la madre de ésta, la falta de juventud y de dinero; porque ni se va a casar con la madre, ni hay posibilidad de que le engañe, ni importa el dinero. Agregan que es jorobada, y replica: "¡Hombre; algún defecto había de tener!".

46 [TIRARSE A LA CONCHA]

En San Sebastián. Era un matrimonio; eran viejecitos. No tenían mayormente, y no tenían casi para tirar, le decía:

—Mamá, mande usted un giro.

Le mandaban tres pesetas, le mandaban cuatro; pero eran rachas malas; no le podían mandar nada, dice:

—Popá, como no me mandéis dinero, me tiro a la Concha.

Dice:

—Hija mía, vamos a buscar dinero que ése ya ha acabado con la Francisca, con la Petra, y con todas.

MANUEL LÓPEZ Marchena, 1991.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: J1820, P461, X111.7.

47 [AUNQUE SEA DE COMANDANTE]

Es un hombre de edad ya, y fue a un cuartel, y ya estaba pensando en dormir, ya de pasar malas noches...

—Yo me meto aquí con los soldados y duermo y como tranquilo.

Llega allí a la puerta y dice:

—¿A dónde está el centinela?

—¡Cabo guardia! Ese hombre que quiere entrar aquí y apuntarse para soldado.

Dice:

—Ya no tiene edad.

Dice:

—¿Y ése que está ahí? Dice:

—Ése que está.... ¡ése es el comandante! Dice:

—Bueno, ¡pues apúnteme usted aunque sea de comandante!

JOSÉ Mª MONTES CORTÉS Marchena, 1991.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: P461.

ANÉCDOTAS SEMEJANTES.-

Podríamos entresacar algún texto afín cuya coincidencia se debe al propio realismo de la anécdota:

Asensio (Floresta):

-"Habia un particular en la Corte, que pretendia muchos puestos; y preguntando uno, qué pretende Fulano? Le respondió otro: No lo sé; pero creo, que habiendo muerto la Reyna Madre, pretende, que lo hagan á él" (II, VIII, VII, I; p. 277).

-"Murió un Capitan, lo que sabido por un Trompeta, se adelantó, y pidió la Compañía, que por aquella muerte vacaba. Visto el Memorial, fue introducido en el Consejo; y maravillándose de que un Trompeta pretendiese ser Capitan, respondio, que no habia para que maravillarse de esto, porque veía hacerse tantas monstruosidades, que le parecia aun poderse hacer aquella" (III, II, III, IV; pp. 66-67).

Antología del Talmud (121, p. 81: El pagano que quería ser sacerdote). Es una historia propagandística. "He aquí la historia de un pagano que pasó junto a una Academia y oyó recitar a un maestro lo siguiente: estos son los vestidos que harán el racional y el efod. Preguntó para quien eran dichos vestidos, y le contestaron que eran para el Sumo Sacerdote. Entonces dijo: quiero convertirme al Judaísmo para poder ser Sumo Sacerdote...

" Mucho más próxima es una variante de la tradición oral hispanomericana: Don Pampa Viejo (Fogón de las tradiciones, II, p.72): Un trabajo fácil.

48 [¿QUÉ SOLUCIÓN LE VAMOS A DAR?]

En cierta ocasión, un vaquero tenía un montón de estiércol en una vereda, en un camino donde se echaba el estiércol, retirado del pueblo, para que no hubiera malos olores; y todos los años lo vendía; pero aquel año, estaba el pobre vaquero, o ganadero, falto de dinero, y lo vendió a uno, y al poco tiempo, llegó y lo vendió; pero...¡vamos!, el otro no se lo llevó, lo dejó allí. Y al poco tiempo, uno preguntando por el estiércol, y se lo vendió también. Y, a los pocos días, llegó otro y se lo vendió: se lo vendió a tres el estiércol; él lo vendía y lo cobraba (entonces en aquella época, un montó de estiércol así valía a lo mejor veinte duros. Lo sacaban en verano, lo llevaban a la tierra en carros, y echaban un montón de días en sacar un montón de estiércol de eso). Pues llegado el día que estaba uno sacando el estiércol, llegó el otro con el carro. Y le dice:

—¡Oye tú! ¿Tú qué haces aquí cargando estiércol? Dice:

—Este estiércol lo he comprado yo.

Dice:

—¡Tú qué vas a comprar el estiércol! Este estiércol lo compré yo hace una semana y se lo he pagado a usted.

—¡Yo también se lo he pagado! Y... cuando estaban los dos en la discusión, se presentó el otro a cargar estiércol también; y se juntaron allí los tres, los tres, cada uno con su carro.

—Bueno, pues esto...¡psss! Yo se lo he pagado, ¡eh!

Y el otro decía:

—Yo también, ¡eh!

—Y yo.

—Bueno, pues esto lo que hay que hacer es ir al juzgado y dar parte, darle parte al juez, y que nos devuelva el dinero; o por lo menos a dos.

Total, que fueron al juzgado: se presentaron allí los tres y el hombre que les había vendido el estiércol. Y fue, los llamó el juez, le dice a uno:

— ¿Es verdad que usted le ha comprado el estiércol a este señor? Dice:

—Sí es verdad.

—¿Usted, es verdad que le ha vendido el estiércol a este señor? Dice:

—Sí es verdad.

—Bueno, siéntese usted.

Le preguntó al otro:

—Fulano de Tal, ¿es verdad que usted le ha comprado el estiércol a este señor?

Dice:

—¡Sí señor que es verdad!

—Bueno.., siéntese usted ahí.

Y le preguntó al tercero exactamente igual. Y dice:

—Bueno esto, ¿qué solución le vamos a dar?

Y dice el amo del estiércol:

—¡Eso digo yo! ¿Qué solución le vamos a dar a esto?

JUAN RAMÍREZ ÁLVAREZ Arahal, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Aarne-Thompson, nº 1861: Jokes on Judges.

Thompson: K1887.1, J1254, P421.

VARIANTE.- Las palabras finales del juzgado recuerdan las del gitano que replica a preguntas que no sabe contestar durante la confesión: "Hágase usted cargo". Esta versión es bastante frecuente, véase por ejemplo la de los Cuentos y Chascarrillos, pp. 45-46: El Gitano Teólogo.

49 [SI TUVIERA CASA...]

Uno que iba por la calle. Y va y le dice:

—Yo te voy a dar veinte duros si me llevas a casa.

Cuando lo subió a cuestas, lo llevó... ¡venga a andar, y venga a andar, y venga a andar, y venga a andar! Ya estaba desesperado, porque le llevaba acuestas. Cuando ya le pareció, le dijo:

—Pero bueno, vamos a ver. Usted ¿a dónde tiene su casa?

Dice:

—Pues, hombre, si yo tuviera casa ¿¡haría falta que me llevara a mí nadie!?

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

50 [EL TABACO]

Fue uno al médico, y le dijo al médico:

—Mire usted, que tengo una cosa aquí que me aprieta mucho.

Entonces es tabaco.

Dice:

—No, el tabaco lo tengo en este lado.

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

51 [A FAVOR DEL CONVENTO, UN CIENTO]

Una finquita, dentro del convento había una finquita, y los fraile mismos hacían la labor aquella. Como usted sabe, antes no había nada más que bestias, porque antes no había tantos mecanismos como hay ahora, y con los mulos araban ellos; pero entre los mulos que había en el convento, había una mula que era maliciosa, que daba patadas. Y entonces, dijo el cura:

—Esta mula la vamos nosotros a vender.

Y cuando de noche tenían su reunión, decían:

—Aquí no se puede decir mentiras. ¡Mentiras no se dice ni una, porque mentir es pecado! Claro, le tenían tan habilitado a los curas, a los frailes aquellos, que mentir era un pecado, que todos ellos no mentían; ellos, llegaba uno, decía la verdad.

—Porque el evangelio, es el evangelio

—les decía el...

Claro, ellos estaban metidos en eso. Bueno, pues se presentó el comprador de la mula. Y entonces dice:

—Vamos a ver, ¿cuál es la mula que vende usted?

—Esta mula.

Ya mandó a un fraile: "Oye, mira, saca la mula que este señor la vea". Sacó la mula, y cuando el hombre se puso cerca de ella, le dijo:

—No se acerque a ella que es maliciosa ¡eh!

Y entonces dice:

—¡A no, no! Yo si da patadas no la quiero.

—¿Y eso?

—Descontado, usted, que si da patadas, esa mula no la quiero.

Entonces el hombre se fue. Y cuando ya se fue, lo llamó el cura al fraile, le dijo:

—Ven para acá. Tú, ¿por qué has dicho que la mula era maliciosa?

Y le dijo:

—Hombre, lo he dicho, porque usted me ha dicho que hay que decir la verdad; que el evangelio.., y hay que decir la verdad.

Dice:

—¿¡Pero tú no sabes que en favor del convento hay que decir un ciento!?

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: J1260, J1263, V465, P426, P426.1.

VERSIÓN ÁRABE SEMEJANTE.-

Gil Grimau (Que por la rosa roja…, pp. 118-119), nº 39: Predica para los demás.

52 [QUE SE LIMPIEN LAS MUJERES]

Juntó a todos los hombres del pueblo una noche, los llamó a todos. Y dicen:

—Algo va a dar el cura cuando nos llamó a todos los cisqueros y a todos los carboneros: a los más pobres del pueblo

—que eran los cisqueros y los carboneros, dicen

—. Éste nos da algo esta noche.

Entonces llegó, los puso a todos allí. Cuando ya estaban todos:

—¿Están todos los cisqueros y todos los carboneros?

—Sí.

—¡Ea! Pues, mirad, hermanos míos. Os pongo en conocimiento que, cuando lleguéis a casa, que os lavéis, porque si tiznáis a vuestras mujeres, nos tiznamos todos.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

CATALOGACIÓN.-

Thompson: J1263, J1264, T310, P426, P426.1, X410.

TIZNAR.- Fernández de Avellaneda (Don Quijote de la Mancha, cap. IV; I, pp. 98-99) pone en boca de la gallega que encuentra D. Quijote, a la que toma por dama agraviada por un capitán, las siguientes palabras para ofrecerse: "-Buenas noches tenga v. m., señor cavallero. ¿Manda algo en su servicio?, que aunque negras, no tiznamos". Martín de Riquer (en nota a pie de página) recoge tres expresiones paralelas en Correas ("Aunque negro, gente samo; alma tenamo", "Aunque negro, no tiznamo" y "Aunque negros, no tiznamo") y una en Covarrubias ("Aunque negros, gente somos: no se ha de despreciar a nadie por humilde y por baxo que sea"); todas ellas parecen obedecer a un deseo de aceptación social por parte de personas negras. Nuestra "disoluta moçuela", por contra, más que dignidad, busca los dineros del caballero; "ella tenía [la esperanza] de dormir con don Quijote y que le daría tres o quatro reales". La relación entre el tiznar y el dormir en compañía es posible en este pasaje, tal como en nuestro cuento.

53 [EL GITANO Y EL COCHINO] ç

Una vez llegó un gitano a un cortijo y robó un cochino, se lo echó al hombro. Y llevaba..., iba ya lo menos tres o cuatro kilómetros con el cochino acuestas. Y se encontró a la guardia. Y dice..:

—Fíjate, ahí viene un gitano

—le dice un guardia al otro

— ahí viene un gitano con un cochino...

Eso lo ha robado ¡eh! Ése lo ha robado.

Y..., cuando llegó donde estaba la guardia...:

—Oiga, amigo, haga usted el favor. Ese cochino lo ha robado usted, ¿no?

—¡Qué cochino! Dice:

—Ése que lleva usted acuestas.

Dice:

—¡Ay! ¿¡Pero quién me ha puesto a mí el bichito este aquí en lo aaaalto!?

JUAN RAMÍREZ ÁLVAREZ Arahal, 1994.

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CATALOGACIÓN.-

Cf. Aarne-Thompson, nº 1624: Thief´s Excuse: the Big Wind.

Thompson: J1391, X600.

VERSIONES SIMILARES.-

Muy semejante es la anécdota del Caballero Cifar, cap. LXXII. El Ribaldo entra en una huerta por un nabo, le sorprende el amo de la huerta y le pregunta que quién había arrancado los nabos. El Ribaldo contesta que el viento. Entonces quiere saber quién había metido los nabos en el saco: "Señor, dixo el Ribaldo, deso me fago yo muy maravillado" (en Menéndez Pelayo, Orígenes, I, cap. V; p. 313). Cuento tradicional que también aparece en el folklore, así en García Figueras (C. de Yehá, p. 147), nº 256: Yo también estoy pensando en eso.

También recuerda el cuentecillo de Santa Ana en el que el ratero es sorprendido (Cuentos y Romances, p. 91): Una Caída Desgraciada:

-Por esas calles de Dios,
me dijo, yo iba corriendo,
di con usted, me caí,
me alzé, tropezé de nuevo,
y así, rodando, rodando,
me hallé dentro del chaleco,...

Rodríguez Marín recoge un canto que podría compendiar este tipo de cuentos: Camino de Antequera Preso llevan a un gitano, Porque se encontró una capa, Antes de perderla el amo. (Cantos Españoles, nº 7749)

54 [CONFUSIÓN EN LA CONFESIÓN]

Va una a confesar y le dice al cura, dice:

—Mire usted, que mi novio todas las noche, pues me, me mete la mitad, y... ¡por aquí, por allí...! y, me mete tanto, y me saca tanto, y me hace esto y me hace lo otro, y...

—¡Ay qué malamente está esto! ¡Uy qué malamente está esto! Pero en ese momento, llaman al cura y el cura se tiene que ir.

Se queda la gachí allí y la gachí, cuando..., ya cogió, se hartó y se fue. Y el cura no se fijó de que ya la gachí se había ido y había llegado un gitano.

Y le dice:

—Bueno, hombre, ¡conque te mete la mitad nada más!, ¿no? Y te hace esto y te hace lo otro, y mete la mitad...

Y dice el gitano..., dice:

—¡Qué dice!... ¡¡¡Coroniya pelá!!!

MANUEL LÓPEZ Marchena, 1991.

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CATALOGACIÓN.- Thompson: J1766, X600.

55 [COMIDAS MILAGROSAS]

Llegó Jesucristo una vez a un rebaño de pastores, pero nadie sabía que era Jesucristo; ¡como venía de peregrino! Eso no sabía nadie que era Jesucristo. Entonces llegó al rebaño de pastores y pidió posada. Y le dieron posada, y le dijeron:

—Mire usted, aquí lo que no hay es comida; muy poca, porque las cabras

—está el tiempo muy malo

— tienen muy poca leche.

Entonces les dijo:

—Bueno, pues no importa, yo lo que quiero es posada cuando vengo. Usted no se preocupe.

—Lo que tenemos ahí es un cuscurrillo de pan.

—Ustedes no preocuparse. Yo teniendo cobijo, con eso tengo bastante.

Pero era en invierno. Cuando llegó la hora de comer, puso la señora. Dice:

—En fin, lo poquito que hay para todos

—y puso la señora allí un dornillo de esos que tenían los pastores, y echó la poquilla de leche que había y migó el pan que tenía.

Y entonces Jesucristo se levantó y dijo:

—En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.

Y se llenó el calderito hasta arriba, y comieron todos, y bueno, estuvieron contentísimos. Y al otro día, pues hizo igual; pero ya el otro tuvo que marchar. Al otro dijo:

—Yo me tengo que marchar, porque ya no puedo estar aquí más tiempo.

—¡Ay, no se vaya, no se vaya!

—Nada, me tengo que marchar

—se quedaron los pastores llorando.

Pero llegó la noche, tenían el mismo problema: que no había nada qué comer. Entonces el padre se acercó a la mesa y dijo:

—Pues yo voy a decir una cosa: en el nombre del hombre de lo que dijo aquel hombre.

Y también se llenó el dornillo de comida, ¡ea! Y también se hartaron de comer. ¡Y ya está!

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

56 [GRACIAS QUE NO LO PISARON]

Dos gitanos, dos gitanos que iban con una borrachera como un demonio. Uno se llamaba Juan, el otro se llamaba José. Iban por una calle muy estrecha. Iban cantando.

—Yo no li timu a lo rayo porque tiene...voiuiu... y po iu vi ca [cantando por soleares, e imitando a un borracho] El otro:

—¡Ole, Juan! ¡Viva tu padre! Eres el mejor de España. ¡Viva España!

Y se cayeron, y se cayeron, y se cayeron a la vera de, de una mierda. Y le dice Juan a José:

—Jucé, ¿tú te´ rilao? Dice:

—Yo no Dice:

—Pa aquí fulenque la fu —eso es en caló, dice —. Aquí fulenque la fu.

Dice:

—Pu mira, eso es la majá d´una vaaaaca.

Dice:

—No, que s´a rilau un paaaayo.

—No, que´s la majá una vaaaaca.

—Que no, eso´s la majá un payo.

—¿Y si la prubaaamu? Dice:

—Vamu´ probarla.

Y mojaron los dedos, la probaron. Dice:

—¿No te dije que era una fu?

Y dice el otro:

—¡Po minu ma que no la vemuh pizaaaao!.

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

CATALOGACIÓN.-

Thompson: X600.

57 [LA BARBERÍA]

Había una ralea de gitanos metidos debajo de un puente, su casa, y resulta que estaban haciendo café. Hacía mucho frío, y estaban... Y llegó la guardia, porque habían robado, habían robado gallinas por allí; llegó la guardia a guantadas.

¡Ea! Dice:

—¡Ay! ¡No, no, no. No muh pegue que nuh va majaaá! Dice:

—¿No? Ahora os voy a pelar.

Y los peló a todos a cero. Y ahora, con el frío que hacía en el mes de enero, y allí arreciditos de frío, tenían la candela encendida con la cafetera allí, haciendo café.

—¡Venga ya! ¡Irse de aquí! Y, y los pelaron. Y total, cuando llegan por la mitad del camino, lo menos iban ya a dos kilómetros, dice la gitana:

—Jucé, ay, por el amor de Dios, vuélvete.

—¿Que yo me vuelva? ¿Para qué? Dice:

—Por la cafetera.

—¡Ay, madre de mi alma! ¿Y si están los verdes allí? ¡Ay! Y cuando los vio, con los caballos...

—¿Y dónde va? Dice:

—Ay, mire usted, que me he dejado la cafetera.

Dice:

—¿A dónde? Dice:

—¡Ahí, en la barbería!

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: X600, P446.

58 [LOS GITANOS VAN A UTRERA]

Dos gitanos que iban para Utrera, que iban, iban cantando para Utrera, diciendo

—¿cómo era lo que decían?:

—Los bizcos no van a Utrera
porque con el ojo gacho, primita hermana,
no indican la carretera.

Y estaba la guardia allí. Y le dice a un gitano:

—¿Dónde vais?

—¡Ay! Mire uztéee, señó guaaardia, vamoj a Utrera.

Y le pegó una guantada.

Dice:

—¿Dónde, eh?

—A Utrera.

¡Bum! Le pegó una guantada y dice:

—¿Y tú dónde vas? Dice:

—Eso digo yo a ése ¿¡Que para qué vamos a ir a Utrera!?

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

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CATALOGACIÓN.- Thompson: X600.

59 [NO COMPRA LA VIÑA]

Un hombre fue a comprar la viña, y le dijeron:

—¿Quieres comprar una viña?

—Hombre yo, una viña... sí, pero yo no sé lo que es una viña.

Y entonces...

—usted sabe lo que es una viña ¿no?

— y entonces lo llevaron a una viña, y cuando vio la viña, la vio verde, la vio con todas las pámpanas: la vio verde. Y entonces dijo:

—¡Ah! Pues mira, no me importa.

— Y le dijo el hombre:

—Cuando yo coja la cosecha, entonces le voy a vender a usted la viña. Mientras que no coja la cosecha, no; porque ahora mismo está la cosecha en planta y no se la vendo.

—Bueno. Pues nada. Cuando usted coja la cosecha, usted me avisa, y yo le compro la viña.

Entonces, cuando ya cogió la cosecha, pues claro, ya cae la hoja y la viña se queda seca. Y cuando fue el gallego y vio la viña seca..., ¡ojú!, dice:

—Señores, yo no gasto mi dinero en palo seco.

Y, y le dijo:

—No, eso mete.

Y le dijo:

—¿Y si no mete?

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: J1730.

OTRO DESCONOCIMIENTO DE LA VIÑA.-

Podríamos derivarlo de los antiguos cuentos de tontos, o vizcaínos en nuestra tradición literaria, si hallásemos alguna confluencia con anécdota tal como la de Asensio (Floresta, II, V, I, XXVIII). “Quexábase un Vizcayno de los Castellanos, porque podaban las viñas, diciendo, que si las dexasen crecer, que podia ser allegase á Vizcaya".

60 [SIETE LECHUGAS SON DOCENA]

En Paradas había un gallego. Y dice:

—En La Curuña, en La Curuña, siempre las calabasa siempre tienen de cuarenta a cincuenta quilus, las calabasas... Pero aquí las calabasas solamente pesan catorce quilos, veintiocho quilos la más grande; pero allí´n La Curuña siempre la calabasa tiene hasta sincuenta quilo.

Y le dicen los de Paradas:

—Aquí las lechugas, las lechugas aquí son más gordas

—dice

—. Ya ve usted si son gordas las lechugas que entran siete por la docena.

Dice:

—¡Pues ya deben ser gordas!

GABRIEL BURGUILLOS BEJARANO Arahal, 1996.

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CATALOGACIÓN.-

Thompson: X600, X900, X905, X1411.2, X1401.

61 [¿QUÉ HARÍAS CON UNA POBRE-CILLA?]

Eso era uno que iba por un camino adelante, adelante, adelante, y le dice a otro:

—Si tú fueras por un camino adelante, adelante y te encontraras una pobre-ciya vieja, ¿tú qué harías?

—Entonces yo, lo que haría yo. ¿Lo que haría con una pobre—ciya vieja?

—hasta que se dio cuenta; dice—. Pues sentarme.

AMPARO LÓPEZ OJEDA El Palomar-Paradas, 1993.

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CATALOGACIÓN.-

Aarne-Thompson, nº 2330: Games Tales, nº 1701: Echo Answer.

Thompson: H530, Z13, Z19.1.

MOTIVOS QUE SE CITAN (según Thompson, y presentes también en Neugaard, Wilbert-Simoneau, Tatum y Keller)

B130 Animales que dicen la verdad. (Neugaard, Wilbert-
Simoneau y Tatum)
B200 Animal con tratamiento humano. (Neugaard, Wilbert-
Simoneau)
B210 Animales que hablan. (Neugaard, Wilbert-Simoneau y
Tatum)
B211.1.3.1 Asno que habla. (Wilbert-Simoneau)
B211.3 Pájaro que habla. (Neugaard, Wilbert-Simoneau y
Tatum)
B211.3.4 Loro que habla. (Wilbert-Simoneau)
H300 Pruebas relacionadas con el matrimonio. (Neugaard,
Wilbert-Simoneau y Keller)
H530 Acertijo. (Neugaard y Keller)
— 171 —
J706 Adquisición de riqueza.
J1100 Inteligencia. (Wilbert-Simoneau y Tatum)
J1110 Persona lista. (Neugaard, Wilbert-Simoneau y Tatum)
J1113 Chico listo. (Wilbert-Simoneau)
J1140 Inteligencia en la detección de la verdad. (Neugaard,
Wilbert-Simoneau)
J1141 Confesión obtenida mediante treta. (Neugaard,
Wilbert-Simoneau)
J1160 Inteligente alegación. (Neugaard y Keller)
J1251 Eludir la malicia con respuestas rápidas.
J1254 Eludir una respuesta directa formulada para atrapar.
J1260 Agudezas basadas en la iglesia o el clero. (Neugaard
y Keller)
J1263 Agudezas sobre abusos del clero. (Neugaard)
J1264 Agudezas sobre clérigos impúdicos.
J1310 Agudezas sobre vino. (Neugaard)
J1320 Agudezas sobre ebriedad.
J1340 Replicas de personas hambrientas. (Neugaard y Keller)
J1341 Réplica de sirviente (chico) desnutrido. (Neugaard,
Wilbert-Simoneau)
J1350 Réplicas duras. (Keller)
J1369 Réplicas duras. Varias.
J1390 Réplicas sobre robos. (Neugaard y Keller)
J1391 El ladrón hace una excusa desviada.
J1394 Hábitos nocturnos de ladrones. (Neugaard)
J1430 Agudezas sobre doctores y pacientes. (Neugaard)
J1730 Ignorancia absurda. (Neugaard, Wilbert-Simoneau y
Tatum)
J1766 Una persona tomada por otra. (Wilbert-Simoneau)
J1772 Un objeto tomado por otro. (Wilbert-Simoneau)
J1800 Una cosa tomada por otra (varios). (Wilbert-Simoneau
y Keller)
J1803.2 Expresiones de doctor no entendidas.
J1805.1 Palabras de sonido similar confundidas.
J1810 Fenómenos físicos mal entendidos. (Neugaard y
Wilbert-Simoneau)
J1820 Acciones inapropiadas por malentendido. (Neugaard
y Wilbert-Simoneau)
J1823 Por malentendimiento de las ceremonias de la iglesia,
se producen acciones inapropiadas.
J1860 Animal u objeto castigado absurdamente. (Neugaard)
J1891 Objeto culpado tontamente. (Neugaard, Wilbert-
Simoneau)
J2631 Cobarde jactancioso se atemoriza cuando ve al enemigo.
J2700 El problema sencillo, hecho difícil.
K341.21 El baile del ladrón. Mientras canta y baila en la casa
del granjero, el ladrón lanza indirectas a sus amigos
en el desván para robar el tocino.
K1887.1 Respuestas eco.
M402.1 Mujer maldiciente.
N271 Asesinato revelado de diversas formas.
N275 Criminal que confiesa porque se siente acusado.
N400 Accidentes afortunados. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)
N731 Encuentro inesperado de padre e hijo. (Wilbert-
Simoneau)
N778 Tomar refugio en un cementerio conduce a aventuras.
P200 La familia. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)
P233 Padre e hijo. (Neugaard, Wilbert-Simoneau y Keller)
P242 Chicos castigados por los pecados de los padres.
P360 Amo y sirviente. (Neugaard, Wilbert-Simoneau y Keller)
P421 Juez. (Neugaard)
P424 Médico. (Neugaard)
P426 Clerecía. (Neugaard)
P426.1 Curas. (Neugaard)
P446 Barbero. (Neugaard)
P453 Zapatero.
P461 Soldado.
Q402 Castigo de los hijos por las ofensas de los padres.
Q458 Paliza como castigo. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)
T261 La esposa infiel. (Wilbert-Simoneau)
T310 Celibato y continencia. (Neugaard y Keller)
T323 Escape por estrategia del enamorado no querido.
(Neugaard y Wilbert-Simoneau)
T400 Relaciones sexuales ilícitas. (Neugaard, Wilbert-
Simoneau)
T463 Amor homosexual (masculino). (Neugaard)
T465 Bestialidad. (Wilbert-Simoneau)
T481 Adulterio. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)
T640 Niños ilegítimos. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)
V400 Caridad. (Neugaard, Wilbert-Simoneau y Keller)
V465 Vicios del clero. (Neugaard)
— 172 —
W11 Generosidad. (Wilbert-Simoneau y Keller)
W121 Cobardía. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)
W151 Hambre, voracidad. (Wilbert-Simoneau)
W185 Hombre violento. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)
X111.7 Palabra mal entendida lleva a resultados cómicos.
X135 Humor sobre tartamudos.
X137 Chistes sobre fealdad. (Wilbert-Simoneau)
X350 Chistes sobre maestros.
X370 Chistes sobre escolares. (Neugaard)
X410 Chistes sobre curas. (Neugaard y Keller)
X530 Chistes sobre pedigüeños.
X600 Humor por razas o naciones.
X700 Humor basado en el sexo. (Neugaard, Wilbert-
Simoneau)
X800 Humor basado en la ebriedad.
X900 Humorismo en mentiras y exageraciones. (Neugaard)
X905 Contienda de mentiras. (Neugaard, Wilbert-Simoneau)
X1401 El gran vegetal.
X1411.2 Mentiras sobre grandes calabazas.
Z13 Cuentos para atrapar.
Z19.1 Cuento juego.
Wilbert-Simoneau (agregado a Thompson)
W20 Compasión.
Tatum (agregado a Thompson)
*P426.1.2 Sacerdote (fraile) pecador carnal.
*C119.3.1 Sacerdote tiene relaciones sexuales con mujer casada.

BIBLIOGRAFÍA

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CUENTOS POPULARES ANDALUCES, X

AGUNDEZ GARCIA, José Luis

Publicado en el año 2002 en la Revista de Folklore número 263.

Revista de Folklore

Fundación Joaquín Díaz