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Revista de Folklore número

028



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NOTAS SOBRE LA PANDERETA

FRAILE GIL, José Manuel

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 28 - sumario >



Todo estudio relacionado con el asunto folklórico debe por fuerza hundir sus raíces en el pasado más o menos remoto. Sabido es que la gran mayoría de los instrumentos que hoy son populares tienen su origen en las viejas culturas pre-clásicas, donde a veces tuvieron un uso muy distinto al que hoy tienen y desde donde han llegado hasta nosotros por uno u otro camino.

La importancia que la pandereta ha jugado en nuestra música popular como instrumento autónomo -no sólo de acompañamiento-, me ha impulsado a rastrear en su origen y a profundizar en su conocimiento.

Para empezar, es necesario hacer una pequeña distinción aclarando significados y formas entre los términos: pandera, pandero y pandereta. Por pandera se entiende en algunas regiones el pandero de forma cuadrada; pandero serían los redondes de arco grande con sonajas, y pandereta sería el pandero de tamaño pequeño. Quede claro que estas divisiones tienen un valor relativo y de uso reducido quizá a este pequeño trabajo.

Sinonimia Español:

pandero, pandereta.

Francés: tambour de biscaye, tambour de basque.

Inglés: timbrel.

Alemán: schellentromnel.

Italiano: cemballo, tamburo bosco.

Portugués: pandeiro.

Antes de seguir adelante, es preciso separar de este grupo el pandero cuadrangular formado-por una caja. cuadrada de madera, cerrada con piel en sus dos caras principales; correspondería a la pandera de la que hablamos arriba: es el pandeiro gallego que oculta en su interior pequeños cascabeles metálicos, el duffe portugués usado como acompañamiento en ciertos cantos de trabajo o el pandero de la comarca catalana de Urgel, donde se adornan con pinturas y cintas para interpretar las llamadas "canciones de pandero", de las que recogió un buen número Valerio Serra y Boldú en su "Cansons de pandero", Lérida, 1903.

Un poco de historia

En España el término pandereta es relativamente moderno, pues hasta el siglo XVII estuvo muy en boga el término adufe o adrufe, de procedencia árabe. En realidad, las formas toph (hebrea), daff (árabe), duff (indú), son onomatopeyas de la percusión sobre la piel del instrumento.

Su origen no es seguro, si bien el hecho de que el Ta-pou chino sea instrumento de la orquesta musulmana de la corte china, favorece la tesis de su procedencia semítica; el dampha o duffde índico secundaría esta teoría.

La primera representación de una pandereta la encontramos en los frescos de Catalhuk (Anatolia), que representan grupos de gente participando en cierta fiesta acompañada de música y danza; estos personajes sostienen en sus manos la primera representación conocida de un pandero redondo (la escena se remonta aproximadamente a unos 5.800 años a. de C.).

Fue en la antigua civilización sumeria (localizada en la zona sur de Mesopotamia, que corresponde al moderno Irak) , la que dio madurez a este instrumento durante el cuarto y tercer milenio antes de Cristo; esta afirmación se ve apoyada por el hecho de contar para esta época con la ayuda de testimonios escritos, gracias a lo cual estudiosos como Francis Galpin han asignado el término meze como el nombre que los sumerios dieron a la pandereta redonda, siendo el de la cuadrada adapú; parece ser que este último era el utilizado para usos religiosos, reservándose el meze para fiestas civiles, profanas y familiares.

El gran musicólogo Sachs (1), da el término balag-di como único designante para los dos tipos de pandero sumerio.

Para el antiguo Egipto hay varios ejemplos de este instrumento, pequeños y de forma circular, otros más grandes y algunos rectangulares. En algunas representaciones de la XII Dinastía, un hombre lleva un pandero o saron sobre el hombro y una mujer que marcha tras de él, le golpea. Las representaciones de panderos cuadrados se centran sobre todo en el Imperio Nuevo.

Entre los fenicios, el pandero se manejó al modo en que se manejan en España los panderos :de tamaño pequeño como una pandereta, se descansaba algo inclinado sobre el pecho y sujetándolo con ambas manos, que lo sostienen y tocan; de ellos se conserva un ejemplar en el Museo Británico.

El catálogo chino cuenta con dos instrumentos de este tipo: el ta-pou y el te-Ieno, propio de la orquesta tibetana. En la India se toca el dam-pha, duffde o duff de forma octogonal; lleva la piel sujeta por una redecilla de fajas, se toca con los dedos de la mano derecha y también el dedo medio de la mano izquierda, armado de una baqueta, marca los golpes del ritmo. El dara o daera, es del tamaño de una de nuestras panderetas y tiene en el aro un agujero donde se introduce el dedo pulgar para sostenerlo, pudiendo así apoyar el dedo medio de la misma mano que soporta el instrumento en la membrana para así subir el tono.

El dindima o dindimi es de forma y usos semejantes. El khanjari o khanjani es más pequeño y va provisto, a veces, de sonajas colocadas en el aro al modo de nuestras panderetas (es decir, en hendiduras practicadas en el arco); ésta es la pandereta indú que aparece ricamente adornada con labrados de plata e incrustaciones de hueso o nácar; su nombre completo es jhanjk-khhanjari. Por último, el thambatté, propio de la India meridional, pertenece a la especie dampha, pero de forma redonda-y tamaño mayor. Se usa para acompañar al kahalayo kombu (trompa o cuerno de guerra).

El término daff, deff, doff, duff, designa entre los árabes las diferentes formas del pandero; suele ser como una pandereta de largos bordes o rodeada de campanillas de cobre, o bien como el instrumento de percusión de las tribus errantes del Sahara. Una variedad notable entre los árabes asiáticos es el pandero llamado bendyr, de unos cuarenta centímetros de diámetro y membrana de piel de cabra, dos pares de sonajas o discos metálicos y, bajo la piel, de tres a siete cuerdas de tripa para aumentar la vibración al estilo de los tambores y cajas.

Los griegos tocaban un tímpano o pandero con sonajas o cascabeles (cuatro dispuestos en forma de cruz) ; la tañedora sostenía el instrumento con la mano izquierda mientras la derecha estaba extendida, de forma que el pulgar resbalaba por la piel y los otros cuatro dedos unidos golpeaban (2) la membrana de la manera que, como luego veremos, se usa aún en nuestros días en España. Conocían otros sin sonajas que se percutían de igual modo (3) y otros, aún, de grandes dimensiones con la piel y el aro historiado e incluso con empuñaduras en el arco (4). Así pues, pasó de ser una sencilla piel tendida sobre un arco de madera, a convertirse en un lujosísimo instrumento guarnecido de piedras preciosas.

El tímpano gozó de gran popularidad en Asia, donde se asoció como instrumento sagrado a ciertos cultos como el de Baco o los misterios de Cibeles, a quien se representó a veces con un tímpano o pandero en la mano. Los sacerdotes de Cibeles lo introdujeron en Grecia, donde alcanzó poca aceptación entre las clases elevadas de Atenas, siendo incluso utilizado por autores como Aristófanes para provocar la risa del público.

Como tantas otras cosas, los romanos heredaron de los griegos el desprecio por tímpanos y timpanistas. Apuleyo afirmaba: "Ser preciso tener alma de bárbaro y oreja desgarrada, para encontrar placer en la alborotadora barahunda de los timpanistas" (5).

Si un retórico gesticulaba exageradamente, se decía: "Timpaniza" (panderetea) (6), de igual modo se criticaba a los afeminados que adoptaban actitudes y costumbres orientales demasiado muelles para la austera sociedad romana, v. gr. los iniciados en los cultos de Cibeles.

Hay que señalar en este sentido el famoso mosaico pompeyano de "Los músicos callejeros" donde queda bien patente el valor mediocre que la sociedad romana dio a nuestro instrumento.

Se dice que el pandero junto a los atabales o tambores entró en España con los árabes, lo cual es materia discutible, ya que mucho antes los fenicios debieron traer sus tímpanos y ello contando con que no existieran antes en la Península; desde luego, los árabes introducían sus varias clases de duff y con ellos su término adufe o adrufe, que de ellos procede y que tan en boga estuvo hasta mediados del siglo XVII, alternando con la palabra pandera o panderete junto a la palabra sonajas, ausente en la obra de Berceo. Figura en la enumeración de instrumentos que hace el bachiller Fernán Ruiz en la "Coronación de Nuestra Señora", asociada siempre a adrufes y sonajas.

Covarrubias en su "Tesoro de la lengua", llama panderas a los antiguos panderos de forma cuadrada.

La pandereta y la mujer

Extraña notar que desde la más remota antigüedad hasta nuestros días haya sido la mujer la encargada de tocar o acompañar su canto con el instrumento que nos ocupa. Un antiguo texto sumerio descifrado, nos informa de que la nieta del rey Naram-Sins (2291-2255 a. de C.), fue designada instrumentista de balag-di (nombre del pandero sumerio, como ya vimos) en el Templo de Moor en Ur, de modo que este sería el primer testimonio que asocia la pandereta con las mujeres y con las actividades religiosas en el Asia Occidental, Egipto y el Mediterráneo antiguo. Es sabido también que la Diosa Madre Ishtar poseía un culto poderoso en la antigua Mesopotamia, donde jugaba el pandero -y desde luego, las mujeres- un papel muy destacado.

Los hebreos que, como hemos visto, conocían y utilizaban panderos y panderetas, reglamentaron en cierto modo el uso por manos femeninas de dichos instrumentos; así en el Salmo 67, versículo 26, se dice: "Preceden los cantores, detrás los músicos / en medio las vírgenes con címbalos".

Hay referencias de cómo fue el pandero en Egipto un instrumento femenino empleado en los templos y en las danzas de los festines; y ya vimos el uso que en el mundo clásico se dio a tímpanos y panderos: asociados a cultos orientales de carácter femenino.

Mucho más reciente y cercano a nuestro ámbito peninsular es el testimonio que el cronista Laurent Vital hizo del viaje de Carlos V a España en 1517. Explica que en San Vicente de la Barquera (actual Santander), salieron al encuentro del Monarca muchachas "cantando y tocando sus instrumentos al estilo del país, y que eran unos tamboriles de un solo fondo con muchas sonajas"; las muchachas iban ataviadas al estilo morisco y llevaban sonajas en las piernas, los brazos y la cintura (7).

Aún otro testimonio de la misma época, si bien algo más reciente, nos informa de cómo Carlos IX de Francia, gozó de un espectáculo análogo en San Juan de Luz en 1564, donde vio "bailar a las muchachas al estilo vasco" , llevando cada una un tamboril hecho a modo de cedazo al que estaban sujetas muchas sonajas" (8).

Thoinot Arbeau habla del tambourin que los vascos y bearneses toman con la mano izquierda y tocan con los dedos de la mano derecha; dice además que: "el instrumento está rodeado de sonajas y pequeñas piezas de cobre que producen un sonido agradable".

Es curioso notar cómo estos testimonios hacen referencia en pleno siglo XVI a este fenómeno de la mujer como intérprete de la pandereta y a las zonas geográficas donde la pandereta tiene, aún hoy, una vigencia mayor sobre el resto de la Península; esto es: la zona norte.

Ha sido hasta nuestros días algo habitual en los pueblos de la zona norte de España encontrar jóvenes tocadoras de pandereta llamadas "pandereteras" en Santander y aledaños (pues ya sabemos que para la cultura popular las divisiones administrativas no sirven), o las "triquitixas" vascas. Estas jóvenes de antaño son hoy día señoras de edad respetable (salvo algunas excepciones), que tocan y cantan sus cantares con una gracia que es producto del tiempo, de haber aprendido de las que "cuando yo era chica tocaban para hacer baile en las cocinas y portales en el invierno...".

Normalmente, la intérprete canta y toca a la vez; o bien, en caso de ser dos las tocadoras, van alternando las coplas, formándose casi siempre luchas verbales o picadillos alusivos a la gracia de la cantadora, a su habilidad, a sus conocimientos, etc. Siendo muy raro encontrar una cantadora que se haga acompañar por una pandereta (yo no conozco ningún caso ni tampoco referencias), seguramente por lo acoplado del canto y los toques que constituyen una creación netamente personal.

Volviendo a la cuestión del binomio pandereta-mujer, a mi modo de ver, es el tono generalmente más alto de la voz femenina el que ha condicionado este emparejamiento. Lo cierto es que, aún en nuestros días, en las zonas en que la pandereta es instrumento de acompañamiento en rondallas de baile como el Fandango de Verdiales o las canciones de Extremadura, suele ir en manos de los hombres; pero en el caso de la zona norte donde los bailes son propios de este instrumento en sus distintas variedades que luego veremos, es siempre la figura de la mujer la encargada de su uso.

Antonio Cea en su estudio sobre los instrumentos populares en la Sierra de Francia (Revista de Dialectología, 1978) señala el sentido de virginidad de la pandereta asociando su rotura a la pérdida de aquélla.

La pandereta en España: tipos principales, dispersión y usos.

Ya desde antiguo está atestiguado el uso en España de la pandereta como instrumento autónomo de percusión, orientado sobre todo para acompañar el canto y marcar el ritmo de algunos bailes. Además de las citas de que ya hemos hecho mención, son muchos los autores que aluden a este tema. Así, Cervantes dice en su "Gitanilla", que Preciosa cantaba un romance repicando las sonajas "al tono correntío y loquesco" y es precisamente en el romancero popular donde más referencias tenemos sobre el uso del tal instrumento:

"vestida de raso verde
desde abajo para arriba,
pandero lleva en sus manos,
ricos romances decía. .." (9)

La pandereta como instrumento autónomo al estilo de como se toca en la Italia Meridional, tiene en España su coto en la mitad norte de la Península, aproximadamente desde Burgos hasta el mar y por el este hasta Aragón, donde decae el uso de la pandereta, reapareciendo en Cataluña, como ya hemos visto, con el uso del pandero cuadrado en la región de Lérida.

En su materialidad, la pandereta es un instrumento formado por un aro de madera cubierto por uno de sus lados por una piel, que puede ser de cualquier tipo de mamífero o bien de vejiga de cerdo; el aro va horadado cada cierto trecho por cavidades donde van sujetas las sonajas (siempre por pares, y éstos en número variable).

Una primera distinción general daría como resultado un tipo de pandereta que hemos llamado galaico-asturiana, que dispone sus pares de sonajas de forma alterna, siendo éstas rizadas; el aro suele ser ancho. Solían ser de fabricación artesanal por especialistas.

La pandereta de la zona santanderino-palentina, es de mayor diámetro que la anterior, aro más estrecho, sonajas lisas con umbo central y parejas de sonajas dispuestas de forma enfrentada y generalmente en dos pares sobrepuestos.

Por último, la pandereta burgo-leonesa se diferencia de las anteriores por su mayor pobreza; normalmente es de fabricación casera y las sonajas solían aprovechar fragmentos de lata de uso cotidiano, de forma poligonal; incluso podía carecer del agujero propio para sujetarla con la mano. La menor sonoridad de sus sonajas hacía que éstas fueran más numerosas que en los casos anteriores.

En cuanto al modo de coger la pandereta, la diversidad es grande, si bien la presencia del agujero demuestra que al menos la forma académica de hacerlo es introduciendo el dedo como muestra la figura; de este modo, la comodidad de ejecución es grande. Ahora bien, en la zona de Galicia son muchas las panderetas en las que se introduce el dedo gordo de la mano izquierda dentro del orificio, con lo cual se liberan el anular y el meñique de la superficie de la membrana, consiguiendo así mayor sonoridad. Existe, claro está, la posibilidad de agarrar el aro simplemente aprisionándolo con la mano izquierda, lo cual depende siempre de la habilidad del ejecutante.

Modos de tocar: son tantos como posibilidades se tengan de seguir el ritmo, usando de la pericia, pues los recursos de la pandereta son muchos. Para simplificar las cosas, vamos a dividir los toques en dos grandes grupos: "duros y blandos". Antes de hablar de ellos, hay que reseñar que el secreto de la pandereta está en tener la mano izquierda en constante movimiento oscilatorio de derecha a izquierda, de modo que produzca un sonido base o de fondo cuya velocidad debe ser la del ritmo que se quiera interpretar, conseguido esto a base de ejercicios de muñeca. Veamos cuáles son los toques "blandos" (vamos a llamar así a aquellos que usan de los dedos por separado y ofrecen un sonido continuo). El primero de esta serie es el que consta de un triscar del dedo pulgar en sentido de rueda a lo largo del borde de la pandereta, seguido de un golpe seco con el resto de los dedos juntos. El siguiente seria parecido, pero sustituyendo la rueda del dedo pulgar por un movimiento en línea recta con alguno de los dedos centrales de la mano, hasta llegar a hacer tope con el dedo gordo y levantar la mano de nuevo para repetir el movimiento; para este ejercicio es necesario colocar el dedo pulgar en ángulo recto con los otros, que estarán agrupados y bastante rígidos. Los toques "duros" son aquellos mucho más contundentes que se dan con el puño cerrado o con los dedos juntos y rígidos; por ser de una mayor fuerza las tocadoras los usan para marcar tiempos fuertes en el baile donde no va la voz humana.

He visto tocar a muchas pandereteras y hay que dejar bien claro que nadie enseñó a nadie; es decir, "la gracia" se tiene o no se tiene. Es el oído el que tiene que asimilar los golpes y movimientos a la melodía estando el secreto en las combinaciones de cuantos más toques, mejor. Resultando de ello un conjunto de lo más armonioso y agradable.

Son dos básicamente los toques que se ejecutan con la pandereta:

A lo pesao.-Llamado también a lo bajo y a lo llano, según las regiones. Es de compás temario y ritmo de jota; se bailaba en salas y cocinas en invierno, pues para el verano se usaban instrumentos de más potencia para bailar al aire libre. Los ejecutantes eran parejas mixtas.

A lo ligero.-Llamado también a lo agudo, a lo alto o al pandero, según las regiones. Es un baile corriente en todo el norte de España y a veces va asociado al anterior, pudiéndose encadenar en algunas zonas por medio de un cambio brusco en el ritmo, o bien por medio de alguna copla alusiva (al igual que sucede en otras zonas de España con bailes como la seguidilla y la jota), así: .

"Ahora voy a mudar,
ahora lo voy a hacer
como mudan los soldados
de Laredo a Santander."

El hecho de ser un baile de mayor ligereza y el bailarse en algunos lugares de forma seguida o en rueda, ha dado lugar a la denominación de "corrido", con que se conocen estos bailes en zonas como Sanabria, la Maragatería o Palencia; esta necesidad de mayor espacio hacía necesario un ámbito grande, bailándose menos por esta causa que el baile llano.

Otro interesante baile con uso del pandero es el llamado Baile Vaquero o del Pandero. Era propio de los habitantes de las brañas asturianas o vaqueiros. Se disponían hombres y mujeres en filas enfrentadas de un solo sexo y tras ellos la cantadora y tocadora. Además del pandero grande y con sonajas, se acompañaba la danza con las castañuelas y la payetsa (sartén cuyo mango es herido por una llave grande).A veces se usaba un pandero cuadrado, cuyo bastidor de madera se forraba con tripas para lograr una vibración más intensa; algo parecido sucedía con el pandero cuadrado maragato hoy desaparecido.

El Xiringuelo asturiano de compás binario y la Pandeirada, que es una canción bailable a ritmo del pandero, es una danza binaria a dos tiempos; pero el pandero aquí utilizado es el cuadrado cubierto con piel de cabra u oveja y con cascabeles en su interior.

La pandereta. Otros usos actuales.

En el plano culto ya, Weber la utilizó para la melodía "gitana" de Preciosa en 1820 y Berlioz en la obertura del "Carnaval Romano", en 1844.

Actualmente se utiliza algunas veces en las orquestas, donde se hace sonar golpeando su piel y sobre todo haciendo vibrar sus sonajas.En los conjuntos instrumentales, la pandereta pequeña y manejable juega, a veces, junto a la batería un papel importante.

Por último, en las "tunas", la pandereta marca y florea el ritmo con efectos que requieren gracia y pericia en su manejo, ejecutando una verdadera danza mientras la tocan, arrojándola al aire con movimiento giratorio, recogiéndola sin perder el compás, pasándola por entre las piernas, inclinándose al suelo, levantándola sobre la cabeza...Curiosamente, es algo parecido a lo que en el Indostán hacen con gatha o ghutra: el juego principal se hace con la mano y el codo; aquélla recogida marca los golpes fuertes, el dedo medio resbalando produce un trémolo rápido que señala ritmos secundarios y la oscilación veloz del aro produce otro más suave de las sonajas, utilizándolos todos según los casos en correspondencia con el carácter de la música que se acompaña. En realidad, es parecido a lo que, como hemos visto, ejecutan las hábiles pandereteras españolas.

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(1) Curt Sachs: "Historia Universal de los instrumentos". Buenos Aires, 1947.

(2) Ánfora de figuras rojas de la Colección Luynes. Siglo IV a. de C.

(3) En el Museo de Berlín.

(4) Publicado por Millín en "Vasses Antiques". II, 53. Monumenti inediti delle Instituto.

(5) Apuleyo: "De Deo Socratis".

(6) Quintiliano. V., 12.

(7) Laurent Vital: "Voyages des Souverains des Pays-Bas", III, 116.

(8) " Recueil et discours du voyage de Charles IX..." , 1571.

(9) Manuel Alvar: "Romancero Viejo y Tradicional". Editorial Porrúa. México. La Esposa de Don García, núm. 186.




NOTAS SOBRE LA PANDERETA

FRAILE GIL, José Manuel

Publicado en el año 1983 en la Revista de Folklore número 28.

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