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Revista de Folklore número

246



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La teoría literaria y antropológica de la otredad y la visión de lo judío en la literatura oral panhispánica

PEDROSA, José Manuel

Publicado en el año 2001 en la Revista de Folklore número 246 - sumario >



Uno de los campos de investigación más interesantes y fecundos de todos los que tienen abiertos en estos momentos la teoría de la literatura y de la cultura en general, así como la antropología, la sociología e incluso la psicología, es el de la llamada "cuestión del otro" o de la "otredad", que, en sintonía con lo que llevan produciendo décadas de trabajo en los ámbitos científicos internacionales, está inspirando ahora innumerables trabajos y reflexiones referidos a la cuestión de la identidad propia y de la identidad ajena, de sus cruces y conflictos, y de sus huellas en las culturas y en las literaturas hispánicas.

En efecto, el modo de ver al "otro", al que es de origen, religión, lengua, etnia o aspecto diferente, ha dado lugar a innumerables creencias y prejuicios culturales, e informado abundantísimas páginas literarias, que van desde los celebérrimos comentarios de la Historia del griego Heródoto sobre los escitas y sobre otros pueblos asiáticos, a las reflexiones de los Diarios de Cristóbal Colón acerca de los pobladores del Nuevo Mundo, o a las ideas sobre "lo de fuera" subyacentes en obras maestras de la literatura contemporánea como Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, en que los personajes que llegan a Macondo "desde fuera" se ven rodeados de un simbolismo especial y fundamental dentro del entramado ideológico de la novela.

Un fragmento de una hermosísima narración del escritor uruguayo Eduardo Galeano, Días y noches de amor y de guerra (1978), podría sintetizar muy bien algunas de las claves más profundas que acompañan, siempre y en todo lugar, a la cuestión del "otro":

-Aquí no somos bronqueros. Nos curtimos pero no nos fajamos. Los de allá arriba, los de Gran Tierra, son más malos que el mosquito azul (1).

Los miedos y los recelos contra "los otros" han estado siempre muy presentes en todos los estratos de la cultura de cualquier pueblo o de cualquier grupo humano. Empezando por el simple léxico coloquial, que siempre ha dedicado nombres, apodos o gentilicios específicos -muchas veces despectivos o peyorativos- a "los otros", como se ha puesto de relieve en algún otro lugar:

El que los nombres -o apodos y gentilicios- y los rasgos de carácter que supuestamente se asocian a cada pueblo hayan sido formulados o inventados, muchas veces, por "los otros" explica que, en muchas ocasiones, tales seudónimos -tanto los individuales como los colectivos-, y las historias que se cuentan sobre cualquier grupo o pueblo, no puedan considerarse reflejadores de la historia ni de la verdad, sino de la pseudohistoria o de los conceptos o creencias que cada grupo suele construirse sobre los demás. No es de extrañar, por ello, que los gentilicios y las anécdotas que durante siglos han circulado sobre unos pueblos y otros se definan por su carácter no sólo simplista y generalizador, sino incluso, en la mayoría de los casos, despectivo y denigratorio, ya que las relaciones que cada pueblo ha solido tener con los vecinos han sido casi siempre de rivalidad y de competencia por los recursos naturales del entorno que todos debían compartir.

La mayoría de los gentilicios, de los dictados tópicos y de los chistes y chascarrillos acerca de cada pueblo... han estado motivados, ciertamente, por el afán de describir de modo simplista y peyorativo el carácter de los "otros" pueblos del entorno. Pero, pese a haber nacido bajo el signo de este "pecado original" de la rivalidad y de la mala intención, no dejan de constituir un corpus cultural de extraordinario interés desde muchos puntos de vista: desde el geográfico, el histórico, el cultural, el antropológico, el psicológico, y muchos más (2).

Pero los prejuicios contra los "otros" han dejado sus huellas no sólo en el léxico o en los géneros menores de la literatura oral y popular, sino, en general, en todo el sistema de creencias, de ritos y de símbolos que estructura la vida cultural de cualquier pueblo. Así lo han visto investigadores de todos los ámbitos y de todas las disciplinas de la cultura, desde Tzvetan Todorov, que en Nosotros y los otros. Reflexiones sobre la diversidad humana (hay versión traducida al español en México: Siglo XXI, 1989) y en La conquista de América. El problema del otro (versión en español en Madrid: Siglo XXI, 1991) sentó las bases teóricas, y profundizó también en cuestiones, épocas y geografías concretas, hasta muchos más investigadores que ahora, en el ámbito panhispánico, están llegando a conclusiones cada vez más significativas y reveladoras sobre la cuestión (3).

La visión que, en los países de cultura cristiana en general, se ha tenido tradicionalmente del judío, es una de las que en mayor medida se relacionan con la cuestión del "otro" cultural y religiosamente diferente, y de las que más bibliografía -casi abrumadora- existe. En España han aparecido ya monografías muy importantes sobre la literatura en torno a los judíos, o sobre los judíos en la literatura (4) , aunque falta mucho por hacer, todavía, en ámbitos como el de la literatura y la cultura oral y tradicional (5) . En efecto, la cantidad y la variedad de los nombres y apodos, los chistes, cuentos, leyendas, canciones, oraciones, refranes, ritos y fiestas relacionados con los judíos son extraordinarios, y sólo pueden compararse, en el ámbito peninsular, con el también gigantesco repertorio cultural que ha quedado acerca de los "moros" y de los "gitanos", los otros grandes "otros" -junto con los judíos- de nuestra historia y de nuestra cultura. A las creencias y a la literatura oral sobre los "moros" y los gitanos dedicaré próximos artículos paralelos a éste.

Un repaso somero y nada exhaustivo de la literatura tradicional panhispánica sobre lo judío y sobre los judíos nos llevaría a recorrer todas las épocas, todos los lugares, todas las formas de expresión cultural y todos los géneros literarios que se han cultivado en lengua española. Es por ello que, en esta ocasión, nos limitaremos a ofrecer un repertorio de textos tomados de la tradición oral moderna de áreas y lugares muy variados de la geografía panhispánica, con el fin de apreciar de un modo ampliamente representativo sus marcos genéricos, sus estructuras literarias y sus trasfondos ideológicos.

En la gran mayoría de esos textos se apreciarán, a veces de manera hasta brutal, las connotaciones peyorativas y negativas que se han asociado tradicionalmente a la visión de lo judío dentro del sistema de valores dominante. Es éste un hecho muy lamentable, pero, al mismo tiempo, plenamente coherente con lo que son las visiones de cualquier "otro" en todo lugar y tradición: visiones a un tiempo deformadas y desinformadas, falsas y simplistas, generalizadoras e ignorantes. Pero, también, arraigadas en lo más profundo de la mentalidad de cada pueblo, y merecedoras, por tanto, de descripción y de análisis, aunque no sea más que para que se puedan poner al descubierto sus procesos de producción y de reproducción, de distorsionamiento y de manipulación, y de que todos podamos hacernos más inmunes al contagio de cualquier prejuicio desinformado en nuestra visión o en nuestra relación con cualquier "otro".

El primer documento que vamos a conocer se refiere al léxico popular relacionado con lo judío. Tomando como ejemplo la voz judiada, que tiene, en nuestra lengua, la connotación peyorativa de "acción reprobable", de "perjuicio causado a alguien o a algo", podemos verla a continuación insertado en sendos contextos, uno lírico y el otro etnográfico:

El cura del Sanchón
de la Sagrada
tiene cuatro cojones,
¡qué judiada ! (6)

Los perros y los gatos son los mejores compañeros de los niños. Con ellos se puede jugar, se les puede hacer verdaderas xudiadas, e incluso se les puede amaestrar (7).

El refranero ha abundado siempre en muestras de discurso antijudío. Los siguientes son ejemplos cántabros. El comentario al segundo de ellos es sumamente representativo de algunas creencias populares arraigadas en España acerca de los judíos:

El judiu y el rábanu han de sembrarse ralos.

Es mas costruñu que un judíu.

[Sabida es la fama adquirida por esta etnia, con su afán por el dinero; avaro, roñoso, miserable] (8).

Muchas canciones líricas contienen también motivos antijudíos. La siguiente es una de las estrofas de un largo y admonitorio canto de cuestación que se escuchaba, cantado por las "Mozas de la Virgen", en el pueblo burgalés de Ciadoncha durante el primer domingo de cada Cuaresma:

En el monte murió Cristo
por la redención cristiana;
murió por unos judíos
en una espesa montaña.
Cristo, como es de dolor,
no viene vestido de gala,
con Él venimos pidiendo
para la Semana Santa (9)

Al otro lado del océano, en Venezuela, una canción de tema navideño contenía estos versos:

Anda con el Niño
el judío ingrato,
de Belén a Herodes,
de Herodes a Pilato. (10)

En Puerto Rico ha sido tradicional la siguiente fórmula "para espantar visiones":

¡La cruz te envío,
por si fueras pichón de judío ! (11)

Gran cantidad de oraciones cristianas contenían este tipo de referencias antijudías. El siguiente es el inicio de una versión segoviana del romance de ¿Cómo no canta la bella? A lo divino

La Virgen se está peinando a la sombra de una alameda,
los peines eran de plata, las cintas de peinadora.
Pasa por allí José, la dice de esta manera:
-¿Cómo no me habla, la blanca, cómo no me habla, la bella?
-¡Cómo querís que os hable, si estoy en tierras ajenas
y un niñito que yo tuve, más blanco que una azucena,
me le prenden los judíos, y al Calvario me le llevan ! (12)

El siguiente es un fragmento de otra versión albaceteña del romance de La Virgen busca a Cristo en el huerto:

...AI subir a un alto cerro, al bajar un arenal,
me encontré con un hortelano que a su huerto iba a regar:
-Por Dios te pido, hortelano, y te vengo a rogar
que si has visto por aquí a Jesucristo pasar.
-Sí, señora, sí lo he visto pasar antes del gallo cantar,
con una cruz a su hombro que le hacía arrodillar;
entre judíos y judías más de dos millares van... .(13)

También albaceteña es la siguiente versión del romance de El rastro divino:

Viernes Santo de mañana Jesucristo caminaba,
con una cruz en los hombros de madera muy pesadas.
Con ella caía en tierra, con ella se levantaba,
y en sus divinas espaldas cinco mil azotes llevaba.
Una soga lleva al cuelllo quien de ella los judíos tiraban:
cada tirón que le daban, Jesucristo desmayaba.
-Jesucristo, no desmayes, que cerca está la morada…(14)

A continuación conoceremos un fragmento de otro romance piadoso, esta vez chileno:

... Un hombre estaba en el medio,
el que le dio la lanzada,
este maldito judío
que le dio la bofetada... .(15)

Enormemente interesantes son, también, las leyendas acerca de los judíos que han llegado a todos los rincones de la tradición panhispánica. La siguiente, conocida en Cuba, fue publicada por la gran etnógrafa y escritora de aquel país Lydia Cabrera. Explica míticamente el origen del nombre judío, que en Cuba se da a una especie de grulla, y da informaciones preciosas sobre el simbolismo y la función que tal pájaro y su leyenda tienen en el sistema credencial de la santería cubana:

Según los Congos, había dos pájaros, cuando Cristo, Sambi, estaba en la tierra, que Él condenó. Eran el Judío y el Arriero. El Judío fue el veedor, centinela, en los distintos sitios en que durmió Nuestro Señor. Por culpa de los piojos, el Judío se vendió al Arriero, que es muy piojoso. El Arriero le dijo: si tú vendes a Cristo, yo te quito los piojos. El Arriero era del Enemigo Malo. Aceptó la proposición el Judío y le dio todos los datos sobre los árboles que él ocupaba, y cómo alertaba cuando aparecía un enemigo y así el Señor saldría cuando había peligro.

Pero como el Señor tenía potestad para saber cuanto pasa, supo que el Judío lo había traicionado con el Arriero, que había hecho un trato con él, para entregarlo. Jesús anticipó la hora de su entrega, y las diez de la noche, que era la acordada, fueron las diez de la mañana.

Llegó Satanás y encontró al Arriero dormido y le entró a cuerazos; y por eso el Arriero grita y se revuelca por el suelo. Lo que supo al punto Jesús, llamó al Judío y le dijo: por haberme vendido, no tienes lugar en mi reino y de ahora en adelante llevarás el nombre que te mereces... ¡Judío! Antes este pájaro no se llamaba Judío. Se utiliza en magia negra. En un Asiento de Obatalá se le sacrificó un judío al Eleguá de la Iyauró? (iniciado).

-¡Qué escándalo! El Judío es para hacer daño y con Obatalá no se puede andar con nada negro.

¡Por qué el huevo del Judío presenta dos colores, blanca una parte y otra azul? Misterio . (16)

Otra hermosa leyenda cubana sobre el judío, es decir, sobre la grulla, es la que dice que

El Judío era un pájaro enemigo de todos los pájaros. Éstos celebraban una Junta para unirse todos en amistad. El Judío era azul. Se pintó de blanco para asistir a la Junta, a dar su palabra y no cumplirla. Al jurarse fidelidad unos pájaros a otros, él juró y no juró en su conciencia. Dios lo vio; lo condenó a que no se bautizara y quedara judío.

El 24 de junio, el día de San Juan, al Judío se le llena la cabeza de bichos. Eso es obra de Dios para defenderlo, pues es muy manso y que al inspirar asco la gente no lo cogiese. Cuando alguien no tiene apetito, se le abrirá con un caldo de judío. Él come garrapatas . (17)

Los tópicos y prejuicios acerca de lo judío se han proyectado también hacia las ideas que se tienen sobre el supuesto aspecto físico de los "judíos". Maurice Barrès, un viajero francés que publicó en 1912 un libro acerca de Toledo, influenciado sin duda por los mil y un rumores que debían circular por la ciudad acerca de su pasado semítico -tanto judío como musulmán-, escribió páginas llenas de frivolidades y de prejuicios como son los siguientes:

En medio de este público con vestidos claros y arrullado por una música infinitamente perezosa, entre esos centenares de rostros jóvenes, pero cargados de siglos, yo percibía, pero sin ser un experto, numerosas variedades del tipo semita: árabes y judíos vestidos a la usanza española.

En toda España no hay ni un judío, a no ser un par de banqueros en Madrid. "Les damos miedo", dicen riendo estos valientes españoles. Es cierto: las hogueras de la Inquisición han dejado entre los israelitas una verdadera repugnancia a pasar la frontera española. A estos franceses aficionados a los objetos decorativos no les gustaría, como yo lo estoy haciendo desde hace quince días, vivir en oscuros conventos habitados por santos implacables. ¡Que se tranquilicen! La Inquisición, tras haber sido muy popular en sus comienzos, cayó en desprestigio por toda una serie de errores, por haber quemado a pobres diablos que no eran ni judíos ni judaizantes. Errare humanum est. Sin embargo, ninguno quiere ya arriesgarse a volver.

Pero si no hay en Toledo ningún semita que diga "Soy judío" o "Soy moro", innumerables rostros, sin embargo, lo están proclamando. Dando vueltas alrededor del kiosko de música, en la Alameda de Toledo, yo creía estar viendo una ilustración del famoso libelo titulado El Tizón, que escandalizó, irritó y aterró a la alta sociedad en tiempos de Felipe II . (18)

Entre los ritos y festividades relacionados con los judíos de más antiguo arraigo en España está la representación parateatral que protagonizaban, en tierras salmantinas, "judíos" cuya indumentaria es descrito de este modo:

Costumbre antiquísima que se conserva en esta parroquia actualmente, es la de los "judíos" en la Semana Santa, que dan a esta villa un sello especial y que no sé exista en ninguna otra.

Los judíos son ocho; vestidos con el típico traje antiguo, calzón corto, muy ajustado, chaquetilla de paño fino, botones de plata, botas bajas, calcetas blancas caladas, camisa bordada fina, faja de merino negro, una banda o cinta ancha blanca de derecha a izquierda con una lazada de la que pendea un espadón antiguo (éstos que veo todos los años fueron usados en la guerra de Cuba); ciñen la cabeza con un turbante cuyo color varía según el día; así el jueves santo es blanco, el viernes negro y el domingo de Pascua de colores chillones; el del Capitán que los manda es distinto de los otros, y todos ellos van armados con escopetas. Tienen a gala el ser judíos "o guardar a Nuestro Señor" no sólo los jóvenes, que suelen ser la mayoría, sino hombres de más edad; de los que recuerdo y que aún viven, a Francisco Jiménez Palacios, que guardó a Nuestro Señor durante veinticinco años; Isidro Jiménez durante dieciocho; Matías Sánchez durante catorce; Cirilo Nieto, actual capitán de los judíos, doce, y otros muchos, y tanto estiman esta costumbre, que transmiten el puesto de padres a hijos, y cuando hay alguna vacante, ya hay varias solicitudes para ocuparla . (19)

Si el texto anterior nos da idea de la enorme carga de ignorancia y de desinformación que pesa sobre el concepto de "lo judío" que hay en muchos pueblos de España, el siguiente no es mucho más equilibrado en lo que se refiere a la idea que se tiene sobre la "gastronomía" judaica:

Otra costumbre que podría derivarse de la presencia de los judíos antiguamente en nuestra isla, es la que aún hoy perdura en alguna casa de campo de cuando acaban de hacer una hornada de pan, cogen un trozo pequeño del mismo y lo echan al fuego. No hace mucho, una periodista inglesa llegada a Ibiza para "investigar" sobre la presencia de los judíos en nuestra isla buscando apellidos, costumbres, etc. típicas de los mismos, al objeto de escribir un libro, llegó a encontrar una de estas casas de campo donde aún perdura esta costumbre legada de sus antepasados, aunque no supieran dar una explicación del por qué lo hacían, ni qué decir tiene que el apellido de la familia era de origen judío . (20)

El último texto etnográfico que vamos a conocer acerca de la consideración que tiene lo judío en la cultura tradicional española se refiere a un tipo de celebración festiva, practicada en muchos lugares del norte de España con el expresivo -y lamentable- nombre de "matar judíos". La siguiente descripción corresponde a su práctica en tierras leonesas:

Es otra costumbre que ha llegado a nosotros: el Viernes Santo, al desaparecer la última vela en el oficio "de tinieblas", todos hacen ruido como pueden; los más serios, con golpes en los bancos, los niños con "les rouquielles" y los jóvenes "matan judíos" a garrotazo limpio contra las losas se la iglesia o los pórticos del templo, hasta que los garrotes saltan hechos astillas, que son aprovechadas por sus efectos curativos o preventivos contra algún peligro . (21)

Concluimos aquí este breve y sintético repaso ilustrador de algunas de las creencias, ritos y muestras de literatura oral relacionadas con "lo judío" que se han podido documentar en la tradición oral y popular del mundo hispánico contemporáneo. La ignorancia, el simplismo y la brutalidad que marcan fuertemente la ideología de todos estos materiales y creencias no son nada diferentes de los que se asocian a cualquier otra visión del "otro" o de los "otros" -sean del grupo étnico, religioso y cultural que sean- en latitudes, tiempos y tradiciones diferentes. Su análisis puede ser, en consecuencia, rematado con el colofón con que, en alguna otra ocasión, he concluido de presentar y de estudiar materiales y fenómenos culturales parecidos:

Entre las demás que se podrían obtener de este abundantísimo y complejo material literario, la que más merece ahora la pena subrayar es la de que ha sido siempre el desconocimiento de las personas, de la cultura y de la realidad judía el caldo de cultivo del que han surgido todos estos cantos y relatos que, si en lo literario y en lo cultural pueden tener algún -muy variable y desigual- interés, en su ideología y en su contenido resultan, cuando menos, desenfocados y deleznables. Pero, querámoslo o no, sucede a veces que la incultura es también una forma de cultura, por lo que no puede dejarse de historiar, de analizar ni de interpretar .

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NOTAS

(1) Eduardo Galeano, Días y noches de amor y de guerra (Madrid: Alianza, reimp. 1998) p. 192.

(2) Fragmento del libro de César Palacios, Elías Rubio y José Manuel Pedrosa, Héroes, Santos, moros y brujas (Leyendas ´épicas, históricas y mágicas de la tadición oral de Burgos) poética, comparatismo y etnotextos, en prensa.

(3) En el ámbito español, es indispensable también citar trabajos como el otro como enemigo. Reflexionar sobre la notredad (Fundamentos de Antropología 6-7) (1997), y los cuatro volúmenes colectivos De palabra y obra en el Nuevo Mundo (Madrid, siglo XXI, 1992). Véase además trabajos como los de Honorio M. Velasco, “Iguales y diferentes. Categorías proverbiales de la conceptualización del otro”, Antropología sin fronteras: ensayos en honor a Camelo Lisón, coord. Ricardo Sanmartín (Madrid: Centro de Investigacines Sociológicas, 1994) pp. 239-251; Martha Blache, “Construcción simbólicas del otro: una aproximación a la identidad desde el folklore”, Revista de Investigaciones Folklóricas 4 (1989) pp. 10-20; y Fabián Alejandro Campagne, “El Otro- Entre-Nosotros. Funcionalidad de la noción de superstitio en el modelo hegemónico cristiano (España, siglos XVI y XVII)”, Bulletin Hispanique 102 (2000) pp. 37-63. Muy importante es, igualmente, en el ámbito portugués, el volumen Alteridades. Consruçâo cultural e (des)figuraçôes do outro (Dedalus 5) (1995).

(4) La obra fundamental al respecto es Los judíos en la literatura española, ed. I.M. Hassán (Toledo: Universidad de Castilla-La Mancha, 2001), que recoge las actas del correspondiente Curso de verano de la Universidad de Castilla-La Mancha celebrado en Toledo en septiembre de 1999. En esta obra se encontrará una bibliografía exhaustiva y actualizada sobre la visión del judío y de lo judío en todas las épocas y géneros de la literatura española.

(5) Pueden verse, en cualquier caso, mis artículos “Visión de lo judío en la cultura popular extremeña”, Del Candelabro a la Encina: Actas de las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos (Hervás, 16-19 marzo 1995), eds. F. Cortés Cortés, L. Castellano Barrios, A. J. Escudero Ríos e I. Escudero Ríos (Badajoz: Revista de Estudios Extremeños, 1996) pp. 249-283; y “Los judíos en la literatura tradicional”, dentro del volumen citado de los judíos en la literatura española.

(6) Canción editada en Camilo José Cela, Diccionario del erotismo, 2 vols. (Barcelona: Grijalbo, 1976 y 1982) s.v. cojón, p. 273; y en Manuel Urbano, Sal gorda: cantantes picantes del folklore español (Madrid: Hiperión, 1999) p. 173.

(7) Vicente Risco, “sobre la vida de los niños en la aldea gallega”, Revista de Dialectología y Tradiciones populares XIII (1957) pp. 227-253, p. 238.

(8) Antonio Bartolomé Suarez, Aforismos, giros y decires en el habla montañesa (Santander: Universidad de Cantabria, 1993) pp. 37 y 77.

(9) Colectivo El Trigarral, Vida y costumbres en la comarca burgalesa de Arlanza (Burgos: Excma. Diputación Provincial, 1993) p.139.

(10) Luis Arturo Domínguez, Documentos para el estudio del folklore litterario de Venezuela (Caracas: Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1976) p. 109.

(11) Teodoro Vidal, “Oraciones folklóricas de Puerto Rico”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares XXVII (1971) pp. 411-417, p. 413.

(12) Romancero general de Segovia. Antología (1880)-1992 preparada por Raquel Calvo, con la supervisión de Diego Catalán (Segovia: Seminario Menéndez Pidal-Diputación Provincial de Segovia, 1993) p. 467.

(13) Francisco Mendoza Díaz-Maroto, Antología de romances orales recogidos en la provincia de Albacete: Excma. Diputación-CSIC,

(14) Mendoza Díaz-Maroto, Antología de romances orales p. 151.

(15) Ramón A. Laval, Constribución al Folklore de Carahue (Madrid: Librería General de Victoriano Suárez, 1916) p. 28



La teoría literaria y antropológica de la otredad y la visión de lo judío en la literatura oral panhispánica

PEDROSA, José Manuel

Publicado en el año 2001 en la Revista de Folklore número 246.

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