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La variopinta y riquísima cultura humana nos deja conocer a veces creencias y prácticas que tienen un extraordinario interés social y antropológico. Algunas de las que vamos a evocar aquí tienen relación con los mitos y con los ritos acerca de los hermanos gemelos y mellizos que están hoy todavía plenamente vigentes entre las personas del pueblo Bagam del oeste del Camerún, como muy bien puedo yo mismo atestiguar, ya que no sólo pertenezco a ese grupo étnico, sino que, además, soy hermano gemelo y he practicado (o han sido practicados conmigo) muchos de los ritos que voy a describir.
La primera observación que conviene hacer es que, en la tradición Bagam de Camerún, la palabra mellizo o gemelo tiene vanas significaciones. Mellizos o gemelas son, por ejemplo, los tres niños que pueden nacer, alguna vez, en un mismo parto. También son mellizos o gemelos dos niños que nazcan del mismo parto. Finalmente, los niños nacidos justamente después que otros mellizos o gemelos son también considerados como tales, aunque nazcan solos.
Todo el mundo cree, en nuestro pueblo, que los gemelos o mellizos nacen con poderes especiales.
El parto de gemelos en una familia del pueblo Bagam es un acontecimiento importante, porque se cree que traen buena suerte y prosperidad a la familia en todas sus actividades, ya sean agrarias, económicas o políticas. Se cree, además, que Los mellizos O gemelos terminan siempre con éxito todo lo que emprenden, gracias a la ayuda de sus genios auxiliares. Por ello, se les recibe y se les trata con muchas más atenciones y consideraciones que a cualquier otro recién nacido.
Existen nombres que sólo los mellizos y los niños que les siguen pueden recibir. En concreto, hay tres categorías de nombres posibles.
El nombre de Tafré lo reciben los varones; el de Mafré o Fré lo reciben las mujeres; los niños que nacen después de los mellizos reciben el nombre de algún jefe que haya vivido desde el nacimiento o la formación del pueblo; por fin, las gemelas reciben los nombres de las reinas, es decir, de las madres de los reyes entronizados tras el fallecimiento de sus predecesores, que llevan el nombre genérico de Mafong, además de su propio nombre de nacimiento.
Los padres de niños mellizos o gemelos reciben también títulos simbólicos. El padre de la familia adopta el nombre de Tenkeu, mientras que la madre recibe el de Makea. Incluso en el caso del fallecimiento de sus hijos mellizos, conservarán tales títulos para siempre.
Son muchas las normas que deben cumplir quienes tienen mellizos en sus hogares. Por ejemplo, el padre o Tenkeu no debe andar sin su sombrero ni su saco. Lo mismo sucede con la madre, aunque ésta debe llevar un pañuelo en la cabeza. Ambos tienen también que preparar una serie de objetos rituales: en primer lugar, un fruto en forma de tubérculo cilíndrico lleno de granos, de sabor azucarado, que es considerado por los mayores como una comida dotada de poderes sobrenaturales que sólo pueden conocer y utilizar los gemelos. Este tubérculo debe ser alojado dentro de un pequeño bolso hecho de fibra de rafia, que tiene que ser entregado también al niño gemelo. Además, al gemelo se le asigna una especie de trompeta tradicional realizada con una calabaza cuya parte superior ha sido cortada. Con este instrumento musical se produce un sonido de características especiales, y suele ser, tocado en homenaje a los mellizos. Además, al mellizo se le destina una especie de pequeño plato o barreño, muy ligero, hecho con tierra cocida. En este recipiente tradicional es donde se mezcla la sal y el aceite de palma que comen ritualmente los gemelos cuando sus propios familiares se lo ofrecen siguiendo un rito formal. Se cree que, gracias al ofrecimiento periódico de estos dones, los mellizos no se enfadarán ni albergarán malas intenciones contra los demás miembros de sus familias.
Tras el nacimiento, aunque en fechas indeterminadas, todo el poblado participa en diversas ceremonias organizadas por la familia. A veces se realizan algunos días después del parto, pero otras veces pueden preferir celebrarlas algo más tarde, sobre todo si no cuentan con recursos económicos para invitar a los vecinos del pueblo. En ese caso, confiarán en que, en el futuro, los poderes sobrenaturales de los gemelos les traigan mayores medios y prosperidad.
La primera ceremonia se denomina «la toma de la sal», y se realiza después de comprar al menos veinte litros de aceite de palma que se guarda en un número de botellas que siempre tiene que ser de nueve, y que se entregan a las personas que organizan la ceremonia. Además del aceite, deben prepararse una cesta de pescado ahumado, una de cacahuetes, y otra de una suerte de pistacho tradicional que se denomina «pistacho de calabaza». También se preparan nueve gallos, y nueve calabazas de vino blanco y otras nueve de vino de maíz. Pero la comida más solicitada e importante es el couscous con una especie de sopa amarilla obtenida a partir del agua resultante de mojar ceniza. Esta agua, mezclada con aceite de palma, adquiere un color amarillento, y el añadido de otros ingredientes y condimentos le dan un olor muy apetitoso.
Toda esta serie de elementos son los que corresponden únicamente al homenaje a un gemelo, y han de ser multiplicados por su número.
Además, la familia tiene que repartir, fraccionado en monedas lo más pequeñas posibles, todo el dinero que puede entre los invitados.
La segunda gran ceremonia tradicional que se debe realizar es la de «la liberación» de los gemelos, que consiste en hacerle pasar por una serie de ritos que les permitirán agregarse a las ceremonias comunitarias. La primera etapa del proceso consiste en el corte ritual de su pelo con una cuchilla de afeitar, y en el enterramiento de ese pelo. A partir de ese momento, ellos mismos podrán cortarse el pelo y afeitarse siempre que quieran, y la gente podrá guardar sus cabellos.
Si una persona melliza o gemela no es sometida a estos rituales, las consecuencias se creen muy negativas. Los mellizos o gemelos cuyos padres no realizaron estas ceremonias (incluidos los que nacen muertos) no podrán ser enterrados, como todo el mundo en nuestros pueblos, en la parte trasera de las casas, sino que habrán de ser sepultados en las encrucijadas de los caminos.
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(1) Este artículo ha sido realizado bajo la supervisión del profesor José Manuel Pedrosa.