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La invención del PIANO-FORTE, a principios del s. XVIII, atribuida al italiano Bartolomeo Cristófori, constituyó una gran transformación en la música de teclado, ya que con este nuevo instrumento musical se conseguía algo importantísimo y de lo que carecían otros instrumentos: una respuesta sonora débil o fuerte directamente proporcional a la fuerza con la que se oprimen las teclas.
Durante los tres siglos anteriores el "ORGANO" y el "CLAVE" eran los instrumentos de teclado más generalizados, con un gran incoveniente: la única forma de conseguir mayor o menor sonido, era a base de cambiar la registración. Sólo el "CLAVICORDIO" conseguía matices a voluntad del músico, pero su sonido era demasiado apagado debido al sistema de conexión de las teclas con las cuerdas consistente en una pequeña chapa acoplada al extremo de la tecla que oprime la cuerda correspondiente.
Con el piano se consiguió un instrumento de teclado dotado de un mecanismo que percute las cuerdas con intensidad regulable y con una rápida recuperación mecánica. Desde la aparición del Piano-forte, fueron muchos constructores de claves europeos los que emprendieron la construcción de este nuevo instrumento cada vez más apreciado por los compositores de la época.
A lo largo del S. XVIII, Silbermann, Zumpe, Stein, Schroter hacen pianos cada vez mejor adaptados a las exigencias de músicos contemporáneos de J. S. Bach, que descubrieron después de algunos rechazos, infinitas posibilidades desconocidas hasta entonces. El Siglo siguiente se caracteriza por un gran desarrollo en la producción de pianos así como muchas mejoras técnicas que siguen vigentes en la actualidad. Se crean las grandes marcas: Collard, Broadword, Steinway, Erard, Bosendorfer. El siglo XX convierte al piano en el instrumento ideal para aprender música y se extiende de forma espectacular sobre todo en su versión reducida (Piano vertical), adquiriendo protagonismo en Conciertos, Centros de Enseñanza, etc. y producido de forma masiva en Europa y Estados Unidos, incorporándose posteriormente algunos grandes constructores orientales como Yamaha y Kawai.
En España también existieron constructores de pianos establecidos principalmente en Cataluña a finales del siglo pasado. Casi todos desaparecieron el 1936, continuando unos pocos hasta 1960, fecha en la que se paralizó la producción debido a la cada vez más fácil importación de pianos.
La primera referencia sobre constructores españoles de instrumentos de teclado son: JULIAN MULA DE CABRA, y en Zaragoza, ANTONIO ENRIQUEZ, constructores de claves a comienzos del s. XVIII que posiblemente intentaron la aventura de hacer algún Piano-forte. Uno de los primeros pianos españoles conocidos y que ha llegado a nuestros días, data de 1782, tiene el número de serie 203 y fue construido en Sevilla por JUAN DEL MARMOL.
En esta misma ciudad se establecería en 1850: Cayetano PIAZZA, constructor de Armoniums y pianos. La fábrica fue ampliada posteriormente por sus descendientes Mauricio y Luis PIAZZA, fabricaron durante las primeras décadas del s. XX gran cantidad de instrumentos que fueron premiados en Exposiciones de Sevilla: 1858 y 1874, Cádiz: 1862 y 1879, Pontevedra: 1880, Logroño: 1897, Granada: 1903, Córdoba: 1904, y Gran Diploma de Honor en la Exposición Hispano-francesa de Zaragoza en 1908. Alguno de estos instrumentos se conservan en nuestros días en condiciones aceptables.
En Madrid se establecen como constructores de pianos "de mesa": Francisco FLOREZ (1874), del que no es difícil de encontrar todavía algunos instrumentos, y en 1814 el holandés: Juan HAZ EN HOSSESCHRUEDERS, contando éste además con gran destreza en la fabricación de Arpas. Sus pianos fueron muy apreciados siendo premiados con Medallas de Oro en las Exposiciones de 1832 y 1842. Un ejemplar de piano de mesa "Hosseschrueders" podemos disfrutar en el Museo de la Fundación "Joaquín Díaz" de Urueña (Valladolid). Sus descendientes continúan hoy con la actividad ligada a la comercialización de instrumentos musicales de alta calidad.
En 1838 aparece MONTANO, empresa que pronto adquiere gran popularidad al construir pianos verticales en grandes cantidades, destinando su producción sobre todo al mercado interior.
El alicantino Vicente FERRER (1804-1856), funda en 1845 un taller de construcción de pianos de mesa muy sólidos y duraderos, inspirados en los modelos ingleses "Collard".
Barcelona se convierte años después en la ciudad gran productora de pianos, llegando a contar a principios del s. XX con más de 40 empresas de diversos tamaños, como Pedro ESTELA, que posteriormente se denominaría "ESTELA & BERNAREGUI", también "KYBURZ", "OLLER", Louis y Paul “IZABAL”, J. "CANTO", "CHARRIER y Cía", "PRIN & MALLARD", Salvador "RIBALTA", y J. “VIDAL”, entre otros.
Entre las empresas catalanas destacan cuatro por su gran envergadura: ORTIZ & CUSSO, fundada en 1898, y que 6 años después ampliaría su producción con la denominación "CUSSO S.F.H.A.". Mariano GUARRO produce desde 1860 más de 14.000 pianos. "BOISELOT", se instala como sucursal de la gran firma francesa (Marsella). La más grande de todas "CHASSAIGNE", fundada por Juan Chassaigne, y ampliada en 1887 por sus hijos Camilo y Fernando con el nombre de "CHASSAIGNE & FRERES". Consiguió una medalla en la Exposición Universal de París en 1900.
Las partes mecánicas y los teclados montados por algunas de estas fábricas son suministrados por dos firmas, la inglesa "SCHWANDER" y la catalana: "RAYNARD" fundada en 1896.
En Valencia surge Rodrigo "TEN y Cía". En Pamplona desde 1920 "LUNA" construye cerca de 1.000 pianos, siendo galardonado en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, continuando sus descendientes actualmente establecidos como técnicos-afinadores.
Entre 1900 y 1930, hay que destacar la masiva importación de pianos y pianolas (autopianos) procedentes principalmente de EE.UU. Instrumentos de gran tamaño que gracias a estar construidos con materiales de muy buena calidad, muchos de ellos se mantienen hoya pleno rendimiento. Es fácil encontrar en todas las ciudades españolas ejemplares de marcas como: Sterling, Hamilton, National & Player, Everet, Aeolian, Universal Wurlitzer, Hamstrong, etc.
A partir de 1940, ante la escasez de materiales para la fabricación de pianos, la mayoría de las empresas deciden orientar su actividad hacia la restauración, ya que se cuenta sobre todo en Barcelona con gran cantidad de técnicos especializados en pianos.
Se mantiene como constructor principalmente el anteriormente nombrado "Chassaigne & Freres", reduciendo la producción a tan sólo 100 instrumentos al año entre pianos verticales de pequeño tamaño y "colas". Disminuye el volumen de la empresa progresivamente hasta 1960, desapareciendo la fábrica después de haber firmado 36.500 instrumentos durante casi 100 años.
Es justo mencionar al fabricante “JAYEL” en Mallorca, que consiguió vender su escasa producción durante los años 60, con grandes dificultades con motivo de la cada vez más desarrollada importación de pianos.
De los talleres de restauración de pianos de Madrid y sobre todo Barcelona surgieron muchos técnicos afinadores de pianos, algunos destacaron por la buena calidad de su trabajo, pero entre todos fue Manuel CLAVERO (1911-1987) quien ha sido reconocido por los grandes concertistas de todo el mundo como un gran profesional, especialista en la delicada tarea de la preparación de pianos para conciertos.
Durante los últimos años la demanda musical ha adquirido unas proporciones desconocidas en esta zona de Europa, ello ha contribuido a la multiplicación de Auditorios, Conciertos, Conservatorios, Concursos, Intérpretes, Profesores, Alumnos, Técnicos-Afinadores, Importadores y tiendas, que han hecho que el piano se extienda de forma espectacular.
Actualmente existe una tendencia a la adquisición de un sucedáneo del piano como es el "Electrónico", tiene muchas ventajas pero también grandes inconvenientes. Desde su aparición en los 70, no ha conseguido hacer olvidar el piano tradicional compartiendo los dos un duelo que parece que se mantendrá durante mucho tiempo.