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Los Llamosos, en la provincia de Soria, cuyo topónimo nos señala estar ante un lugar abundante en aguas y pastos por un lado, o relacionado con algún "torrente ruidoso", por otro (1), es uno de esos pueblos que se han empeñado en rescatar sus costumbres perdidas.
Después de cerca de cuarenta años sin realizar sus ancestrales danzas ha logrado recuperarlas, concretamente en 1991.
Se trata de unos bailes que se hacen en honor de los patronos del pueblo, la Virgen de la Asunción y San Roque, y que han vuelto a ver la luz gracias al empeño y la generosidad de uno de sus danzantes: Manuel García García.
El baile, suele ser interpretado por un conjunto de ocho danzantes y, normalmente, se bailaba un amplio repertorio de diecisiete piezas cortas, de las que en la actualidad se recuerdan sólo trece, que componen el "paloteado" de que se trata, con letras independientes cada una de ellas.
Pero, en realidad, estamos ante los bailes previos a una especie de "auto sacramental", puesto que en Los Llamosos se está tratando de reavivar ese teatro primitivo que estaba protagonizado por dos personajes principales que no son más que la representación del Bien y el Mal, interpretados a su vez por un ángel y un demonio, con cuya actuación concluye la función de los danzantes, es decir, el propio "paloteado", que estaba acompañado en sus evoluciones por la música de un dulzainero. Como indican las hermanas Goig Soler (2) "se danza con palos (vergajo), espadas y castañuelas, al son que tocan los gaiteros" (Lámina 1).
Otro dato interesante consiste en saber que al grupo de los danzantes le acompañaba otro personaje que allí recibe el nombre de "Zagarrón".
De los ya indicados diecisiete movimientos diferentes que se solían realizar a lo largo de estas danzas, se conservan -como queda dicho- trece que son denominados "cantares de las danzas". Reproducimos las que recogen las mencionadas hermanas Goig Soler:
Virgen santa de la Asunción
patrona de este lugar,
que todos los forasteros
te vienen a visitar.
Echaremos una danza
y otra que nos han de dar
trigo, centeno y cebada
por todos en general.
La hoja del pino
que alta que está
qué remenudita
quién la cogerá.
Dice la Virgen:
yo la cogeré,
y responde el Niño:
yo le ayudaré.
El famoso "paloteo " es muy sencillo y consiste básicamente en tres figuras (Figura 1).
1.a) Cada componente del equipo de baile danza con dos palos, que entrechoca tres veces con el grupo que aparece situado enfrente, y girando los que están en las esquinas -que son cuatro- para chocar unos y otros formando una "calle" de dos direcciones que se entrecruzan vertical y horizontalmente.
Este paso suele hacerse con gran rapidez.
2.a) Los danzantes esquineros cambian de posición y entrechocan los palos con los bailarines colocados frente a ellos (Lamina 2).
3.a) Los esquineros vuelven a cambiar de posición y bailan con quien le toque enfrente y con su lateral, cambiando de posición constantemente (frente/lateral) (3).
Pero quizá lo que más llame la atención sea su vestimenta, aunque sea muy parecida a otras que se vienen utilizando en danzas similares de diferentes pueblos de la misma provincia de Soria y otras colindantes o limítrofes como las de Segovia y Guadalajara, donde este tipo de manifestaciones es muy frecuente, como más adelante veremos.
Los danzantes calzan alpargatas negras de esparto, atadas con cintas negras a la altura de los tobillos. Llevan calcetín negro sobre media blanca. El pantalón es negro, desde poco más abajo de la rodilla hasta la cintura -que es lo que, antiguamente, recibía el nombre de “calzoncillo " abierto en los laterales exteriores y atado con cinta negra por encima de una sencilla puntilla blanca. Van sin fajín alguno, sino una simple correa. Su camisa es blanca y, a la altura de los brazos, llevan unos lazos de cinta roja, así como una banda que va de derecha a izquierda y que, en bandolera, les cruza el pecho.
Algunas cintas más a la espalda y, como tocado, un pañuelo rojo anudado a la manera trasera (Lámina 3).
El "zarragón" viste una especie de mono coloreado en rojo y verde, a mitades. Es exactamente igual a alguna de las "botargas" que ven la luz en las cercanas tierras de Guadalajara durante ciertas fiestas invernales.
ALGUNOS PARALELISMOS YA ANUNCIADOS
Son muchas, también, las formas de comparar estas danzas de paloteo de Los Llamosos con otras similares. En la provincia de Guadalajara son multitud las que pueden aducirse: tales las de Galve de Sorbe, que efectúan sus evoluciones el primer domingo de octubre, festividad de Nuestra Señora del Rosario del Pinar, donde para celebrar la fiesta, aparece un grupo de danzantes constituido por nueve elementos participantes, ataviados con camisa blanca, -al igual que sucede en Los Llamosos-, corbata de color, medias y pantalones claros, chaleco marrón u oscuro, faja negra y chaqueta a juego con el pantalón. La cabeza cubierta con un simple pañuelo multicolor, anudado también en la nuca, aunque con cierta tendencia a la izquierda.
En realidad, este tipo de danzantes lo único que hace es constituirse en una especie de Ayuntamiento "paralelo", un nuevo Ayuntamiento que lo que pretende es ser reconocido como forma de ser exterior, es decir, como un grupo de baile que sabe hacer una serie de danzas: "Las cadenas", "La cruz", "La rosa", "Tres hojas", "El traverosan ", "El verde ", "La cuerda ", "Señor mío Jesucristo”, "La urraca", "La hoja del pino", "El castillo", "Es María pura y bella", "Cuando me casó mi madre", "Tantarantaira y Bocefón"..., según Aragonés Subero indica en su obra (4).
Y hemos citado catorce piezas de las que constituían la totalidad en tiempos pasados.
Cada danza tiene su propia letra que se canta al tiempo que se baila.
En Guadalajara -ya se ha dicho- son muchas las coincidencias e imágenes similares que podemos encontrar. Veamos algunas de entre las más significativas: Galve de Sorbe: cuyas prendas de vestir son casi iguales, aunque no en los colores (Lámina 4).
Valverde de los Arroyos, cuyo origen del "paloteo" es el mismo que el de Galve, vieja forma de ver las cosas, puesto que es una manifestación que se viene transmitiendo de padres a hijos, y que sigue llamando la atención a través de su vestimenta -la más parecida a la del pueblo cercano, a la otra vertiente del pico Ocejón: Majaelrayo-: grandes mantones que se siguen anudando a la cintura a modo de faldellín que cubre, en parte, los pantalones blancos, y que están bordados en hilo de seda a tonos, destacando sobre el fondo negro. Son motivos decorativos basados en grandes flores, en conjunción con otros adornos florales, que se colocan en los gorros -que suelen recibir el nombre de "mitras" o "canastillas"- que a su vez suelen ser representación del estado social del "bailarín" o "danzante" o de la "persona" que éste represente. Parece ser que este tipo de tocado está muy relacionado con los "gorros" que utilizan las mujeres de Montehermoso (Cáceres) y con los mismos significados, de ahí el uso del espejo: cuando está entero, significa la virginidad de quien lo lleva; roto, es símbolo de la pérdida de la virginidad -la ruptura del himen- tras el matrimonio, y el gorro negro, sin espejo, la viudedad. Algo así parece suceder con los tocados que se emplean en las danzas de la Octava del Corpus en Valverde de los Arroyos.
De todas formas hay que añadir a lo anterior que, la vestimenta es también muy parecida, así como el número de danzantes que participan en las mismas, y si se nos apura, hasta las danzas que se ejecutan son en gran parte las mismas, aunque, a veces, varíen los movimientos o los ritmos. De modo y manera que en algunas ocasiones se repiten y coinciden con otras de Majaelrayo (botargas y fiesta del Santo Niño), Molina de Aragón (danzas y loas a la Virgen de la Hoz, en el Santuario de Ventosa), y Utande (fiesta de San Acacio, en la que los danzantes reciben el nombre de "peladillos"), además de algunas otras más especializadas.
En fin, se trata de una "...especie de pasacalle en el que los danzantes van cambiando de pareja y haciendo entrechocar y sonar sus palos, chocando unos con otros deforma alternativa. Es decir, unas veces lo hace uno de los danzantes entrechocando sus palos en forma de cruz con su pareja correspondiente y otras veces lo hacen con los palos restantes".
Y aquí cabe añadir la extraña figura del "zorra" o "zarragón”, cuya misión principal consiste en engañar a los niños, espantarlos y darles sencillos golpes de látigo o de vejiga de cerdo rellena de aire que, sin hacerles daño, llamen su atención y sirvan de animación propensa a la algarabía.
El "zorra" es un elemento que atrae por su forma de vestir. Se trata de un hombre disfrazado con una chaqueta de paño generalmente roja, amarilla y negra. A la cabeza lleva una gorra a base de gajos amarillos, azules y rojos.
Otra fiesta muy parecida es la que tiene lugar el segundo domingo de enero en Valdenuño-Fernández, con motivo de la fiesta del Niño Perdido. Allí aparecen dos grupos de cuatro danzantes y una "botarga” vestida con harapos recosidos multitud de veces y su cara cubierta con una de esas caretas que, según Caro Baroja, se han dado en denominar como de "ciclo fustigante", propias del tiempo invernal.
Esta "botarga" recuerda en sus acciones al "viejo" que acompaña a los ocho -número curioso para este tipo de actuaciones- danzantes de Utande. "Viejo" que va ataviado de forma que recuerda a la Vida, o por mejor decir al Bien, en esa especie de forma de ver la lucha entre el Bien y el Mal, como manifestación -que si nos paramos a pensar- tanto tiene que ver con las antiguas "soldadescas " y luchas de "Moros y cristianos " de las que tantas huellas quedan aún en la tierra de Guadalajara, comparables en tantos aspectos con esa otra muestra viva de Iruecha.
De todas maneras no queremos dejar atrás otras formas de bailes relacionados con las danzas de Los Llamosos como son las del "paloteo" de Condemios de Arriba, cuyas representaciones tienen lugar en el mes de junio y consisten en una serie de "letrillas al son del tamboril y las dulzainas".
Su vestimenta es también significativa y quizá la más parecida, por no decir que igual, a la de los danzantes de Los Llamosos: "Los pantalones cortos en tela floreada sobre fondo blanco terminados en puntillas en sus bocas; la camisa es blanca pero en la espalda tiene dibujos florales. A la cabeza en vez. de llevar canastillos o algún otro tipo de sombrero llevan unos pañuelos de color atados en la nuca ".
El zarragón” se diferencia en poco, ya que añade a su vestimenta un gorro en forma de mitra.
También cabría hacer una somera comparación con otra de las danzas, quizá de las más interesantes de cuantas se realizan en la provincia de Guadalajara. Se trata de la "danza del paloteo” que tiene lugar en la ermita de Nuestra Señora de la Hoz, en Ventosa, junto a Molina de Aragón, -de la que tenemos noticia como poco desde el año 1585- y que se ejecuta en honor a la Virgen el día 8 de septiembre de cada año. Se trata de un paloteo medio guerrero, medio agrario, y los danzantes siguen siendo ocho en número, aunque los colores de sus vestimentas no son los mismos que los de Los Llamosos de Soria, ni coincidan con muchas de las manifestaciones alcarreñas que hemos reseñado, aunque su significado sí sea el mismo o, al menos, partícipe en muchos de los elementos que les son comunes.
Si son varias e interesantes las danzas a que hemos venido haciendo referencia con el paloteo de Los Llamosos, -todas de la vecina provincia de Guadalajara—, ahora querernos ofrecer un nuevo y final dato acerca de otras danzas: las mencionadas de Galve de Sorbe, población cercana a los límites de la provincia de Soria y además, con una cancioncilla idéntica a las que allí se cantan: "El taraverosan " o "Traverosan":
Taraverosan
toca la marianilla
taraverosan
volver a tocar
tronchos, coles,
pepinos y melones...
Las fotografías dan una buena prueba de ello (Láminas 5 y 6).
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NOTAS
(1) CARRACEDO ARROYO, Eleuterio: "Toponimia de la Tierra de Soria". Soria, Excma. Diputación Provincial de Soria (Col. Temas Sorianos, n.° 32), 1996, pp. 92-93. También un resumen de dicho texto en Diario de Soria (Domingo). "Llamosos" (Toponimia) (1 de febrero de 1998), p. 8.
(2) GOIG SOLER, M.a Isabel y M.a Luisa: Soria. Pueblo a pueblo, Esplugues de Llobregat (Barcelona), Ed. de la autoras, 1996, p. 193.
(3) Datos de don Miguel MORENO y MORENO, Cronista oficial de Soria. También en VERAMENDI, J.: "Los Llamosos bailó su paloteado después de casi 40 años", de La Provincia. Diario de Soria (s.f.). Vid. Revista de Soria, n.° 10 (Soria, Otoño 1995), p. 42, con una interesante fotografía de F. SANTIAGO (del Diario de Soria).
(4) El terna de las "danzas" de Guadalajara querernos simplificarlo en la siguiente bibliografía básica: SANZ BOIXAREU, Isabel: "El paloteo en la provincia de Guadalajara", Narria. Estudios de artes y costumbres populares, n.° 1 (Universidad Autónoma de Madrid, Enero 1976), pp. 31-34. LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón: Folklore tradicional de Guadalajara (Fiestas declaradas de interés turístico provincial), Guadalajara, Excma. Diputación Provincial de Guadalajara, 1986. ARAGONÉS SUBERO, Antonio: Danzas, rondas y música popular de Guadalajara, 1.a de Guadalajara, Patronato Provincial de Cultura "Marqués de Santillana", Diputación Provincial de Guadalajara, 1973. LIZARAZU DE MESA, M.a Asunción: Cancionero popular tradicional de Guadalajara, Guadalajara, Diputación Provincial de Guadalajara y Caja de Guadalajara, 1995, dos volúmenes. HERRERA CASADO, Antonio y SERRANO BELINCHON, José: Guadalajara pueblo a pueblo, Guadalajara, Coed. Nueva Alcarria y Caja de Guadalajara, 1998, Serranías, 19. (Condemios de Arriba). GARCÍA SANZ, Sinforiano: "Botargas y enmascarados alcarreños. (Notas de Etnografía y Folklore)", Cuadernos de Etnología de Guadalajara, n.° 1 (Guadalajara, 1987), pp. 3-55, (publicado incompleto con anterioridad en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares (Madrid), IX, 1953, 3r. cuadernillo (para temas generales). MORENO MARTÍN, Isidoro: "Danzas tradicionales que se celebran durante la festividad del Santo Niño o Dulce Nombre, en Majaelrayo, coincidiendo con el primer domingo de septiembre", Cuadernos de Etnología de Guadalajara, n.° 8 (Guadalajara, 1988, 4.°), pp. 71-76. ARENAS, Luis Alberto y LÓPEZ, M.a Teresa: "Religiosidad popular en la comarca de Molina de Aragón: "La Loa" de la Virgen de la Hoz", Cuadernos de Etnología de Guadalajara, n.° 27 (Guadalajara, 1995), pp. 191-219. LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón: "La fiesta de la Octava del Corpus en Valverde de los Arroyos (Guadalajara)", Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, XXX (Madrid, 1974), pp. 91-98. FUENTE CAMINALS, José de la: "«Botarga» de la Fiesta del Niño Perdido en Valdenuño Fernández (Guadalajara)", Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, VII (Madrid, 1951), pp. 352-353. LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón: "Después de quince años sin salir de la botarga vuelve a Valdenuño. Fiestas del Santo Niño con botarga y paloteo", Revista Informativa Guadalajara, n.° 11 (Guadalajara, Febrero 1973, 1.a), pp. 6-9.
AGRADECIMIENTOS
Nuestro más sincero agradecimiento a D. Leopoldo Torre y García, soriano en Barcelona; a la Asociación Cultural "El Castillo", de Galve de Sorbe (Guadalajara) (por las fotos cedidas), y a D. Alejandro Plaza (por sus fotografías de las danzas de Los Llamosos).