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Hace algún tiempo publicamos un trabajo sobre la representación iconográfica de uno de los capiteles del ala de poniente de la galería adosada a la iglesia románica de Pinilla de Jadraque (Guadalajara) (1).
Ahora nos planteamos de nuevo el problema de este tipo de representaciones directamente emparentadas con una idea antigua, mitológica, que ha llegado con algunas variaciones de significado hasta el presente (o casi) a través de leyendas de marinos, o quizá de pastores, que en tiempos no muy lejanos trasladaron sus rebaños a otras zonas, de la periferia peninsular, donde escucharon relatar estas tradiciones, que una vez de vuelta a la Meseta Central utilizaron en sus manifestaciones artísticas.
Encontramos buena prueba de ello en el arte de las colodras y cuernas talladas y grabadas.
A la provincia de Guadalajara corresponden varios ejemplares pertenecientes al Museo del Pueblo Español (2). En algunos aparece frecuentemente representada, como tema tópico, la figura de una sirena o "serena". Se trata del ejemplar citado con el núm. 6.810, correspondiente a Ledanca y que fue realizado por Pedro Romero: "Me pintó Pedro Romero. Año de 189(5?)7" (3), según unas técnicas que se corresponden casi exactamente con las que se aprecian en la pieza núm. 6.809, también procedente de Ledanca, en la que no se lee más nombre que el del dueño " Soy de D. Blas Palomar". Esta sirena, que forma parte como un elemento decorativo más, aparece junto a escenas representativas de aspectos de la vida militar, religiosa, festiva e incluso y muy abundantemente, de símbolos que tienen sentido para grupos reducidos de "iniciados".
No solamente vemos escenas como éstas en las cuernas talladas y grabadas por los pastores de Guadalajara. Aparecen con idéntica frecuencia en otras provincias, muchas limítrofes, como las de Soria y Segovia, y otras más alejadas, algunas costeras, como Toledo, Salamanca, Zamora, Ciudad Real, Badajoz, Asturias, Alava...
En la misma colección antes citada del Museo del Pueblo Español pueden estudiarse otras piezas con representaciones de sirenas: son las citadas con los núms. 8.571 "Vaso.-Salamanca.- 7 cm. y medio de alto.- Grabado y fechado: Santos Martínez, año 1870". (Ver lám. 6ª.) correspondiente a una adquisición de fecha 4-IX-1941 y la núm. 8.691 "Vaso.- Salamanca.- 16 cm. de alto.- Grabado y fechado. Soy de Francisco Muñoz, año de 1885" (Ver lám. 6ª.). Adquisición de 17-1-1942 (4).
Aparentemente tan sólo, estas piezas pueden inducir a error al ser consideradas anteriores a las que representan motivos diferentes más cercanos a nosotros. Y, sin embargo, no es así, ya que gracias a conservar su fecha grabada, muchas nos indican ser posteriores.
Se trata de un tópico que se representa por tradición. Seguramente si preguntásemos a su autor por los motivos que influyeron en él para que grabase dicho tema mitológico no sabría qué contestarnos.
De nuevo encontramos la sirena representada en una colodra sumamente interesante mencionada por D. Teógenes Ortego (5) y según parece realizada por "Tiburcio García", aunque "El dueño es Gregorio Orte 1901". Aparecen temas religiosos y a la vez festivos para el pastor. Talla custodia que se saca en procesión el día del Corpus y a los lados, un árbol o arbusto en cuyas ramas posan tres pájaros (posiblemente palomas) (lado derecho); la sirena, una paloma como las anteriores, una gran águila bicéfala (“aguila real fin”) y junto a ésta, otra monocéfala de menor tamaño (lado izquierdo).
Curiosamente hay un doble sentido en la manera de representar a la sirena grabada en el ejemplar mencionado, ya que junto a los caracteres femeninos -muy acusados-, se ha grabado el “corazón de la vida”, igualmente tópico en estas obras y otras como ellas salidas de las manos del pueblo. Su valor puede ser místico o propiciatorio y la denominación de “corazón de la vida” procede de un pastor que solía utilizarlos como tema decorativo de sus colodras (6).
Ahora bien, ¿cuál es el origen de estas sirenas que aparecen en plena Meseta, lejos del mar y en tiempos tan próximos? Para D. Teógenes Ortego se trata de:
“...Un mito remozado por el tiempo por los emigrantes de estas zonas (se refiere a tierras sorianas) en sus viajes de ultramar”.
Sin embargo esta opinión no nos parece la única posible, tal vez se trate de la de menor peso, ya que el número de emigrantes no era elevado y aunque lo fuese, estos temas hubiesen desaparecido al ser sustituidos por otros basados –quizá- en el propio medio de transporte marítimo, o por otros procedentes del lugar a donde se ha emigrado. Además no todo el mundo estaba en disposición económica para emprender semejantes viajes y menos los pastores. Habría innovaciones temáticas que no aparecen por ninguna parte. Tan sólo podría hablarse de las guerras de Cuba y Filipinas, pero únicamente hemos podido ver una mención directa a la primera, en la representación que se ofrece en una colodra soriana. Se trata de una figura de gran empaque que personifica a Maceo, popular jefe de las insurrecciones cubanas de los años 1868 y 1895 (7).
Tal vez sería mejor buscar la pista a estas formas por caminos pastoriles.
Partiendo de la base de que las representaciones de sirenas (también aparecen centauros y animales fabulosos) pertenecen al mundo clásico -griego y romano- habrá que ir viendo las migraciones que dichos motivos hacen a lo largo de las decoraciones de objetos de arte popular.
Los datos que hasta ahora poseemos indican su existencia en tierras de Asturias, Santander, Salamanca, Soria, Jaén, Badajoz, Teruel, Burgos, Guadalajara, Toledo, Alava, Ciudad Real, Cáceres, Palencia, León, Zamora, Segovia, Logroño, toda Galicia y tierras de Portugal.
Es entonces más fácil explicarse la difusión de los temas empleados a partir de la difusión de las colodras y cuernas talladas y grabadas.
Esta difusión no tiene necesariamente por qué haber sido gradual y progresiva, es decir, que partiendo de la zona Norte de España fuese paulatinamente extendiéndose hacia el Sur. Puede que debido a la trashumancia pastoril los temas se fuesen distribuyendo radialmente a partir de un núcleo central que se correspondería con ambas Castillas, Vieja y Nueva, y hoy Castilla y León/Castilla La Mancha. Hasta aquí la distribución posible de colodras y cuernas. O al revés. Queda aún por establecer la distribución de los temas y en concreto del motivo de la sirena y afines.
Considerando que éste logra una mayor profusión en las manifestaciones de la cultura material de zonas norteñas, sobre todo de las costeras, hemos de pensar en la llegada a estas tierras -en busca de pastos más ricos para sus ganados- de pastores/artistas provenientes del núcleo central, que una vez de vuelta a su procedencia originaria lleven consigo motivos nuevos que introducir en sus manifestaciones artísticas, una vez captadas de otras preexistentes en las zonas de pastos ricos, o bien si no existentes "materialmente", gráficamente en objetos muebles, sí al menos flotantes en la tradición oral local (cuentos, leyendas...) (8). A la Meseta correspondería desempeñar un gran papel en esta tarea de conexión y transmisión. No hay que olvidar que la utilización de los cuernos como vasijas o como instrumentos sonoros viene de antiguo.
Un ejemplo demostrativo de que aún en nuestros días flota en algunas zonas norteñas el mito de la sirena lo encontramos en las "xanas" del folklore asturiano (9), las "lamias" vascas (10), similares a las asturianas, y las "donas d'aigua" catalanas (11), entre otras.
Además de en las colodras y cuernas talladas se manifiesta el sentir popular hacia las sirenas y su simbolismo en otros objetos que por lo general formaban parte del vivir cotidiano. Son objeto decorativo a la vez que protector, desde la más tierna infancia del hombre, apareciendo algunas representaciones en sonajeros (12) que al mismo tiempo reciben el carácter de amuleto (13). Suelen ser de plata y van acompañados casi siempre por cascabeles, campanillas o veneras colgantes. Su cometido hay que buscarlo -según Caro Baroja- en el sonido que producen y en la protección que ofrecen. El sonido aviva los sentidos del niño y al mismo tiempo tiene la propiedad de preservar contra el "mal de ojo" o los malos actos de las brujas (14).
Otras veces la sirena aparece mirándose al espejo. Esta manera de representarla pretende hacer que recaiga sobre ella misma la mirada de aojamiento que emana (Col. Amuletos. Láms. XXIV y posiblemente XXV, algo deteriorada). También suele representarse tocando la trompeta o llevando un silbato adjunto (Col. Amuletos. Láms. XXIV, XXVI, XXVII y XXVIII). Casi siempre aparecen coronadas.
Vemos de esta manera que, como indicamos más arriba, las sirenas no suelen aparecer aisladamente, como sirena en sí, sino que gran número de veces -casi siempre- se hacen acompañar por otros objetos que completan, por así decir, su acción protectora, o en todo caso benéfica: "corazón de la vida", cascabeles, campanillas, espejos... peces, etc.
Del "corazón de la vida" dice D. Teógenes Ortego:
“A él se atribuye la fuerza organizadora, la superior energía vital, la sede de los sentimientos superiores. De aquí el empeño de reproducirlo hasta con cierta monotonía y conservar su forma típica, porque ella puede proporcionar vigor físico y espiritual a su poseedor al incorporarlo expresivamente a un dibujo inseparable (...) no sería aventurado interpretar esta representación homeopática como una supervivencia ancestral totémica de orden superior cuyos beneficios se invocan y pueden llegar del corazón de la vida, por mera asociación artística. Por extensión lo vemos aplicado excepcionalmente a seres reales y fabulosos (toros y sirenas) (...)" (15).
Consideremos, como así se pone de manifiesto en numerosos cuentos de tradición popular medieval, que las sirenas (al igual que otros seres semihumanos como las melusinas, mitad mujer, mitad serpiente) gozan de un sentido de bondad mientras no se les contradiga y se cumpla ciegamente y sin rechistar lo que indiquen. Generalmente sucede que esa prohibición de algo o ante algo, impuesta, se rompe, por lo que su protección y ayuda desaparecen. La prohibición consiste en muchos casos en que se le vea la parte inferior de su cuerpo, o se le denomine de alguna forma que haga alusión o le recuerde su existencia y su forma anterior. Cuando alguna de estas prohibiciones no se ha cumplido deja de ejercer sus beneficios desapareciendo para siempre.
Teniendo en cuenta el simbolismo del "corazón de la vida" y uniéndolo al de bondad o malicia de la sirena, podemos llegar a la conclusión de que si la sirena permanece en el primer estado, lo que interesa al hombre es seguir haciendo que se mantenga en él, no contraviniendo sus prohibiciones; pero en caso de incurrir en falta, hacer -por medio del "corazón de la vida"- que sus instintos sigan siendo sanos y de elevada espiritualidad o al menos hacer que la cara negativa no recaiga sobre nosotros.
Podríamos hablar entonces de una representación que es protectora de las propias sirenas, de cuyo mismo significado goza el espejo que a veces lleva en una de sus manos.
Curiosamente debemos advertir también la presencia de peces en amuletos y cuernas talladas. En nuestro trabajo mencionado al comienzo estudiábamos un capitel románico en el que un ser ictiomorfo (un tritón) ofrecía peces a dos personas situadas a ambos lados, con las dos manos. Ahora se trata de una sirena, un ser afín, que seguramente participa de las mismas cualidades -benéficas y maléficas- que el tritón visto.
Para D. Luis da Cámara Cascudo el pez es de imposible fijación simbólica por su antigüedad. "Símbolo fálico, símbolo solar; símbolo de vida organizada..." (16).
Con parecido simbolismo, el pez aparece en manifestaciones del arte popular anteriores a las representaciones aludidas de colodras y amuletos. En la iglesia de Cap D' Arán (Lleida) puede verse una pila bautismal prerrománica -de las que se utilizaron para el bautismo por inmersión-, que termina en su parte delantera en forma de cabeza de pez, semejando la propia pila el cuerpo del mismo. Para el arte celta y galo-romano el pez era el símbolo propiciatorio de la fertilidad de la vida, encarnados igualmente en los manantiales y cursos de agua. Símbolo que una vez cristianizado hace alusión al Bautismo (17). Encontramos, por tanto, unidos en la pila bautismal dos conceptos diferentes de una misma realidad: el pez. Un concepto primitivo que se "actualiza". Si por un lado es signo de fertilidad, bajo tres aspectos que a nuestro parecer hacen alusión a la vida y la fertilidad en el hombre, los animales y las plantas, por otro es el símbolo de un tipo de fertilidad que podríamos decir espiritual, hacia la "Vida Eterna". Es decir, la fertilidad que se logra a través de las aguas regeneradoras del Bautismo.
El primero es un concepto natural; el segundo, amplía la visión y se hace cósmico.
Después de visto este posible simbolismo del pez es más asequible el significado de la unión corazón-sirena, corazón-toro.
Casi siempre llama la atención el que los atributos femeninos de las sirenas aparezcan muy acusados. Ello bien pudiera encerrar un significado de abundancia, que unido al que entraña el “corazón de la vida”, nos llevaría a la idea de abundancia en salud vital, en todos los aspectos. Y de potencia generadora en el caso del toro.
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NOTAS
(1) LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: "Mitología en la iglesia romanica de Pinilla de Jadraque", Wad-at-Hayara, 2. Guadalajara, 1975, pp. 39-49.
(2) CARO BAROJA, J.: Trabajos y Materiales del Museo del Pueblo Español. Catálogo de la Colección de cuernas talladas y grabadas. Madrid, 1950. Vid. núms. 3.964 (Vaso. Selas); 3.965 (Colodra, Selas); 3.966 (Cuerno para "tocar a dula". Selas); 3.969 (Cuerno. Molina de Aragón); 3.982 (Cuerno aceitero. Chequilla); 2.983 (Cuerno aceitero. Checa), en la p. 23 y 6.809 (Cuerna o colodra. Ledanca) (lám. 2ª); 6.810 (Cuerna o colodra. Ledanca) (Lám. 4ª), y 6.950 (Vaso. Guadalajara), de la p. 24. También la núm. 11.018 (Cuerna o colodra. Molina de Aragón), de la p. 28.
(3) CARGO BAROJA, J.: Catálogo de la Colección de cuernas..., p. 17.
(4) Idem. op. cit., pp. 11 y 28.
(5) ORTEGO, T.: "Del arte popular soriano. Las colodras pastoriles", Homenaje a Don Luis de Hoyos Sáinz. Madrid, 1950, tomo II, pp. 282-295. Vid. desarrollo de la colodra núm. 1, procedente de Centenera de Andaluz, p. 295.
(6) Idem. op. cit., p. 285.
(7) Idem. op. cit., p. 285.
(8) LOPEZ DE LOS MOZOS, J. R.: Op. cit. Vid. 111: Religión,
mitología y folklore, pp. 45-46.
(9) LLANO ROZA DE AMPUDIA, A. de: Del folklore asturiano. Mitos, Supersticiones, Costumbres. Oviedo, 1972, p. 51.
(10) CARO BARO]A, J.: Los Vascos, 3ª ed., Madrid, 1972, p. 295. Algunos mitos españoles, 3ª ed., Madrid, 1974, pp. 33-73.
(11) Vid. bibliografía citada por CARO BAROJA sobre el tema de la "aloja" o "dona d'aigua", en Los pueblos de España, 2ª ed., Madrid, 1976, vol, II, pp. 199-200, y notas 108-111 de las pp. 211-212, en especial.
(12) CARO BAROJA, J.: Trabajos y Materiales del Museo del Pueblo Español. Catálogo de la Colección de sonajeros, Madrid, s. a., p. 7.
(13) BAROJA, C.: Trabajos y materiales del Museo del Pueblo Español. Catálogo de la Colección de Amuletos, Madrid, 1945, pp. 34-35 y láms. XXIV-XXIX.
(14) CARO BAROJA, J. Catálogo de la Colección de sonajeros, p.3.
(15) ORTEGO, T.: op. cit., p. 285.
(16) CAMARA CASCUDO, L. da: "Gorgoneion", Homenaje a Don Luís de Hoyos Sáinz, Madrid, 1949, tomo I, p. 73. Vid. "Peixe".
(17) SERRATE FORGA, J.; El arte románico en el Cap D'Arán, Lérida, 1975. Vid. fots. de la iglesia de Cap D'Arán. Sin paginar.