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El carácter de encrucijada de caminos ha propiciado a Tordesillas, a través de los tiempos, determinadas particularidades a su idiosincrasia que le hacen, si no diferente a los pueblos de su entorno comarcano, sí de alguna manera singular.
Uno de esos aspectos diferenciadores lo hemos encontrado significativamente plasmado en el lenguaje, que hasta hace bien poco tiempo se había mantenido como herencia idiomática de nuestros ancestros bajo medievales.
Y así, a la supervivencia de vocablos de exquisita pureza de los dialectos leonés y castellano, en su sentido más estricto (en el s. X hay una "gobra" que derivará en "güebra" o "huebra"), nos encontramos, sorpresivamente, otros de origen foráneo pero que fueron asumidos por la colectividad rural hasta llegar a ser de uso común en la jerga vecinal.
Diversas han sido las razones que me han impulsado a compilar todas las voces que aquí se presentan:
Por un lado, la inexistencia de estudios locales sobre tal material.
Contribuir, por otro, a la pervivencia de un bagaje cultural heredado en vías de ineludible pérdida.
Trasladar a las generaciones más jóvenes, uno de los aspectos tan humanos como es el lenguaje, que no puede ser contemplado en el marco de un museo o en alguna exposición fonográfica al respecto.
La presente es tan sólo la selección que he considerado más significativa de entre otras muchas palabras, que por ser de mayor difusión geográfica, no dejan, por ello, de correr el peligro del olvido.
Todas han sido recogidas en lo que podemos llamar trabajo de campo, es decir, en conversaciones directas con personas, por lo general mayores de 70 años, de distintas esferas sociales y ocupaciones laborales ya caducas, cuantiosas horas entre documentos del pasado de la villa y el cotejo con diccionarios de ediciones ya olvidadas. El orden alfabético disimula en modo alguno el ámbito o la actividad de origen, pero no es difícil intuir los predominantes: La agricultura, la ganadería, la manufactura y el comercio (de ámbito extra comarcal los últimos, con voces originarias de Asturias, La Rioja, León, Salamanca, Segovia y Soria).
El hecho de ser expresiones vulgares (mejor diría espontáneas, propias del lenguaje rudo que propicia la ocupación primaria y el ambiente de la comunidad vecinal) y coloquiales, debería excluir su aparición en los Diccionarios de Autoridades y de la Real Academia de la Lengua, pero la realidad demuestra que no es del todo exacto si nos retrotraemos a ediciones de 1884 y anteriores, en la observación de cierto número de vocablos, en efecto, puramente testimonial.
La peculiaridad de dicho lenguaje, mantenido por nuestros ancestros durante generaciones, se pierde entre la indolencia de algunos, la sonrisa sarcástica de otros y la indiferencia de la mayoría. Y yo no me resisto frente a justificaciones venidas en aras de ultracorrecciones vitalistas o reacciones puristas de incuestionable tradición en la fenomenología del desarrollo del castellano, pero ello no haría sino confirmar, más si cabe, las tensiones internas propias de una lengua viva en proceso de consolidación. Sin embargo, dicho olvido no me parece ni justo ni propio de una sociedad como la nuestra.
GLOSARIO DE VOCES TORDESILLANAS
A
ÁBATE: m. Expresión que se emplea para estimular en las personas determinadas actitudes de asombro. (Ábate lo que vi ayer).
ACALCAR: trs. Por recalcar. Ajustar, apretar mucho una cosa contra otra. Llenar mucho una cosa contra otra, apretándola para que quepa más.
ACIAL: m. del árabe aziyar. Instrumento para sujetar a las bestias por el hocico. (Pon el acial a la Morucha para llevarla al mercado).
ALBAÑAL: Del árabe albaniya. Canal o conducto que recibe y da salida a las aguas inmundas (V. colaga).
ALMÓNDIGA: f. Por albóndiga. Del árabe albóndoca. (¿Qué hay de comida hoy? ¡Almóndigas!).
ALMURRIÓN: m. En Salamanca y Valladolid almorrón. Caballón, lomo de tierra para diversos fines. Generalmente cada uno de los lomos de una reguera. (V. regadera).
ALUMBRAR: intr. Desahogar, desembarazar la vid o cepa de la tierra que se le había arrimado, para abrirla a fin de que, pasada la vendimia, pueda introducirse agua en ella. (Venimos de alumbrar el majuelo).
AMUELAR : trs. En Cantabria y Salamanca, enfadarse, enojarse (¡No te amuela!: ¡No te fastidia el sinvergüenza éste!).
ANDORGA: Del árabe ondoca. Barriga. (Tiene la andorga llena).
ARNERAS: f. pl. Vocablo usado para designar la ribera del río Duero, el espacio comprendido entre el puente y toda la parte del mirador del Palacio. En el Diccionario de Autoridades encontramos Arnera como: Tierra difícil de labrar. (Bajamos a las arneras).
ARRAMAR: trs. Por derramar, caer, verter un líquido. (Arramó toda la leche).
ARRAMPLAR: Por arramblar. Arrastrarlo todo, llevárselo con violencia. (Arrampló con todo lo que había en la mesa).
ARREA HICHI: conj. Exclamación de asombro. (¡Arrea hichi!).
ARREBAÑAR: trs. Por rebañar. Juntar y recoger una cosa sin dejar nada. (¡Arrebaña bien ese plato!).
ARREÑAL: f. Por herreñal o herrenal. En Salamanca terreno que se siembra de herrén (forraje verde de avena, cebada, centeno, trigo u otra gramínea que se da al ganado). (Ví a tu padre en el arreñal de...).
ATUSAR: trs. del latín attonsus. Componerse, arreglarse o adornarse convenientemente. (Anda. Atúsate un poco para salir de paseo).
CHAIRA: f. Cuchilla de los zapateros para cortar la suela. Por extensión navaja común. (Tomás tiene una chaira nueva).
AVIADO: trs. Estar rodeado de dificultades o contratiempos. (¡Aviado está el pobre hombre!).
AZENORIA: f. De azanoria. Por azanahoria o zanahoria. (Sra. María, póngame Ud. un kilo de azenorias).
B
BARREÑÓN: m. Por barreño. Vasija de barro u otro material, más ancho en la boca que en la base, que sirve para fregar en la cocina. (Déjame el barreñón para fregar los cacharros de la comida).
BARRUNTAR: trs. Prever, conjeturar o presentir algún indicio o señal. Empleo de carácter supersticioso que como sobreapodo se asignaba al enterrador. (Date la vuelta que por allí viene "Barrunta el Seco").
BERRETE: m. Mancha de comida en torno a la boca. Y por extensión cualquier suciedad o escurridura. (¡Límpiate esos berretes!).
BURRAJO: m. Por borrajo. Estiércol seco de las caballerías. Se usa aquí para designar la paja que el viento lleva fuera de las eras amontonándola en los ventisqueros, se recoge para diversos usos tales como, cocinas de paja, cama de animales, fabricación de adobes y en pudrideros para abono de las tierras de labor. (Ayer hubo mucho aire; habrá gran cantidad de burrajo).
C
CAMPANTE: adj. Ufano, satisfecho. (Se marchó tan campante).
CANGUINGOS: s. Por gandido, p. p. de Gandir. Hambriento. En frase exhortativa. (¿Qué llevas en el capacho? Canguingos echados a la jota).
CAPACHO: m. del árabe cafaa. Espuerta de juncos, que suele servir para llevar fruta de una parte a otra. Aquí para ir a la compra. (Coge el capacho y ve a por un kilo de patatas).
CARAJILLO: m. Bebida que se prepara añadiendo un licor alcohólico fuerte al café caliente. (Me desayuno con un carajillo).
CELACHE: Parte de la frase proverbial "Celache con celache" próxima a: "Cada cual con cada quien".
CERMEÑO: m. Por cermeña. Especie de peral, con hojas en forma de corazón, velludas por el envés, cuyo fruto es la cermeña, que madura a fin de primavera. (Merendaron cermeños).
CHANGARRO: m. Cencerro del ganado vacuno. Por extensión buey manso que sirve de guía en los encierros de las toradas. (El Toro de la Vega viene con cuatro changarros).
CHAPE: s. Parte de la expresión exhortativa: "Chape chape". Sensación de recuerdo melancólico o triste. (Al verte le dio el chape chape).
CHISCAR: intrs. Encender con el chisquero. (Chíscame el cigarro).
CHISQUERO: m. Encendedor a mecha. (Déjame el chisquero).
CHISTO: m. También chista. Rama seca que va quedando en las partes inferiores de los troncos y copas de los pinos. Se cortan y acarrean para las cocinas de paja. El nombre le viene, quizás, de las numerosas chispas, del chisporroteo que produce su combustión. (Vicente viene del pinar de la Vega con una carga de chistos).
CHITAZO: m. Golpe, tropezón involuntario y doloroso, que se recibe en los dedos de los pies cuando se camina con ellos descalzos. (Anda cojo porque se dio un chitazo).
CHUSQUÍN: adv. Al bies, al sesgo, al través, de forma oblicua o torcida. (Lanzó la pelota al chusquín).
CÍTARA: f. Saliente con dos aguas y una pequeña ventana o tragaluz, que sobre una de las aguas de los tejados, por lo general en la orientada al medio día, se sitúa para salir al mismo cuando se precisa efectuar alguna reparación. (Abre la cítara y sal a arreglar la gotera del tejado).
CLAVIJAL: m: Por clavijero. Parte del timón del arado en la cual están los agujeros para poner la clavija. Extremo de los cintos o ceñidores en el que se encuentran los agujeros para el clavillo de la hebilla. (Se ha roto el timón por el centro del clavijal).
COGORNIZ: f. Por codorniz. Ave gallinácea común en España y carne muy apreciada. (Antonio ha cazado 20 cogornices).
COLAGA: f. También colagón y colagua; tubería, canaleta o cualquier otro conducto, para la evacuación del agua de lluvia, residuales o fecales. (Desatasca la colaga para que salga bien el agua).
COLGADIZO: m. Especie de sotechado que se estriba en las paredes laterales y sirve para guarecer las cosas de la lluvia. (He dejado la bici en el colgadizo).
COSCOJO: m. del latín cusculium. Pieza que gira en los extremos de los bocados de las caballerías. La que gira en el lado de la hebilla que sirve de tope al clavillo. (Se ha perdido el coscojo de la hebilla).
CUCHAR: f. Por cuchara. Antiguamente medida de granos, la tercera parte del cuartillo y duodécima del celemín. Especie de tributo o derecho que se pagaba por los granos. (Voy a comer, ponme la cuchar).
CUEZO: m. Pequeña artesa de madera en donde se echa la comida de los marranos. (Trae el cuezo y prepara la panija a los marranos).
CUCHARENA: f. Por cucharrena. En Segovia y Soria, paleta con agujeros para usos culinarios. (La cocinera utiliza la cucharena para sacar el huevo de la sartén).
CUÉVANO: m. del latín cophinus. Cesto de mimbre, hondo, más ancho en la boca que en la base, que sirve para llevar la uva al lagar y otros usos hortofrutícolas. (El cuévano está lleno de tomates).
D
DALEADO: p. p. Por ladear. Inclinar hacia un lado una cosa. (Esa pared está daleada}.
DECA: Echar una...: Morfema que sólo se emplea en la frase "Echar una deca", para indicar la cantidad de vino a tomar, la cabida de un vaso mediano.
E
ESCUEZCAS: intr. Por escocer. Irritación de la piel molesta y dolorosa. (Sécate bien la cara cuando te laves para que no te escuezcas).
ESGAÑITAR: Por desgañitarse. Gritar o vocear con violencia. (Grita tanto que se va a esgañitar).
ESGARRAR: trs. Por desgarrar. Apartar, separar con violencia una cosa de otra. (Fue a por nidos y se esgarró los pantalones).
ESMIRRIADO: adj. Por desmirriado. Flaco, consumido. (El pobre está esmirriado).
ESNUCAR: trs. Por desnucar. Sacar de su alojamiento el hueso de la nuca. (Ten cuidado que vas a esnucarte).
ESPACHURRAR: trs. Por despachurrar Aplastar una cosa estrujándola o apretándola. (Tuvo un accidente y se le espachurraron los dedos de la mano).
ESPAMPANAR: trs. Por despampanar. Fam. lastimarse gravemente a consecuencia de una caída o de un golpe. (Se cayó de la bici y se espampanó). En una primera acepción significa quitar los pámpanos a las vides, que es, al decir de los muy mayores, el único oficio que no quiso el diablo; no es extraño, pues, tal pervivencia en tierras que fueron de vides.
ESPANZAR: trs. Por despanzurrar. Romper a uno la panza. (Se lanzó de cabeza al agua y se espanzurró).
ESTAMPANAR: trs. Por estampar. Arrojar a una persona o cosa, haciéndola chocar violentamente contra algo. (Si te doy un bofetón te estampano la cara).
ESTRONCAR: trs. Fam. cortar o descoyuntar el cuerpo o parte de él. (El carro se estroncó a mitad del camino).
ENCHOPAR: trs. Calar, empapar, humedecer una cosa en extremo. (Si sales ahora, con lo que llueve, te vas a enchopar).
ESPIGAR: trs. Del lat. spicare. Coger las espigas que han quedado en los rastrojos después del acarreo. (Las espigadoras salen antes del alba y vuelven a media mañana).
ESCARIAR: pronl. En Salamanca escarear Resquebrajarse y abrirse la piel por el frío y el exceso de humedad. (La piel de los niños se escaria pronto porque es muy delicada).
ESCOCERA: f. En las tierras de labor, zona aislada en la que ha crecido grama. (La partija está llena de escoceras).
EMBARRAR: trs. Cubrir, pintar las paredes con barro (con la caliza blanca de las cuestas de los cerros, para blanquear las paredes de las habitaciones de las viviendas). (Vamos a embarrar la casa porque el mes que viene se me casa una hija).
ENREDATAR: intr. Por liar. Sujetar o envolver una cosa con cuerdas, cintas, etc. (El ovillo de lana está muy enredatado).
ESCACHAR: trs. Cascar, aplastar, romper. (La sandia se escachó).
ESCALDAR: trs. Bañar o lavar con agua muy caliente. (Se escaldó las manos).
F
FARDAR: trs. Presumir. (¡Cómo te gusta fardar!).
FARDEL: m. Saco o talega que llevan regularmente los pobres, pastores y caminantes, para las cosas de comer u otros usos. Por extensión vestimenta andrajosa y contrahecha. Persona desaliñada. (Llevas esa falda como un fardel).
FÁRFULA: Por fárfara. Del árabe hálgal. A medio hacer sin el último remate. (La herida se ha cerrado en fárfula).
FATO: adj. En Asturias, Huesca y La Rioja, fatuo, presumido, vanidoso, estúpido. Se utiliza siempre en tono despectivo. (Quita de ahí fato).
FORAÑO: Del latín foras. adj. Exterior, de fuera. Aquí, concretamente, por tradición, toda la zona urbana surgida fuera de la muralla medieval que circundaba la villa. (Vive en el Foraño).
FOSCO: adj. Pelo alborotado o ahuecado. (De pelo fosco).
FRIERA: f. Sabañón que sale en los dedos de los pies. (Tiene los pies llenos de frieras).
G
GALOCHA: f. Calzado de madera Con refuerzo de hierro, que se usa para andar por la nieve, lodo o suelos muy mojados. Almadreñas. (Si vas a salir a la calle, ponte las galochas).
GIGANTEA: f. Girasol. (He sembrado giganteas en el melonar).
GIGANTILLA: f. Figura artificial con cabeza y miembros desproporcionados. (Parece una gigantilla).
GINCHONES: m. Ronchones, granos purulentos.
GÜEBRA: Por huebra. f. Espacio de terreno que ara en un día una yunta de bueyes; superficie equivalente a dos y media iguadas, o lo que es lo mismo 665 estadales, es decir 92,5 áreas. Los pequeños labradores poseedores de un par de mulas, se alquilan por huebras para las labores puntuales del campo. (Mañana voy a echar la güebra para Valentín Marcos).
H
HERRADA: f. Cubo de madera, con grandes aros de hierro o latón, y más ancho por la base que en la boca. Por extensión el mismo objeto de cualquier material. (Acércame la herrada con agua).
HICHI: Segunda parte de la exclamación admirativa "¡Arrea hichi!", equivalente a: ¿No me digas?, ¡Pero bueno!.
IGUADA: f. Antigua medida de superficie, equivalente a 266 estadales, es decir 37 a. (La partija es de una iguada).
J
JIJAS: pl. En León y Salamanca, brío, valor audacia, fuerza. (Está sin jijas).
LEGUI: m. Polaina de cuero o tela de una sola pieza. (Mañana, para ir de caza, me pondré los leguis).
LINCHERA: f. En determinados juegos infantiles, ventaja convenida entre contrincantes. (Te doy una linchera de 100 m.).
M
MAJAR: trs. del lat. malleus. Descascarillar los cereales golpeando con la maceta. (Estamos majando la espigarura de esta mañana).
MANOJO: m. del lat. manipulus. Referido al haz de sarmientos trenzados. (Trae unos manojos para caldear el ambiente mientras preparamos el mondongo).
MECHIRACHA: Primera parte de la locución dubitativa ¡Mechiracha mechiroche!, equivalente a: ¡Sí sí! ¡Ya, ya!.
MELANDRINAS: pl. De melindre. Persona afectada de excesiva escrupulosidad. (Es un chupa malandrinas para comer).
MELAR: trs. Voz propia de estas tierras vallisoletanas para indicar la acción de marcar el ganado lanar después del esquileo con el hierro propio y pez derretida. (Voy a melar las ovejas).
MELUCA: f. Lombriz de tierra de color rosáceo y forma cilíndrica, más estrecha en el extremo en donde está la boca. Sirve como cebo para pescar, según determinada arte. (Busco melucas para pescar mañana).
MOÑIGA: f. Por boñiga.
MUCHAR: trs. Por mochar. Aplícase, particularmente, al golpe o embestida del cornúpeta a una persona. (Salió a torear y le muchó el novillo).
MULADAL: f. Por muladar. (Llevé los desperdicios al muladal).
N
NINCHI: Exclamación admirativa.
O
OBLADA: f. Panecillo que sirve de ofrenda para los difuntos. Como vestigio de aquello, panecillo relleno de arrope que los niños van a comer el día de difuntos en torno al camposanto, en tono festivo. (Los niños se comieron la oblada).
P
PALANCANERO: m. Por palanganero. Antiguo mueble de madera o hierro, por lo común de tres pies, donde se coloca la palangana, a veces un jarro con agua, el jabón y la toalla para el aseo personal. (El jabón no está en el palancanero).
PAN y MANTA: En determinados juegos infantiles, exclamación de santo y seña de seguridad y guarda. (Pan y manta, no me puedes coger, espera un poco).
PANIJA: f. Molienda de cebada u otros cereales, que se da como alimento a los animales. Puede ser de uno o varios cereales mezclado a modo de morcajo. (Ya es hora de echar la panija a los marranos).
PANDORGA: adj. Persona despreocupada y lasa en sus acciones y principios éticos. (Miguel es un pandorgo de mucho cuidado).
PALANCANA: f. Por palangana. Vasija redonda con borde más o menos amplio, que sirve para el aseo personal. (Llévate la palancana).
PAPO: Del latín Papae y este del griego (…). Exclamación admirativa con multitud de significados y fuerza expresiva equivalente a: ¡Ostras!, ¡quia!, ¡bueno!, ¡ah!, ¡oh!, etc. y otros de sonido bastante más fuerte. (¡Papo, que tarde vienes!)
PARALÍS: f. Por parálisis.
PARTIJA: f. Pequeña porción de terreno cultivable, resultado de la partición de una hijuela o el reparto de tierras comunales. (Tengo una partija en el pago de las Contiendas).
PARVA: f. Mies en la era, trillada y amontonada en espera de la limpia. -Pequeño desayuno que a mitad de mañana, tomaban "Los tiradores de mosto", conocidos comunmente por el nombre de "Coritos" hasta finales del pasado s. XIX. En la actualidad se ha recuperado para indicar el desayuno de chocolate, churros y aguardiente, después de cada uno de los encierros de las fiestas patronales. (Antonio y Juan nos esperan para la parva).
PELUJO: adj. Por despeluzar. Peludo, despeinado, desgreñado, tener el pelo enmarañado. (Con esas greñas estás hecho un pelujo).
PETA: adv. Engaño, falsedad. (Lo del anuncio era una peta).
PINGURUTA: adv. Por pingorota. La parte más alta y aguda de cualquier cosa elevada. (Se subieron hasta la pinguruta).
PINTINIAR: intr. e imper. Por pintear, lloviznar. (Parece que empieza a pintiniar).
POTA: f. Especie de puchero u olla panzuda, en hierro o barro esmaltado, con dos asas en la boca, que sirve para guisar, en principio, en las cocinas de paja y leña. (Haremos el cocido en la pota).
PUCHAS: f. pl. Por puches. Masa de cualquier clase, desleída en abundante agua a modo de puchada. Por lo general referido a las comidas que se hacían para los animales domésticos. (La masa para los bollos te ha quedado como puchas).
Q
QUEBRADO: Estar...: Se aplica a los niños recién nacidos a quienes se les ha formado una hernia umbilical. (El niño de Manuela está quebrado).
R
RAMPALLO: m. Locución intimidatoria que se emplea para atemorizar a los niños. (¡Que viene el rampallo!).
RAMPOJO: m. Escobajo que queda después de quitar los granos de uva al racimo. (Le dejó con el rampojo en la mano).
REGAÑO: adv. Lanzar con violencia y mala intención. (Pedro se enfadó con María y le tiró un plato a recaño).
REGHUZ: m. Peón. Juguete de madera, de forma cónica terminado en punta metálica, al cual se le arrolla una cuerda para lanzarlo y hacerlo girar. (Deja a los muchachos que se diviertan jugando con el rechuz).
REGADERA: f. Por reguera. Almorrones o caballones, próximos entre sí, para que discurra el agua de riego entre ellos. (Prepara la regadera, vamos a regar las tomateras).
RINGONDANGO: m. Por ringorango. Cualquier adorno superfluo o extravagante. (Anda, quítate eso, que no hace falta que te pongas tanto ringondango encima).
ROBLA: f. Pago de la...: Fue un tributo de pan, vino y cierto número de reses viejas que, además del arriendo, pagaban los ganaderos trashumantes al dejar, a fin de verano, los pastos de las sierras. (En la Robla tengo seis iguadas de pan).
RONCHÓN: m. del latín runcare. Aumentativo de roncha; bultillo que se eleva en forma de haba en el cuerpo de los animales. Por extensión herida por rozadura que, debido a la profundidad de la misma, al cicatrizar forma una postilla abultada. (Al caer de la bici se hizo un ronchón en el brazo).
S
SADURA: f. Por asadura. Conjunto de las entrañas del animal. (El mendigo se llevó la sadura del marrano).
SALGAREDO: m. Por salgareño. Variedad de pino.
SANAVO: m. Persona a la cual se le caen los objetos de las manos. (¡Eres un sanavo!; otra vez dejaste caer el vaso).
SERBUS: m. Mezcla de varias sustancias que se emplean para dar lustre al calzado. Betún. (Antes de salir de paseo, dale un poco de serbus a esos zapatos).
SIENSO: m. Animo, espíritu, fuerza moral o física, voluntad. (No tiene sienso ni para levantar una pluma).
SOPAPO: m. Bofetada, tortazo, golpe dado con la mano abierta en la cara. (¡Si te doy un sopapo te pongo la cara del revés!).
SOPAZAS: f. pl. Aumentativo de sopas. Apanarrado. Aplícase a las personas que por haber tenido una vida fácil y relajada, se muestran, por lo general, torpes, de pocos recursos mentales y lentos en sus reflejos. (El no tiene la culpa de ser un sopazas).
T
TAMUJA: f. Hojarasca seca de los pinos. (Trajo una carga de tamuja del pinar de la Vega).
TENTEMOZO: m. Palo que se cuelga del pértigo del carro y, puesto de punta contra el suelo, impide que aquél caiga hacia adelante. (Ayúdame a poner el tentemozo del carro).
TERREPLÉN: m. Por terraplén. (Se cayó por un terreplén).
TESTARAZO: m. Golpe dado con la cabeza. (Al volver la esquina se dieron un testarazo).
TOBA: f. Voz para llamar al perro.
TRANCAZO: m. Golpe dado con la tranca, palo o cualquier otro objeto. Caída brusca y aparatosa. (Al caer se propinó un buen trancazo).
TUFIÑAS: adj. pl. Por tufillas. Persona estúpida y enfadadiza. (Es un tufiñas, no se puede jugar con él).
V
VIRÚS: m. Locución temporal equivalente a: Instante, momento fugaz, santiamén. (En un virús).
Z
ZANCAJO: m. Parte del calcetín o media correspondiente a la zona del talón, en especial cuando está rota. (Tiene el calcetín hecho un zancajo).
ZURRIDO: m. Golpe fuerte dado con la mano o cualquier otro objeto. (Al caer del carro se dio un buen zurrido).