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Revista de Folklore número

173



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UN VALLISOLETANO, SOLDADO BENEMERITO EN FILIPINAS Y FABRICANTE DE LOZA

FERNANDEZ HERRERO, Luis

Publicado en el año 1995 en la Revista de Folklore número 173 - sumario >



La fábrica de loza de Francisco Fernández en la calle Santa Lucía del barrio de San Juan de Valladolid, consiguió, en el último tercio del siglo pasado y bien avanzado éste, un merecido renombre. La calidad de sus piezas satisfizo durante una época las necesidades domésticas de los vallisoletanos, sobre todo, en la producción más característica y que ha llegado con una cierta integridad hasta nosotros: la loza blanca opaca, sólida, práctica y con una decoración austera o sin adorno alguno. Fue bien acogida por el público e iba con sus gustos.

De diversos aspectos de dicha fábrica, de su iniciador Francisco Fernández y de su yerno y sucesor, Saturnino Mayo, se han ocupado: Agapito y Revilla (1) al comentar la calle Santa Lucía, María Antonia Virgili (2) al estudiar la arquitectura vallisoletana de 1851 a 1936 y Primitivo González (3), en el completo estudio de la alfarería de Valladolid, analizando el valor artístico y utilitario de la elaboración de Santa Lucía.

Pretendemos a través de los datos de los archivos, conocer quiénes eran estas personas, Francisco y Saturnino, de donde venían, algunas circunstancias que acompañaron parte de sus vidas y cómo son un capítulo de la alfarería de nuestra ciudad.

El ALFARERO FRANCISCO FERNANDEZ

La primera noticia que tenemos del fundador de la fábrica que tomó el nombre de su calle, es de 1854 (4), el motivo, su matrimonio con María de Castro. La filiación completa del novio es, Juan Francisco Fernández del Campo, de 25 años de edad, natural del puerto de Santoña. Padre, natural de Entrambasaguas y madre de Pontones. María de Castro, tiene 26 años, es de la ciudad, cuarta hija del segundo matrimonio del alfarero Cándido de Castro, nacido en Bilbao. Antes de la boda, María, vive con su familia en la calle de la Cruz (5), Cruz Verde (6) y en 1848 (7) en la calle de la Cadena.

El matrimonio Francisco y María, en 1856 (8), tiene el alfar en Espanta el Gato, 2 (hoy Don Pedro de Lagasca) del barrio de San Andrés. En la acera de los pares sólo hay esta vivienda. Enfrente, en los impares, Inocencio Meneses, también es del gremio. En 1859 (9) aparecen en Labradores, 24 y allí en 1861 (10), les nace su hija Telesfora.

En la década que empieza en 1860, comienza un crecimiento vertiginoso de la población del barrio de San Andrés. La aglomeración de las casas, acrecienta el peligro de incendios. Un vecino de Labradores, 28 (11), denuncia ante el ayuntamiento, el riesgo de incendio por la proximidad de la fábrica de loza; seguramente, una queja más seria a las que ya estaría casi acostumbrado Francisco Fernández. Evitando complicaciones y buscando posibilidades de ampliación en el futuro, en 1864 (12), Francisco Fernández y familia, se trasladan a Santa Lucía, 48 en el barrio de San Juan, casi limitando con el portillo de la Pólvora y en la cercanía del Esgueva.

SATURNINO MAYO.

En 1846 (13), nace Saturnino en Valladolid, hijo de Ramón Mayo, natural de Villafranca del Campo en Teruel y de Casimira Alba de Cevico de la Torre. Viven en el barrio de San Ildefonso, "fuera de puertas" (14), más allá de la monumental puerta del Carmen edificada entre dicho convento y el de las monjas de Sancti Spíritus, son los arrabales de la ciudad, donde viven esta "gente oscura y trabajadora, artesanos y menestrales". El padre con el oficio de esquilador, el hijo mayor le sigue en esta actividad. En el padrón municipal de 1862 (15), Saturnino es el segundo de cuatro hermanos, y con 17 años de edad, dice "estudiante siempre", algo inusual en una familia de jornaleros, con trabajo a temporadas y donde no se puede desperdiciar un jornal. A los 18 años de edad, en 1864 (16), Saturnino se presenta como soldado voluntario. Desconocemos la justificación de esta decisión, pero sí hay un respiro económico en la familia y abren una tienda abacería.

Desde el ingreso en filas de Saturnino Mayo Alba, el 12 de junio de 1864, hasta el 15 de enero de 1878 en que se retira, hace un total de servicios efectivos de 13 años, 7 meses y 3 días, como puede leerse en su hoja de servicios de la Brigada Sanitaria de la Península (17). Firma la continuación en el servicio en dos ocasiones, cada una por un periodo de seis años. Su primer destino, son los hospitales militares de Madrid y Zaragoza. En menos de un año es ascendido a Cabo 1º y a Sargento 2º en 1869. En 1870 embarca hacia Filipinas donde permanecerá más de siete años, prestando como sanitario los servicios de su clase. Interviene en tres acciones notables, en la insurrección militar de Cavite en 1872, en 1874 desde Cotobato en una expedición contra los moros de la sultanía de Balayan y en 1876, nueva expedición a Joló. Por los servicios en la plaza de Cavite, es ascendido a Alférez y por su participación en la expedición que partió de Cotobato, declarado Benemérito a la Patria. Si en los últimos años de España en Filipinas fueron continuas las hostilidades y sobresaltos, no lo fueron menos, en los siete de Saturnino en Ultramar. En enero de 1877, cumple el tiempo reglamentario de permanencia en las islas. En el mes de mayo se encuentra en la península y pasa dos meses de permiso en Valladolid. Deja su vida militar en enero de 1878, siendo éste el resumen de una actuación notable.

Regresa Saturnino a Valladolid (18) cumplidos los 32 años y a efectos de retiro como Sargento 1º. Pasa los primeros meses del año con sus padres y hermanos. El lugar es el mismo, derribadas las puertas del Carmen, ahora es calle de Puente Duero, no más de una veintena de casas molineras y corrales a uno y otro lado en lo que será pasados bastantes años, el segundo tramo del paseo Zorrilla. En el padrón de dicho año, 1878, en la casilla correspondiente a oficio, además de militar retirado, escribe: Practicante. Es razonable que hubiese obtenido esta categoría sanitaria, después de haber pasado años en hospitales con incesante actividad.

No sabemos en qué momentos o circunstancias conoció el recién licenciado a la que sería su mujer, Telesfora Fernández, hija del fabricante de loza de la calle Santa Lucía. Quizás en los dos meses de licencia del pasado año. El caso es que en el mes de mayo contraen matrimonio en la Iglesia de San Juan (19). El novio, que como decíamos tiene 32 años, casi dobla en edad a la novia que tiene 17. En el libro parroquial, puede leerse, de profesión, Cirujano Dentista.

El 4 de junio de 1875 se creó oficialmente en España el título de Cirujano Dentista. Los practicantes dispusieron por R.O. de dos años, hasta octubre de 1877 para convalidar el título de nueva creación. Saturnino Mayo, recién llegado a la península en enero de 1877, dispuso de unos meses para conocer la situación, meditar su futuro y aprovechar esta oportunidad de iniciarse en una tarea sanitaria, que en su actividad más elemental, no le resultaría desconocida.

El padrón del barrio de San Juan de 1878 (20), dice que Saturnino y Telesfora viven con los padres de ésta en Santa Lucía. No hemos podido encontrar datos respecto al posible trabajo de Saturnino como Cirujano Dentista. En dicho padrón, declara como oficio: "retirado". La situación familiar debió ser favorable para padres e hijos. Francisco, era analfabeto, y encontrará en su yerno la persona de confianza para llevar la administración del alfar, cada vez más productivo y solventar el litigio que desde hace más de siete años tiene pendiente con el ayuntamiento.

Francisco Fernández, quiere construir una fábrica de loza en Santa Lucía, 48. El expediente se encuentra en Secretaría General-Documentos Municipales (21) y trata de la documentación previa a la construcción de la fábrica. Son más de cincuenta folios con plano de la zona. y alzados del edificio.

Proceso algo farragoso, que simplificado, vale la pena conocerlo. Demuestra la paciencia de Francisco Fernández, llegando a un acuerdo con el ayuntamiento, creemos, según su conveniencia.

El 30 de enero de 1877, Bonifacio Rivero, Maestro de Obras en representación de Francisco Fernández, pide licencia al ayuntamiento "para construir casa de nueva planta a continuación de la que habita y pertenece a Santa Lucía, 48", con destino a fábrica de loza y solicitando parcela correspondiente a la vía pública, acompañando plano (Fig. 1) y alzado del edificio. Fue concedido por acuerdo municipal de la misma fecha que la licencia el 19 de febrero de 1877. El 5 de octubre de 1877, propietario y responsable de la obra, pidieron alineación al no haberse dejado expedito el terreno cedido por el acuerdo citado. Las obras habían comenzado, estaba edificado "hasta la tercera fila de piedras de sillería, pero no se había continuado por no estar señalada la dirección por el costado de las murallas". Al llegar a la altura de la caseta de humos, se le mandó parar mientras no se fijara la alineación hasta el puentecillo del Esgueva. "Evasivas, disculpas y aplazamientos", fueron la respuesta, como dice Bonifacio Rivero, y añade: "mientras el arquitecto municipal y auxiliares se dedicaban a construir la cascada". Se paraliza la obra por no estar terminado el proyecto de alineación de los Vadillos.

Hay un paro de cinco años en los que no tenemos noticia de los solicitantes ni de la alcaldía. En 1882, el solar se ha convertido en un vertedero y hay una denuncia e informe del Alcalde de Barrio, Nicasio Pérez. Se insta al dueño a que ponga una valla o bien termine la obra y se fija un plazo. Incumplido éste, se multa al propietario. Sucediéndose, notificaciones, disposiciones e informes. La alcaldía basándose en el asesoramiento del Arquitecto municipal y la Comisión de obras, dictamina: la obra fue suspendida por voluntad del dueño y no hay pruebas de haberse ordenado el paro de ésta, la licencia ha prescrito y deberá solicitar una nueva. En enero de 1883, Bonifacio Rivera informa y acompaña toda la documentación posible. Siendo contestado por Benedicto, Arquitecto municipal que informa a la Comisión de obras: examinados los documentos del expediente y otros que se consideraban inexistentes, se desprende: "ha sido independiente de la voluntad del interesado de suspender la obra" y no debe exigírsele una nueva licencia; en cuanto a la mediación y tasación de la parcela, el proyecto de la alineación de los Vadillos es inminente y es conveniente esperar. A mediados de año, Bonifacio Rivero ha sido sustituido por Eugenio Calvo que firma de nuevo alzado del edificio (Fig. 2) y plano que no se encuentra en el expediente. El ayuntamiento, tras medición y tasación según el proyecto presentado, concluye: el propietario, debe dejar de su propiedad a la vía pública, 112,88 metros cuadrados y tomar de la misma 238,60 metros cuadrados, siendo la diferencia la que deberá abonar al ayuntamiento. Fijando una tasación definitiva en agosto de 1884, de una peseta por metro cuadrado, siendo el importe de 157 pesetas y 93 céntimos. Firmando el acuerdo definitivo por ambas partes después de siete años.

Saturnino, llevará el trabajo del escritorio mientras vivió su suegro. No acostumbraba a tomar decisiones sin el consentimiento de éste. Cartas del anterior expediente o incluso algo tan elemental como los padrones municipales anuales, están escritos de su puño y letra con una buena caligrafía y siempre acompaña a la firma la coletilla: "por orden de mi padre político", En 1884 (22), Santa Lucía, 48, se ha transformado. En el edificio viven trece familias, más de cincuenta personas. Casi todos los cabezas de familia son jornaleros que seguramente trabajarían en la fábrica como tales. Incluso hay un catalán, Gabriel Ramonich, "fabricante de loza", quizás fuese contratado como maestro alfarero. En este mismo año, nace Eusebio Mayo Fernández que seguirá con la tradición de sus antecesores.

Con estos antecedentes, podemos conocer mejor a estos artesanos que trabajaron en favor de una modesta industria, apreciada por los vallisoletanos.

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NOTAS

(1) AGAPITO Y REVILLA, J.: Las calles de Valladolid. Valladolid. 1937, p. 454.

(2) VIRGILI BLANQUET, M. A.: Desarrollo urbanístico y arquitectónico de Valladolid (1851-1936). Valladolid, 1979, p. 354.

(3) GONZÁLEZ. P.: Cerámica preindustrial en la provincia de Valladolid. Valladolid, Vol. 2, 1989, pp. 20-33.

(4) Archivo Palacio Episcopal. Parroquia de San Andrés. Matrimonios, Vol. 9. 1853-1861, fol. 21v.

(5) Archivo Real Chancillería. Padrón municipal, 1838. San Andrés.

(6) Arch. Padrón municipal, 1844, San Andrés.

(7) Arch. Padrón municipal, 1848, San Andrés

(8) Arch. Padrón municipal, 1856, San Andrés.

(9) Arch. Padrón municipal, 1859, San Andrés,

(10) APE. Parroquia San Andrés. Bautizados, 1861.

(11) Arch. Secretaria General, Leg. 657.

(12) Arch. Padrón municipal, 1864, San Juan.

(1.3) APE. Parroquia de San Ildefonso. Bautizados, Vol. 8, fol. 268.

(14) GARCÍA FERNANDEZ, J.: Crecimiento y estructura urbana de Valladolid. Valladolid, 1974, p. 114.

(15) Arch. Padrón Municipal, 1862, San Ildefonso, fol. 77.

(16) Arch. Padrón Municipal, 1864, San Ildefonso, fol. 464.

(17) Archivo General Militar. Segovia. Sección 1ª, División 1ª, Leg. M-304.

(18) Arch. Padrón Municipal, 1864. San Ildefonso, fol. 464.

(19) APE. Parroquia de San Juan. Matrimonios, Vol. 6, 1869-1892. fol. 105.

(20) Arch. Secretaria General, caja 347, exp. 55

(21) APE. Parroquia San Juan. Bautizados. 1884, fol, 82.



UN VALLISOLETANO, SOLDADO BENEMERITO EN FILIPINAS Y FABRICANTE DE LOZA

FERNANDEZ HERRERO, Luis

Publicado en el año 1995 en la Revista de Folklore número 173.

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