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Una Corte inquietante
Fue precisamente un rey nacido y criado en Valladolid quien trasladó la Corte a Madrid. Se ha dicho y con razón, creo yo, que las grandes ciudades, capitales de los grandes pueblos, se asientan a la orilla de los grandes ríos. Lisboa, junto al río Tajo; París, en el Sena; Berlín, a orillas del Spree; Belgrado, en la confluencia del Save con el Danubio; Bruselas, a orillas del Senne, tributario del Escalda; Roma, atravesada por el Tiber; Viena, cruzada por el Danubio...¿A qué seguir?
Valladolid está ceñida por el apretado cinturón de los ríos Esgueva y Pisuerga, y a dos pasos del padre Duero. En esto de los ríos, la Corte de las Españas salió perdiendo con asentarla junto al Manzanares, al que ya es sabido que un gran poeta madrileño llamó "aprendiz de río" y que, pasados los siglos, sigue siendo "un mal estudiante". Habría, pues, que reprochar a Felipe II que, al trasladar la Corte a Madrid, no se llevara, al menos, el río Pisuerga.
Recordemos que en el año 1559, Felipe II se llevó la. Corte de Valladolid a Madrid; que en 1601 Felipe III la trasladó de Madrid a Valladolid, y que en 1606, el mismo Felipe III decidió volver la regia residencia de Valladolid a Madrid. Estas idas y venidas fueron la ocasión de que muchos poetas, entre los más renombrados de la época, escribieran un buen número de largos romances. El maestro Alonso Cortes, que tan minuciosamente ha tratado estos temas, ha recogido en su gran obra "Miscelánea Vallisoletana" muchos de esos romances. Como una mínima parte de ellos, copio a continuación unos pocos versos de uno de aquellos romances, el que envió el Principado de Asturias a Valladolid, como "carta de consuelo".
Fermoso Valle de Olid
nuestra Castilla Vieja;
porque se te fo la Corte
nos han dicho que te pesa
y que has cubierto de luto
las Torres y tus almenas,
y que andas cabizbaja
toda llena de tristeza.
Mal pecado, non te entiendes,
antiguo pueblo en nobleza,
que sin Corte sodes Corte,
sin los Reyes sois la Reina.
En lo más fértil de Campos,
vos gozades la excelencia
la mayor que goza España
de Gijón a Cartajena
Tú eres la regalada
de ese tu viejo Pisuerga
que corre junto a tus muros
con deleitosa ribera.
Madrid contaba a la sazón con seis mil vecinos, que vivían en dos mil casas. Como ha escrito Fray Justo Pérez de Urbel, "el capricho de un rey quiso convertir la pequeña población de labradores y pastores en el centro de una gran monarquía". Aquel Madrid, según todos los testimonios, era un pueblo de aspecto mísero y cochambroso. Eran los tiempos en que se arrojaban por la ventana las inmundicias al grito previo de "¡Agua va! ". Abundaban los mendigos de una manera dolorosamente asombrosa. Andar de noche por las calles de la Corte era peligroso. La miseria era general. En tales circunstancias, se reunieron el Padre Bernardino de Antequera y los señores don Pedro Lasso de la Vega y don Juan Jerónimo Serra, y acordaron fundar la Hermandad de Nuestra Señora del Refugio. La sede de esta Hermandad fue el Noviciado que en la madrileña calle de San Bernardo tenía entonces la Compañía de Jesús, a la que pertenecía el ,Padre Bernardino de Antequera. Corría el año 1615.
Historia del Noviciado
En el año 1602, la Compañía de Jesús adquirió los terrenos de la manzana que hoy ocupan las calles de San Bernardo, Noviciado, Amaniel y Reyes. En aquellos terrenos construyó la Compañía su Noviciado, Fundación de la Marquesa de Camarasa. Se edificó una iglesia, en la que se dijo misa por primera vez el 30 de noviembre de 1602. (La adquisición de dichos terrenos había sido en el mes de julio de dicho año). Posteriormente se construyó también el llamado "Oratorio de los Padres del Salvador del Mundo", que fue entonces una de las más importantes iglesias de aquel Madrid. Los primeros jesuitas entraron en este Noviciado el 27 de septiembre de 1630. El Superior de la Compañía era entonces el Padre Luis de Palma.
El Noviciado desapareció como tal, con motivo de la expulsión de los jesuitas en 1767. Volvió a abrirse en tiempos de Fernando VII, y los jesuitas tuvieron que abandonarlo nuevamente por la desamortización de Mendizábal.
Desaparecido el Noviciado, de él no queda ahora más que el nombre dado a la calle así designada y a la estación del Metro que hay en la calle de San Bernardo, esquina a Noviciado. En aquellos terrenos fue construida en el año 1836 ,la Universidad Central, todo el caserío que ocupaba las calles antes citadas, entre cuyas edificaciones estuvo el llamado Teatro Noviciado, que desapareció en 1906 a causa de un incendio, que más tarde fue reconstruido y utilizado como sala de cine y que hoy día continúa con el nombre de "Cinema X".
La Ronda de Pan y Huevo
Y vamos con el tema capital de este trabajo: la Ronda de Pan y Huevo.
De aquel Noviciado de la Compañía de Jesús salió por primera vez a la calle, una noche del invierno de 1615, la que fue popular y famosa "Ronda de Pan y Huevo", una institución de caridad muy al estilo de aquella época, que fue creada en el seno de la Hermandad de Nuestra Señora del Refugio, como he dicho antes, por el Padre Bernardino de Antequera y los señores don Pedro Lasso de la Vega y don Juan Jerónimo Serra.
La "Ronda de Pan y Huevo" se dedicó a socorrer con un pan y un par de huevos a cuantos menesterosos hallaba por la calle. Los menesterosos, ya digo, eran legión en aquella época y muy pronto la "Ronda de Pan y Huevo" alcanzó gran popularidad. La "Ronda" no se limitó al parvo maná que repartía la Hermandad del Refugio; ésta se dedicó también a llevar a sus hospederías a cuantas personas se encontraban en la calle en trance de indigencia, a las que facilitaban albergue, y extendía su piadosa actividad a la realización de otros actos tales como visitar en sus cuevas y zaquizamíes a los pobres, asistir a los agonizantes, procurar vestido a las gentes que no tenían con qué cubrir sus cuerpos, conducir enfermos a los hospitales y locos al manicomio. Por cierto que parece ser que entonces ni siquiera un manicomio había en Madrid, puesto que, según he leído, "se llevaban los locos al Manicomio de Zaragoza".
Dadas las vicisitudes por las que, ya digo, pasó por aquellos años la Compañía de Jesús, y consiguientemente su Noviciado, la Hermandad de Nuestra Señora del Refugio hubo de "refugiarse" en la iglesia de San Antonio de los Portugueses, hoy de los Alemanes. Lo que sí es cierto es que la citada Hermandad del Refugio y, por supuesto, su ya popularísima "Ronda de Pan y Huevo", continuaron casi hasta nuestros días ejerciendo sus piadosas actividades. Y hasta qué extremo llegó la popularidad de esta Obra se explica por el hecho de que el barrio madrileño en que se halla enclavado dicho templo se le conoce todavía con el nombre de barrio del Refugio, aunque muchos de los madrileños de hoy no sepan por qué.
La iglesia de San Antonio
La iglesia hoy conocida como de San Antonio de los Alemanes es un templo de los más notables de Madrid. Está situado en un barrio antiguo y castizo, el de las Correderas. El templo está exactamente donde se unen la Corredera Baja de San Pablo y la calle de la Puebla, y tiene a su lado también la calle que lleva hoy el nombre de un ilustre matrimonio de popularísimos actores de teatro: Loreto Prado y Enrique Chicote. Perdió este barrio en parte su casticismo desde que en el año 1910 fue construída en sus proximidades la Gran Vía.
Según explica el ilustre escritor y cronista de Madrid Federico Carlos Sáinz de Robles, el templo a que vengo refiriéndome fue fundado en el año 1607 por el rey Felipe III. (Esta fecha nos recuerda que el tercero de los Felipes mandó realizar esta obra nada más regresar por segunda vez con su Corte de Valladolid a Madrid). Pero sigamos la noticia según la relata Sáinz de Robles: El citado templo fue fundado "como templo del Real Hospital para enfermos portugueses...cuando Portugal era nuestro.
Doña Mariana de Austria, segunda mujer de don Felipe IV, cuando ya Portugal no era nuestro, quitó el Hospital a los portugueses y se lo dio a los alemanes, que eran los suyos. Y en 1702, don Felipe V lo dio en administración a la Santa Hermandad del Refugio, admirable institución religiosa dedicada a recoger los menesterosos callejeros para alimentarlos y darles cobijo nocturno".
Cuando fue construido el templo de San Antonio de los Portugueses, aquellos terrenos de lo que hoy es "barrio del Refugio" eran un campo muy accidentado, montañoso, en el que se criaban gamos y jabalíes. Se inicia la calle precisamente con la construcción del templo, una calle que ya en el siglo XVII era tenida como una de las principales de Madrid. A medida que fueron talados aquellos montes, fueron dando nueva fisonomía a aquel lugar las casas y los palacios, monasterios y otros establecimientos que fueron sustituyendo al arbolado montaraz.
"El pan de San Antonio"
La "Ronda de Pan y Huevo" actuó sin interrupción durante tres siglos, y, al menos yo, no tengo noticia de la fecha en que aquella caritativa obra cesó en sus actividades. La Hermandad de Nuestra Señora del Refugio, en cambio, aún subsiste, y recuerdo que en el mes de marzo de 1956 ,di yo a "El Norte de Castilla", en mi calidad de corresponsal de dicho periódico en Madrid, la siguiente noticia: "En el salón de juntas de la iglesia de San Antonio de los alemanes, el marqués de la Romana acaba de imponer la insignia de hermano a monseñor Antoniutti, Nuncio ,de Su Santidad en España, que ha sido recibido como miembro de esta Santa, Pontificia y Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid".
En el citado templo de la Corredera Baja de San Pablo aún existe un "cepillo" destinado a recoger limosnas "para el Pan de San Antonio". Con ocasión de aquella visita que hice a aquel templo con el motivo periodístico que acabo de decir, supe que en aquel "cepillo" solían recaudarse "unas mil pesetas mensuales", que la Obra tenía cerca de doscientos hermanos, que poseía un regular patrimonio, formado por donaciones y legados, y que con las rentas de este patrimonio se atendía a las obras de caridad: ayudas a cuantos pobres lo solicitaban, y en especial a las madres lactantes, a los impedidos y a los enfermos sacramentados. Antes del colapso que sufrió España en 1936, había en el zaguán de la casa que unida al templo da a la Corredera Baja una cuna en la que podían depositarse los niños menores de cinco años que no pudieran ser atendidos por sus madres. La guerra debió de llevarse aquella cuna, pues a partir de entonces, ya no existe.
Esto quiere decir, sin embargo, que la Hermandad del Refugio y la ronda de Pan y Huevo, acaso ésta con otros medios y formas, permanecen aún. La Hermandad del Refugio envía cada año más de cien pobres a un balneario durante la temporada correspondiente, y acerca de doscientas colegialas a pasar las vacaciones del verano en las Navas del Marqués, cerca de Madrid. Estas colegialas pertenecen a la Institución-Colegio de la Purísima Concepción de niñas pobres que para la educación de éstas sostiene la Hermandad del Refugio. En dicha Institución se enseña no solamente las primeras letras, sino que en ella se cursa el bachillerato y la carrera del Magisterio, y se dan enseñanzas especiales de música, labores, taquigrafía, mecanografía y otras.
Es como una reminiscencia de la "Ronda de Pan y Huevo", pero acomodada a los tiempos actuales, sin olvidar los principios esenciales que dieron contenido a la obra, pues tanto el capellán de la citada Hermandad como los hermanos siguen estando "al servicio de la Ronda", cuidan cada día de los pobres que acuden a las siete de la tarde a comer en el Refugio, y entre éstos, no pocos transeúntes, convalecientes que salen de los hospitales y otros necesitados de asistencia.
La iglesia de San Antonio de los alemanes fue declarada el 26 de julio de 1973 "monumento histórico-artístico nacional". Y actualmente, en este templo se realizan obras de restauración, a cargo de la Dirección general de Bellas Artes, con un presupuesto que asciende a casi nueve millones y medio de pesetas, y que en la fase de terminación total de las obras, el presupuesto llegará a los diecisiete millones de pesetas. El templo está unido al conjunto de edificaciones del Hospital de San Antonio de los alemanes, y es un magnífico ejemplo de templo barroco de traza elipsoidal, al estilo de la iglesia de Sant'Anna dei Palafreinieri, de Vignola (de 573) y su evolución final en la iglesia de Vierzahnheiligen (744).
No he de detenerme ahora a describir los valores artístiscos -tanto arquitectónicos como pictóricos- de dicho templo. No he pretendido más que recoger la trayectoria que durante los últimos tres siglos ,ha seguido una obra social arraigada en lo más puro del alma de este viejo Madrid, tan rico en alientos tradicionales, costumbristas, folklóricos, que yo entiendo que merece la pena revivir de vez en cuando.