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Revista de Folklore número

159



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CANCIONES DE PANDORGA O DE ZAMBOMBA

GARRIDO PALACIOS, Manuel

Publicado en el año 1994 en la Revista de Folklore número 159 - sumario >



Ay tres cosas tiene Villena,
que no las tiene Caudete,
la priora y la chorrina
que la perchan entre dos fuentes,
ay que la perchan entre dos fuentes,
tres cosas tiene Villena.

Si le digo a Pedro, uno de mis informantes, que nunca sentí hablar de estos cantares él me dirá, con fundamento, que porque nunca había estado en Villena. A primer oído parecen fandangos adaptados a Levante, quizás subidos de Cartagena, La Unión, sabe Dios. Eso sí, lo cantan los hombres. En voces femeninas saben a bamberas, caleseras, nanas, llegados desde más al sur. El celebra que le pregunte por estas cosas que sabe (lo que más se agradece) y pone énfasis en destacar «las recaídas que hacemos», lo que en otros sitios llamarían «golpes de gracia» improvisados sobre la marcha, «que en frío es muy difícil, pero cuando ya estamos un rato de juerga salen todos a la mano», y me suenan sus palabras a entusiasmo, a ese estar poseído por los dioses, que decían los antiguos griegos, esta vez, por los dioses mediterráneos.

Los albañiles malvados
no tienen perdón de Dios,
se suben a los tejados
y de un bujero hacen dos,
de un bujero hacen dos,
ay que los albañiles malvados.

Allá van dos mil personas
que van hacia el parrandal,
echa ya la verteera
y la cuadrilla pará,
y la cuadrilla pará,
allá van dos mil personas.

«No se pueden hacer en frío porque se queda uno cohibido, incluso muchas de las letras que se saben no salen, porque uno no está en lo que está hasta que no está, y todo necesita su estar y su saber estar». Son cantares que hacen por Navidad, desde Nochebuena a Reyes, bien en las casas o en la calle, que «si hace un tiempo aparente salimos con la pandorga cantando, aquí una copica, ahí un calentico y así pasamos el rato hasta que se hace de día. Luego, a comer churros y p'alante».

Abre la puerta, María,
que te traigo el aguilando,
es un moniato caliente,
ay sopla que viene quemando,
ay sopla que viene quemando,
ay abre la puerta, María.

Ya me duele la cabeza
de mirar a los rincones,
pero no veo sacar
el plato de las colecciones,
el plato de las colecciones,
ya me duele la cabeza.

Cantares que «sacamos de cualquier asunto; aquí las llamamos canciones». Ahora no se puede inventar una porque tendría que pensarla, pero si tengo paciencia, a lo mejor le sale.

Ay me gustan los mequenotas,
que porfiar lo seguro,
ay del rey de espadas a la sota
ay para blandear los duros,
ay para blandear los duros,
ay me gustan los mequenotas.

Que para contar al revés
me ha dao Dios mucha fortuna,
nueve, ocho, siete y seis,
cinco cuatro, tres, dos y una,
cinco, cuatro, tres, dos y una,
que para contar al revés.

Antonio siempre canta con Pedro «porque llevamos mucho tiempo juntos y el cante este no es más que un mes al año, si acaso». En los pueblos cercanos también saben canciones de pandorga «pero no tantas ni tan buenas como en Villena, que es el último pueblo de Alicante». Cada pueblo quiere ser madre, cuna de algo, y le digo el cantar famoso que se escucha en todas partes, hasta aquí mismo, en una letra de su jota:

Villena tiene la fama
del vino y del aguardiente,
de las mujeres bonitas
y de los hombres valientes.

Claro que hay que ir al estribillo y ya difiere:

Arrempuja, Maruja,
piensa en las habas...

Y a otras letras y a otros estribillos:

Mi morena echó un triguito,
córtalo que ya es colorá...
Veinticinco chocitos,
un no sincero,
esas son las arrobas
que a ti te quiero.

Y a otras danzas, como el «Baile a tres», que se acompaña con bandurrias, laúdes, guitarras y castañuelas, en el que se canta esta solitaria letra al final:

Aunque tu madre no quiera
que yo tu carita vea,
por encima de ella
tengo que hacer yo una vereda
por esa carita
tan rebonita
que tienes tú.

Volviendo a lo que estábamos, uno y otro insisten en que «este cante de pandorga no lo hay en otros pueblos, que tendrán los suyos, pero este no», y abro la cuestión de si no se canta porque no se conoce o porque ya no hay gente para cantarlo. «Gente hay, pero el cante no es como el de Villena». Sobre el inventarse letras piensan que «ya hay pocas que inventar y que cada día se inventan menos, además, las que están inventadas hablan de todo de lo que se puede hablar, y más bien son picaronas a tó meter».

Ay la mujer que tiene punto,
ay el punto tiene una coma,
ay tiene que meterle punto
ay para que del punto coma,
ay para que del punto coma
ay la mujer que tiene punto.

Una mujer fue a lavar
un par de medias azules,
y se le metió una rana
ay entre el sábado y el lunes,
entre el sábado y el lunes,
una mujer fue a lavar.

María dice que ha nacido «tocando la pandorga y cantando, pero el galillo ya se me va. Hay una aldea a la que vamos todos en Navidad y es de ver la de pandorgas que se cantan; yo me agarro a tocar y no paro; se dice entre el vecindao: vamos a cantarle a esta una canción, o a la otra, y así, y nos vamos cantando a la ermita de las Virtudes y se nos va la fecha. Lo que me pasa es eso, que la olla me vuela».

En esta calle que entramos
tiran agua y salen rosas,
por eso se ha de llamar
la calle de las hermosas,
la calle de las hermosas,
en esta calle que entramos.

Normalmente, uno toca la zambomba y otro va al lado con una botella con agua para echársela en la mano conforme se le seque. José no canta y reconoce que en Villena se da «un folklore cruzado; llega el valenciano y el murciano: malagueñas, jotas, pero lo más genuino es el cantar de pandorga». Le digo que en Huelva se le llama pandorga a la cometa. Y él me dice que por aquí, la pandorga y la zambomba son la misma cosa, un instrumento de música.

Que las dos hermanitas duermen,
cara a cara, pecho a pecho,
quien pudiera coger flores
ay en aquel jardín tan estrecho,
ay en aquel jardín tan estrecho,
que las dos hermanitas duermen.

Al hilo de esta paridad levantina de los términos pandorga y zambomba, sobre "zambomba", el DA dice que es un «instrumento rústico usado por lo regular entre pastores, formado por una piel en forma de tambor, y en ella incluido un palo, que moviéndole con la mano, forma un ruido sonoro, pero desapacible y áspero», a lo que suma el DRAE que el instrumento es «de barro cocido o de madera, hueco, abierto por un extremo (que suele quedar abajo) y cerrado por el otro (arriba) con una piel muy tirante que tiene en el centro, bien sujeto, un carrizo a manera de mástil, el cual, frotado de arriba abajo o de abajo arriba con la mano humedecida, produce un sonido fuerte, ronco y monótono», y «por comparación de forma», dice Corominas, se va a «mujer ventruda». Entre las acepciones del DRAE sobre "pandorga", tenemos: 1) «Cometa que se sube en el aire», que es la usada en el sur de Andalucía. 2) «vientre, barriga, panza» «mujer muy gorda», en lo que abunda el DA: «en estilo festivo y familiar se llama la muger mui gorda, pesada, dexada y floxa en sus acciones», trayendo al hilo este párrafo de Cosme Gómez de Tejada, León Prodigioso, parte I, apolog. 37: «y la muger triple de grandota, nobleza, prodigalidad y presunción ó al contrario, no será música, sino pandórga, ó endiablada». Covarrubias habla de pandorga como de «una consonancia medio alocada y de mucho ruido que resulta de variedad de instrumentos», y el DA añade que se dice por corrupción del griego Pandora [...] «Pudo decirse irónicamente de aquella muger de las fábulas en quien fingen que depositaron los Dioses todas sus gracias». Finalmente, Corominas resuelve que pandorga (princ. s. XVII) es una «serenata ruidosa y desconcertada. Parece derivar de un verbo "pandorgar, dar una serenata", procedente de un lat. vg. "pandoricare", deriv. de "pandorium". [...]De serenata se pasó a "instrumento para darla" y en especial zambomba», con lo que empezamos de nuevo.

Que llevas el pelo teñido
a la voluntad del aire,
como te quiero te digo,
ay que no te fies de nadie,
que no te fies de nadie,
ay que el mundo está muy perdido.

En cuanto ala variedad de melodías coinciden en que «eso es fruto de cómo lo entiende cada uno. Dese cuenta de que estos cantes han recibido aires de Murcia, que aquí se cantaban unas "pasiones" de origen murciano y la canción El Paño Moruno, que aún se canta en algunos pueblos tal y como siempre, que ya ni se conoce de como se escucha por ahí». A veces, al investigar un cante se airean migraciones, movimientos humanos que trajeron su cultura y se quedó. El folklore puede aportar a la historia de los pueblos jugosos matices que a la Historia con mayúsculas se le pasó por alto

Un rosal cría una rosa
y un clavel otro clavel,
ay un padre cría una hija
ay sin saber para quién es,
sin saber para quién es,
ay un rosal cría una rosa.

Y como ya ha pasado un tiempo y la frialdad se ha hecho calor humano, Pedro, Antonio y María se sueltan a cantar cantes de pandorga, a cada dos coplas, humedeciendo la mano, y Pedro y María con cierto pique personal.

Ay mal haya quien me casó,
ay que yo bien estaba mozo,
ay con un pan tenía bastante,
ay ahora con tres tengo poco,
ay ahora con tres tengo poco,
ay mal haya quien me casó.

Los cucos y mamarucos
cantan en el mes de mayo,
es mi marido tan bruto
que no canta en todo el año,
que no canta en todo el año,
ay los cucos y mamarucos.

La mujer que a su marido
no le dice donde va,
ay ni lo quiere ni lo estima,
ay ni le tiene caridad,
ni le tiene caridad,
que la mujer que a su marido.

Tienes una cinturita
que anoche te la medí
con la cincha de mi burro
y te vino tarí marí,
y te vino tarí marí,
tienes una cinturita.

Mi mujer vieja y anciana
y con ella me conformo
y le toco la barriga
y le suena como un bombo,
y le suena como un bombo,
mi mujer vieja y anciana.

Aunque me eches más cantares
que pelos tiene un conejo,
siempre has de caer debajo,
ay como un puñetero viejo,
ay como un puñetero viejo,
ay aunque me eches más cantares.

Antonio anima a Pedro: «Ay tus cojones, salero, dale tú ahora», y así se nos va la tarde en este pueblo alicantino.

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ABREVIATURAS

DA: Diccionario de Autoridades.

DRAE: Diccionario de la Real Academia Española.

COVARRUBIAS: Tesoro de la Lengua Castellana o Española

COROMINAS: Tópica Hespérica.



CANCIONES DE PANDORGA O DE ZAMBOMBA

GARRIDO PALACIOS, Manuel

Publicado en el año 1994 en la Revista de Folklore número 159.

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