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La literatura tradicional y popular, englobando todas las posibles manifestaciones literarias de este carácter, mantiene en su esencia el auténtico origen del fenómeno poético. La literatura nace como comunicación entre los hombres y entre los pueblos, como comunicación directa a través de la canción del juglar o la voz del cómico en las calles y las plazas de las villas y aldeas; como comunicación directa entre padres e hijos, entre abuelos y nietos, al calor del hogar en las frías noches. de invierno; como comunicación directa entre aquellos que segaban o labraban tierras cercanas, y éste fue y debería ser el objeto principal de todo lo literario. No es necesario entender este proceso como simple intercambio de ideas o de opiniones, como comunicación formal y siempre interesada -tal es nuestra concepción actual de la relación oral-, la literatura se eleva sobre el concepto y la ideología y transmite sensaciones, esencias, actitudes que, muchas veces comportan posiciones éticas, sociales o políticas. La literatura denominada culta se ha apartado, progresivamente, de su origen y adopta, en la actualidad, una posición ajena a su verdadero principio; el libro ha sustituido a la voz del. poeta y se ha llegado al extremo de que hoy en día es prácticamente inconcebible la imagen del poeta, el juglar o el cantor a cielo raso, ante un auditorio múltiple y variado. Son muchas las causas que han abocado a la literatura a esta situación y no es éste el momento adecuado de analizarlas.
La literatura popular y tradicional ha conservado, a duras penas en muchas ocasiones (pero gracias al interés de algunos y a la sabiduría popular ha perdurado, que es lo verdaderamente importante) su condición oral. Se siguen cantando romances, entonando sones y letrillas populares, aunque una malentendida civilización y modernidad haya hecho peligrar la supervivencia de toda una forma de cultura; pero, lentamente, la labor realizada por unos pocos durante largo tiempo, revitalizando y analizando la cultura popular, está dando los resultados apetecidos y crece, día a día, el interés y la preocupación por todo lo que representa nuestra cultura y nuestras raíces.
Centrándonos, tras esta introducción, en la literatura popular, voy a entresacar, para el trabajo a desarrollar, un género importante y básico para entender lo anteriormente expuesto: los cantos de trabajo. Se hallan, como manifestación propia y auténtica, en el centro mismo de la canción popular y abarcan, como síntesis, otros muchos aspectos de la poesía tradicional. No es un género propio, puesto que puede manifestarse mediante diversas formas y distintas circunstancias, pero sí refleja un tipo claro y distinto de lo que es la canción, la poesía entendida como medio de distracción, de enfrentamiento a una realidad cruda y amarga y, en abundantes ocasiones, como compañía. Los cantos de trabajo son el compañero leal del segador que cruza Castilla en el estío, del labrador que siembra su tierra en el otoño o de los mozos que, entre risas y flores, van al molino cada tarde, cuando el verano ya cae. Según su nacimiento y según sus características reciben nombres diferentes, así son Aradas las que se cantan tras la pareja y el arado, son Cantares de trilla los que se desgranan en las eras, son Tonadas de acribar el muelo las que se entonan al ritmo del movimiento del cedazo, son Cantos de segadores aquellos que se lanzan al viento mientras se cercenan las mieses ya maduras...Del mismo modo que vemos una gran variedad de tipos hallamos, igualmente, un amplio abanico de actitudes y condiciones, desde la canción desenfadada, festiva, hasta el recio son de réplica social o la dulce tonada amorosa. Todo lo señalado abre ante nosotros unas posibilidades inmensas de estudio y de análisis, análisis que conlleva la emoción y el placer del conocimiento de la literatura popular .
Los cantos de trabajo son esencialmente una muestra de comunicación oral. Si a los romances, las canciones, las coplas...podemos fijarlos e, incluso, difundirlos por escrito, los cantos de trabajo pierden toda su fuerza, condición y esencia cuando los desplazamos de su medio de expresión propio; se con vierten en una muestra hierática de lo que nunca debe ser la canción popular. Yo no voy a citar o reproducir en ningún momento textos completos, tan sólo argumentaré mis tesis o afirmaciones acerca de su particularidades con aquellos ejemplos que considere más oportunos, para evitar en todo momento la momificación de algo que rebosa de vida por todos sus rincones.
Es difícil, debido al amplio contexto de las canciones de trabajo, realizar una clasificación sistemática con rigor y unidad científica. Es tarea que con lleva una serie importante de dificultades, puesto que si intentamos establecer una diferenciación por su origen, es decir, por el tipo de trabajo en el que solían cantarse, obtendremos un número, prácticamente imposible de reseñar de diferentes cantos de trabajo: Cantos de vendimia, Aradas, Cantares de trilla, Cantos de segadores, Canciones de ir al molino, Tonadas de acribar el muelo, Jotas de recolección...
Yo voy a ceñirme a un criterio, tal vez menos riguroso y filológico, pero que facilitará el fin que me he propuesto: conocer el fondo humano y social de las canciones de trabajo más que sus características externas o estructurales. Este criterio observará el tono y la actitud del cantor, las sensaciones y connotaciones que pueden extraerse del contenido de estos poemas, y nos ofrecerá la utilidad inmediata de una forma importante de la poesía popular .
Siguiendo la norma señalada obtendríamos una triple clasificación de estas canciones: en primer término aquellas que destacan por su lirismo, tomando el tema amoroso y sentimental como objeto de su canto; el segundo apartado lo ocuparían aquellas que destacan por su tono festivo, jocoso, y la última, división vendría integrada por los poemas de reivindicación social, los que intentan, mediante la canción, exponer el dramatismo y la angustia de una clase social poco favorecida.
LA CANCION LIRICO-AMOROSA EN LOS CANTOS DE TRABAJO
El cantor se apoya en la experiencia amorosa o sentimental para aliviar la carga de un trabajo penoso, para consumir con mayor facilidad las largas horas de la jornada campesina. La emotividad y el lirismo alcanzan cotas de auténtica belleza
"Segador que bien siegas
por el camino,
mientras la tu zagala
lava en el río.
Ya vienen los segadores
en busca de sus amores,
después de segar y segar" (1).
El segador que vuelve al atardecer, camino de la aldea, espera el amoroso regazo de la esposa o la mirada serena y comprensiva de la novia morena que, fielmente, aguarda su llegada. El mozo que vuelve del molino entona su canto de manera similar a la del segador
"Y esquilones de plata
van repicando
y mi novia en la aldea
me está esperando" (2),
y ambos, uno con la hoz a la cintura, el otro con los costales de harina, cobijan la misma esperanza: una caricia, una mirada que sirva de dulce recompensa.
Pero no siempre son los cantos amorosos el tema de estas tonadas, una alusión sencilla y emotiva al ambiente que rodea su quehacer puede plasmar magistralmente el amor del hombre a la tierra y a sus compañeros de trabajo
"Esquilones de plata,
bueyes Salinos,
y los mozos contentos
van al molino" (3).
o la dureza de la vida en el campo
¡Vamos, Salino, vamos! (4).
" Y ese buey de la derecha
tiene la corna rompida
que se la rompió subiendo .
la cuesta de La Florida" (5).
Sin embargo, estos ejemplos son los menos abundantes, el tono de los cantos de trabajo -en este primer apartado que estamos estudiando- se inclina hacia el sentimiento amoroso, bien ante la seguridad de la mujer amada o ante el dilema de un amor no formalizado
"Si me quieres dímelo
si no dime que me vaya,
no me tengas al sereno
que no soy cántaro de agua" (6),
que quema, dulcemente, el corazón del poeta. También los amores imposibles (7) se reflejan en numerosos ejemplos
"De que te sirve, niña,
regar claveles
si no puedes casarte
con el que quieres" (8).
"Mi madre me da de palos
porque quiero a un segador,
y al son de los palos digo:
¡ay! que me muero de amor" (9).
Y no debe extrañarnos en absoluto, ya que ha sido, durante largo tiempo, característica que ha señalado nuestra sociedad, fruto de una rígida estamentación social que se manifiesta con mayor fuerza en las zonas rurales, ancladas muchas veces en un pasado de hidalguías y escudos nobiliarios.
Como colofón a esta primera parte veamos dos estrofas de una Arada salmantina, ya mencionada, en las que la emoción lírica se antepone a cualquier otra posición. El contenido de estos versos se ha difundido extraordinariamente, y forma parte, hoy en día, de infinidad de canciones populares.
"y el día que tu naciste
nacieron tres cosas buenas :
nació el sol, nació la luna
y nacieron las estrellas.
Y el día que tu naciste
nacieron todas las flores,
y en la pila del bautismo
cantaron los ruiseñores" (10).
LA ACTITUD FESTIVA Y JOCOSA EN LOS CANTOS DE TRABAJO
Frente a la dureza de la vida en el campo -dureza que se convierte, en más de una ocasión, cuando la tierra no es de quien la trabaja, en explotación-, el trabajador puede optar por dos salidas o soluciones diferentes en su canción y en su poesía: puede enfrentarse con el arma de su voz a la angustiosa realidad que le circunda -dando lugar al canto social, de reivindicación, que veremos más adelante-- o puede adoptar una posición escapista, casi cínica, empleando el canto festivo como instrumento de aislamiento, de huida; es esta segunda solución la que vamos a ver en esta división del trabajo. Sin embargo, y a pesar de lo señalado, la canción jocosa (11) no siempre es señal de aislamiento consciente; puede ser carácter crítico o signo de alegría y contento, producto del trabajo terminado y del descanso revitalizador.
Veamos, en primer lugar, algunos ejemplos de ésto que indicamos en último término: la canción festiva, desenfadada, como muestra de alegría ante el trabajo finalizado, ante el descanso y la diversión.
Joaquín Díaz recoge en "Tierra de Pinares" (12) un Canto de Vendimia que, junto a un estribillo digno de mencionar en el anterior apartado por su belleza y lirismo -"Con la luna, madre, / con la luna iré, / con el sol no puedo / que me quemaré"-, contiene algunos párrafos ideales para señalar lo expuesto
"¿Qué hacen ahí esos mirones
que no salen a bailar?
Que dejen a las paredes
que ellas solas se tendrán" (13).
Los vendimiadores, después de recolectar la uva y dejar el sudor en los terrones, intentan aliviar su fatiga con el baile, incitando al compañerismo y a la diversión solidaria. La canción es motivo y tema de este Canto de Vendimia, con idéntico objetivo que el baile
"Aunque estuviera cantando
un año con trece meses
si no me diera la gana
no canto un cantar dos veces" (14).
También la canción amorosa revierte en canto picaresco, dando como resultado algunas muestras de difícil clasificación.
"Ventanas a la calle
son peligrosas
pa los padres que tienen
niñas hermosas" (15)
"Vengo de moler, morena,
de los molinos de enmedio,
duermo con la molinera
no lo sabe el molinero" (16).
El vino (17) sirve como excusa para dar rienda suelta a la voz, empeñada en huir de la soledad y el drama
"Aunque me ves, que me ves,
que me ves que me caigo,
es una chispa de vino,
morena, que traigo.
Aunque me ves, que me ves
que me vengo cayendo,
es una chispa de vino,
morena, que tengo" (18).
El jornalero siente el peso del sol en sus espaldas, el verano en tierras extremeñas quema hasta el ánimo, y en vez de maldecir ironiza
"ya viene la galvana
por aquel cerro,
venga o no venga
yo ya la tengo" (19).
Tal vez puedan parecer absurdas algunas de las posiciones reseñadas, pero no debemos olvidar nunca que la salida que se ha ofrecido al que sufre no ha sido otra que la burla hasta. de sí mismo.
EL CANTO DE TRABAJO COMO DENUNCIA SOCIAL
El filo de las palabras intenta rasgar el cielo, romper moldes y abrir camino, un camino más justo, libre de pesadas cargas y de guijarros cortantes. La poesía popular adquiere un compromiso y se eleva sobre el amor, la soledad y la existencia para hablar de la miseria y de la angustia, del hambre y del trabajo
"Nos matan a trabajar
comiendo sólo pan duro
cuando una gota que sudas
vale lo menos mil duros.
Triste invierno hemos pasado e
esta clase jornalera" (20).
Si los mozos de la ronda cantan coplas de amor al aire de la noche, bajo el balcón de una muchacha, o los copleros ciegos entonan romances truculentos o letrillas picarescas para entretener a un auditorio variopinto y numeroso, los campesinos y obreros lanzarán sus penas al viento como saeta de alivio y de esperanza.
No es únicamente el medio rural --como es común en casi la totalidad de nuestro folklore- el que alberga cantos de trabajo que denuncian una forma inhumana de vida, o muerte. Una canción conocida y extendida por toda la geografía hispana tiene como marco el sórdido mundo de las minas
"Santa Bárbara bendita,
patrona de los mineros,
mira, mira Maruxina,
mira cómo vengo yo.
Traigo la camisa roja
de sangre de un compañero,
mira, mira Maruxina,
mira cómo vengo yo" (21).
La belleza y el dramatismo de esta canción eriza el cabello y nos obliga a pensar -una vez más- en todo aquello que nos rodea. Los segadores que recorrían las tierras de Albacete -ya se van reduciendo las cuadrillas de segadores, desplazados por la progresiva mecanización del campo- no tenían motivo alguno de contento:
"y a vienen los segadores
de segar de los secanos,
de beber !agua de aljibe
toda llena de gusanos". (22)
Y levantaban su voz, increpando hasta al mismo sol:
"No madrugaría tanto
si el sol fuera jornalero,
no madrugaría tanto
que andaría más ligero".
"Ya se está poniendo el sol,
ya se debiera haber puesto,
para el jornal que ganamos
no es menester tanto tiempo" (23).
En ocasiones las invectivas van dirigidas a los amos, alcanzando tonos de gran dureza y profunda emotividad:
"Cuando mi hijo hace diez años
lo enseñan a trabajar
para que el hijo del amo
se empiece a desarrollar" (24).
No es necesario ningún comentario. Tampoco en este ejemplo que sigue:
"Si cuatro pillos supieran
lo que cuesta el trabajar
no abusarían del pobre
ni tampoco del jornal" (25).
Sólo queda la solución de encomendarse al cielo, a alguien que, desde lo alto, pueda echar una mano a los que sufren en la tierra:
"La Virgen Sansalvadora
se remaneció a un pastor
y en altas voces decía:
carne y vino al segador" (26).
Los cantos de trabajo son una manifestación pura de la literatura popular; el pueblo mismo es quien hace y deshace -no olvidemos que los cantos de trabajo son producto de una verdadera improvisación (27) en su nacimiento, nacen como fruto de una situación y perduran aquellos que producen un mayor impacto o repercusión- y el pueblo mismo señala los límites y las características de cada canción.
Pocos tipos de canción engloban una gama tan amplia de diferentes géneros (28); sintetizan, las canciones de trabajo, otras formas diferentes que, también, pueden darse con independencia pero que en este contexto adquieren una emotividad y una fuerza difíciles de explicar.
Amanece, lentamente, y los hombres, camino del trabajo, entonarán con la voz ajada y casi rota los cantos más puros y las tonadas más hermosas.
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(1) El Segador. Tradicional
(2) Canción de ir al molino. Popular de Salamanca. Recogida por Angel Carril en Escurial de la Sierra.
(3) Nota (2).
(4) Son abundantes las llamadas de atención y las alusiones del cantor a los bueyes, mulos...que le acompañan en su trabajo. Las hallamos en muchos Cantos de Trabajo, unas veces como voz de ánimo y en otras ocasiones como acompañamiento de la canción, haciendo el cantor partícipe al animal de su voz y su esperanza.
(5) Pardala (Arada). Popular de Salamanca. Recogida por Angel Carril en Carrascal del Obispo.
(6) Jota de la vendimia. Popular castellana.
(7) los amores imposibles son parte fundamental de la lírica tradicional. El tema se inicia en la Canción Trovadoresca Provenzal, en la baja Edad Media, para mantenerse con posterioridad como punto básico de la poesía culta renacentista. La poesía tradicional castellana recibe el tema con la influencia provenzal y de los Cancioneros galaico.portugueses.
(8) Nota (2).
(9) Nota (6).
(10) Nota (5). Aparece en estas dos estrofas un carácter mágico, de origen pagano, como es el augurio a través de ciertas señales de lo que va a ser la vida del recién nacido. Este rito era practicado por muchos pueblos de la antigüedad -en la Roma clásica era práctica asidua-. Aparece esta misma idea en uno de los Romances de frontera más conocidos, el Romance de Abenamar -recogido por Menéndez Pidal en "Flor nueva de Ronmances Viejos" ¡Abenamar, Abenamar, / moro de la morería. / el día en que tu naciste / grandes señales había! / Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida;".
(11) El canto festivo y picaresco es parte fundamental de la literatura popular, no sólo en los Cantos de trabajo se nos presenta como importante motivo poético también lo hallamos en otras muestras de poesía popular y tradicional : Canciones de ronda, Coplas picarescas, Coplas de ciego, Romances...
(12) Díaz, Joaquín. Tierra de Pinares. Discos MOVIE.PLAY. Madrid, 1978.
(13) Canto de Vendimia. Tradicional. Recogido por Joaquín Díaz.
(14) Nota (12).
(15) Cantar de Trilla. Popular de Extremadura.
(16) La molinera. Tradicional. La figura de la molinera es un personaje repetido una y otra vez en las canciones de corte picaresco.
(17) También el tema del vino es fuente que mana en la poesía tradicional. El vino, unas veces, como fuente de vida y, otras como vehículo de huida de la realidad --como en estos ejemplos.
(18) Jota de Vendimia. :Popular castellana.
(19) Nota (14).
(20) Triste invierno. Popular castellana. Recogida por "Nuevo Mester de Juglaría".
(21) Santa Bárbara. Tradicional.
(22) Canto de Segadores. Popular de Albacete.
(23) Nota (22).
(24) Nota (20).
(25) Nota (22).
(26) Nota (22).
(27) La improvisación configura el nacimiento de estas canciones. Entre segadores, labradores...unos comenzaban las coplas y otros contestaban, bien a lo dicho anteriormente o bien en el mismo tono. No siempre se produce este fenómeno, como lo demuestran algunos ejemplos señalados, pero si es norma importante que conviene señalar.
(28) Aunque en la Canción popular es difícil encontrar ejemplos en los que aparezcan géneros independientes -suele mezclarse lo lírico y dramático, lo íntimo y lo social- los Cantos de Trabajo sintetizan con acierto y amplitud las distintas formas propias de la literatura popular y tradicional.