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LA SIERRA DE GATA
La Sierra de Gata en el noroeste extremeño representa el sector más occidental dentro del suelo español del Sistema Central. Si bien en este sector no se alcanzan alturas tan considerables como en otros puntos de la cordillera, no por ello las pendientes son menos abruptas. Las dos vertientes de la Sierra son totalmente disimétricas, ya que mientras que la vertiente salmantina es relativamente suave, la cacereña es realmente abrupta. Ello marca la primera gran diferencia con los pueblos limítrofes del norte. Tanto las localidades salmantinas como las cacereñas se hallan aproximadamente a la misma distancia de las cumbres y, sin embargo, mientras que aquellas se sitúan en alturas que rondan los mil metros, éstas se encuentran sobre los quinientos.
Las diversas cumbres que conforman la Sierra de Gata suelen recibir el nombre de los pueblos que se asientan sobre sus laderas excepto la sierra de Jálama y la de Los Angeles en el límite con Las Hurdes. Hemos definido ya dos límites, uno muy nítido, el septentrional, la provincia de Salamanca, y otro mucho más confuso como veremos, la región de Las Hurdes por el este. El límite occidental de la comarca de la Sierra de Gata viene marcado por la frontera portuguesa, mientras que el del sur viene conformado por la depresión del río Alagón.
A pesar de las características orográficas, no se puede decir que los más de veinte mil habitantes que, de forma muy heterogénea, se distribuyen hoy día por los más de mil kilómetros cuadrados que conforman esta comarca natural vivan encerrados sobre sí mismos sin salir de su región. Todas las localidades que se sitúan más al norte poseen su propio puerto de comunicación con "Castilla". Así, desde Valverde del Fresno se llega a Navasfrías, de San Martín de Trevejo a El Payo, de Perales y Gata a Villasrubias, de Descargamaría a Saúgo y de Robledillo de Gata a Martiago. Estos caminos de antiguo origen se han trocado en carretera, con la afortunada excepción de la calzada romana que sube desde Gata a Villasrubias y que hoy día sólo se usa para acceder a la ermita de San Blas.
La existencia de tantos puertos transitados nos indica algo que para los habitantes de la Sierra de Gata ha estado muy claro: la sierra no separa, sino que une a las poblaciones de ambas vertientes. De hecho, históricamente las relaciones que mantenían los vecinos de Gata eran más fluidas con los del castellano Rebollar que con los hombres de las llanuras de Moraleja y Coria. Por lo mismo, el principal polo de atracción era Ciudad Rodrigo. Para los gateños ir a la "capital" era ir a "Castilla", a Ciudad Rodrigo. Aunque hoy día los coches de línea que unen a la comarca con Ciudad Rodrigo sigan llenándose día a día, la mejora de las comunicaciones junto al desarrollo de nuevos polos de atracción ha modificado la tendencia. Hoy por hoy los servicios de la Sierra de Gata tienen su referencia primera en Moraleja. Lo que allí no se resuelva puede hacerse en Coria o Plasencia. A pesar de que el tirón del sector servicios sea tan fuerte, el secular intercambio de productos que la Sierra de Gata ha mantenido con la vertiente salmantina sigue haciendo de Ciudad Rodrigo la capital económica. La distancia que separa a Cáceres, la capital de la provincia en que se halla la Sierra, solamente se salva cuando no queda más remedio.
A pesar de que no todos los kilómetros son iguales debido a la orografía y al no muy buen estado de algunas carreteras, el siguiente cuadro de distancias puede servir como referencia (1).
DISTANCIAS APROXIMADAS A LOS CENTROS ECONOMICOS Y DE SERVICIOS
C. Rod Moralj Coria Plasenc Cáceres Mérida
Acebo 60 25 40 70 105 175
Cadalso 60 30 45 55 115 185
Cilleros 75 15 30 65 100 170
Descargamaría 55 35 50 60 120 1 190
Eljas 60 35 50 60 120 190
Gata 70 30 45 65 115 185
Hernán Pérez 70 35 60 45 110 180
Hoyos 65 15 30 80 105 175
Perales 70 10 25 80 100 170
Robledillo 50 40 55 65 125 195
San Martín 55 35 50 90 125 195
Santibáñez 60 20 35 55 125 195
Torre D. Miguel 80 20 35 60 110 185
Torrecilla 75 35 45 50 110 185
Valverde F. 65 35 50 100 125 195
Villamiel 60 25 40 90 120 190
Villasbuenas 65 20 35 60 120 190
Villanueva 75 35 40 40 110 180
El comercio gateño ha tenido históricamente otro punto de referencia además de los expuestos: Portugal. La mayor parte de los excedentes de vino de la comarca han sido absorbidos secularmente por la portuguesa ciudad de Oporto. Aún así, el tráfico principal que se ha mantenido con Portugal es el del aceite. Ya a mediados del siglo pasado se contabilizaban en torno a las setecientas cincuenta arrobas de aceite las que atravesaban la frontera de Valverde del Fresno. No obstante, el escaso desarrollo de las comarcas portuguesas vecinas, traducido en una total falta de comunicaciones, ha hecho que el comercio con Portugal haya sido trasladado hacia la frontera de Fuentes de Oñoro, en la provincia de Salamanca, con la consecuente pérdida de importancia de la de Valverde del Fresno. Aún así, durante la época de la posguerra floreció un comercio distinto con Portugal que se realizaba a espaldas de la legalidad. Ello contribuyó, además de permitir el desarrollo de algunas economías domésticas, especialmente en Eljas y Valverde del Fresno, a la creación de una "leyenda negra" sobre la comarca que asegura que todos los gateños son contrabandistas. Los camiones de gran tonelaje que circulan por las intrincadas carreteras de la Sierra, obligándose en ocasiones a realizar complicadas maniobras, han contribuido al mantenimiento de la misma. Sin embargo, el desarrollo de la economía española en general y de la gateña, en particular, han ido eliminando estas redes de "estraperlo" de las que hoy día sólo quedan restos tabaqueros de escasa importancia que, según los habitantes de la ribera de Eljas, son utilizadas por forasteros. De esa leyenda negra hoy día sólo queda la leyenda y un cierto carácter desconfiado. Esta desconfianza, común a la mayoría de los habitantes de las fronteras considerados durante muchos años como sospechosos potenciales, no es incompatible con un alto sentido de la hospitalidad. A pesar de los recelos, las bodegas de los gateños están siempre abiertas para acoger a cualquier turista despistado.
El comercio ha sido en definitiva el motor de desarrollo de la Sierra de Gata en los últimos ciento cincuenta años. Los casi doscientos molinos de aceite que llegaron a moler simultáneamente producían una inmensa riqueza cuyo destino principal era Castilla. Los arrieros castellanos, que venían desde la maragatería, no venían, sin embargo, de vacío. La exportación del aceite tenía su contrapartida en la importación cerealista, especialmente de trigo, que, unida a la producción de centeno, abastecía a los más de cien molinos de harina que había a comienzos del siglo. Esta floreciente industria molinera trajo una mejora en las comunicaciones y, en general, en toda la infraestructura económico-social a comienzo del siglo y la instalación de otras industrias.
Aprovechando la Vía Dalmacia por la que rebaños castellanos descendían hacia los pastizales del sur de Extremadura surgió una industria lanera y del tejido cuyos máximos exponentes se encontraban en Hoyos y Valverde. Estos atisbos de incipiente desarrollo industrial se vieron truncados en la Sierra de Gata en el momento en que otras comarcas iniciaron una competencia de mercados merced a una modernización a la que no pudo, o no supo, adaptarse la comarca. Se inició así un lento y progresivo declive que sólo en los años ochenta se ha podido ralentizar.
Por otra parte, las relaciones de Gata con el exterior son completamente disímiles. Mientras que no se puede decir que los gateños vivan encerrados sobre sí mismos, debido a que los contactos que mantienen con otras comarcas son frecuentes, la comarca apenas recibe visitantes ajenos a ella. No obstante, el actual auge del turismo interior está invirtiendo esta tendencia que, por el momento y debido a la inadaptación de la infraestructura hotelera a las nuevas realidades, se circunscribe a núcleos muy limitados. La mayor parte del turismo que se recibe en estos días es turismo de un día o de paso, debido a que el alojamiento sigue siendo, en la mayor parte de los pueblos, una cuestión sin resolver.
EL ENTORNO ANTROPOGENICO
Tal y como ya hemos señalado, los límites del mediodía gateño son muy difusos. La Leyenda negra que acompaña a los vecinos hurdanos (2) marca el carácter de los pueblos más orientales de la Sierra de Gata que, de ninguna manera, aceptarían ser clasificados como hurdanos, a pesar de las coincidencias casi estructurales que tienen con las Hurdes.
Dependiendo del enfoque que se adopte como punto de partida, el lugar más oriental de esta comarca puede variar más de 20 Km. Si nos convertimos en neutrales observadores ajenos de la realidad social analizando sus formas de vida, especialmente si nos centramos en los modos de producción de los alimentos y bienes, los límites geográficos a investigar son mucho más amplios que si lo hiciéramos desde lo que desde Harris se conoce como enfoque "emic" (3). El ambiguo concepto "ser de" se encuentra en el origen de esta posible confusión. Si bien todos los habitantes de la Sierra de Gata tienen plena conciencia de ser de la misma, la apreciación varía cuando se trata de la vecindad. Así, las localidades de Torrecilla de los Angeles, Hernán-Pérez y Villanueva de la Sierra, situadas en la parte más oriental, no son citadas habitualmente entre las pertenecientes a la Sierra por los habitantes del oeste de la misma. Esta apreciación varía, no obstante, en razón directa a la proximidad. Así, en los pueblos limítrofes con las mismas y, por supuesto, en ellas, no existe ninguna duda al respecto.
Por otra parte, en la vecina comarca hurdana, es frecuente considerar que las tres localidades citadas son "Extremadura, pero no Gata".
Enfocar la cuestión desde un punto de vista etic no obvia los problemas debido a los numerosos cambios que se han ido produciendo en las estructuras socioeconómicas de la Sierra de Gata en los últimos años. Generalmente la economía gateña se sustentaba en dos pilares básicos: el olivo y la vid. Junto a ellos percibía fuertes ingresos por la explotación maderera y frutícola del pinar, robledal y de los amplios castañares, así como de la apicultura. Se podría decir que, en líneas generales, las diversas economías domésticas se caracterizaban por basarse en cuatro productos.
Sin embargo, la economía de estas tres localidades, monocultivo olivar, es hoy muy similar a la del resto de las localidades gateñas y, a su vez, muy próxima a la hurdana con quien también limita. Esta similitud tiene su origen en la paulatina deforestación de la sierra y en los cada día más frecuentes incendios forestales que han eliminado una de las riquezas de la zona: la forestal. A esto hay que añadir las numerosas tierras perdidas, tanto de vid como de olivo, por la emigración y que se han convertido en lugar idóneo para el crecimiento de la "fuhca" y que terminan por ser pasto de incendios.
Si bien la historia de la Sierra de Gata va estrechamente unida a la del monocultivo del olivo como veremos posteriormente, hoy día existe una cierta tendencia a diversificar las actividades productivas tal y como se puede ver en el siguiente cuadro. Hay que señalar, no obstante, que bajo el epígrafe "agricultura" caben producciones que van desde el propio olivar hasta la nada escasa producción hortofrutícola, especialmente de naranjas, pasando por la considerable producción de castañas y todos los productos de la huerta que permiten una economía de subsistencia en todas las localidades.
Agricult. Gandad. Forest. Cinegé. Turist.
Acebo
Cadalso - - -
Cilleros -
Descargamaría -
Eljas - - -
Gata -
Hernán Pérez -
Hoyos - -
Perales -
Robledillo - - -
S. Martín T. - - - -
Santibáñez -
Torre D. M. - - -
Torrecilla -
Valverde F. - -
Villamiel - -
Trevejo (ped) - -
Villasbuenas -
Villanueva - -
Desde un punto de vista físico podríamos estructurar la comarca de la Sierra de Gata en torno a tres valles: Ribera de Val de Arrago, Ribera de Gata y Ribera Trevejana surcadas por numerosos ríos y arroyos.
En el oriente de la Sierra de Gata, el Valle de Cadalso o de Val de Arrago incluiría a las localidades de Villanueva de la Sierra, Hernán Pérez, Torrecilla de los Angeles, Robledillo de Gata, Cadalso, Torre de D. Miguel y Santibáñez el Alto. Esta ribera desde el noreste hasta el suroeste por el río Arrago, al que tributa sus aguas por el este el Tralgas y un sin fin de riachuelos y arroyos formando numerosos valles menores. Tal cantidad de aguas hace que, a partir de Torre de Don Miguel y, con menor incidencia Cadalso, se encuentren depósitos aluviales que permiten el cultivo de cereales y olivos y la aparición, en la parte más baja, de encinas.
La parte central está dominada por la Ribera de Gata en cuya parte menos elevada confluyen los ríos Guadancil, Hoyo, Gata y Arrago. Es la zona más llana de la Sierra de Gata y, a pesar del afloramiento granítico, el cultivo del olivo en la zona más meridional es el predominante. En esta ribera se incluirían las localidades de Gata, Villasbuenas, Acebo, Hoyos y Perales.
Por último, la región más occidental de la sierra de Gata es la Ribera trevejana o del Eljas. Las localidades de Trevejo, Villamiel, Cilleros, San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno formarían esta parte de la Sierra de Gata por la que además del Eljas discurre el río Matalobos. La frontera portuguesa en el término de Valverde del Fresno está marcada, a su vez, por el río Erjas.
Si algo tienen en común todas estas riberas que hemos mencionado no hay duda de que es su vegetación. Las partes más bajas se encuentran dominadas por el encinar juntamente con el olivar .
A medida que se asciende los rebollos y matas de brezos, jaras y retama van constituyéndose en especies dominantes. Los grandes jarales, juntamente con la producción frutal y, en general la abundancia de flores han hecho renacer una industria apicultora que se halla en franco desarrollo. Las producciones de cera y miel, ya tradicionales en la Sierra de Gata, están adquiriendo un nuevo vigor.
Por otra parte, hasta no hace muchos años podía verse poblada toda la Sierra de Gata, excepción hecha del término municipal de Eljas, de pinos de repoblación hasta el punto de convertirse en la principal fuente de riqueza en algunas poblaciones como Descargamaría. Sin embargo, los muchos incendios habidos en toda la comarca han reducido la explotación forestal a manchas de pinos y eucaliptos.
Aunque la Sierra de Gata es fundamentalmente olivarera posee todo tipo de frutales. Las numerosas limas de que hablan los historiadores fueron sustituidas el pasado siglo por abundantes naranjales. Los limones, ciruelas, "malocatones" (melocotones), peras, manzanas y cerezas también son hoy día productos frecuentes junto a las frutas de tierra como las sandías o melones. A pesar de la diversidad de especies frutícolas que hemos mencionado, toda la producción se halla encaminada hacia el mercado interior del autoconsumo. A diferencia de otras regiones del norte extremeño, como el valle del Jerte, no se puede hablar en el caso de Gata de una producción extensiva de frutas, lo cual no impide, en determinados años, que sus frutas sean comercializadas en puestos cercanos.
En las zonas más elevadas aparecían bosques de robles, nogales, castaños y alcornoques que en algunos casos han sido sustituidos directamente por pinos y en otros han sufrido el mismo destino que las coníferas. La desaparición, en primer lugar, de las especies autóctonas y los posteriores incendios, en segundo término, ha ido generando la paulatina pérdida de suelo fértil en el que los productos de la huerta como las patatas, las legumbres y los pimientos lograban una excelente calidad.
Aún así, la abundancia de aguas y la climatología propensa siguen haciendo de la Sierra de Gata un vergel. Por su climatología, la Sierra de Gata podría encuadrarse dentro de una zona subhúmeda que abarcaría a la casi totalidad del Sistema Central. La situación montañosa determina el régimen de precipitaciones que se pueden considerar muy numerosas en las cumbres. A medida que la altitud va decreciendo, decrecen también las precipitaciones. Las cantidades de aguas recogidas oscila generalmente entre los mil y los mil trescientos milímetros. Los observatorios de Valverde del Fresno y Villanueva de la Sierra, en los extremos de la Sierra recogen anualmente alrededor de los mil trescientos milímetros, mientras que el de Hoyos se sitúa en torno a los mil quinientos. Las variaciones pluviométricas dentro de la comarca son debidas fundamentalmente a la orientación de las localidades. Así, por ejemplo, en Villamiel, no lejos de la antes citada Hoyos, las precipitaciones rondan los mil ciento cincuenta milímetros.
Las temperaturas que se disfrutan en la Sierra de Gata se pueden considerar como moderadas. Prácticamente no existen los inviernos. La nieve aparece rara vez y cuando esto ocurre, en las cumbres, desaparece rápidamente. Las temperaturas medias durante esta época del año suelen estar en torno a los seis o siete grados. A la vez no se puede hablar de veranos excesivamente calurosos, por cuanto los aires de las montañas son muy frecuentes. La temperatura media durante los meses de julio, el más caluroso en la zona oriental, y agosto, el más caluroso en el occidente, se sitúa en torno a los veinticuatro grados, si bien, ocasionalmente, puede ser más elevada. En conjunto, la temperatura media anual se encuentra situada en una franja que oscila entre los catorce y los dieciséis grados, dependiendo de las sub áreas que se consideren, dado que el imperante clima de montaña es paulatinamente sustituido por el atlántico a medida que se avanza hacia el oeste.
La consecuencia más palpable de la superposición de climas es la aparición en el oeste gateño de una vegetación más acorde con el clima atlántico. El nombre de Valverde (Valle verde) del Fresno obedece a la profusión con que estos árboles aparecen en la ribera del Erjas.
Junto a la pérdida del suelo fértil, la ruina forestal ha originado la desaparición de numerosas especies animales. Tal vez, la más llamativa sea el lobo, antes abundante en toda la Sierra y que ha encontrado refugio en la próxima y más tranquila Sierra de San Pedro. La desaparición del lobo, entre otras razones, fue causada, a su vez, por la desaparición de otras especies que se hallaban en su cadena trófica como los corzos o los ciervos.
En el denso matorral se pueden encontrar algunas especies en retroceso como el lince junto a otras todavía numerosas como el jabalí, el conejo o los meloncillos. El meloncillo ha ido adquiriendo una cierta relevancia debido a que la desaparición de los bosques y su sustitución por roquedales ha hecho que crezca el número de ofidios y consecuentemente las posibilidades de subsistencia. Por otra parte, el río Erjas en la frontera portuguesa, al poner en contacto cuatro sierras, las españolas de San Pedro y Gata y las portuguesas de Malcata y Estrala, se está configurando como un auténtico refugio para numerosas especies como la nutria, la cigüeña negra, el águila perdicera o los mismos buitres negros que anidan en Gata.
En definitiva, se puede aseverar que la comarca de la Sierra de Gata se encuentra fuertemente humanizada en lo que hace referencia al equilibrio ecológico y fuertemente deprimida en lo que se refiere al hábitat humano. Esta depresión se halla ligada fundamentalmente a las condiciones orográficas que han configurado una región con un gran número de tierras improductivas y con una gran extensión dominada por el excesivo porcentaje de desnivel en las pendientes.
Si a ello unimos una estructura agrícola en la que la fuerte presión de la herencia se traduce en el predominio del minifundio hasta límites insospechados, lo que hace que la utilización de maquinaria no sea rentable, tendremos una explicación al bajo nivel de ingresos de la economía gateña y a la consecuente despoblación. El envejecimiento de la población, con el aumento de la mortalidad y la caída de la natalidad no son, como más adelante se verá, más que consecuencia de ello. El cuadro que a continuación presentamos sobre las características de diez municipios de la Sierra de Gata, elaborado a partir de las matrices de Gurría Gascón (4) deja patente el estancamiento gateño.
Aceb. Desc. Eljas Gata Hernán Per. Hoyos
-Superficie Km2 57 49 31 93 36 15
% Superficie
-Improductiva 0 0 0 36 0 1
% Superficie
-Pastos 1 0 6 1 2 2
% Superficie
-Forestal 13 38 6 25 43 36
% Superficie
-Matorral 76 56 59 17 12 47
% Superficie
-Cultivada 4 6 30 18 42 76
S. cultivada
-% Oliv. Frut. Viñ. 99 94 61 61 24 0
S. Forestal
-% Pinar 33 93 0 100 99 1
-Tractores 0 3 0 0 1 1
/ 1000 Hª cult.
-Arados Romanos 8 14 0 12 4 20
/ 100 Hª cult.
-Arados Vertedera 1 3 6 0 3 2
/100 Hª cult.
Robled Santib. Torre d.M Valverde
-Superficie Km2 31 101 15 196
% Superficie
-Improductiva 0 8 0 6
% Superficie
-Pastos 0 18 3 2
% Superficie
-Forestal 51 22 19 24
% Superficie
-Matorral 43 19 31 28
% Superficie
-Cultivada 4 32 48 40
S. cultivada
-% Oliv. Frut. Viñ. 80 16 79 21
S. Forestal
-% Pinar 53 47 100 97
-Tractores 0 2 0 2
/ 1000 Hª cult.
-Arados Romanos 42 1 42 2
/ 100 Hª cult.
-Arados Vertedera 1 1 22 3
/100 Hª cult.
EL OLIVO
El monocultivo del olivo ha sido y es el que ha marcado las pautas de la vida social de los gateños. La historia reciente de la Sierra de Gata es prácticamente la historia de la producción olivarera. La época dorada de esta comarca tenemos que situarla en los años que van desde 1920 hasta 1950. En estos años, el olivar se extendió por toda la Sierra hasta alcanzar en algunas localidades el 95% del terreno cultivable. Tal crecimiento no fue el fruto de una generación espontánea, puesto que ya el conocido Diccionario de Madoz situaba a la producción olivarera como el principal sostén de las economías gateñas.
Desde esta época hasta la eclosión de finales del primer tercio del siglo, la extensión del olivo fue ganando más y más terreno, sustituyendo, en la mayor parte de las veces a las vides. La evolución de la población durante los primeros sesenta años del presente siglo viene a ser una confirmación de lo que decimos.
EVOLUCION DE LA POBLACION 1900-1960
Municipios 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960
Acebo 1713 2186 2200 24272551 2568 2855
Cadalso 749 902 758 809 951 1017 958
Descargam. 839 848 733 868 897 774 723
Eljas 1750 1798 1695 1718 1964 2234 1837
Gata 2335 2474 2348 2358 2499 2585 2967
Hoyos 1639 1729 1507 1505 1703 1631 1575
Perales 1223 1438 1357 1513 1706 1816 1756
Robledillo 599 559 554 493 531 536 502
S.Martín T 1655 1848 1539 1688 1770 1666 1461
Santibáñez 973 1108 912 1013 1043 1162 1086
Torrecilla 491 601 510 561 739 837 1074
TorreD.M. 1719 1772 1401 1363 1594 1590 1364
Trevejo agregado a Villamiel 404 nuevamente agregado
Valverde 2020 2328 2396 3250 3817 4451 4193
Villamiel 1770 1936 1873 1637 2150 2229 1973
Villasbuenas 674 844 720 819 1015 979 1070
Como claramente se pone de manifiesto, a partir de los años veinte hay un leve crecimiento de población que, con leves matices, se va manteniendo durante las cuatro décadas siguientes. La pérdida de la producción olivarera ante la presión de la competencia de otras regiones de mayor producción es el origen de la regresión.
El impacto tecnológico del desarrollismo de las sesenta vino a mostrar cómo el monocultivo había propiciado una mala adaptación. La modificación de uno de los factores exógenos al propio grupo, el precio de mercado de la aceituna, hizo tambalearse toda la estructura social. El alejamiento de los centros de decisión económica, impidió cualquier atisbo de renovación. Por otra parte, los condicionantes geográficos, alejaron cualquier perspectiva de mecanización y de mejora de transportes. A ello, hay que añadir que la estructura de la propiedad gateña se caracteriza no sólo por el minifundismo, sino por la excesiva dispersión e hiperparcelación de las ya de por sí pequeñas explotaciones. En definitiva, la Sierra de Gata, por una serie de factores perdió la posibilidad de transformación en el momento en que las regiones potencialmente competidoras lo estaban haciendo.
El desarrollo de la producción olivarera en esta época en el resto del país produjo una caída del precio del aceite y, consecuentemente de la rentabilidad de las explotaciones. Los municipios que cuentan con un terreno con menores desniveles pudieron modificar su producción sustituyendo el olivar de aceite por el de verdeo que comenzaba a ser más rentable. Esta paulatina sustitución de producción ha modificado todos los hábitos de vida al requerir procesos diferentes. Tal vez, el dato más espectacular ha sido la casi total desaparición de las almazaras y todas las costumbres a ella ligadas. Los cambios en los modos de vida no fueron homogéneos en todas las localidades. Los municipios más montañosos que no pudieron seguirlos se fueron aferrando a una producción cada vez más ruinosa que tuvo como consecuencia el abandono de las explotaciones y de los pueblos. Con el siguiente gráfico se puede apreciar fácilmente que el origen de la situación actual es la interrelación de todos los factores anunciados. Todos ellos han ido conformando una economía de montaña que pudo mantenerse sin problemas mientras no tuvo competencia fuerte. La aparición de nuevas técnicas, ignoradas en la Sierra de Gata, produjo el comienzo del declive. Todos estos elementos se van a ir interrelacionando en cuatro niveles diferenciados que, a su vez, están interconectados, tal y como podemos ver.
Nivel 0. Elementos propios de la estructura natural: estructura litológica, características de la red hidrológica, temperaturas, precipitaciones, formas propias del relieve. En definitiva elementos todos que generan una determinada dinámica de formaciones vegetales.
Nivel 1. Recursos humanos, especialmente la estructura demográfica y la actividad transformadora del medio por parte de estos.
Nivel 2. Elementos ajenos a la propia dinámica gateña pero que terminan condicionándola: innovaciones técnicas en otras zonas con las que no se puede competir, desarrollismo de los 60, deficientes infraestructuras de comunicaciones, etc. En definitiva, los elementos que generarán un éxodo rural que aumentará el aislamiento y marginación retroalimentándose negativamente el nivel 1.
Nivel 3. Consecuencias de las interdependencias de los tres niveles anteriores que como podemos comprobar desembocan en la caída de rentas y la generación subsidiaria de una economía marginal.
La emigración hizo auténticos estragos en la Sierra de Gata. La población quedó totalmente envejecida y ya no se ha podido recuperar de tal golpe. Si analizamos los índices de vejez de la población nos hallamos con las pruebas reveladoras. Cuando se considera que una población está envejecida si supera el 0,6, en Robledillo de Gata este índice alcanza casi los 2,5. Tal y como muestra el siguiente cuadro, cinco años fueron más que suficientes para iniciar el despoblamiento que aparece hoy confirmado.
EVOLUCION DE LA POBLACION 1960-1980
Municipios 1960 1970 1980
Acebo 2251 1859 922
Descargam. 723 608 376
Gata 2967 2958 2453
Perales 1756 1388 1100
Robledillo 502 407 243
S. Martín T. 1461 1000 1012
Santibáñez 1 086 980 750
Torrecilla 1074 895 767
Torre D. M. 1364 1215 928
Valverde 4193 3337 2914
Villamiel 1973 1516 1032
Villasbuenas 1070 876 684
La pérdida de la población supuso el colapso económico y con ello, el empeoramiento de las redes de comunicación, lo que de hecho ha acentuado el tradicional aislamiento.
El aparente equilibrio actual, tanto económico como poblacional, solamente oculta una economía de subsistencia y unas producciones, en la mayor parte de los casos, orientadas al autoconsumo, lo que se traduce en una lenta agonía de la comarca. Tal situación es difícilmente superable: la estructura de una población envejecida ha hecho caer en picado los índices de natalidad y fecundidad, aumentar los de mortalidad y sustituir unas mentalidades innovadoras por otras más tradicionales.
Por otra parte, el retorno de parte de los emigrantes en los últimos años no ha contribuido a solucionar los problemas económicos y sí a modificar, aún más, la estructura social. Tal retorno se caracteriza fundamentalmente por la heterogeneidad en la conducta e, incluso, en el asentamiento. Los que habiendo estado épocas considerables de su vida en el extranjero regresan aún con una edad joven, tras una breve estancia en las localidades de origen, reinician una emigración que en esta ocasión les lleva fundamentalmente a Coria, Plasencia, Cáceres o Salamanca en busca de una ocupación laboral alejada de las faenas del campo y más acorde con los conocimientos socioprofesionales adquiridos en el extranjero. Una parte de éstos, no obstante, termina asentándose definitivamente en aquellos lugares donde nacieron, a lo que contribuye especialmente la posibilidad de un matrimonio. Ahora bien, el capital acumulado en los años de emigración de este grupo no revierte directamente sobre la economía de la Sierra de Gata, ya que es dedicado fundamentalmente a la adquisición de bienes que demuestren el nuevo status y que raramente pueden ser logrados dentro de la propia comarca. Las plazas de prácticamente todos los pueblos son un claro ejemplo al servir de aparcamiento a vehículos que por sus dimensiones no pueden circular por las intrincadas y estrechas calles de los pueblos de la Sierra.
El comportamiento económico de los emigrantes es bastante diferente en el caso de los retornados en edades que rondan o sobrepasan la cincuentena. Estos, tras la vuelta se asientan generalmente en las localidades de las que partieron y es en ellas donde invierten sus ahorros. En estos casos, la forma de mostrar el ascenso en el status social tiene una doble vertiente. En primer lugar, este status se observa en la vivienda. No es difícil encontrar por la Sierra de Gata lujosas viviendas de reciente construcción. Ahora bien, la construcción de semejantes "palacios" tiene como norma primera, salvo raras excepciones, el evitar cualquier parecido con las casas que existen en el pueblo, lo que evidentemente está generando una paulatina desaparición de la arquitectura tradicional y consecuentemente una modificación en los modos de vida de los habitantes de las mismas.
La segunda forma que este grupo utiliza para mostrar el nuevo status consiste en pequeñas industrias de tipo familiar, especialmente en el ramo de la hostelería, que pueden coadyuvar al mantenimiento de los gastos de la propia manutención. Esto ha generado un aumento inusitado de bares y cafés que, en algunos casos, parece totalmente desproporcionado al número de habitantes. Y, sin embargo, ello no ha redundado en la mejora de la infraestructura turística, ya que como ya hemos señalado el viajero ocasional tendrá grandes dificultades para lograr acomodo, si exceptuamos los casos de Valverde del Fresno, Hoyos o Perales del Puerto.
Por último, existe un tercer grupo de retornados: jóvenes con familias consolidadas. Este grupo cronológicamente intermedio entre los anteriores, rara es la vez que decide asentarse en las localidades de origen. Plasencia y Cáceres los absorben prácticamente. Los motivos son dobles. En primer lugar, tales familias prefieren asentarse en localidades que presenten una buena situación escolar y posibilidades para proseguir el desarrollo educativo de los hijos. En segundo lugar, la penuria de la infraestructura económica hace difícil, si no imposible, su reinserción en el mundo laboral. Ello no implica un total despego de la Sierra de Gata. Muy al contrario, este grupo a lo largo de las sucesivas estancias en sus respectivas localidades de origen, especialmente en los veranos, suele renovar o modificar de alguna forma la vivienda heredada o en la que viven los padres con el claro objetivo de tener una segunda vivienda. Tal segunda vivienda cumple la función del "chalet" vacacional y de fin de semana a la hora de mostrar el status adquirido a los nuevos compañeros y vecinos de Plasencia y/o Cáceres. En definitiva, si la marcha de un considerable número de habitantes de la Sierra de Gata modificó los hábitos de vida de la zona, el retorno de una parte de aquellos, está, de una u otra forma, volviendo a introducir modificaciones importantes en las formas de vida, lo que es especialmente palpable en los comportamientos sociales.
A pesar de que la estructura poblacional de la Sierra de Gata esté claramente envejecida y se pueda predecir sin gran dificultad, si se mantienen las condiciones actuales, la desaparición a corto o medio plazo de algunas localidades como Robledillo de Gata o Trevejo, la situación actual se presenta como un equilibrio inestable y desproporcionado, ya que por cada localidad con una dinámica poblacional descendente encontramos otra con dinámica inversa:
Estancada Creciente Decreciente
Acebo Cadalso Eljas
Descargamaría Cilleros Robledillo
Gata Perales Santibáñez
Hernán Pérez Torrecilla L.A. Torre D.M.
S. Martín de T. Valverde F. Villamiel
Hoyos Villasbuenas Trevejo
Villanueva
No pretendemos caer en un fácil reduccionismo demográfico, ya que si bien reconocemos que el factor demográfico posee un peso específico a la hora de determinar el grado de adaptación de una comunidad a su entorno, y no siendo falso decir que, en términos generales, el éxito para resolver problemas ambientales y adaptativos está directamente ligado con los tamaños y densidad de la población, no podemos afirmar que ésta sea la única causa. En el caso de la Sierra de Gata la distribución de la población se encuentra determinada por los condicionantes geofísicos. Así, observamos que gran parte de la comarca que analizamos es, por definición inhabitable debido a las alturas, porcentajes de pendientes, etc. Por ello, la consideración demográfica debe ir acompañada de otros elementos que permitan elaborar una reflexión más completa. A ello pretende contribuir el siguiente cuadro.
Acebo Descarg. Eljas Gata Hoyos Robled.
% Sup. improduc % ... 0 0 0 36 1 0
Pendiente 20% ....... 68 10 38 55 67 85
Densidad h/Km2 ....... 28 10 56 31 88 10
Natalidad (56-66) ...... 11 9 19 19 26 13
Mortalidad (56-66) ..... 14 7 8 10 8 8
Saldo migrat. (56-66) . -17 -11 -15 -1 -11 -18
Santib. Valverd. Villan. Vilasbu.
% Sup. improduc %...... 8 6 0 2
Pendiente 20% ........ 31 37 42 0
Densidad h/Km2 ........ 9 15 28 18
Natalidad (56-66) ....... 20 24 23 24
Mortalidad (56-66) ..... 11 7 13 6
Saldo migrat. (56-66) . -11 -25 -13 -16
En definitiva, a la hora de analizar cómo se han resuelto los problemas de adaptación de un grupo humano hay que tener en cuenta que el entorno no es sólo un conjunto de recursos, sino también un factor limitativo que, en cuanto tal, varía las características de los recursos. Ello hace que la adaptación de los grupos humanos no se lleve a cabo con respecto a un entorno físico, sino a las variaciones que los propios hombres introducen en él y que hacen que el propio entorno sea un elemento cultural más. La diferencia entre factores sociales como la población y en general los que hemos incluido en los niveles 1 y 2 y los condicionantes geofísicos del nivel 1 queda obviada recurriendo al entorno antropogénico que los incluye.
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NOTAS
(1) Los cuadros que aparecen en el presente trabajo son de elaboración propia a partir de las fuentes citadas en la bibliografía final.
(2) Al respecto podemos considerar como suficientemente revelador el artículo de E. Barrenechea "Las 140 Hurdes de España".
(3) HARRIS, M.: Introducción a la antropología general, Madrid, 1981.
(4) GURRIA GASCON, J. L.: El paisaje de montaña en Extremadura, Ed. Universidad de Extremadura, Cáceres, 1985.
(5) MADOZ, p .: Diccionario histórico-geográfico de Extremadura, Cáceres, 1955.
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*Esta monografía es parte de un estudio realizado por los autores gracias a la concesión de la Beca Luis Romero Espinosa por parte de la Asamblea de Extremadura en 1988.