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Entre los santuarios existentes en la provincia de BURGOS, uno de los más populares y visitados tanto por los habitantes de la comarca de La Bureba, en la que está situado, como de la provincia y de algunas provincias limítrofes, es, sin duda alguna, el de SANTA CASILDA.
La Iglesia Católica celebra en su Santoral la fiesta de Santa Casilda el día 9 de Abril y en este día hay fiesta en la ermita de la santa burebana con afluencia de romeros y devotos. Pero hay otras celebraciones y fechas que atraen a mayor multitud de visitantes de todos los pueblos circunvecinos y de la capital burgalesa.
En la antigüedad tuvo mucha vitalidad la romería llamada "de los canónigos" que se celebraba tradicionalmente todos los años el 24 de Junio, festividad de San Juan Bautista.
En la actualidad, sin embargo, la romería más popular y que más poder de convocatoria tiene y que recibe mayor número de romeros, devotos, curiosos y visitantes de todas las edades, de todos los pueblos de la región y de todas las clases y de ambos sexos, es la Romería de LA TABERA.
Antes de hablar de estas romerías y fiestas tradicionales vamos a dar unos apuntes sobre este Santuario y sobre Santa Casilda, su Titular y Patrona.
EL SANTUARIO
Antes de describir el pintoresco lugar, diremos que Santa Casilda existió antes de Santa Casilda. Y esto no es un acertijo. Lo que quiero decir es que en el lugar geográfico en el que está situado este santuario burebano que hoy está bajo la advocación de Santa Casilda, antes de existir esta Santa existían unos lagos, pozos o estanques y una cueva bajo la advocación de San Vicente, Mártir. Esos lagos y esa cueva tenían un influjo milagroso, una energía telúrica, unos poderes superiores que eran muy conocidos y trascendían los ámbitos de la comarca burgalesa. Esa fama fue la que atrajo a Casilda a esta tierra, a conocer los Lagos de San Vicente en los que buscar la salud.
Hoy también siguen atrayendo a los devotos estos dos pozos, uno blanco, con el agua clara y transparente porque su fondo está alfombrado de piedras blancas y el otro negro, porque su fondo es de tierra oscura y muchas hierbas.
Cuando Casilda visitó este lugar se llamaban Lagos de San Vicente los que producían los efectos maravillosos. Se trata de uno de esos lugares privilegiados en los que la naturaleza manifiesta sus poderes, energías y fuerzas telúricas y que el hombre, desde épocas ancestrales considera como sagrados, milagrosos, santos.
El Santuario de Santa Casilda se alza como atalaya espiritual de la tierra burebana y de sus hombres y mujeres en un paisaje abrupto y agreste, entre montes, a poco menos de doce kilómetros de la ciudad de Briviesca que es la cabeza de partido y el centro comercial y administrativo de la comarca. La Bureba queda simbolizada en ese paisaje que muestra la hondura y el color de esta tierra, el azul de sus cielos y la paz, en los que hizo penitencia y luego los enriqueció con sus milagros y sus devociones.
Santa Casilda en un alto,
San Vicente en una Cueva,
Santa Casilda es la luz
que ilumina a la Bureba.
LA SANTA
La aventura legendaria de esta Santa de origen musulmán y de gran veneración popular es, probablemente, uno de los ejemplos más diáfanos que puede proporcionamos el santoral, de comunión del ser humano con la tierra y, a través de esa comunión, del sincretismo universal de las creencias, siempre mala y torpemente disimulado por los sempiternos defensores de los credos excluyentes.
Santa Casilda es también, tal como la acogió la devoción popular, una muestra mitificada de esa ciencia que los chinos llaman fen'g-shui y que se basa, esencialmente, en el conocimiento profundo de las propiedades energéticas de la tierra y de las posibilidades del Ser Humano para potenciarlas o transformarlas, para extraer de ellas las mayores ventajas con vistas a una armónica relación del individuo con el entorno sobre el que ha elegido vivir. Incluso el nombre de la Santa -probablemente derivado de la palabra árabe qásida que se traduce como canción o poema- vienen a damos las claves de una sutil dimensión poética asociada a ese sentimiento íntimo en el que lo desconocido se identifica con lo trascendente a través de la captación instintiva de la Realidad, cuando lo racional deja paso a lo intuido y lo valora y hasta lo sacraliza en un proceso de asimilación mística.
Sintetizando la historia de Santa Casilda según viene contada en el Breviario de Burgos y ampliada por diversos cronistas, podemos apreciar dos instantes vitales claramente diferenciados. El primero discurría en Toledo y representa, en cierto modo, la justificación cristianizadora de los orígenes de la Santa. Nos cuenta cómo siendo hija de un rey toledano enemigo de la cristiandad (1) dedicaba buena parte de su vida a hacer más llevadera la prisión de numerosos cristianos que el padre mantenía en las mazmorras de la ciudad, proporcionándoles personalmente los alimentos que se les negaban. Es entonces cuando se le atribuye el primer milagro, pues dicen que, habiendo sido sorprendida por su padre mientras se dirigía a las prisiones, las viandas se convirtieron en rosas cuando el rey quiso saber lo que su hija llevaba recogido en "el enfaldo".
El segundo instante comienza en el momento en el que la princesa enferma gravemente de un "flujo de sangre" que los físicos de la corte toledana no conseguían curar. Llegó la fama de los prodigios que tenían lugar en una laguna cercana a Briviesca, al norte de Burgos, y el rey no dudó en permitir que su hija se trasladase a tierras de cristianos para intentar su curación. Apenas llegada a Burgos, Casilda fue bautizada como primera providencia antes de seguir su marcha hasta los montes Obarenses, donde despidió a su séquito y se sometió a los benéficos efectos de aquella poza llamada de San Vicente, donde se curó totalmente de su mal. Casilda, entonces, decidió quedarse en aquellos lagos en torno a Buezo y Salinillas de Bureba. Buscó refugio en una covacha cercana a la poza y allí se entregó a la oración y a la penitencia el resto de su larga vida, conquistando el fervor de los habitantes de los contornos, que pudieron comprobar cómo, desde el instante mismo en que la princesa musulmana se instaló en la comarca, desaparecieron de ella las alimañas, los ladrones, las tormentas, las heladas y todos cuantos peligros amenazaban anteriormente a sus campesinos y a los viajeros que la atravesaban. A su muerte, manos piadosas la sepultaron en la covacha donde transcurriera su vida. Allí quedó hasta que, en el primer cuarto del siglo XVI, ante el incremento de los milagros que se producían junto a su tumba y en la cercana poza, se le edificó un santuario sobre la cueva, que todavía hoy es lugar de peregrinación masiva y, sobre todo, de la romería que se celebra el 9 de abril y que reúne en los prados en torno al santuario a buena parte de los habitantes de la comarca.
El santuario conserva, al parecer, la mayor parte de las reliquias de la santa musulmana en una urna que labró Diego de Siloé y que se encuentra en la nave mayor del templo. El templo y sus dependencias, por su parte, constituyen un muestrario multitudinario de exvotos de cera y madera, depositados allí por los miles de feligreses que se encomendaron a las virtudes de las aguas de la poza y a la santidad de Casilda y vieron coronados sus ruegos con la curación de sus males. A los pies del santuario, la poza, cada día más seca, sigue mostrando en su fondo miles de monedas que arrojan los fieles como óbolo para su entrada en la eternidad.
Creo que no caben muchas dudas razonables de que este lugar posee para la gente unas virtudes que vienen, seguramente, de tiempos remotos y que Santa Casilda potenció con su santa presencia. Menos duda cabría aún de que el hecho de haberse personificado el patronazgo del enclave en una santa de origen islámico conlleva unas motivaciones que tienden a sincretizar -aunque sea de tapadillo- el origen de las virtudes que se le atribuyen. De hecho, no es éste el único espacio sagrado en el que esto sucede, aunque tal vez, en el contexto peninsular, sea el más conocido" (2).
"El emplazamiento de los santuarios más antiguos -dice Markale- nunca fue escogido al azar", pues -según Vincenzo Bo- "algunos lugares son considerados particularmente propicios para esta manifestación de la divinidad y del poder".
Santa Casilda es abogada celestial de los matrimonios estériles. No sé si existe agrupación o gremio que lo proclame, pero a la ermita santuario de la Santa, en Briviesca, acudían numerosas devotas alavesas pidiendo descendencia. Se repite la historia del pozo milagroso al que arrojaban una piedra por cada hijo que deseaban engendrar.
Según otra versión, procuraban arrojar una piedra si deseaban que el futuro vástago fuera chico y un trozo de teja para que la criatura fuera niña (3). Es que la teja es símbolo de la vulva (4).
Pero el remedio de la esterilidad no conllevaba sólo el ir en peregrinación al santuario de Santa Casilda, sino también el deber de arrojar una piedra o un trozo de teja desde un punto determinado a una distancia considerable y que la piedra o la partícula de teja cayera dentro del pozo blanco, cosa que no es fácil de conseguir. La piedra o el fragmento de teja la deben arrojar la mujer o el marido del matrimonio que se considera estéril.
En la comarca de la Bureba ha sido una costumbre muy común en épocas pasadas, el que las mujeres encinta ofrecían a la Santa a su futuro hijo o hija, si nacía bien y con salud, con la promesa o voto de peregrinar al santuario, madre e hijo cuando el fruto de su vientre pudiera hacerlo, señalando las condiciones de la promesa.
Este santuario de Santa Casilda, con su bello y agreste entorno, con los dos pozos de aguas benéficas, con la cueva en la que se ha venerado secularmente a San Vicente y la cueva en la que hizo penitencia la Santa, es uno de esos casos claros en los que el lugar físico numinoso es la causa del asentamiento e instalación del santuario y no al revés.
Tradición y realidad, santa, santuario y tierra forman en la actualidad una realidad inseparable.
El pueblo llano sabe bien estos versos:
Santa Casilda bendita,
hija de padre gentil;
por la gracia de Dios Padre
bautizada en San Martín.
Santa Casilda bendita,
hoy mismo vengo a verte,
y también vengo a ver
los lagos de San Vicente.
Cansadita vengo, madre,
de subir la cuesta arriba;
pero vengo enamorada
de ver a Santa Casilda.
"EL DIA DE LOS CANONIGOS"
El santuario de Santa Casilda era escenario de varias fiestas tradicionales o romerías muy concurridas y populares.
Como ya se ha dicho, la primera tenía lugar en el día de la fiesta litúrgica de la santa titular que se celebra el 9 de abril.
El día 24 de junio, se celebró desde muy antiguo la romería conocida vulgarmente como "el día de los Canónigos" y se veía autorizada y presidida por una Comisión del Excmo. Cabildo Metropolitano, de la Santa Iglesia Catedral de Burgos, que era patrono y administrador del Santuario. A esta comisión se sumaban acompañándolos los miembros integrantes de la Capilla Musical de la Catedral Basílica Metropolitana, quienes tomaban parte en la misa solemne cantada que se celebraba con sermón de campanillas y procesión por los alrededores del santuario con una nutrida asistencia de los pueblos cercanos y de otros más alejados e incluso de otras provincias, atraídos por la popularidad, la fama y la religiosidad de este santuario burebano.
Otra romería se celebraba el 29 de Septiembre, festividad de San Miguel Arcángel; aunque menos solemne que la del "día de los Canónigos" no por ello decaía en cuanto a animación y sano jolgorio en lo que a la parte profana se refiere.
ROMERIAS DE LOS PUEBLOS VECINOS
Independientemente de estas fiestas y romerías de carácter general en este santuario, durante todo el año era favorecido por la presencia de los vecindarios de diversos pueblos, villas y aldeas próximos de toda la comarca que, con sus autoridades civiles y religiosas presidiendo y con los pendones y cruces parroquiales al frente, llegaban allí con carácter de rogativas, fiestas votivas o romerías, para hacer profesión de fe ante el sepulcro de la santa y hacer sus peticiones a Dios a través de Santa Casilda y San Vicente, acudiendo al pozo blanco o al pozo negro para experimentar los benéficos efectos de sus aguas prodigiosas.
Pueden citarse entre las más animadas de estas romerías de los pueblos en Santa Casilda, las siguientes:
-Briviesca, que concurría el Martes de Letanías o de rogativas, o sea el Martes después de Pentecostés, anterior a la festividad de la Ascensión.
-La Vid de Bureba, el día 6 de Mayo.
-Galbarros, el sábado siguiente a la Ascensión.
-Salinillas de Bureba, conjuntamente con los dos agregados que integran su Concejo, Buezo y Revillalcón, tenía lugar el 15 de Mayo.
-Quintanavides, el domingo infraoctava del Corpus.
Estas últimas festividades tienen o tenían un tono exclusivamente religioso sin ninguna concesión al jolgorio popular, llegando y retirándose los vecinos en forma de procesión nutrida y reverente" (5).
En estas romerías es muy corriente ver peregrinos de ambos sexos subir descalzos, e incluso algunos tramos de rodillas, las tortuosas pendientes, como cumplimiento de votos y promesas o en agradecimiento por favores recibidos.
Otros hacen excursiones por los montes cercanos en busca de las "lágrimas de Santa Casilda", pequeñas piedrecitas, fósiles, que tienen una determinada forma cónica y son finas y brillantes como trocitos de cuarzo. Otros bajan a la profunda cueva en la que está la imagen de San Vicente, mártir, en una bella gruta natural. Son frecuentes también las peregrinaciones familiares en cualquier fecha, pero sobre todo en primavera y en los meses de Septiembre y Octubre. Hay también excursiones organizadas los domingos de la primavera, verano y otoño, muy concurridas sobre todo por los veraneantes con el único fin de pasar el día agradablemente por los parajes vecinos al santuario en el recoleto valle o en las praderas de Buezo.
La restauración y acondicionamiento de la hospedería y el arreglo de la carretera ha hecho que en las últimas décadas la devoción a la Santa no sólo no haya decaído sino que haya ido en aumento y siga siendo Santa Casilda el centro espiritual de la Bureba.
En otros tiempos concurrían los peregrinos y romeros desde todos los pueblos, por todos los caminos, senderos y atajos a pie, en todo tipo de cabalgaduras, en carros y carretas, en bicicleta. Hoy el coche particular y los autobuses facilitan el acceso a este rincón en el que Santa Casilda recibe la devoción y el cariño, el agradecimiento y las oraciones de todos los burebanos.
El hospedero, Don Eladio García Barriocanal, nacido en este mismo lugar en el que ha vivido siempre igual que sus antepasados, es el que lo cuida y mantiene y juntamente con el Capellán, merecen nuestros elogios porque son los guardianes del tesoro espiritual y tradicional que representa Santa Casilda para la tierra burgalesa de la Bureba.
LA ROGATIVA Y ROMERIA DE LA "TABERA". DONDE LA ORACION Y EL JUEGO SE COMPARTEN POR EL PUEBLO DE LA MANERA MAS NATURAL SIGUIENDO UNA ANTIGUA COSTUMBRE.
Tiene un carácter eminente de fiesta popular, alegre y llena de jolgorio con todos los ingredientes clásicos de las romerías que se celebran en plena primavera. Pero también tiene su parte religiosa, llena de seriedad, pues se trata de una procesión rogativa. Se la conoce como "LA TABERA". Es la que correspondía hacer a Briviesca y tiene lugar el martes después de la Pascua de Pentecostés o martes anterior a la fiesta de la Ascensión del Señor.
Sin duda es la romería más popular que ahora se celebra en el santuario de Santa Casilda, la más concurrida, la más conocida por los elementos aparentemente dispares que en ella concurren.
En su origen esta rogativa era en todo igual a las rogativas que se celebraban en todas las parroquias por este tiempo en las que el pueblo fiel, presidido por el sacerdote, salía en procesión cantando las Letanías Mayores o de los Santos. El hecho de ir desde Briviesca al Santuario de Santa Casilda era también muy corriente en un día señalado, como la hacían otros pueblos, ya en la primavera, coincidiendo con las reseñadas anteriormente o en el otoño, una vez acabadas las faenas de la recolección.
Lo que hace que esta romería de la "Tabera" sea singular y distinta, única y cada año más visitada es el que se unan en ella la procesión de oraciones y rogativas por la mañana con el juego de la taba a partir del mediodía.
Esta romería ha ido ganando en popularidad a partir de los años 1970 y está llamada a ser una de las fiestas tradicionales con más concurrencia de toda la provincia de Burgos.
El Ayuntamiento de Briviesca, consciente de la aceptación extraordinaria que viene teniendo su fiesta tradicional y romería al santuario de Santa Casilda, conocida ya por todos con el nombre de "LA TABERA", se preocupó en algunas de sus reuniones plenarias -mayo de 1973- de una serie de detalles encaminados a imprimir a esa reunión popular una mayor atención en todos los órdenes y circunstancias, no sólo para evitar desórdenes, sino para que sea un motivo de expansión y alegría popular.
Esta fiesta es una especie de "Montecarlo" al aire libre, junto a un santuario famoso. Pero tiene también un importante aspecto religioso.
ACTOS RELIGIOSOS
La romería como es costumbre lógica y natural, se inicia con los correspondientes actos religiosos y litúrgicos.
A medio día los romeros, encabezados por el Ayuntamiento de Briviesca, presidido por el Alcalde de la ciudad, se dan cita en la iglesia de San Martín, desde cuyo templo se dirigen procesionalmente con la Cruz alzada, imagen de Santa Casilda, reliquia y estandarte, a la plaza que en Briviesca lleva el nombre de la santa desde donde, en autobuses, coches y vehículos particulares, se trasladan todos hasta el santuario de Santa Casilda.
Al llegar la comitiva al Santuario, las cruces de la parroquia de Briviesca y la de la ermita, tras una especie de beso de recibimiento encabezan la procesión en dirección al templo. A continuación tiene lugar la Misa celebrada por el párroco de Briviesca auxiliado por el Capellán de Santa Casilda y por los otros coadjutores, para terminar, al final con una procesión alrededor de la ermita con los estandartes y la imagen de Santa Casilda, entre cánticos litúrgicos y volteo de campanas.
Los alrededores de la ermita por este tiempo, ya avanzada la primavera, ofrecen un aspecto desacostumbrado. El campo está lleno de flores y aromas campestres de multitud de flores y plantas silvestres que alfombran los caminos, las laderas, los pradillos y los montes.
Surcando el claro cielo, raso y sin nubes, cohetes y más cohetes anuncian el comienzo de la procesión en Santa Casilda.
Muchísimos son los burebanos y burgaleses que se desplazan a aquellos parajes muy de mañana, provistos de generosas viandas y esperan a que comience la romería, que de hecho ya comenzó en Briviesca.
La romería y rogativa, porque ambas cosas es esta fiesta tradicional de la que nos ocupamos. Se remonta a épocas antiguas. Es una tradición, como otras tantas, que han ido pasando de padres a hijos como una herencia extra, generación tras generación. De su celebración se sabe que es muy remota y si se pregunta a los más ancianos de Briviesca, obtenemos como respuestas que sus padres y sus abuelos ya asistían a esta rogativa-romería.
Las rogativas que se celebran en Briviesca y Santa Casilda son las mismas que celebraba oficialmente la Iglesia católica en este tiempo litúrgico durante el lunes, martes y miércoles antes de la fiesta de la Ascensión, que entonces se celebraba en jueves. Durante estas procesiones de rogativas se cantaban solemnemente las Letanías Mayores o de los Santos.
Aunque en la actual liturgia de la Iglesia estas rogativas ya no son preceptivas como antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, en Briviesca y Santa Casilda, se sigue actualizando aquella costumbre conservando las características que la hacen peculiar. Sin tener datos concretos, según comentan algunos, esta rogativa romería se celebra desde hace seis siglos.
Quizá el fin principal de estas rogativas era el pedir la lluvia y la protección de las personas, animales y cosechas, además de todas las finalidades religiosas y espirituales que las motivaban. Lo cierto es que el pueblo sencillo rural asistía masivamente a ellas.
A ésta, que se sigue celebrando en Santa Casilda, se le fueron añadiendo elementos extralitúrgicos, laicos e incluso profanos, y el pueblo la ha conservado y la ha distinguido con su asistencia y merece todos los respetos.
Para los que acuden a esta romería no sabemos qué elementos son los que más importan si el religioso, el gastronómico, el lúdico o el festivo. Todos ellos forman un todo inseparable, como en casi todas estas manifestaciones populares tradicionales y festivas. Deberíamos decir que importan todos los aspectos, cada uno a su tiempo debido y en su lugar y guardando un orden.
Los cientos de burebanos y burgaleses que con su presencia dan su voto a estas fiestas populares, acudirán por diversos motivos, pero todos, a su manera, van a celebrar la Fiesta de la Tabera. Y se desparraman por todos los rincones del hermoso y tranquilo paisaje para disfrutar de ese regalo de la naturaleza, después de haber participado en la piedad popular con los actos religiosos y luego, con la misma alegría y entusiasmo participa en la comida y en el juego.
Los hombres y las mujeres burebanos son nobles, alegres, abiertos, austeros y llanos, deportivos y firmes en su palabra y en sus actos. Siempre han hablado claro, llamando al pan pan y al vino vino. Saben trabajar, rezar y divertirse; saben ganar y saben perder. Y todo esto se compendia, se resume y se expresa de manera muy clara en esta romería de LA TABERA.
EL JUEGO DE LA TABA
Terminada la misa y la procesión religiosa y cuando ya se empieza a preparar la comida, a la misma puerta del Santuario, el Alcalde de Briviesca, si no asiste ninguna otra autoridad superior, abre el juego oficialmente, lanzando al suelo la taba. La taba es ese hueso aleatorio que, como los dados, va a traer y llevar la suerte y el dinero a los que se arriesguen a jugar.
La primera tirada es simbólica y la hace siempre la autoridad o un representante de ella. Es como el verdadero "chupinazo" de la fiesta. Cuando la taba lanzada por la autoridad toca el suelo, los corros de personas que estaban expectantes inician sus respectivos juegos que ya no cesarán hasta bien entrada la madrugada. Ya se ha inaugurado oficialmente el juego, un juego prohibido durante todo el año y que sólo se practica en este día.
Rápidamente los diversos corros se ponen a jugar y las tabas y el dinero corren y se mueven por el suelo, pasando de mano en mano.
-¡Carnes!, ¡Pencas!, ¡Bodil!, ¡Cruz!
Según caiga la taba, según su posición da la suerte o la quita.
La taba ha sido tradicionalmente un juego infantil en nuestros pueblos de Castilla. Será raro encontrar una mujer de nuestros pueblos que no haya jugado a las tabas en su infancia conociendo los nombres de cada uno de sus lados: Aguas, "Pencas", "Lisos" y "Carnes", "Pencas", "Bodil", "Cruz". Según los distintos pueblos tienen distintos nombres.
Los asistentes a esta romería de Santa Casilda han convertido el inocente juego de las tabas en un juego de hombres y de azar, que mueve en un sólo día muchos millones de pesetas. Pero el arriesgar unos duros es inevitable para todo el que acuda a esta fiesta en Santa Casilda (6).
El refrán castellano dice que donde mejor se conoce a las personas es en la comida y en el juego. En esta romería hay comida y juego, pero es justo reconocer que los romeros, burebanos o no burebanos, que asisten a la romería "LA TABERA" son, por lo menos, personas cabales. Juegan y ganan o pierden. El ganar o perder no altera su semblante más que por la natural alegría o tristeza que da la buena o la mala suerte. y en la Tabera se juega fuerte. Un dato, el año 1.990 el Ayuntamiento de Briviesca recaudó en las tabas autorizadas, en concepto de "el barato" -la comisión del 5% sobre el dinero jugado- unos cuatro millones de pesetas. Hemos sido testigos de importantes jugadas, realizadas con el mejor talante y la mayor deportividad por ambas partes, por el que se ganaba y por el que se perdía, que es lo más elogiable. Se dan pocos casos de disputas o discusiones e incluso gestos de mal humor.
Las tabas rebotan una y otra vez en el suelo. Los postores ponen el dinero también en el suelo, doblan las cantidades, cogen, dejan, vuelven a poner , se pierde, se gana, unos se retiran y otros les reemplazan. Todo depende del lado o posición en que caiga la taba. Una y otra vez se mete y se saca el dinero de los bolsillos, con nerviosismo, con ilusión, con alegría o con decepción y tristeza.
El engranaje del juego es muy sencillo. Se trata de jugarse el dinero a cara o cruz. Los apostantes van poniendo el dinero en el suelo y la persona que lleva la "banca" pone otra cantidad de dinero igual, "va casando el dinero", como dicen los burebanos. Una vez hechas las posturas, el de la "banca" tira la taba en el centro del corro y si el hueso cae con la parte hueca hacia arriba "carne", gana la "banca" y se lleva todo el dinero. Si la taba cae en la posición contraria -"cruz"- que popularmente se llama "culo", los apostantes contra la "banca" ganan su dinero y la cantidad igual que puso la "banca". Si la taba queda en otra de las dos posiciones restantes, "penca" o "bodil", el dinero no es para nadie, hay que repetir la tirada, aumentando la emoción del juego hasta que caiga "carnes" o "cruz".
La "banca" lanza una y mil veces la taba y ésta va dando o quitando la suerte.
Personaje fundamental en este juego es el "baratero". Así se llama al que con un palo se encarga de mantener en orden el dinero, devolver al tirador la taba y decidir en caso dudoso. A cambio de este servicio recibe de la "banca " una propina siempre que resulta ganadora. Una y otra vez le pone la taba en la mano, mientras que los circunstantes vocean las posturas en que cae la taba. El diccionario define al baratero: "El que de grado o por fuerza cobra el barato de los que juegan".
Barato: "Dinero que da voluntariamente o por fuerza el que gana en el juego". En este caso el baratero cobra o recauda para el Ayuntamiento de Briviesca un cinco por ciento sobre el dinero jugado.
Hay un refrán castellano que alude a este personaje: "A la puta y al baratero, a la vejez os espero".
¿POR QUE LA TABA?
Se sabe que en la antigüedad, durante esta romería a Santa Casilda, Briviesca quedaba casi sin gente y los que quedaban en la ciudad, en ausencia de las autoridades, que estaban en Santa Casilda, aprovechaban para jugar a otros juegos arriesgando dinero lo cual era ilegal y se producían abusos y desórdenes en un día en que las autoridades civiles y religiosas estaban cumpliendo una obligación religiosa. Para evitar estos excesos y no prohibir la diversión que constituía el juego, se permitió jugar, pero en Santa Casilda. Allí, con la presencia de las autoridades se tendría controlada la situación y por otra parte se daría gusto al pueblo. Los otros juegos que no se consideraban autorizados desaparecieron y quedó el juego de la taba, que va tomando nuevo vigor cada año que pasa y se va arraigando esta tradición. Podían haber sido los dados, las cartas o cualquier otro juego, pero lo cierto es que el que ha subsistido y el que se conserva y se practica es el de la taba.
El juego de la taba tiene muchos siglos de historia. Ya en la escultura griega del siglo V antes de nuestra Era, el célebre escultor Policleto legaba su famosa obra "ASTRAGALIZONTA", o sea "La jugadora de tabas".
La taba, como todo el mundo sabe es un hueso de cordero o carnero a ser posible, para que tenga el tamaño más manejable. Y este hueso se llama astrágalo.
En épocas pasadas fue un juego muy popular, practicado fundamentalmente por las niñas, quienes en la edad escolar solían tener una buena colección de ellas, ya que conservaban como trofeos las que ganaban a sus compañeras. Las pintaban de diversos colores con anilinas para diferenciarlas y las denominaciones de sus lados y posturas varían enormemente según las regiones e incluso de unos pueblos a otros.
El juego de las tabas se basa en saber tirarlas y en irlas colocando por orden en unas posturas determinadas. Como en muchos juegos infantiles, éste de las tabas también ha desaparecido del cada día más reducido repertorio de juegos de los niños.
Pues por este sencillo juego, en el que se arriesga gran cantidad de dinero, a cara o cruz, que es la característica y la nota más peculiar y chocante de esta romería en Santa Casilda, llamada "LA TABERA", se ha convertido ésta en una especie de "Montecarlo" burebano por un día, pero al aire libre y rodeado de todos los ingredientes y circunstancias para considerarlo también como una de las fiestas tradicionales y típicas de la provincia de Burgos.
La valoración de la fiesta que comentamos, suponemos, habrá cambiado sustancialmente si tenemos en cuenta la situación existente hoy y la de hace unas décadas en lo que se refiere al juego, a los juegos de azar. Hoy la existencia masiva de máquinas tragaperras, los múltiples sorteos diarios o semanales de Lotería Nacional, Loterías Primitivas, Bono Loto, Once, Quiniela, Quiniela Hípica, Porra, etc. y la autorización de Bingos y Casinos quitan importancia y hacen que llame mucho menos la atención "LA TABERA" que en otros tiempos, no lejanos, en los que todo lo relativo con los juegos de azar estaba prohibidísimo.
Es sabido que, terminada la romería en Santa Casilda, la gente se traslada a Briviesca, en cuyas calles, bares y tabernas se prolonga el juego de la taba, con el mismo humor e interés o entusiasmo que en los alrededores del santuario.
Hemos de resaltar que esta modalidad de juego no se practica más que en este día preciso. Durante el resto del año no se vuelve a acordar la gente de poner en funcionamiento la taba con fines lucrativos ni por pasatiempo. Se termina "La Tabera" y hasta el año que viene.
PAN, VINO Y ARROZ PARA TODOS LOS QUE LO DESEEN.
Mientras muchos de los asistentes se han empezado a jugar los cuartos a la taba, otros se disponen a organizar la comida festiva, la tradicional paella con pan y vino con la que obsequia el Ayuntamiento de Briviesca a los romeros en Santa Casilda.
Esta es otra de las características populares de esta singular romería burebana. Tradicionalmente se distribuía pan y vino a todos los romeros a cargo del Ayuntamiento de Briviesca. Por los años primeros de la década de 1.950, el que fue Alcalde de dicho Ayuntamiento D. Marino Linares introdujo la costumbre de añadir al pan y al vino un plato de paella. Era aquella una época en que el arroz escaseaba y se racionaba, decomisando el Ayuntamiento de Briviesca el arroz de ilícita procedencia. Este arroz decomisado se empleaba para invitar a los romeros y, aunque los decomisos desaparecieron al estar el arroz libre, la costumbre se institucionalizó y arraigó de tal forma que en la actualidad el Ayuntamiento de Briviesca continúa invitando a todos los asistentes con pan y vino y un plato de paella.
Todo el que va a "La Tabera " recibe su pan, su medio litro de vino y el correspondiente plato de paella. Pero para prevenir las cantidades hay que recoger antes un vale que da el Ayuntamiento. Así, los encargados, según los vales distribuidos, preparan las. raciones de paella. Las cantidades van cada año en aumento.
Pero en romerías como ésta la gente no se conforma con el pan, el vino y la paella y se lleva las típicas chuletas que son asadas, al estilo de la tierra con sarmientos en los asadores que se construyeron en las inmediaciones de los pozos para estos menesteres.
La tarea de cocinar estas enormes cantidades de paella corre a cargo de los empleados y familiares del responsable de la hospedería del santuario.
Los pellejos de vino, las paelleras y los canastos de pan se van vaciando mientras todavía se oyen los gritos del juego de la taba y, poco a poco, todos se ponen a comer al estilo campestre, bajo las sombras de los árboles, donde mejor se han podido acomodar, en la falda de la colina, sentados junto al edificio de la hospedería e iglesia del santuario o por las rocas, reunidos en cuadrillas o por familias y así se va dando cuenta, con buen humor, de la comida festiva.
En el comedor de la Hospedería del santuario, las Autoridades y algunos invitados especiales venidos de fuera comen idéntico menú, mientras comentan las incidencias y el desarrollo de la romería.
Casi sin terminar de comer los postres y suprimiendo el café y la sobremesa, los más aficionados al juego, reanudan con la taba las incesantes tiradas para aprovechar lo más posible el tiempo de la tarde.
PARADOJA
Los que asisten a esta fiesta y sobre todo los más asíduos lo consideran como lo más natural del mundo, pero no deja de llamar la atención poderosamente a los que consideran con detenimiento la paradoja que encierra esta romería burebana.
Por la mañana, se puede bien afirmar, encienden un cirio o varios a Dios y a los santos participando en la rogativa penitencial y por la tarde ponen otro cirio o varios al diablo, al dedicarle campo libre practicando el juego, una práctica considerada viciosa y pecaminosa, sobre todo en este juego que mueve altas cantidades de dinero.
No se entiende fácilmente cómo puede conjugarse lo uno con lo otro, ya que son cosas contradictorias según la moral tradicional y parece que algo chirría y no casa muy bien una cosa con la otra.
Pero no queremos erigirnos en jueces ni críticos de una fiesta que el pueblo ha conservado tradicionalmente y la apoya con su asistencia aceptando sus elementos religiosos, sus posibilidades lúdicas y gastronómicas y su carácter festivo y convivencial.
El pueblo asiste a ella con toda naturalidad y entusiasmo, la disfruta con alegría, en paz y concordia, respetando a los que rezan, a los que juegan, a los que asisten y a los que no asisten. Santa Casilda preside y acoge a todos año tras año, considerándolos a todos los que a su santuario van, romeros, peregrinos o devotos.
Alrededor de las seis de la tarde los romeros regresan a Briviesca, presididos lo mismo que por la mañana, por las autoridades religiosas y civiles, concentrándose en la plaza de Santa Casilda, desde donde, en procesión, se dirigen a la iglesia de San Martín en la que se canta una solemne Salve popular, acto con el que se da por terminada oficialmente la romería de "LA TABERA".
NOTAS
(1) Probablemente Al-Mamun, hijo de Ismael Dilum, fundador de la dinastía Dzemonnita de la Taifa toledana en 1.030. La realidad histórica de este rey dista bastante del concepto peyorativo en el que quedó clasificado por la historia eclesiástica, pues no sólo se mantuvo en paz con sus vecinos cristianos, sino que acogió a su futuro rey Alfonso VI -que sería el conquistador de la ciudad- cuando tuvo que huir de Castilla por la persecución de su hermano Sancho II, hijo como él, de Fernando I. Estamos en los tiempos del Cid Campeador. (Nota de Juan García Atienza. Santoral diabólico, págs. 472-474).
(2) JUAN GARCIA ATIENZA: Santoral diabólico. Ed. Martínez Roca, S. A. Barcelona, 1.988. Págs. 472-474.
(3) SATRUSTEGUI, J. M.: Comportamiento sexual de los Vascos. Txertoa. San Sebastián, 1.981. Pág. 252
(4) XOSE RAMON MARIÑO FERRO: Las Romerías / peregrínaciones y sus símbolos. Edicións Xerais de Galicia. Madrid, 1.987. Pág. 230.
(5) ISMAEL GARCIA RAMILA: Artículo en "Diario de Burgos", de 26 de noviembre de 1.972.
(6) FRAY VALENTIN DE LA CRUZ: Burgos, ermitas y romerías. Editado por Caja de Ahorros Municipal. Burgos, 1.985. Págs. 34-36.