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INTRODUCCION
Según Luis Junceda "en el principio fue el verbo, es decir, la palabra. Pero detrás de ésta, como resultante obligada, advino la expresión adverbial, el modismo, el dicho, en fin, ese dicho a veces sentencioso, con frecuencia divertido, y siempre, o casi siempre, reforzador del quiebro coloquial. En este sentido, cabría afirmar que el dicho es un mensaje de urgencia y más aún: que su función es al lenguaje lo que el atajo al camino: un modo de abreviación, una vía recurrente, una pirueta de síntesis".(1)
El diccionario de la Real Academia Española define el dicho como "palabra o conjunto de palabras con que se expresa oralmente un concepto cabal". (2)
A lo largo de la literatura numerosos estudiosos se han ocupado de esta parcela del saber, entre ellos destacan Juan de Timoneda, Juan de Mal Lara, Gracián, Quevedo, Sebastián de Covarrubias, Gonzalo Correas, Clemencín, Pellicer, Fernán Caballero, García Blanco, Batús, Montoto, Rodríguez Marín, José M.ª Sbarbi, Ramón Caballero, Vergara Martín, Vicente Vega, José María Iribarren, Luis Junceda y Germán Díez.
Estas muestras de sabiduría popular, caracterizadas por su brevedad, abundan en Valladolid y pueblos de la provincia de donde proceden las que insertamos seguidamente.
ANDAR AL RETORTERO. TRAER AL RETORTERO. Retortero significa dar vueltas alrededor. Andar al retortero equivale a vagar sin sosiego de aquí para allá. Y traer a uno al retortero, traerle engañado con falsas promesas.
Tortera era la rodaja que las hilanderas acomodaban en el remate del huso, de modo que girase con ésta para retorcer la hebra.
ANDAR O ESTAR HECHO UN AZACAN. Significa estar muy ocupado en diversos trabajos.
El término azacán deriva de una voz árabe que significa aguador, y como éstos suelen estar muy afanados, de aquí se aplicó su nombre para expresar una persona que está muy cargada de negocios y que éstos lo tienen continuamente ocupado.
AL FREIR SERA EL REIR. Se utiliza para pronosticar el cumplimiento de un hecho adverso o para reprobar la poca prudencia en la ejecución de una cosa.
Según Sbarbi su origen es el siguiente: En tiempos del rey Felipe IV había en la corte un calderero con fama de tuno. Un pillo se propuso engañarlo, se fue a la tienda y le pidió una sartén; el calderero le dio una que estaba rota, éste no lo notó pero le dio en pago una moneda falsa, viendo que el comprador se estaba riendo le dijo: Al freir será el reir. A lo cual contestó el contrario: Al contar será el llorar.
¡APAGA y VAMONOS! Este dicho significa que algo toca a su fin. Hace siglos, en el pueblo granadino de Pitres, dos clérigos aspiraban a una capellanía castrense y apostaron un día quien sería capaz de decir la misa en menos tiempo. Como uno oyó al otro comenzar diciendo Ite, misa est, fórmula litúrgica que antecede a la bendición final, vuelto hacía el monaguillo exclamó: ¡Apaga y vámonos!
ARDER EL HACHA. Significa que se va a organizar algo ruidoso, insólito y violento.
Cuando los leñadores trabajan enérgicamente en el corte de árboles se calienta el hacha como si estuviera ardiendo.
ARMARSE UN TIBERIO. Significa cualquier situación de alboroto, desorden o ruidosa pendencia.
Claudio Tiberio fue el segundo emperador romano, hijo de Tiberio Nerón y de Livia, después esposa de Augusto. A la muerte de Augusto se apoderó del Imperio, al que gobernó con acierto en sus comienzos.
Tras el fallecimiento de su hijo adoptivo, Germánico, se convirtió en un déspota cruel y despiadado y sus desmanes sembraron el terror y la confusión en toda Roma. De la infausta memoria de aquellos días procede esta expresión.
ARRIMAR EL ASCUA A SU SARDINA. Esta expresión significa aprovechar toda ocasión en beneficio o interés propio.
En otra época era usual, entre los cortijeros del campo andaluz, dar de comer sardinas a los obreros. Estos solían disponerse en torno a una fogata; para asar la sardina tomaban el ascua de la lumbre y la iban arrimando al pescado. El procedimiento debilitaba la fogata hasta el punto de terminar con ella en muchas ocasiones. Las sardinas llegaron a suprimirse del menú pero la expresión quedó en el habla popular.
CADA PALO AGUANTE SU VELA. Cada uno se resigne con su suerte; conlleve los trabajos o molestias inherentes a su estado o profesión o sea responsable de sus actos.
Según Iribarren esta expresión es de origen marinero y alude al palo o madero redondo, fijo verticalmente en una embarcación, y destinado a sostener las velas.
CARGAR CON EL MOCHUELO. Este dicho denota que un asunto enojoso y difícil recae sobre alguien contra su voluntad.
Dos jóvenes, andaluz, uno; gallego el otro, entraron en una venta y pidieron cena al posadero. Como este les indicó que sólo disponía de una perdiz y un mochuelo, el andaluz se apresuró a decir que los trajesen. y cuando el mesonero sirvió las aves, el andaluz le dijo al gallego: "Elige, hermano, puesto que la cosa es clara: o te comes tú el mochuelo o yo la perdiz, o yo me zampo la perdiz y tú cargas con el mochuelo".
DAR PALOS DE CIEGO. Significa el perjuicio que con frecuencia se sigue por proceder sin tino y a lo loco en un asunto delicado.
En el pasado existían juegos que privaban de visión a los participantes, entre ellos podemos citar el de la gallina ciega y el de la piñata, en cuyo festejo vendaban los ojos a los participantes, y éstos con un palo, la emprendían a garrotazos contra una vasija pendiente de una cuerda; cuando rompían la vasija caía su contenido, consistente en agua o golosinas.
DARSELA CON QUESO. Significa engañar a uno mediante algún ardid o trampa para conseguir un fin interesado.
Según Julio Casares antiguamente se usaba la expresión "armarla con queso", haciendo referencia a la ratonera en la que se ponía este cebo, considerado como el más apetitoso para los roedores.
DE TIROS LARGOS. Significa ir vestido con lujo.
Procede de que antiguamente en España cada particular podía hacer tirar de su coche el número de caballos o mulas que considerase oportuno; pero solamente el rey y la nobleza podían uncir a sus carrozas el tiro delantero a mayor distancia de los demás; distancia que los separaba muchas veces de los tiros traseros mediante cuatro o cinco varas de correas o tirantes, lo que se denominaba tiros largos.
DOCTORES TIENE LA SANTA MADRE IGLESIA. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que lo sabrán responder. Con esta frase eludimos la respuesta a una cuestión que ofrece dificultad.
Procede esta expresión del Catecismo del Padre Astete, que dice:
“-Además del Credo y los Artículos, ¿Creéis otras cosas?
-Si, padre; todo lo que cree y enseña la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica, Romana.
-¿Qué cosas son éstas?
-Esto no me lo preguntéis a mi que soy ignorante: Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder".
DORAR LA PILDORA. Significa dulcificar. Mitigar o disimular una mala noticia.
Según Covarrubias, píldoras eran unas pelotillas medicinales y purgativas, que se toman con la boca y los boticarios suelen dorarlas para disimular el amargo del acibar que llevan por dentro.
ECHAR A UNO LOS PERROS. Significa acosar y hostigar a una persona.
Procede esta expresión de la costumbre antigua de echar perros a los toros de lidia que se negaban a embestir, para hostigarlos o fatigarlos.
EL PARTO DE LOS MONTES. Significa cualquier cosa insignificante y ridícula que sucede cuando se esperaba algo grandioso e importante.
Procede esta expresión del refrán latino de Horacio: Parieron los montes y nació un ridículo ratón, que originó la Fábula de Fedro El parto de los montes y cuya versión castellana más conocida se la debemos a Samaniego.
EMPINAR EL CODO. Significa beber mucho vino u otros licores. En otras palabras ser un borracho.
El hecho de beber, ya sea por un porrón, una bota o un vaso, implica la necesidad de levantar el codo hasta un determinado nivel. De este hecho procede empinar el codo.
ESTAR A LA CUARTA PREGUNTA. Esta expresión coloquial indica la indigencia y suma pobreza en que se halla una persona.
En los interrogatorios judiciales de otra época era preceptivo formular cuatro preguntas: las tres primeras referentes al nombre, edad, estado, nacionalidad y credo religioso y la última relativa a los bienes del acusado. Cuando se trataba de una persona carente de bienes, respondía siempre negativamente, declarándose pobre de solemnidad, si el juez insistía el interesado declaraba estar a la cuarta pregunta.
ESTAR HASTA LOS TOPES. Expresión que se aplica a aquello que se halla demasiado lleno.
El término en sentido marinero significa el palo más alto de cualquier mástil.. También se denomina tope al vigía situado en lo alto de la arboladura.
FIATE DE LA VIRGEN Y NO CORRAS. Señala la confianza que debemos tener en la Virgen como intercesora ante Dios.
Su origen puede proceder de un torero que confiando en la Divina Providencia, se comprometía a los mayores peligros sin tomar precaución ninguna para evitarlos y un día tuvo una grave cogida, entonces el público, recordando su imprudencia, le gritó: Fíate de la Virgen y no corras.
HASTA QUE SAN JUAN BAJE EL DEDO. Según Sbarbi en su obra Gran Diccionario de Refranes, esta locución familiar se suele usar para ponderar un plazo ilimitado. Parece tener su origen en la actitud en que suelen representar los escultores a San Juan, con el dedo índice de la mano derecha levantado, como en ademán de señalar a la Virgen María el lugar donde debe encontrar a Jesús, yendo camino del Calvario.
HAY MOROS EN LA COSTA. Expresión que denota cautela ante un hecho peligroso.
Proviene de la frecuencia con que los moros, durante mucho tiempo, hicieron excursiones por las costas de Levante, apoderándose de gentes, ganado y cuanto les venía a la mano.
¡Hay moros en la costa! era el grito con el que las gentes del litoral se prevenían de aquel peligro, armándose para resistirlos si lo permitía el número de los enemigos o retirándose hacia el interior si éstos eran numerosos.
IDEM DE LIENZO. Idem de lienzo equivale a lo mismo también.
Esta expresión coloquial apareció en el lenguaje con motivo de la primera guerra carlista en 1833, cuando los servicios de Intendencia al hacer relación de las prendas destinadas al equipo del soldado, las anunciaban así:
Guerreras de paño;
Idem de lienzo.
Pantalones de paño;
Idem de lienzo.
Repitiendo la mencionada frase cuantas veces fuera necesario.
IRSE DE PICOS PARDOS. Según el diccionario de la Academia, irse de picos pardos es frase con que se da a entender que alguno pudiendo realizar cosas útiles y provechosas, se entrega a las inútiles e insustanciales, por no trabajar. En su origen esta frase significó irse con una mujer de la vida o moza de partido, y se dijo porque la ley obligaba a las tales a usar jubón de picos pardos, para distinguirlas de las mujeres decentes.
LLEGAR Y BESAR EL SANTO. Significa conseguir con brevedad una cosa. Para Sbarbi esta expresión parece aludir a quien después de una penosa romería consigue su deseo (besar el santo de su devoción) nada más llegar a su capilla, sin tener que esperar nada.
MANTENERSE EN SUS TRECE. Esta expresión significa terquedad y persistencia porfiada en una opinión o tarea comenzada.
Sobre el origen de este dicho hay distintas opiniones.
Para unos procede de la obstinación con que el antipapa español Pedro de Luna mantuvo sus derechos al solio, durante el cisma de occidente, para otros procede de un antiguo juego de naipes, en el que el número ganador eran quince tantos, de manera que, frecuentemente, el jugador que conseguía trece, por temor a pasarse, no pedía nueva carta y se quedaba en ese número.
METER O SEMBRAR CIZAÑA. Significa ocasionar disensiones o lanzar noticias que inquieten a los que estaban tranquilos y enemisten a los amigos.
Es una alusión a la parábola de Jesús que aparece en el Evangelio de San Mateo, Capítulo XIII, versículos 24 y siguientes:
"El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena simiente en su campo. Pero al tiempo de dormir los hombres, vino cierto enemigo suyo y sembró cizaña en medio del trigo y se fue". La cizaña es una gramínea cuyas cañas crecen más de un metro. Se cría espontaneamente en los sembrados y la harina de su semilla es venenosa.
NUESTRO GOZO EN UN POZO. Según Covarrubias se emplea esta expresión cuando una cosa que nos había empezado a dar contento, no salió cierta ni verdadera.
Debióse de decir de algún animalejo que daba contento, y con quien jugaban, y saltando de una parte a otra cayó en un pozo y se ahogó.
PELAR LA PAVA. Significa tener amorosas pláticas los mozos con las mozas.
Según Iribarren el origen puede ser el siguiente: una señora, vieja y achacosa, ordenó a su criada que matase una pava para solemnizar la fiesta del día siguiente. Ella fue a pelarla a la reja, adonde acudió su novio. Como la moza se retrasaba en la faena, la vieja le gritaba: "¡Muchacha! ¿No vienes?" "Ya voy, señora, que estoy pelando la pava".
PONER LOS PUNTOS SOBRE LAS IES. Significa ser excesivamente prolijo, hasta con las cosas de menos entidad.
La adición del punto sobre la i minúscula data del siglo XVI. Cuando introdujeron los caracteres góticos en la escritura era fácil que dos íes se confundieran con una u, para evitar confusión se introdujo la costumbre de poner encima unas tildes. Pero tal innovación no fue del agrado de todos, que lo consideraron como propio de personas excesivamente meticulosas.
PONER PIES EN POLVOROSA. Significa huir precipitadamente. Su origen puede ser el siguiente: Alfonso III, el Magno, decidió hacer frente a las incursiones de los moriscos en su territorio y los atacó a orillas del río Orbigo, en los campos palentinos de Polvorosa. Tan grande fue el éxito del monarca que los moros tuvieron que dispersarse en fuga desordenada.
PONERSE LAS BOTAS. Significa enriquecerse o lograr gran utilidad o provecho en alguna empresa.
Hubo un tiempo en el que el calzado era el sello distintivo de la clase social a la que pertenecía la persona.
Las botas eran el signo distintivo del caballero que atesora riquezas, en oposición al zapato, considerado como propio de la gente pobre.
De ahí procede el dicho ponerse las botas, utilizado para poner de manifiesto el cambio de quien, por virtud de un golpe de fortuna, accedía al uso de las botas.
SER UNA REMORA. Rémora, en sentido figurado, es cualquier cosa que detiene o estorba.
Rémora es un pez que en la cabeza posee una especie de disco oval cuyos bordes cartilaginosos le sirven para adherirse a toda clase de objetos flotantes. De esta peculiaridad nació en tiempos remotos la creencia de que este pez era capaz de paralizar las naves en medio del océano.
SER UN BOLONIO. Significa presumir de inteligente, siendo ignorante. Se aplicó a los primeros estudiantes que cursaron en el colegio de españoles, fundado en Bolonia (Italia) por el cardenal de Toledo don Gil Carrillo de Albornoz, porque se daban más importancia de la que tenían, o bien por envidia de los que no habían estudiado en aquellas aulas.
SER UN AS. Significa ser una persona excelente, sobresaliente, único en su género y especie.
Esta expresión entró en España durante la Guerra Europea (1914-18). Los franceses, en cuyo idioma significa, también, el número uno, designaron con este término a los aviadores de su nacionalidad que alcanzaban mayor número de victorias derribando aparatos enemigos.
SON HABAS CONTADAS. Se aplica esta expresión a las cosas que son número fijo y, por lo general, escaso.
En la antigüedad era costumbre hacer las cuentas domésticas con alubias, así como fiar a estas, en su doble calidad de blancas y negras, las pruebas de suerte mediante su extracción.
TENER MUCHOS HUMOS. Significa tener gran presunción y altivez.
Al parecer este modismo es tomado de una costumbre observada por las familias romanas distinguidas.
Estas solían colocar en el atrio de su casa los bustos o retratos de sus antepasados y como en proporción de su antigüedad iban adquiriendo un tono más oscuro por efecto del humo y de la intemperie, esta circunstancia daba a aquellas gentes cierto tono aristocrático del que con frecuencia alardeaban.
TIJERAS HAN DE SER. Expresión de burla contra los tercos en mantener sus opiniones a toda costa.
Procede de un cuento debido al Arcipreste de Talavera. Dicha historieta afirma que un marido harto de porfiar con su mujer, empeñada en que los zarcillos de la vid se habían de llamar tijeretas y no otra cosa, la tiró al río. Ella siguió gritando tijeretas y a punto de desaparecer, aún sacaba los dedos de la mano y los juntaba y separaba, como símbolo de las tijeretas.
TONTO DE CAPIROTE. El Diccionario denomina así a la persona muy necia e incapaz.
Para Covarrubias el Capirote "es cobertura de la cabeza, y hay muchas diferencias de ellos: Unos son capirotes de doctores; otros, capirotes de colegiales. Tonto de Capirote es tanto como decir tonto graduado y que puede llevar el distintivo o capirote de doctor, y llamamos al estúpido imbécil o muy tonto".
¡VIVA LA PEPA!. Expresión de desenfado y regocijo.
La primera constitución española fue jurada en Cádiz en 1812, abolida dos años más tarde por Fernando VII y el grito de ¡Viva la Constitución! quedó prohibido. Los liberales no se resignaron y la denominaron la Pepa, porque fue promulgada el 19 de marzo festividad de San José y la exclamación ¡viva la Pepa! vino a encubrir ¡Viva la Constitución!.
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NOTAS
(1) JUNCEDA, L.: 150 dichos famosos del idioma castellano, Madrid, 1981.
(2) REAL ACADEMIA ESP AÑOLA: Diccionario de la Lengua Española, Madrid, XX ed., 1º vol., 1984.
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BIBLIOGRAFIA
BEINHAUER, Werner: El español coloquial, Madrid, 1962.
CABALLERO, Ramón: Diccionario de modismos de la Lengua Castellana, Buenos Aires, 1942.
CARO Y CEJUDO, Jerónimo M.: Refranes y modos de hablar castellanos, Madrid, 1972.
CASARES, Julio: Introducción a la Lexicografía moderna, Madrid, 1950.
COVARRUBIAS, Sebastian de: Tesoro de la Lengua Castellana o Española, Madrid, 1611.
CORREAS, Gonzalo de: Vocabulario de refranes y frases proverbiales, ed. de L. Combet, Lyon, 1967.
DIEZ BARRIO, Germán: Dichos populares castellanos, Valladolid, 1987.
IRIBARREN, José María: El porqué de los dichos, Madrid, 1974.
JUNCEDA, Luis: 150 dichos famosos del idioma castellano, Madrid, 1981.
MOLINER, María: Diccionario de uso del español, Madrid 1982.
MONTOTO Y RAUTENSTRAUCH, Luis: Un paquete de cartas, de modismos, locuciones, frases proverbiales y frases familiares, Madrid-Sevilla, 1888.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de Autoridades, 6 vols. 1726-1739.
SBARBI, José M.': Gran Diccionario de refranes de la Lengua Española. Buenos Aires, 1965.
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