Si desea contactar con la Revista de Foklore puede hacerlo desde la sección de contacto de la Fundación Joaquín Díaz >
Mansilla de las Mulas, villa leonesa a orillas del Esla, es famosa no sólo por sus murallas que a fines del siglo XII construyera Alfonso IX de León para defender su reino contra los castellanos, sino también por una curiosa fiesta que se celebra los últimos días de enero. Esta fiesta es conocida en Mansilla y sus alrededores con el significativo sobrenombre de "La Borrachona", si bien parece ser que en la actualidad a los interesados no les gusta este apelativo por considerar que no corresponde a la realidad.
Los organizadores de tal celebración son "los eugenios" 3, miembros de una cofradía que es la más antigua de la población.
En la actualidad componen la cofradía 30 hombres y dos mujeres, que son viudas de cofrades, ya que por derecho propio la mujer está excluida de la misma. Ellos aseguran que no hay más hermanos porque el local que tienen, donde se reúne el cabildo, no tiene capacidad para más. Parece ser que mucha gente querría entrar, pero ellos seleccionan a sus cofrades. Cuando alguien manifiesta su voluntad de pertenecer a la compañía, los cofrades en cabildo votan la propuesta, y si por fin el aspirante es admitido, tiene que someterse a un rito inmemorial: beber el aguardiente. Hasta hace unos años el nuevo tenía que apurar de un solo trago y sin respirar un vaso de aguardiente de un cuartillo; en la actualidad se ha dulcificado el ritualismo y ya sólo queda como recuerdo de éste una copa de aguardiente que el neófito tiene que ingerir. Los aspirantes a cofrades de "La Borrachona" tenían que demostrar sus cualidades en este "rito de iniciación". El nuevo cofrade también tiene que pagar un cántaro de vino, una hogaza de pan y una libra de cera según el mandato del capítulo I de su regla: "Ordenamos y mandamos que para ser cofrade, tiene que donar a la cofradía quince libras de pan y una libra de cera y una cántara de vino" 4. En la actualidad, además se pagan cincuenta pesetas por cada mil pesetas que la cofradía tenga en su cartilla.
Cuando hay dos o más cofrades juntos se dan entre sí el respetuoso tratamiento de hermano. Obedecen ciegamente a sus jueces y abades. Tienen una férrea disciplina, y las faltas cometidas por cada uno de ellos en cabildos y reuniones, son castigadas por el juez con fuertes multas que ellos mismos han votado previamente. Guardan riguroso secreto de todo lo que tratan en cabildos, y de todo lo que hacen en las reuniones periódicas que tienen.
La autoridad máxima es el juez, que se renueva todos los años. El cargo lo van ocupando por turno de rigurosa antigüedad en la cofradía todos los hermanos.
El juez preside todas las reuniones; el símbolo de su autoridad es una vara rematada en una "insignia" de plata, que tiene por un lado representadas a las Animas, y por otro la imagen de Santa Eugenia. Mientras el juez está con la vara en la mano, los demás deben estar sin moverse y siempre a las órdenes de aquél; pero cuando el juez lo juzga oportuno, quita la insignia de la vara, o deja la misma a un lado; esto es señal de que los cofrades pueden hacer lo que quieran. Esto va acompañado de la frase ritual pronunciada por el juez: "Cofradía suelta". Si en el desarrollo de la reunión el juez ,juzga conveniente llamar nuevamente al orden a los hermanos, puede hacerlo empuñando otra vez la vara con la insignia; esto se conoce en su argot como "poner la vara".
El juez está acompañado en su ejercicio de dos "abades", que son los que le ayudan y sustituyen llegado el caso de ausencia. Los abades son el que ha salido de juez ese año y el último que entró en la cofradía; varían también todos los años. En los cabildos y reuniones los abades son los servidores de los demás hermanos, y deben satisfacer sus deseos, ya que según la disciplina de la cofradía, los cofrades no pueden moverse de sus sitiales.
Los que van saliendo de jueces forman la "Puridad", especie de alto cabildo dentro del cabildo; a ella compete velar por la buena marcha de la cofradía, castigar al juez si llega el caso y tratar en el más absoluto secreto los asuntos que se hayan podido resolver en el cabildo general. La Puridad también es la encargada de dar el relevo a los jueces. Para ello llegado el tiempo del cambio, y reunido el cabildo a tal efecto, la Puridad sale del mismo y entra con los atributos de mando; se dirige al futuro juez y le exige público juramento de respetar la regla de la cofradía y de guardar secreto de lo tratado en las reuniones.
Antiguamente salían a hacer colecta por las casas a favor de los difuntos, y había todos los meses una misa a la que tenían que asistir bajo pena de una multa. En la actualidad se ofrece una misa mensual por los difuntos, a la que están obligados a asistir todos los cofrades bajo multa si no lo hicieren de un duro, pero según hemos podido observar, la generalidad opta por pagar el duro que se le incluye junto con la cuota que debe pagar por su condición de cofrade.
Cuando muere un hermano todos los demás asisten a su entierro. Delante va un cofrade con una campanilla propiedad de la cofradía, haciéndola sonar a intervalos acompasados; a continuación, en dos filas, todos los demás llevando los velones, uniformados con capa y sombrero.
Cofrade puede ser cualquiera del pueblo o de fuera, aunque en la actualidad quieren reformar este artículo y que sea restrictivo a los del pueblo "...porque como tenemos que asistir al entierro cuando muere un hermano, imagínate que muere uno que es cofrade en Sevilla o Barcelona y tenemos que ir...".
El día de Santa Eugenia
Celebran su fiesta mayor el día 31 de enero, y para que a nadie se le olvide la fecha se ha materializado en este curioso refrán:
El que a Santa Eugenia va y allá duerme,
en un mes va y en otro viene.
Para la celebración de la fiesta se reúnen previamente en cabildo, donde se acuerdan los actos que han de celebrar, así como el horario de los mismos; sin embargo los actos se repiten todos los años los mismos e incluso a la misma hora, y con el mismo ritual.
En realidad son dos días de fiesta, recuerdo dicen ellos de que la cofradía es la fusión de dos más antiguas: las Animas y Santa Eugenia, por eso el día 30 de enero lo dedican a los difuntos. Comienzan por la mañana con una Misa de Requiem, y a continuación comen chorizos cocidos con vino, que algún hermano dona. Por la tarde, a las cinco, tienen la obligación de asistir a las vísperas y rezar por los difuntos. Acto seguido, con la dulzaina, recorren las calles tirando caramelos. Van a buscar al sacerdote, a quien acompañan al cabildo, donde le ofrecen el típico chocolate, y una molleta de pan con una botella de vino que, por otra parte, es la "ofrenda" con que obsequian a todos los hermanos y a las viudas de la cofradía. Llevan al sacerdote a su casa, y ellos se retiran al cabildo a merendar. Ese día, son sus propias palabras: "mas bien hay que retirarse pronto, porque al día siguiente hay que ir a misa y a comulgar".
La fiesta de Santa Eugenia propiamente tal es al día siguiente. Comienzan por la mañana con una Misa de Gloria cantada, a la que tienen la obligación de asistir todos los hermanos bajo la pena de la multa estipulada. Después de la misa comienzan los actos profanos que todos los años son "sonaos". Se sacan los gigantes y cabezudos acompañados de la dulzaina y el tamboril, se reparten caramelos y se organiza una carrera de rosca para los chiquillos.
Por la tarde comienza la parte que más llama la atención a los foráneos. Se reúnen en el cabildo ellos solos -"allí no entra más que la estufa, que es la que nos da calor..."- a merendar, pero en este caso la merienda no la paga la cofradía, sino que cada uno lleva su propia merienda de casa, y allí la comparte entre todos. Saben la hora de comenzar pero nunca la de acabar. Rezan tres veces durante el convite: al comienzo por el fundador de la cofradía, en el medio por Santa Eugenia y al final por los hermanos difuntos. Lo que pasa dentro es secreto. La camaradería, dicen ellos, es la tónica general de la reunión, donde la comida y la bebida abundan y la juerga no decrece en toda la noche. A esta reunión no pueden asistir, como es natural, las mujeres ni nadie que no sea cofrade. Para hacer esta fiesta los cofrades pagan sus cuotas mensuales, a las que se añaden las multas que han tenido que pagar a lo largo de todo el año.
En la actualidad pesa sobre ellos una especie de leyenda negra. Para unos, son una serie de gente que se reúne a comer y beber hasta reventar aprovechando una fiesta patronal; para otros es una pervivencia del machismo que ha aquejado a la Iglesia Católica durante siglos; otros les consideran restos de sectas masónicas o pervivencias de los antiguos judíos de Mansilla, y no falta quien con un criterio más erudito, pero falso, considera sobre todo la reunión del día de Santa Eugenia, como pervivencia de los antiguos ritos de iniciación de los primitivos astures. A nuestro juicio se deben rechazar todas estas elucubraciones como carentes de sentido, y creemos que todos los actos y ritos de "los eugenios" son el fruto del cumplimiento exacto de una regla con la asimilación de alguna otra costumbre imperante en la Comarca, pero que de ninguna manera hay que cargarle ningún matiz esotérico.
La Cofradía
"Dicen poseer un antiquísimo pergamino auténtico en el que se refleja acta de su fundación..." 5. Ciertamente poseen lo que ellos llaman el pergamino, que es una regla escrita sobre hojas de papel forradas a modo de pastas con una página de pergamino de un antiguo misal. En la primera página como introducción se lee: "Regla de la Cofradía de Nuestra Señora Santa Eugenia fundada en el año 1778...". Sin embargo, esta fecha, a pesar de que expresamente diga que es la de fundación, quizás corresponda a la copia del pergamino.
En los acuerdos que están copiados en el mismo ejemplar a continuación de la regla, hay uno que lleva la fecha del 30 de mayo de 1673, que trata de la limosna que se ha de dar por asistir con la cera a los entierros. Existe también otro acuerdo más antiguo que la fecha dada como de fundación que dice trata de la reforma de dos capítulos ya existentes con anterioridad, y de sustituirles por otros: (En la Villa de Mansilla de las Mulas a 31 días del mes de Enero de (mil) setecientos y catorce años, día de Santa Eugenia, estando juntos el licenciado Bartolo Sánchez rector de San Martín (varios nombres más), así como estamos todos juntos sin faltar ninguno de los cofrades... a son de campana tañida como lo tienen de costumbre... (y a continuación los acuerdos...). Otrosí, por cuanto en la dicha regla de la dicha cofradía hay dos capítulos que tratan del nombramiento de cofrades y personas que se encomiendan a ella para que se las entierren y por cuanto entre sí están encontrados y confusos, por lo cual ha habido y hay muchas conferencias en dicha cofradía...(a continuación redactan de nuevo los dos capítulos y terminan...) queremos que los dichos capítulos encontrados y confusos no valgan que por el presente les revocamos y les damos por ninguno...".
La tradición de los cofrades afirma que se trata de dos cofradías: una dedicada a Santa Eugenia y otra a las Animas, que se fusionaron en tiempo inmemorial, y que de su fusión no se conserva ningún documento. Personalmente pensamos que se trata de una cofradía única de siempre dedicada a Santa Eugenia como patrona, pero que las actividades que tenía encomendadas eran la de acompañar a los entierros y ofrecer sufragios por los difuntos. Es muy común en todas las cofradías del siglo XVI y XVII este fenómeno: estar bajo la advocación de un Santo, Virgen o Cristo, y sin embargo tener como misión exclusiva las honras y encomienda de los difuntos.
La primera manifestación de patronazgo de Santa Eugenia y la celebración de su fiesta está manifestada en el Capítulo II de la Regla: "...Ordenamos y mandamos que se celebre y guarde la fiesta de la Bienaventurada Virgen Santa Eugenia para lo cual queremos y mandamos que nuestros cofrades sean abogados por año, abogados para la Misa y Vísperas de dicha cofradía y los jueces de ella sean obligados a mandar y obligar un día antes del día que se celebra la fiesta a la cual han de acudir todos los cofrades de nuestra Señora Santa Eugenia y los que faltasen ala Misa y Vísperas pague por cada vez medio real, salvo si estuviese ausente de la villa desde el día antes o estuviese enfermo o preso por causa alguna. y para que nuestra fiesta sea guardada y celebrada aquel día, queremos que los nuestros jueces sean obligados a nombrar dos cofrades de la dicha cofradía para que vayan a visitar las casas de todos los Cofrades y queremos que aquel día ningún cofrade trabaje en casa ni fuera de ella por sí ni su familia, el que se hallare trabajando en su casa como dicho es pagará de pena seis reales, que esta pena sea irremisible para todos y mandamos que sean visitadas las casas con los jueces y sus cofrades y que no sean más de dos los nombrados como dicho es...".
El resto de los capítulos de tipo doctrinal, o sea los que no son de normativa, y varios acuerdos, siempre se refieren al segundo fin de la cofradía: los difuntos. Así hay capítulos que tratan del. entierro de pobres, de hijos de cofrades y de criados; otros tratan de los aniversarios y misas que se han de decir al mes por los difuntos. Todo esto está de alguna manera resumido en el acuerdo antes citado del 1714, uno de cuyos párrafos dice: "...desde aquí en adelante hayan de pagar los hermanos que a ella se encomendaren para que los entierren, una libra de cera para la dicha cofradía y seis reales en dinero, los cuales derechos en dinero queremos que los dichos nuestros hermanos en enterrando al difunto lo gasten en lo que mejor les pareciese y rueguen a Dios por el alma del tal difunto y que las personas que él tenía al cargo y si alguno pobre se encomendase a la dicha cofradía para que le entierren queremos y es nuestra voluntad que los nuestros hermanos tengan la obligación de enterrarlo por amor de Dios...". ,
Las honras por los difuntos y especialmente por los hermanos de la cofradía se hacían no sólo en Mansilla sino en los pueblos limítrofes, " ...establecemos y mandamos que si algún cofrade de la dicha compañía viviendo fuera de la villa acaeciere a morir y llamare a la dicha compañía, queremos para su entierro que los nuestros cofrades vayan a enterrar honradamente como está dicho, y el cofrade que sea llamado y no fuere pague los derechos por el trabajo de doce reales y dos libras de cera para la dicha cofradía y ésta sea y se entiende si viniere a enterrarse a esta villa de Mansilla, pero si se enterrase fuera sea obligado a dar de comer a todos los cofrades así clérigos como legos que fueren a dicho entierro, los nuestros clérigos aparte y les den sus pitanzas de a real, y más pague para la dicha cofradía seis reales y dos libras de cera...".
La regla lo legisla todo, y procura la buena hermandad dentro de la asociación. Son una serie de capítulos que atienden a las normas que se han de seguir en la compañía y que han tenido trascendencia como antes hemos dicho y han dado una impronta especial a la cofradía en la actualidad. .
Hay capítulos que tratan de "que ningún cofrade jure en cabildo ni entierros que la compañía hiciese". Nuestros informantes nos comentarían que en la actualidad el incumplimiento de este artículo está castigado con multa. Otro capítulo trata de "que nadie salga riñendo un cofrade con otro estando en cabildo o entierro...".
Existe un capítulo que en la actualidad llama la atención por lo insólito, es el XIII y trata de que ninguno meta armas ni palos en cabildo "...ordenamos que de aquí en adelante estando juntos en nuestro cabildo atendiendo en cosas que tocan a cabildo queremos que nuestros cofrades estén en sus asientos sentados y que ninguno sea osado a meter armas o palos, so pena que el que lo llevare o fuere a cuerpo a dicho cabildo sea castigado con un real de pena y lo mismo queremos que ningún cofrade pueda ir a Misa a cuerpo ni con palo so la dicha pena excepto si estuviere la tal persona enferma...". Este capítulo se cumple hoy a rajatabla, y ningún cofrade puede meter armas ni siquiera una navaja el día de la fiesta de Santa Eugenia. ¿Que cómo se arreglan para la merienda ? La cofradía tiene dentro cuchillos y todo lo necesario.
El apartar a las mujeres de la cofradía, o reservar ésta a las viudas de cofrades, asimismo está legislado en el Capítulo XIX "que las cofrades que fueren mujeres cofradas no sean cofradas después que enviudasen casándose segunda vez", dice el título del capítulo, y añade: "Ordenamos y mandamos que los nuestros cofrades viudas sean bien tratadas y honradas y cuando se hallaren en algún oficio divino, les den candelas los nuestros jueces y abades, que las que de aquí en adelante enviudasen tornándose a casar segunda vez con hombre que no sea cofrade que en tal sea cofrada no se le dé candela de la cofradía, salvo si el tal marido de la tal cofrada entrase de cofrade...".
El secreto que tan celosamente guardan los hermanos está legislado sin ambigüedades, y su incumplimiento es severamente castigado. En el Capítulo XV se lee: "Ordenamos y mandamos que cuando acaeciere en el dicho cabildo sacar a la puridad para cosas que tocan a la dicha cofradía o castigar algún cofrade, queremos y es nuestra voluntad que los nuestros jueces llamen en la dicha puridad personas que sin pasión entiendan y juzguen lo que se ha de tratar y que las que así llamaren a la dicha puridad guarden el secreto de lo que en ella pasare juntamente con los dichos jueces, que por ello se llama secreto, so pena que el que por palabra o escrito o de otra manera descubriere o dijere lo que en la puridad se ha pasado sea castigado en cuatro reales por primera vez y la segunda en ocho, y que las cosas de cabildo no se traten por las calles so la dicha pena como dicho es...".
Como hemos visto, las costumbres populares alrededor de la cofradía están consagradas en la regla. Quizás la única es la de la Cena a celebrar el día de Santa Eugenia, día 31 de enero; a este respecto diremos que en toda la Comarca, no este día, pero sí el siguiente, 1 de febrero, los mozos de todos los pueblos se reúnen con los mismos rituales para celebrar su patrona Santa Brígida. Porque una cosa que llama la atención es que en Mansilla se celebre la fiesta de Santa Eugenia el día 31 de enero.
Santa Eugenia y Mansilla
Dos son las santas mártires que han podido dar origen a la festividad celebrada en Mansilla, Santa Eugenia de Córdoba, y otra Santa Eugenia mártir romana.
La mártir cordobesa según se sabe por una inscripción encontrada el año 1544, recibió el martirio el 26 de marzo del año 923, bajo el califato de Abderramán III, y su fiesta se celebraba desde el siglo XI según los calendarios mozárabes el 13 de abril 6.
La mártir de Roma es la que según la tradición de la cofradía se honra en Mansilla de las Mulas, pero tampoco coincide su fecha con la de Mansilla.
Según la "Pasio Eugeniae" refutada ya como inauténtica por fabulosa, y porque repite una serie de tópicos que se han aplicado a otras santas mártires romanas 7, Santa Eugenia era hija del prefecto de Alejandría, de nombre Filipo. Esta santa no quiso casarse con su prometido, el hijo del cónsul, y ayudada por los eunucos Proto y Jacinto se disfrazó de varón y se metió en un convento de monjes. Los monjes vieron que este nuevo monje a la sazón con el nombre de Eugenio, sobresalía en piedad y otras virtudes cristianas, por lo cual decidieron nombrarle abad. La familia creyó que la desaparecida Eugenia había muerto, pero siendo abad del monasterio, una noble romana de nombre Melanzia, de visita al monasterio se enamoró del abad, y al no conseguir nada de él, le acusó ante Filipo de haber querido el abad propuestas indecorosas. Ante las calumnias tuvo que demostrar el abad que no era hombre sino Eugenia la hija del prefecto. Toda la familia de Filipo llena de alegría se convirtió al cristianismo.
De vuelta a Roma, su madre, Claudia, convertida al cristianismo, fundó un hospicio para peregrinos, y Eugenia se dedicaba a hacer obras de caridad. Una vez encargó a sus eunucos a una joven llamada Basilla, para que la educasen cristianamente, pero el novio de esta tal Basilla, enfadado porque le había rechazado, les denunció a todos como cristianos, y Eugenia, después de haber sufrido varios suplicios, fue decapitada el 25 de diciembre. Su cuerpo fue enterrado en la Vía Latina.
Esta leyenda es totalmente fantástica, pero los críticos están de acuerdo en la existencia de una mártir romana de nombre Eugenia, que sufrió el martirio bajo los reinados de Commodo o Valeriano. Su sepulcro se encontraba en la Vía Latina, donde se edificó una basílica varias veces reedificada, lo cual prueba que su culto desde antiguo fue muy importante en Roma. A partir del S. V también tenemos noticias de la extensión de su culto fuera de Roma y de Italia. La Iglesia latina celebra su fiesta el 25 de diciembre, la Iglesia Griega lo celebra el 24. Los calendarios Visigóticos aunque con fecha variable la reseñan en los últimos días de diciembre 8.
Croisset afirma que " ...habiendo dado el Papa Benedicto VII a D. García rey de Navarra, el cuerpo de Santa Eugenia, con otras muchas reliquias, transferidas a España en el año 1052, se colocaron las de la ilustre mártir en el Monasterio de Santa María de Nájera..." .9
En la antigua diócesis de León tenían como titular a Santa Eugenia varios pueblos, algunos no lejanos de Mansilla, pero se celebraba el 27 de diciembre 10.
Qué raíces pueda tener este culto en Mansilla de las Mulas, lo ignoramos, ya que sólo poseemos las actas de la Cofradía, y un documento del año 1199 que habla de la donación que hacen Miguel Pérez Cigallo y su familia a favor del monasterio de Eslonza de " ...de nostra hereditate quam habemus in territorio de Mansella in villa que vocitant sancta Eugenia..." .
____
(1) MAÑANES PEREZ T., VALBUENA F., ALONSO J PONGA J. L. "La arquitectura militar en la frontera del Reino de León con el de Castilla, en los Siglos XII-XIII" Separata de la Revista Tierras de León, nº 40-41, León, 1980. ( Cfr. la introducción y lo referente a Mansilla de las Mulas.
(2) Queremos dar las gracias a nuestros informantes en Mansilla de las Mulas D. José Martínez Pérez, secretario de la Cofradía, D. Francisco García Castro, número dos de la misma, y a los hermanos D. José Luis Martínez Carreira y D. José Miguélez Ludeña. Todos ellos atentamente respondieron a nuestras preguntas, y sobre sus respuestas recogidas en casette y sobre los documentos de la Cofradía que conserva el Sr. Secretario se ha elaborado este trabajo.
(3) PARDO J. "Fiesta de Santa Eugenia la Borrachona". : Articulo aparecido en Ceranda, Semanario Independiente de las Comarcas Leonesas, Año II, nº 52, enero 24-30, p. 23.
(4) La regla de la Cofradía está inédita. En la actualidad conservan una antigua copia forrada en Pergamino, y otra más moderna ya de este siglo. Como las dos copias son exactas, cuando citemos siempre nos referiremos a la Regla como tal, prescindiendo de los ejemplares, por eso citaremos artículos, y no páginas, pues si los capítulos son los mismos en las dos la paginación no corresponde.
(5) PARDO J. Cfr. el mismo artículo. Afirma el Sr. Pardo, que este pergamino no se lo enseñan nunca a nadie, afirmación que hemos visto impresa en otros libros. A nosotros si nos lo han enseñado, y hemos podido sacar todas las notas que hemos querido, y parece ser que no es al primero que se lo enseñan.
(6) VARIOS. Bibliotheca Sanctorum. "Istituto Giovanni XXXIII della Pontificia Universitá Lateranense" Roma 1964, T. v. p. 179.180.
(7) Ibid. p. 181-183.
(8) VIVES J. "Santoral visigodo en calendarios e inscripciones" Analecta Sacra Tarraconensia, Vol. XIV, MCMXLI. Fasc. I, enero-junio, p. 50.
(9) CROISET. J. Año Cristiano, 1885, T. V, p. 1.170.
(10) LOPEZ SANTOS "Santos titulares de la Diócesis de León" Archivos Leoneses, enero-junio, 1952, nº 11, página 44 y ss.
(11) VIGNAU V. Cartulario del Monasterio de Eslonza. Madrid, 1885, Doc. CXXIII, p. 194-195.