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Los trabajos, ya publicados, de anteriores recopiladores y, muy en concreto, las experiencias de Schindler 1 y, luego de Armistead y Katz 2, casi me garantizaban que no me vería defraudado en mi búsqueda romancística dentro de la provincia de Soria. Los romances, que son para mí fiel reflejo del pueblo castellano, de nuestro inconsciente colectivo y folklórico, se siguen cantando, milagrosamente, en nuestras aldeas como entretenimiento para niños, como fondo de juegos y reuniones, como acompañamiento en los trabajos del campo, incluso como letra que .sirve de motivo para música y danza. En muchos casos sólo queda la memoria de todo ello, su eco último, pero el romancero, todavía, pervive. Una de las mayores satisfacciones del recolector es, justamente, servir de estimulo para que las gentes más viejas recuerden los cantos que aprendieron en su infancia y juventud; y, también devolver a estas personas la confianza en su cultura, que no la olviden, que no les produzca vergüenza, sino que, por el contrario, les cause merecido orgullo.
Los 100 temas recogidos en Valladolid 3 por mis compañeros y yo, me hacían confiar en una buena cosecha romancística en tierras sorianas y, en efecto, he recopilado ya, en menos de un año, lo que allí nos llevó casi tres recoger: Más de trescientas composiciones de toda clase y, entre ellas, 70 romances de los que aún se cantan en la tradición oral. El material reunido por mí ocupa, aproximadamente, unas 25 horas de cinta magnetofónica (tradiciones, cuentos, canciones y romances), de las que he espigado los 5 poemas romancísticos que, en una primera muestra, daré a conocer 4.
¿Qué pasos he seguido en mi encuesta? Tras la lectura de diversos textos sobre folklore soriano, algunos de los cuales he comentado anteriormente, me dispuse a trazar una masa inicial de sondeos sobre la provincia. Con la intención de tantear las diversas zonas de la misma y comprobar en ellas la influencia de las áreas limítrofes, elaboré el siguiente plan de encuestas: San Esteban de Gormaz, Pedraja de San Esteban, Langa de Duero, Berlanga de Duero, Morón de Almazán, Medinaceli, Santa María de Huerta, Calatañazor, Valdealvillo, Valderrueda, Aguilar, Agreda, Olvega, Garray, Sotillo del Rincón, Vinuesa, Covaleda...
Todos estos eran puntos orientativos, aconsejados por su situación, generalmente por figurar ya en recopilaciones de otros investigadores, y -aspecto importantísimo- por ser lugares en donde yo podía encontrar contactos que favorecieran mi intromisión en las casas de sus gentes 5. Tampoco desdeñé la posibilidad de visitar asilos comarcales, donde me sería fácil hallar a personas de distintas aldeas. En este sentido, resultó vital la colaboración de algunos amigos que, haciendo de cuña, me ayudaron a penetrar en el ámbito de sus propias familias o de familias conocidas 6.
En una encuesta romancística creo que es factor fundamental, porque nos hace gastar menos tiempo y "aburrir" menos al informante, tener una cierta idea de lo que andamos buscando, o, dicho de otra manera, de lo que podremos encontrar. No se trata de "dirigir" a la persona entrevistada hasta aniquilar su libertad expositiva sino, por el contrario, inducirle a recordar, prestarle apoyo sugiriéndole temas, .despertando sus recuerdos. Es, juzgo yo, la labor más difícil, la clave de toda recopilación; lo que salva un momento dé angustioso e irreparable silencio, lo que estimula al informante receloso y le nueve a comunicarse. Si vamos demandando "canciones viejas" solamente, en gran número de casos no encontramos respuesta favorable de nuestros encuestados; estos mismos reaccionarán de forma diferente si somos nosotros quienes empezamos a recordarles esos cantos, quienes, en definitiva, "abrimos fuego".
Consciente de la importancia de tal aspecto confeccioné una guía de temas romancísticos sobre los que preguntar, hecha en razón de mis experiencias en otros lugares de Castilla -donde había hallado que ciertos asuntos se repetían constantemente- y de lo que Schindler y demás investigadores habían recopilado en Soria. Mi guía o manual de romances incluía: "La boda estorbada", "La mala suegra", "La loba parda", "La doncella guerrera", "Madre a la puerta hay un niño", "Don Bueso y su hermana cautiva", "Santa Catalina", "Don gato", "El Conde Olinos", "El quintado y la aparición", "Delgadina", "Las doce palabras", "Los mandamientos y sacramentos de amor", "La baraja de los naipes", "El arado", "El incrédulo", "La Virgen y el ciego", "Amnón y Tamar"; de todos ellos obtuve versiones, a veces dos o tres del mismo relato. Pero también estaban en mi lista romances de los que recogí composiciones hermanas, más interesantes que la que yo buscaba, como es el caso de "Me casó mi madre", canto del que apenas he encontrado versiones completas, mas me topé con un fragmento de "La malcasada del pastor". De "Silvana", "La samaritana" o "El convidado de piedra" no he obtenido ejemplos aún. Aparecieron otros poemas que yo no había introducido en mi catálogo -aunque me fueran conocidos- y, en abundancia "romances de ciego" sobre truculentas historias, muchos tratando de crímenes locales Asuntos difundidísimos como el de "Los milagros de San Antonio" afloran sin necesidad de preguntar por ellos.
Un hecho que he podido comprobar es que "no por más andar" la recopilación produce mejores frutos. Puesto que resulta imposible llevar acabo una encuesta total no ya de una zona, sino, incluso, de un pueblo determinado, pues nunca entrevistaremos a todos los posibles informantes ni haremos surgir todo lo que cada uno aprendió, a lo que habremos de tender será a elegir los puntos que van a ser objeto de nuestra búsqueda con habilidad y coherencia. Deberemos sondear con tiento, no arbitrariamente. Claro está que es aconsejable visitar un máximo de sitios en nuestra indagación, pero ello no ha de ocasionarnos una prisa inútil y cegadora que, en ocasiones, nos pueda impedir encontrar lo que se halla a nuestro alcance, por precipitación y falta de constancia. El romancero frecuentemente constituye un tesoro escondido que quizá se oculta en las personas más próximas. A menudo aquellas personas que me acompañaban en mi encuesta o que me iban a servir de "contacto" con otras gentes se convirtieron, ellas mismas, en informantes, ya que sabían romances, pero apenas eran conscientes de saberlos.
A menudo, sin casi salir de Soria, o sin desplazarnos de nuestro "cuartel" en los trabajos de campo nos tropezamos con mejores resultados que recorriendo kilómetros y kilómetros. Pero las dos cosas son necesarias: La constancia, el profundizar lo más que se pueda en los conocimientos del informante, y el afán andariego, el viajar sin tregua, buscando a los últimos transmisores del romancero.
La discreción, el procurar no ser inoportuno, el verse introducido por alguien que haga de "enlace" entre informante y recopilador son, también, aspectos básicos. Hoy en día los pequeños magnetófonos nos permiten grabar con claridad sin tener que interrumpir a quien nos informa para copiar textos o melodías y sin coaccionarle con cables, micrófonos y aparatos extraños que pueden provocar recelo en las personas más mayores. Todo lo que rodea a la encuesta es útil para el investigador y, de manera muy especial, los datos personales del informante. No sólo su edad y lugar de nacimiento; también su cultura, su modo de vida, lugares que ha visitado, de quién aprendió los cantos interpretados, etcétera.
Entre las personas encuestadas por mí, con. resultados satisfactorios hasta ahora, en la provincia, casi el 90 por 100 son mujeres. Los hombres, en algunos casos, decían conocer los cantos pero preferían oir a las mujeres cantarlos, que interpretarlos ellos mismos. Quizá sea así porque el hombre casi siempre se comporta de forma menos comunicativa que la mujer. Mas hay otra causa: La abuela, la madre, han sido durante siglos en el medio rural las verdaderas maestras de los más jóvenes y, como nadie sirvieron de transmisoras ,del saber tradicional. De otro lado, mis encuestados, salvo dos individuas muy longevas, fueron, por lo común, personas que vivían en el campo y habían desarrollado su quehacer en el agro; también me informaron gentes que, desde hace tiempo, trabajan en la ciudad, dotadas por así decirlo de una "cultura urbana".
Respecto a las encuestas no cabe duda de que, titud de los entrevistados Pero, además, cuentan en su postura ante el recopilador otros factores: El momento, la situación, el. grado de confianza que el recolector le inspire...En Soria he conocido -junto a mis amigos y compañeros de exploración romancística- tardes lluviosas de recelo y retraimiento por parte de los encuestados. De otra parte, recuerdo días y lugares en que la acogida de las gentes fue espontánea y cordial. Improvisadas tertulias y "seranos" en Sotillo del Rincón, en Valdealvillo, mansos y enriquecedores instantes en Burgo de Osma junto a las ancianas que detentan un saber y un arte tan antiguos como auténticos...Reuniones de más de veinte personas que, poco a poco, se fueron acercando al investigador y verdaderas competiciones de romancistas pugnando por recordar éste o aquél fragmento, tal o cual romance.
He podido observar, en lo que se refiere a las características de La tradición oral en Soria, que aquí la vida rural se encuentra marcada por rasgos bien distintos de los que posee en otras zonas, como Valladolid. Mientras que en los pueblos vallisoletanos es muy frecuente que sus habitantes se muevan entre el campo y la ciudad más próxima, trabajando por igual en ambos medios, en Soria abundan los pueblos recónditos cuyas gentes apenas se desplazan de su reducido terruño; y si lo hacen es para abandonarlo definitivamente en muchos casos. En Valladolid, esa circunstancia de que gran cantidad de lugareños laboren su tierra pero, al tiempo, acudan a diario al núcleo urbano que les es cercano, ha configurado un determinado tipo de tradición. Esta no nos reserva, quizá, arcaicas bellezas, ocultas joyas, pero se mantiene, con sorpresa para muchos en un nivel de vigencia muy aceptable.
En Soria se han conservado de modo más inalterable muchas tradiciones; algunas apenas han sufrido transformaciones por el celo con que se han seguido realizando, y ese carácter de aislamiento que tienen ciertas zonas de la provincia. El folklore soriano produce inesperados hallazgos, reserva tesoros purísimos porque no ha padecido la incidencia de modas como otros; en lo romancístico; las versiones que hallamos de los temas tradicionales son arcaicas y fieles a los modelos más antiguos. Pero este folklore está desapareciendo rápidamente; muere porque no ha evolucionado como no lo ha hecho tampoco la vida rural de Soria, cada vez más languideciente a causa de una despoblación que no cesa. Hombres y mujeres se van y la cultura tradicional se trunca, se extingue sin remedio.
Dentro del material que he recogido hay romances de los llamados "viejos", romances "clásicos" que son en opinión de algunos los que merecen el nombre de "tradicionales": "Don Bueso y su hermana cautiva", "La penitencia de Don Rodrigo", "El quintado y la aparición", "La muerte ocultada", "La boda estorbada", "El conde Olinos"...Romances de diversa temática (religiosa, novelesca) y de variada época; antiguos poemas transmitidos dentro de la corriente de popularización infantil como "La doncella guerrera", "Amnón y Tamar" o "Delgadina"; canciones seriadas, algunas puramente religiosas, habiendo otras de fondo amoroso que emplean la religiosidad como pretexto: "Las doce palabras", "Las cartas de la baraja", "Mandamientos y Sacramentos de amor", etc.
Un amplio grupo de la colección recopilada por mí está compuesto por romances de ciego -también denominados "vulgares", o de pliego suelto--; entre ellos, además de las historias de desgracias y homicidios cantados por toda la península para delicia de las gentes lacrimógenas, encontramos composiciones que tratan de crímenes y sucesos locales, acaecidos en la provincia de Soria: "El crimen de Valdenarros", "El robo de Heratón", etc. En este sentido, las tierras sorianas parecen haber conservado hasta fechas bastante recientes una pujante tradición de "copleros" populares 7. Pienso que la representación no demasiado abundante de este tipo de cantos en recopilaciones anteriores se debe más al poco aprecio que, generalmente, han recibido por parte de los folkloristas que a su proporción real dentro del conjunto de creaciones que se transmiten oralmente en la provincia. En mi opinión, una encuesta del romancero debe reflejar fielmente el estado de la tradición oral en un determinado tiempo, prescindiendo de criterios estético-literarios que nos muevan a despreciar aquellos materiales que no cumplan unas -siempre discutibles- exigencias de antigüedad o de belleza.
Seguidamente ofrezco cinco romances que pueden servir de ejemplo del variado material que he reunido. Ellos constituyen la mejor prueba de que el romancero -a pesar de todas las circunstancias que atentan contra su pervivencia- es cantado de forma tradicional y bella en la vieja Castilla.
1. DON HUESO y SU HERMANA CAUTIVA (í-a)
y LAS COPLAS DE LA NIÑA
Vamos a cantar, señores,
estos cuplés de la niña
que cautivaron los moros
en los riscos de Melilla.
-Cuando yo era pequeñita
y apenas tuve quince años
de los brazos de mi padre
los moros me cautivaron.
Me llevaron al desierto,
largo tiempo me tuvieron,
hasta que fui encontrada
por mi hermano "el aguileño".
Largos años me tuvieron
y me quisieron casar
con un morito muy guapo
y de mucho capital.
-Y el día de los torneos
pasé por la morería
y vi una mora lavando
al pie de una fuentecilla.
Y apártate mora bella,
apártate mora linda
que va a beber mi caballo
de estas aguas cristalinas.
-No soy mora, caballero,
que soy cristiana cautiva;
me cautivaron los moros
desde pequeñita y niña.
-¿Te quieres venir conmigo
para mi caballeriza?
-¿ Y estos pañuelos que lavo
donde yo les dejaría?
-Los de hilo y los de seda
para mi caballeriza,
y los que no valen nada
a la corriente les tiras.
Y al llegar a la montaña
la morita ya suspira:
-¿Por qué suspiras mi alma,
por qué suspiras, mi vida?
-No tengo de suspirar
si es aquí donde venía
con mi hermano "el aguileño"
y mi padre en compañía.
-iVálgame la Virgen pura,
la Virgen Santa María,
creí de traerme una mora
y traigo una hermana mía!
Abreme la puerta, madre,
ventanas y celosías
que aquí te traigo el tesoro
que llorabas noche y día.
-Mi padre me requirió
con muchísima alegría
y después me preguntó
con los moritos qué hacía.
Padre mío, los moritos
todos mucho me querían;
sólo estaba pa guardar
los pavos y las gallinas.
La mora que me crió
la llaman la Martinica
y el moro que me robó
le llaman el Mortifica.
Los dos me andarán buscando
por aquellas serranías
porque los moritos, padre,
a mí mucho me querían.
Los moritos son muy ricos
y tienen muchas haciendas,
en un cortijo cercano
trabajan más de cincuenta.
Padre, vamos a escribirles
a los moros una carta,
porque yo sé bien las señas:
Cortijo de Casablanca.
La carta ya se ha mandado
y hubo ya contestación
que si nos vamos con ellos
nos regalan. un millón,
un cortijo con tres huertas
y seis bueyes de labor. ..
y se casa la cautiva
con el hijo del patrón.
Versión cantada en El Burgo de Osma
(Variantes respecto a la versión 1.3)
(
Me cautivaron los moros)
el día Pascua Florida.
-Monta, mora, en mi caballo,
monta en mi caballería.
-¿(Y estos pañuelos que lavo
donde yo les) tendería?
Los de holanda (y los de seda)
en .la punta de mi espada
(y los que no valen nada)
por el río corre el agua.
Al pasar por unos montes
la morica (ya suspira).
Suspiro por estos montes
mi padre a cazar (venía),
(con mi hermano) Alejandrín
que traía (en compañía).
¡Oh, qué palabra que oigo,
Virgen sagrada María!
que en vez de traer una novia
os (traigo una hermana mía)
Abrid puertas y balcones
(ventanas) y galerías
(que aquí) os (traigo) esa hija
que suspiráis (noche y día).
Versión cantada en Olvega
2. LA MALA SUEGRA (DOÑA ARBOLA)
(á-e) y (á)
Se pasea la Servina
por unas salas alante
con los dolores de parto
que el coraz6n se le parte.
Creía la triste y sola
que no la escuchaba nadie;
y la escuchaba su suegra
que era de un odio notable.
-Si te quieres y te vas,
como si te quiés estar;
cuando venga tu marido,
yo te lo bajaré a apear .
Llegó Don Pedro a la puerta
su madre lo bajó a apear .
-¿Dónde está mi espejo, madre,
cómo no me baja apear?
-¿Cuál espejo quieres, hijo,
el de oro o el de cristal?
-Yo no quiero el de oro,
ni tampoco el de cristal,
quiero a mi mujer Servina
que no me baja apear .
-Hijo, tu mujer Servina
en casa su madre está;
que me ha dicho puta vieja
y a ti un (infame rufián)
-Me echó a quemar las barbas,
madre, si eso es verdad.
-Tan verdad es, hijo mío,
como Dios nos ha juzgar .
Volvió Don Pedro el caballo
Y a casa la madre va
Y en el medio del camino
se encontró con la criá.
-Albricias, Don Pedro, albricias
bien os las podemos dar
que tenéis un tierno infante
Dios os lo deje gozar .
-El infante Dios lo goce
su madre no lo ha criar .
Ya que ha llegado al portal
su suegra sale a esperarle.
-Albricias, Don Pedro, albricias
bien nos las podemos dar,
tenemos un tierno infante
Dios nos lo deje gozar.
-El infante Dios lo goce
su madre no lo ha criar .
Ya se baja del caballo,
clava en el suelo un puñal.
-Levántate bien, Servina,
si te quieres levantar;
si te lo vuelvo a decir
ha de ser con el puñal.
El puñal dio con el suelo
ya le hacía bien temblar .
Su madre le echó a vestirla,
su madre le echó a calzar .
-¿Por qué suspiras, Servina,
por qué tienes que suspirar?
-Ni suspiro por mis padres
ni suspiro por mi hijo.
Camíname a aquella ermita
si me quieres caminar
y búscame un confesor
que me quiero confesar .
A ti Pedro te perdono
porque has sido mi marido
y la tu madre no perdono
y a Dios dejo de testigo.
-¡Ay de mí! , perro de mí,
infame de mi corona
que por creer a mi madre
he perdido un tierno infante.
Ahora de vengativa
he de matar a mi madre
porque me ha salido incierto
lo que me dijo ayer tarde.
Versión cantada en Sotillo del Rincón
3. LA MUERTE OCULTADA (í-o), (á-o) y (í-a)
Ya viene Don Pedro
de la guerra herido,
viene con el ansia
de ver a su hijo.
-¿Cómo estás, Teresa
de tu feliz parto ?
-Bien estoy, Don Pedro
si no vienes malo.
Y al salir del cuarto
Don Pedro que expira;
se ha quedao su madre
triste y afligida.
Y se levantaba
para ir a misa
la viudita honrada,
la viudita linda.
-¿Qué ropa me pongo
para ir a misa?
-La negra mi alma,
la negra mi vida,
la negra mi alma
que te convenía.
Y al ir por la calle
la gente decía:
La viudita honrada
la viudita linda,
la viudita honrada,
la recién parida.
Versión cantada en Pedraja de San Esteban
EL INCREDULO (í-a)
4 a)
Jesucristo fue de caza,
de caza como solía;
allí arriba, en aquel alto
hay un hombre de "malancolía".
Le dijo que si había Dios
y dijo que Dios no había.
-Hombre muy desengañado
que vive usté en esta vida,
(mire muy bien lo que dice)
que hay Dios y Santa María,
le puede venir la muerte
de la noche al día.
Esta noche le pondremos
Una cama bien pulida
De cuchillos y navajas
y las puntas hacia arriba;
para comer le pondremos,
(para comer le pondrían)
un plato de solimán
y una culebra cocida.
Las puertas del Cielo cierran,
las del Infierno se abrían
para que entre aquel hombre
que dijo que Dios no había.
Versión recitada en Olvega
4 b).
Jesucristo va de, caza,
la caza no parecía
se ha encontrado un caballero
lleno de "malancolía".
Le dijo si había Dios,
y contestó que no había
-Pues sí vives engañado
que hay Dios y Santa María
que te pueden dar la muerte
como te han dado la vida
-No tengo miedo a la muerte
ni tampoco a quien la envía
Al otro día por la mañana
la muerte a su casa iba.
-Detente, muerte, detente,
detente siquiera un día.
-no me puedo detener
qu´el Rey del Cielo m´envía
Le cogieron entre cuatro
una cuestecit' arriba.
Las puertas del Cielo cierran
y las del Infierno abrían
y le meten allá dentro,
en lo más hondo que había,
para darle de cenar
una culebra cocida,
para darle de beber
un vaso de "fementina",
para darle de dormir
una cama bien pulida
con cuchillos y navajas
para hincarl'en las costillas.
Versión recitada en Valdealvillo
5. EL CURA y SU CRIADA (á-a)
Estaba un curilla
malito en la cama,
durai duraina
malito en la cama.
Y a la media noche
llamó a la criada,
durai duraina
llamó a la criada.
-¿Qué querrá mi amo
que a deshora llama?
durai duraina
que a deshora llama.
-Cog'el cantarito
y vete a por agua,
durai duraina
y vete a por agua.
Al pasar el charco
le picó una rana,
durai duraina
le picó una rana.
A los nueve meses
la barriga hinchada,
durai duraina
la barriga hinchada.
Ya parió un curilla
con gorro y sotana,
durai duraina
con gorro y sotana.
-Echalo al hospicio.
-No me da la gana,
durai duraina
no me da la gana.
Que tengo dos tetas
como dos campanas,
durai duraina
como dos campanas.
Versión cantada en Olvega
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(1) La obra de KURT SCHINDLER se halla recogida póstumamente, en Música y poesía popular de España y Portugal, Nueva York, Hispanic Institute, 1941.
(2) SAMUEL G. ARMISTEAD, ISRAEL J. KATZ, "El Romancero tradicional en la provincia de Soria", Celtiberia nº 58, pp. 163-172. Soria, 1979.
(3) Publicados en los dos primeros volúmenes del Catálogo folklórico de la provincia de Valladolid, LUIS DIAZ. VIANA, J. DIAZ. y J. D. VAL, Institución cultural Simancas, Valladolid 1976-79.
(4) Editaré 50 romances próximamente en una publicación patrocinada por la Excma. Diputación de Soria.
(5) Debo agradecer en este sentido la colaboración de algunos sorianos amigos que me facilitaron tales contactos.
(6) Utilísima en todo momento me fue la colaboración de un excelente amigo interesadísimo en todo lo que afecta a su tierra, el periodista José M.. Latorre.
(7) Me sorprende la escasa proporción de romances de ciego que ARMISTEAD y KATZ comentan respecto a su recopilación (25 composiciones) y pienso que pueda deberse al hecho de que los encuestadores buscaran, fundamentalmente, romances no vulgares.
INFORMANTES
(Ofrezco, a continuación, los datos mínimos de los informantes que me comunicaron los textos que en este trabajo he transcrito).
FRIAS, Flor. N. en el Burgo de Osma y ha vivido en otros lugares de la provincia pero r. en el Burgo actualmente. 80 años. Cantó el nº 1 a.
TELLO, Lamberta. N. en Olvega y r. en Soria. 59 años. Cantó el nº 1 b. recitó 4 a, y cantó el nº 5.
REVUELTO, Manuela. N. en Sotillo del Rincón, ha vivido en Sevilla y r. en SotilIo actualmente. 82. Cantó el nº 2.
MACARRON, Emilia. N. en Pedraja de San Esteban, vivió en Langa de Duero y en Soria, pero reside en Pedraja actualmente. Cantó el nº 3.
MUÑOZ, Lucía. N. en Valdenarros, pero vive en Valdealvillo actualmente. 93 años. Recitó el nº 4b.