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1. «Danses» de la Vall d'Albaida.
Entendemos por danses, dansaes o la dansá un baile ejecutado en una plaza o calle principal de la localidad, totalmente abierto a las parejas que en él quieran entrar, cumpliendo ciertos ritos como indumentaria, orden de entrada, etc. Se suelen bailar en «cuadros»; es decir, dos parejas normalmente conocidas y confiadas entre sí, y que conocen el código de denominación de los diversos pasos y evoluciones.
La Vall d'Albaida (valle de Albaida) es una comarca geográfica situada en el valle del río Albaida y su afluente el Clariano. Está situada al SO de la provincia, y su capitalidad –disputada- radica en Ontinyent, núcleo fabril de importancia. Geomorfológicamente, la comarca se compone de dos valles: el de Albaida propiamente dicho y el de Bocairent, al sur del anterior.
Esta comarca es una de las más peculiares desde el punto de vista cultural y folklórico.
El presente trabajo trata fundamentalmente de describir la vestimenta que los bailadores de les «Danses» de la Vall d'Albaida usan con ocasión de salir a la plaza a bailar los ritmos tradicionales, bien a sones de la dulzaina y el tabal, o con la banda de música. Nos centraremos en las particularidades propias de cada localidad. Pero hay que destacar, primeramente, algunas particularidades.
El traje de Danses sólo servía -y sirve- para bailar dichas Danses. No se utilizaba, por tanto, como «traje típico del pueblo», aunque a algunos sí se le ha dado dicha significación en algunas épocas no muy lejanas; ni para salir en Carnaval, a no ser que la Dansá estuviera incluida dentro de una fiesta de Carnaval, o de locos, caso de Ibi, en la comarca de l'Alcoiá, o de Bélgida, en la Vall d'Albaida.
En épocas más cercanas, por cuestiones de nacionalismo -que ha tenido mucha fuerza en la comarca, con cierta pujanza industrial-, se nota bien un reencuentro con indumentarias antiguas -caso de Bocairento la utilización de elementos nacionalistas en la ropa, como insignias y chapas políticas a lazos y cintas cuatribarradas.
Para realizar este trabajo, nos hemos basado en la observación directa del traje y en testimonios orales de bailadores. No queremos hacer arqueología de la ropa de Danses, ni hacer una historia de su evolución. Es simplemente describir los trajes actuales que la gente de esta comarca usa para bailar. Son de hoy mismo, porque las Danses están vivas y su vestimenta evoluciona, como iremos viendo.
2. Problemática.
2.1. Los bailadores.
El traje o, mejor dicho, el disfraz -palabra que, aunque peyorativa, define el papel- de Danses es portado por una persona, a la cual sirve de identificación. El bailador actual intenta destacar de la mayoría de la gente del pueblo poniéndose una ropa que la gente, al verla, diga: «Ese baila les Danses», aunque sea poniéndose una faja y un chaleco del abuelo, o una falda y un mantoncillo de la abuela. Si tomamos el conjunto de las Danses valencianas, veremos que, junto a lugares donde los bailadores se disfrazan todos -Xátiva, Algemesí, Guadassuar-, en otros bailan con ropas modernas de calle -Callosa d'Ensarriá, Biar-, aunque tengan pequeños pero inconfundibles elementos de distinción: puros, corbatas, sombreros, cinturones, junto a chaquetas y pantalones modernos. En otros lugares se practica en introducir a la gente, con lo que bailan tanto disfrazados como de ropas actuales, caso del Ball de Plça de Canet de Berenguer.
En la Vall d'Albaida sólo los bailadores muy mayores no visten la ropa de Danses. Tengamos en cuenta que hasta el siglo pasado, con el aprovechamiento de la energía hidráulica para la industria, la economía de la Vall era pobre. La indumentaria tradicional se mantenía por imperativos pecuniarios, y los trajes de Danses son una mezcla de prendas de uso diario -camisas, zapatos-, o bien sacadas para la ocasión del arcón familiar- faldas amplias, refajos, mantones de Manila, chalecos- y hechos adrede para la fiesta -pantalones o calzones cortos, chalecos, fajas, delantales-. Por lo general, las ropas nuevas solían ser de materiales modestos y de poco precio. Esto se ve en la joyería, siempre antigua -«de la abuela»- o bisutería.
Por otro lado. ha habido gente, bailadores, que han querido recuperar trajes antiguos, no siempre específicos de Danses, reproduciéndolos e introduciéndolos en la fiesta. Es el caso de Bocairent. como veremos más adelante, donde el traje tradicional de Danses era el "traje típico de labradora valenciana», similar o idéntico al de las falleras de Valencia. Este mimetismo con la capital quizá se diera por imitar la burguesía bocairentina a la de Valencia. Actualmente se intenta introducir -y se consigue- un traje más propio del pueblo.
3.2. El Material.
El triángulo Ontinyent-Bocairent -Alcoi fue uno de los primeros núcleos industriales en España, dedicado al textil, sobre todo, como hoy en día, a la lana. Por ello, no es de extrañar que la lana fuera uno de los principales ingredientes en la ropa popular.
Las tierras de la Vall d'Albaida son muy secas; casi toda la agricultura, aun hoy, se dedicaba al secano. En el regadío se cultivaba maíz. El algodón y la seda se exportaban: no hemos encontrado noticias de que se produjeran en los telares de Bocairent y Ontinyent. Es el caso del traje de bodas de un abuelo de Antoni Vañó, de Bocairent, donde la chupa y el calzón son de lana; los delanteros del chaleco, de algodón y seda, y la faja, de seda roja cardenal. Estas dos últimas piezas, es de suponer, son foráneas.
Pero a mediados del siglo XIX el algodón se popularizó por su mejor mantenimiento e higiene. El liberalismo mercantil de los gobiernos de Isabel II produjeron una avalancha de algodón inglés, a cambio de naranjas. De esta forma se añade al panorama de la indumentaria el algodón, que se hizo popularísimo en sus versiones estampadas, denominadas actualmente «cretonas».
El algodón sería el componente esencial de las faldas de Danses. y no sólo en la Vall d'AIbaida. También lo eran en Xátiva, según testimonio de Pasqual Soro. Por la Vall d'Albaida, tanto Carme Doménech, de Bocairent, y Emili Casanova, de Agullent, nos confirmaron que se habían gastado faldas de cretona, aunque ahora el traje uniformizado no las admitiera.
Estas faldas se gastaban tal cual, o adornándolas con volantes; también se recortaban las flores de los retales sobrantes y se cosían a la falda, formando cenefas, como nos contó Carme Chust, de Torrent, o cosiendo lentejuelas de colores, como nos describieron Pilar Belda y Emili Casanova, de Agullent. Eran formas de enriquecer para la ocasión faldas de normal empleadas para el trabajo, o para vestir -«mudar»- en día de trabajo, para salir al mercado o a misa. Hoy, estas faldas son conservadas en el disfraz de Danses de algunos pueblos: Pobla del Duc, Montaverner, Albaida, Agullent...
El algodón estampado también se utilizó para el hombre, en concreto para el chaleco -jopetí-.
La lana se gastaba para faldas y refajos, rayados en franjas horizontales o verticales, o lisos de colores rojo, verde, amarillo, que se bordaban. El color más normal era el rojo. Recordemos que era el colorante más barato, extraído tanto de la cochinilla como de la rubia, cultivada por los franceses en Argelia. Estas faldas se adornaban con cintas o franjas negras, como se han mantenido en el traje del Palomar. También se le cosían volantes de cretona, procedentes de retales de confección de otras piezas.
Por otra parte, la lana, en su confección de sarga, servía para piezas del traje como los jubones de las mujeres, y las chupas y calzones de los hombres; para las medias, las fajas, etc.
La seda se presenta en especial en las localidades más ricas, en damasco o espoinada, con dibujos de colores tejidos. También aparecen en pueblos humildes, pero en casas ricas. Es el caso de Bélgida, Bocairent, Ontinyent..., aunque el aumento del nivel de vida y el abaratamiento de estos tejidos, ahora hechos con rayón y tergal, los hace asequibles a todos los bolsillos.
El cáñamo, antaño tan explotado en las tierras valencianas, es la base de la confección de las alpargatas -espardenyes-.
La pita, extraída de la planta de este nombre, se gastaba para hacer pañuelos, estampados con motivos vegetales, fantásticos u orientales -cachemires-, muy apreciados antiguamente. Hoy en día ya no se usan. La finalidad del pañuelo era para anudárselo a la cabeza, de forma que el sudor no estropeara el carísimo sombrero, y resguardara la cabeza por llevar el pelo muy corto. Los cambios de la moda del peinado han borrado del uso esta prenda, de la cual quedan vestigios en algunos trajes, como veremos.
3.3. Las prendas en general.
En general, podemos decir que la forma del traje varía muy poco de un pueblo a otro. Las diferencias se matizan en los tejidos, los adornos. los complementos. etc.
Aquí haremos el estudio pormenorizado del hombre, cuya indumentaria es mucho más uniforme. Para la mujer, aquí sólo hablaremos de las prendas. El estudio de cada localidad lo haremos en otro punto.
3.3.1. Las prendas de la mujer.
El traje femenino es partido, falda y cuerpo o corpiño. Las faldas pueden ser, según se cosan a la cintura, fruncidas o plisadas. Pueden anudarse por una simple veta que frunza la falda, como una bolsa de pan, a una abertura con corchetes, a la más tradicional, por la cual la falda está dividida en dos piezas: la más grande se coloca en la parte posterior del cuerpo, y sus cintas se anudan sobre el vientre. Sobre éstas se coloca la pieza delantera, cuyas cintas se anudan detrás. Esto deja que las aberturas de separación de la pieza trasera y la pieza delantera, de unos 25 cms. de largo, sirvan para acceder a la faltriquera, situada entre las enaguas y la falda.
Los adornos de las faldas son el símbolo diferenciador más notable utilizado en cada localidad, para identificar cuál es su traje de Danses . Por supuesto, otro elemento diferenciador, ya queda dicho, es la tela.
El cuerpo o corpiño suele ser moderno. Como prendas antiguas, se gastan chambras, camisas de principios de siglo, con bordados y puntillas. Los cuerpos pueden ser de manga corta, normalmente de farol, o de manga larga, de terciopelo; pero éstos son raros, pues las fechas de Danses van de mayo a septiembre; es decir, épocas de calor. Pero lo más normal es llevar una camisa imitando a las chambras, moderna, e incluso camisetas de punto blancas o cuerpos de maillots negros. El mantón de Manila lo tapa todo.
Fundamentalmente en Bocairent, se ha intentado recuperar la indumentaria antigua; es decir, llevar varias enaguas -lo normal es llevar una sola o no llevar-, y cuerpos copiados de los antiguos, emballenados.
Las medias suelen ser caladas, normalmente compradas en comercios, o bien lisas, de espuma, llamadas «de enfermera». Los calzados suelen ser las alpargatas; aunque en localidades donde el traje es más rico, suelen gastarse zapatos blancos, negros o forrados con la tela del traje, con tacón de carrete, o «manoletinas» negras.
La manteleta -mocador de coll- es muy importante. Puede ser blanca, de algodón bordada con hilo de oro y lentejuelas, aunque lo más extendido es el mantón de Manila, siendo muy admirados los antiguos, o pañolones de seda adamascada con flecos -mantonets-, o incluso hechos de cretona a juego con la falda, y con flecos cosidos. Obviamente, estos últimos no son tradicionales.
Toda bailadora luce delantal, y la variedad se ve uniformada según el pueblo. Se ven viejos, de principios de siglo, con entredoses y puntillas de bolsillo. abordados en algodón a juego con la manteleta, junto con otros de terciopelo con lentejuelas, o de raso con una puntilla blanca. El tamaño también varía, pero también está uniformado el largo y ancho en cada pueblo.
3.3.2. El traje del hombre.
Tal y como hemos dicho más arriba, vamos a describir los trajes de los bailadores, que, como veremos, no varían demasiado entre sí.
Podemos decir que hay tres tipos de trajes de bailador de Danses. Los tres están muy tipificados y uniformes en cada villa.
a) Cerca del antiguo o tradicional:
La camisa está hecha al modo tradicional, con pechera plisada, mangas anchas y fruncidas al puño, con una pieza en el sobaco, el aixelleró. que da más juego a la sisa. Si la pechera es lisa, puede que se abotone simplemente con una tapa. Suele estar hecha de lienzo o retorta.
El chaleco, cortado a la cintura, puede ser antiguo, del arcón, o bien moderno, en tela de tapicería de algodón o de cretona, con solapas triangulares o de «smoking»; se adorna con botones metálicos –mançanetes-o de pasta o azabache.
El calzón es corto, hasta la rodilla; suele ser de sarga o de panilla, aunque también se ven de terciopelo y de raso. Faja de varios colores, medias blancas o de color y alpargatas.
Este modelo sería el ideal, y sólo se da en algunos bailadores, por supuesto. Lo normal es mezclar: por ejemplo, casi todos usan camisa blanca moderna. El calzón suele ser negro. El modelo, donde se ve con más profusión, es en Bocairent, por razones de las cuales hablaremos en el traje de mujer.
En Agullent, el hombre lleva chaleco moderno, negro, sin solapas y con puntas delanteras; casi todos usan faja roja y calzón negro. En Quatretonda se usa un chaleco muy escotado y cruzado, y chupa o chaqueta, aunque también se ven bailadores con pantalón largo. En Ontinyent y Montaverner se ven chalecos de cretona de grandes flores. También se ve este modelo en Pobla del Duc, y, en general, siempre suele aparecer algún bailador con esta indumentaria en les Danses de todos los pueblos.
Muchos bailadores veteranos incorporan elementos no tradicionales pero vistosos: fajas de raso. que se sujetan con corchetes y que llevan bordados motivos vegetales; telas de seda muy brillantes y floreadas para los chalecos, así como bordados vegetales o zoológicos en las solapas y delanteros del chaleco. etc.
Como hemos indicado antes, el pañuelo está desterrado y sólo lo usan algunos bailadores de grupos de folklore que quieren revitalizar el traje tradicional, así como la cofia o redecilla con borlerío.
b) La indumentaria de los iaios o abuelos:
Todos sabemos que las personas mayores de los pueblos se quedan ancladas en determinada manera de vestir, que no evoluciona con la moda normal. Los hombres mayores, de normal, gastan aún el pantalón largo oscuro, una camisa clara, faja, de normal negra; chaleco, también negro, moderno, y boina con visera. Esta indumentaria ha respondido un poco al modelo seguido por muchos bailadores a la hora de bailar les Danses. Para ello llevan camisa blanca moderna, o de vichy de rayitas azules, con cuello de tirilla; pantalón negro, moderno, con bragueta, faja normalmente roja y chaleco negro moderno. Calzan alpargatas y llevan calcetines modernos, aunque lo normal es que no lleven. Este traje puede verse en Albaida, en Fontanars, en Montaverner, en Palomar, en Alfarrasí, en Beniganim, en Quatretonda, en Pobla del Duc...Es, como se ve, el más usado, el que responde mejor al esquema: necesidad de diferenciarse del no bailador, pero que sea barato. Un pantalón oscuro, una faja, el chaleco del abuelo y ya está listo el traje. Por supuesto que este modelo también se da en pueblos con trajes más tradicionales: en Bocairent, los Mayorales, que abren la Dansá, visten pantalón largo oscuro, camisa blanca, una faja de seda roja con el escudo de la villa bordado y zapato moderno. Llevan, como indicativo de su cargo, una larga vara y el propio fajín descrito, por otra parte, idéntico al de los falleros de Valencia.
Por la misma regla, no es difícil encontrar en los pueblos aquí mencionados bailadores con calzón corto: es el caso de Pobla del Duc, de Montaverner y de Quatretonda, en mayor medida.
En algunos pueblos los hombres gastan pañuelo de seda roja al cuello, como en Albaida, en Montaverner y en Ontinyent, aunque no siempre ni todos.
c) Con blusa negra:
La blusa negra, indumentaria del obrero o menestral de finales del siglo pasado, junto con el pantalón largo de rayas negras y grises, o simplemente negro, y faja roja, es el traje de Danses de Benigánim. También se anudan al cuello un pañuelo de cuadros azules y blancos, e incluso algunos llevan gorra oscura o boina negra con visera.
La blusa –brusa- era prenda tanto de trabajo como de lujo. El zapato son alpargatas.
También hay que destacar que en todos los pueblos, hay bailadores de edad madura, que bailan con ropa normal, actual, llevando algún distintivo menor, como un puro encendido o las simples castañuelas.
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Indumentaria femenina de «Danses»
4.1. AGULLENT.
Celebra su Dansá el día 4 de septiembre.
Su traje es diferente al del resto de la Vall d'Albaida. Se compone de jubón o corpiño, abotonado por corchetes por delante, con mangas de farol, adornadas con puntillas a la bocamanga. La tela es de raso, de seda o tergal, lisa, de colores variados, predominando los suaves y pasteles (azul, rosa, rojo, verde, salmón, etc.).
La falda es de la misma tela que el cuerpo, y se ajusta mediante una veta corredera a la cintura. De esta forma la falda aprovecha, aunque la bailadora gane o pierda cintura. De hecho, muchas utilizan el mismo traje ininterrumpidamente durante más de diez años, o lo prestan a otras. Esta falda está bordada. en su mitad inferior, con lentejuelas de colores. haciendo dibujos de cenefas, flores, ramas y hojas, animales, como mariposas, etc. Este tipo de adorno es lo que confiere originalidad a la vestimenta de Agullent, y tiene su origen, según nos informó Emili Casanova, en una señora murciana, doña María, que vivió en el pueblo. La idea gustó tanto que muchas la copiaron, cosiendo lentejuelas incluso en los zapatos o alpargatas y en el delantal y la manteleta. Tal cosa sucedió a finales del siglo pasado.
La manteleta y el delantal son de tul muy transparente, bordadas con hilo de oro y lentejuelas doradas y de colores. Una costumbre muy tradicional era recortar flores de los estampados de cretona y coserlos a las manteletas y delantal, costumbre que aún se practica.
En los trajes antiguos, el material era algodón liso, y en él se bordaban las lentejuelas y se cosían las flores de cretona recortadas. Esta práctica era muy utilizada en toda la Vall.
El peinado es de un solo moño, al cogote, con peineta, adornado con flores. Calzado blanco, con diversidad de tacones, o alpargatas con cintas de algodón blancas.
Ultimamente comienzan a introducirse en el traje piezas más antiguas, como el jubón emballenado, y se ven faldas de cretona estampada, cuya mitad inferior se halla con lentejuelas, pero encima del dibujo y con similar color a éste.
Las niñas bailan con trajes de cretona estampada, y en el delantal y la manteleta llevan cosidas flores recortadas.
4.2. AIELO DE MALFERIT.
Cuando les Danses se bailaban, allá por los años cuarenta y cincuenta, el traje era el "típico de labradora valenciana". Este era, por lo menos, uno de los más usados; porque las abuelas se ponían una saya larga y un mantón de Manila encima, y a bailar. La gente más acomodada lucía trajes de seda; las más pobres, faldas de cretona.
El traje" Típico de labradora valenciana" surgió a finales de la pasada centuria, al ponerse de moda los "bailes regionales" a cargo de grupos folklóricos. Estos grupos realizaron una adaptación, una reforma, del traje tradicional valenciano del siglo XVIII -lo que más cerca tenían-, acercándolo a su nueva manera de vestir. De esta forma cambiaron el corpiño, eliminando las ballenas exteriores -ellas ya llevaban corsé interior- y poniéndole mangas de farol, muy a la moda de entonces. Adoptaron el peinado de sus abuelas -los tres moños de la época de Isabel II-, eliminando el moño único; exageraron la peineta, para realzar más «lo autóctono», y eliminaron vuelo a la falda, al tiempo que ampliaban de tamaño la manteleta. De esta forma nació el traje «típico de labradora valenciana», popularizado en las Fallas. Por ello se le conoce también como «traje de fallera»,
Hecha esta disgresión, necesaria para todo lo por venir, seguimos con el traje actual de Aielo.
Las Danzas se celebran el cuatro de Agosto.
Hoy en día, el traje se ha uniformado, llevando las mujeres una chambra -o camiseta corta hasta el cinto, cerrada al cuello, con puntillas y entredoses, como las de nuestras bisabuelas-, tapada con un pañuelo de seda negro con flecos, como un mantón de Manila; la falda es de lana a rayas, llamada «de manta» -las rayas van en posición horizontal-.
Pero en los últimos años esta uniformidad se ha roto. Han aparecido faldas de seda adamascada o lisa, con la cotilla -jubón sin mangas- de la misma tela que la falda, o a juego. También llevan manteletas blancas, en vez de mantón.
Mientras que la tradición señala en otros pueblos el delantal pequeño, en Aielo siempre ha sido grande, cuadrangular, antes negros, y ahora también blancos. La alpargata también ha cedido terreno a los zapatos cerrados negros, vulgarmente llamados «manoletinas».
El peinado es un moño al cogote.
4.3. ALBAIDA.
Les Danses se celebran en las fiestas de barrios o en fechas especiales, como a Reyes, o en el barrio de Sant Miquel,
Hace unos años predominaba el traje compuesto por un corpiño negro, cerrado por delante. con manga corta. Podía llevar una puntilla pequeña por el escote y las bocamangas, La falda era de cretona estampada, delantal negro con puntilla, de forma cuadrangular redondeada. Como pañuelo de cuello o manteletas, se ponían mantón de Manila, cruzados al pecho y con el pico colgando a la espalda, El traje antiguo. según nos informó Elvira Franch, era una falda de cretona -a flors-, y el mantón de Manila.
Pero en los últimos años, como influencia de otros pueblos y de los grupos de Danzas, así como de un redescubrimiento de la indumentaria tradicional, comienza a imponerse la falda y justillo abotonado de la misma tela, de seda, adamascada o rayada, de la usada para tapizar. Esta influencia podría venir de la cercanía de Xátiva, cuya Escuela de Danzas usó con abundancia de este tipo de tejidos para sus trajes. Junto a estas piezas se desecha el mantón y el menudo delantal, sustituyéndose por delantal y manteleta blancos.
De esta forma, la modesta pero tradicional falda de algodón estampado cede el paso al traje de seda; indicio de la mejoría económica de los pueblos de la Vall.
El peinado se compone de un moño al cogote, adornado con flores.
4.4. ALFARRASI.
Su traje es el más común a toda la Vall d'Albaida: camisa blanca de manga corta, o camiseta blanca de punto; falda de algodón estampado o cretona, con dibujo de flores; Mantón de Manila, con preferencia oscuro; medias blancas y alpargatas; delantal negro pequeño, de forma redondeada. con puntillas blancas.
Pero para los alfarrasinos su baile más representativo es el Ball dels pastorets, baile de los pastorcitos. Por ello describiremos también su indumentaria. La falda de las chicas es blanca, con corazones negros de fieltro cosidos encima; camisa blanca de cuello cerrado y mangas de farol; cuerpo que recuerda a un justillo, sin mangas, sin ballenas, con un cordón para atarlo por delante; delantal negro redondeado, con puntillas blancas. No llevan manteleta o mantoncillo, pero se tocan con un sombrero de paja adornado con cintas de seda rojas, verdes, blancas y azules. Muchas niñas, para bailar la Dansá, gastan este trajecito. sustituyendo la falda de «pastoreta» por otra de cretona.
4.5. BELGIDA.
La Dansá de Bélgida es un caso especial, pues se celebra en Carnaval. El primer y el tercer día de Danses se baila con el «traje típico de labradores valenciana»; el día central, disfrazados de las más variadas cosas.
En el disfraz predomina el sentido lúdico, con un gran ingenio. No son disfraces demasiado elaborados ni bien considos, pero sí con una desmesurada -y también tópica- imaginación.
El traje de Danses femenino era el tradicional. durante los años 50-60, que se gastaba en muchos lugares de la Vall, el típico de Labradora Valenciana: tela de seda brocada o espolinada, con la cual se confecciona la falda y el cuerpo, éste de mangas de farol, sin ballenas, tipo corpiño, escotado; manteleta y delantal de tul bordadas con hilo de oro y lentejuelas; peinado de tres moños, dos a los lados de la cabeza y el tercero sobre el cogote, con peinetas y agujas; zapatos blancos: algunas bailadoras no dudan en llevar, en vez de manteletas, Mantón de Manila.
Los hombres, hasta hacía poco, bailaban con ropa de diario, salvo el día de disfrazarse.
4.6. BENIGANIM.
Si al hablar del traje masculino hemos destacado la blusa negra, al entrar en el femenino también deberemos resaltar la originalidad del mismo.
Definiéndolo rápidamente, diremos que es un traje de finales del siglo pasado o principios del corriente, como el que llevaban muchas mujeres de pueblo en verano; entiéndase, un poco acomodadas. El cuerpo y la falda son de la misma tela, de «vichy» o tela de babero. rayada con listillas azules y blancas, o rojas y blancas, o grises y blancas. El cuerpo es como las chambras de nuestras bisabuelas, de manga larga ceñida, cuello cerrado con adornos de veta fina blanca. La falda es larga hasta el suelo, y algunas llevan un volante por el bajo, pero con la tela colocada al bies, como en muchas faldas de esa época. Gastan pañuelos de cuello o manteletas blancos y negros, muy recogidos, con las puntas delanteras cayendo por encima del pecho y anudándose por debajo del delantal. Los delantales suelen ser muy grandes. viejos de principios de siglo, también blancos o negros.
No obstante, y como en Beniganim existe un grupo de folklore, es de prever que este monolitismo de indumentaria se rompa pronto, en beneficio de los consabidos trajes con faldas de seda, o con faldas de cretona y mantones de Manila. Hay que destacar que a este grupo, llamado «Arrop i Talladetes», se debe la recuperación de la Dansá. que se había perdido.
El calzado puede ser o alpargatas o «manoletinas».
BENIGANIM
4.7. BOCAIRENT.
Para tratar el caso de Bocairent tenemos que iniciar un relato cronológico sobre la evolución de la indumentaria. Dicho relato está basado en las conclusiones a las que llegó la indumentarista Concha Chust Marsilla, al asesorar al grupo de Danzas local sobre el montaje de una exposición de ropa antigua.
Después de la guerra civil, los trajes de Danses eran muy modestos: apenas una falda de algodón a la que se cosían recortes de flores de cretona, para alegrarlas un poco.
BOCAIRENT
En los años cincuenta, según Concha Chust, hace su aparición en la fiesta el traje de «Fallera» para bailar. A mi juicio, la incorporación se debió como reflejo de la atracción que la ciudad de Valencia ejercía sobre la burguesía local. En dichos años, Bocairent experimentó un auge industrial de importancia, basado en la expansión del sector textil. No describiremos dicho traje, por haberlo hecho ya en Bélgida. Sólo añadiremos que los zapatos son blancos, de tacón, con un pompón en el escote de color coordinado con el del traje, o forrados exteriormente con la misma tela que el traje.
El grupo de Danzas «Cardaors» se sensibilizó de la necesidad de recuperar la indumentaria tradicional y antigua -de ahí la mencionada exposición- e introdujo piezas y conjuntos antiguos, como los jubones emballenados, normalmente negros, de sarga o terciopelo, de manga larga; manta, o falda de lana rayada y plisada; pañuelo de cuello o manteleta blanca de tul o batista bordada en oro o con hilo blanco, o de blonda. o bien mantón de Manila, con preferencia antiguos; el delantal es de terciopelo negro bordado con hilo de oro y lentejuelas, con puntilla negra, o bien de tela de algodón fina blanca, igualmente bordada; zapato negro con tacón de carrete; un solo moño.
Esta indumentaria contrasta con la anterior; además, no faltan bailadoras que visten trajes de seda, como el de «fallera», pero rectificados o construidos a la manera tradicional, es decir, como eran en el siglo XVIII, antes de la mixtificación ya comentada.
Debemos tener en cuenta que les Danses son en honor de San Agustín, y se celebran a finales de agosto. La gloria de una bailadora es salir a la plaza todos los días de Danses, pero cada día con un traje, y con un bailador diferente. Independientemente de la disputa de bailadores que ello produce, este prurito por la variedad del traje ha producido un aire muy poco uniforme, que contrasta con otros pueblos.
Resumiendo, hoy día podemos ver en Bocairent bailadoras con trajes «típicos de labradora valenciana», reproducciones de trajes de valencianas del XVIII, y el traje de falda de manta y gipó o jubón negro.
Debemos reseñar, a nivel anecdótico, que el plisado de las faldas de manta es manual, y por ello las faldas tienden a perderlo. Para ello, las bailadoras, al acabar las fiestas. «embastan» los pliegues; es decir. los cosen con hilvanes y la colocan entre el sommier y el colchón, donde permanecerá hasta les Danses del año siguiente.
Por último, añadimos que las variedades de trajes en la Dansá ha producido una polémica, a nivel local. reflejada en los libros de fiestas locales.
4.8. FONTANARS DE L'ALFORI.
Les Danses de Fontanars se celebran el 15 de agosto.
Según nos contaron algunas bailadoras, antaño los trajes de Danses se componían de una falda de lana o manta, rayada, mantoncillos de lana y delantales grandes, de principios de siglo.
Hasta hace poco, el traje generalizado era: camisa blanca escotada, con mangas de farol, cubierta por el mantón de Manila; falda de lana o algodón roja, con cintas cosidas siguiendo el contorno y paralelas entre sí, negras, como los refajos y faldellins antiguos; delantal negro, pequeño y redondeado, bordado con hilo de oro y lentejuelas de colores, formando dibujos vegetales. También se veían niñas vestidas con el «traje típico de labradora valenciana», pero muy pocas.
En ocasiones gastan encima de la camisa un justillo sin ballenas, anudado con cordones a la delantera, con camisa de cuello cerrado modelo chambra, ya descrita. En este caso prescinden del mantón de Manila. Este conjunto es similar a los «trajes típicos» de las comarcas vecinas de la Valle de Ayora y el Campo de Requena-Utiel, amén de la cercanía a la Mancha albaceteña. Quizá sea un traje diseñado por la Sección Femenina local, pero no nos pudieron dar noticias.
Ultimamente llevan faldas de tela de lana rayada, las mantas, poniendo las líneas en vertical; los delantales bordados y los mantones de Manila no han cambiado.
4.9. MONTAVERNER.
Las Danses se bailan con una ropa muy específica de la Vall ya varias veces descrita: falda de cretona o de algodón estampado, o de seda adamascada, o de tejidos sedosos de tapicería rayados. El cuerpo es un corpiño o saco de mangas de farol, con puntillas en la bocamanga, o incluso una camiseta blanca, pues el mantón de Manila todo lo tapa. Delantal pequeño de raso negro con puntillas blancas. Para bailar suelen llevar alpargatas.
El peinado es un moño al cogote.
4.10. ONTINYENT.
Ontinyent, capital económica de la Vall d'AIbaida, es sede de un pujante comercio textil. Sus marcas de lanería y mantas son conocidas en toda España por los anuncios de televisión.
Como sucede en tantas poblaciones grandes, no hay unas Danses concretas, sino varias, que se celebran en distintos barrios y en distintas fechas; sobresalen las de la Inmaculada.
A principios de siglo, según se cuenta, y según nos contó Rafael Calabuig, al llegar las fiestas, las mujeres se hacían los trajes con los cobertores de los lechos, de seda, o con las cortinas de damasco. Con frecuencia sólo los hilvanaban y no los forraban; de esa manera podían darles la vuelta y presentarse otro día con un traje «diferente», Acabadas las fiestas, y si el cobertor o las cortinas eran necesarias, se descosían, se reconstruían, y hasta el año siguiente,
Esta costumbre no sólo se practicaba en Ontinyent. Por testimonios orales sabemos que también se hacía en Agullent, en Palomar, etc.
Esta costumbre se mantiene hoy día por muchas bailadoras, pero han hecho los trajes con dichos cobertores; es decir, los han cortado, cosido y forrado, perdiéndose así la posibilidad de recuperar la pieza. En algunos casos, por disponer de poca tela, sólo llevan la falda, portando entonces como cuerpo corpiños de terciopelo negro, justillos o jubones emballenados, o la simple camisa. Después, pueden llevar mantón de Manila, o manteleta y delantal blancos, o pañuelos de piña; es decir, de lana estampada con motivos de cachemires.
Resulta pintoresco ver las faldas, con los dibujos tan insólitos de los cobertores antiguos: chinos, tigres y panteras, templos hindúes, etc. Lo más apreciado es lucir todo el traje completo, cuerpo y falda de la misma tela. En ese caso, el cuerpo puede ser de manga corta o larga, o simplemente sin mangas, como un justillo.
Otro traje también usado es: corpiño negro cerrado, o jersey de lana negro, o camisa blanca; falda de lana rayada (en horizontal; mantón de Manila negro u oscuro, o pañuelo de lanilla bordado en colores, con flecos; delantal pequeño, de forma cuadrangular u ovalada, con puntillas blancas. Para bailar calzan zapatos negros de lona y goma, o alpargatas. Debemos destacar que este traje es usado por un grupo de danzas local, a modo de uniforme.
4.11. PALOMAR.
Antaño, la Dansá de Palomar se celebraba en septiembre. Pero actualmente se realiza el segundo domingo de mayo, en las «Festes del Xop», en honor a un chopo, posible traslación de una antigua fiesta de mayo. En dichas fiestas también se baila, a cargo de niños, el «Ball dels Pastorets» (Baile de los Pastorcitos).
Hasta hace unos años se gastaban para bailar Mantones de Manila junto a faldas de trajes de «labradora valenciana»; es decir, de seda de colores, o de algodón estampado, o bien de franela o bayeta roja, adornadas con puntillas blancas o cintas negras. Este último elemento puede ser un derivado de las antiguas sayas o refajos de lana, y quizá se gastaran por carecer de ropa mejor que la acumulada en los arcones familiares, para salir a bailar. Acortados o rehechos, los refajos se utilizaban tanto en Carnaval como para les Danses.
En la actualidad llevan faldas de algodón estampado o cretonas, o bien de seda artificial adamascada, espolinada, rasos, o de damasco negro y otro color, que hace el dibujo. A destacar que llevan las faldas por debajo de la rodilla y con poco vuelo. Los delantales son pequeños, cuadrados, negros y con puntilla blanca.
No llevan peineta. sólo un moño adornado con flores.
Bajo el mantón suelen llevar una camisa blanca de manga corta, o una simple camiseta de punto.
4.12. LLUTXENT.
En Llutxent, el traje de Danses no difiere del tronco común ya varias veces reseñado: camisa blanca de manga corta cubierta por un mantón de Manila o mantoncillo de damasco con flecos, falda de cretona, delantal pequeño de forma redondeada, negro, con puntilla blanca. Llevan claveles en el único moño.
Hay que destacar que adornan la punta de las alpargatas con un pompón rojo.
4.13. POBLA DEL DUC.
Les Danses se celebran los días 29 y 30 del mes de julio.
Podemos hacer referencia a dos trajes principalmente.
El de cretona con una camisa escotada de tela blanca. con manga de farol; una falda de algodón estampada o de cretona, un pañuelo de cuello o manteleta de la misma tela y estampado que la falda, a juego. con flecos, y un delantal negro no demasiado largo, de forma cuadrangular o redondeada, con puntillas blancas. Llevan alpargatas.
El de seda o «tapicería», que consiste en una camisa igual al anterior, mantón de Manila o mantoncillo de seda adamascada preferentemente oscuro, con delantal blanco. La falda es de seda artificial. de damasco, espolinada o de colores.
Una derivación por similitud del anterior, que no cronológica, es el traje de «Labradora valenciana». con cuerpo de la misma tela del traje y manteletas de tul blanco bordadas con hilo de oro y lentejuelas, a juego con el delantal. Este era el traje de bailar de la gente mayor, y aún se ve algunas veces.
La razón de tanta variedad puede radicar en la existencia de un grupo de danzas. el «Arrop i Talladetes», de dilatada existencia. De hecho, en el último «Aplec» o muestra de Danses estrenaron un traje, todo de tela de seda de damasco, de colores pasteles, con cuerpo de manga de farol y abotonado delante, puntillas en el escote -no llevaban camisa- y delantal y manteleta blancos.
4.14. QUATRETONDA.
Las Danses de Quatretonda se celebran el segundo domingo de mayo, festividad de la Virgen de los Desamparados. En ellas se emplea un traje singular, emparentado con el ya descrito de Beniganim por la época en la que se puede datar. La camisa es una chambra, camisa de principios del siglo XX con profusión de pasacintas y encajes. La falda es larga hasta el suelo, como las de principios de este siglo, con un volante en su parte inferior, con la tela -normalmente vichy rayado- colocada al bies. A continuación se colocan el mantón de manila, doblándolo por la mitad en diagonal. La punta central cae desde el escote, cubriendo el pecho, por delante del cuerpo. Las otras puntas pasan por los sobacos, y se cruzan en la espalda, pasándose por encima de los hombros a unirse y anudarse en el pecho, quedando tapado el nudo por el propio mantón.
Este traje está atestiguado por fotografías conservadas de principios de siglo.
Pero también hay quien baila con faldas de cretona y mantón de Manila puesto a la manera más normal, con la punta central a la espalda y las puntas laterales cruzadas al pecho y sujetadas en la cintura. Tampoco falta quien gasta manteletas y delantal blancos, con el traje de «labradora valenciana», proveniente de las indumentarias del grupo de danzas local, uno de los más activos de la Vall d'Albaida
4.15. Pueblos sin documentar:
Existen algunas localidades en las cuales aún no hemos podido preguntar cuál era el traje. Por regla general son poblaciones donde les Danses se han perdido. Bellús es este caso.
5. Conclusiones o visión personal.
Si tuviéramos que hacer una historia del traje de Danses podríamos empezar por decir que. después de la guerra civil de 1936-39. la gente se vestía como podía. Aprovechaban cortinas de seda. edredones o colchas de damasco, viejos refajos guardados en los arcones, o faldas de telas baratas, como algodón, enriquecidas o adornadas con cintas, volantes, flores de cretona. etcétera.
Hacia los años cincuenta comenzó a utilizarse el traje de «labradora valenciana», inspirado en el vestido empleado por las señoritas falleras de Valencia. Este traje, a su vez, fue tomado de los grupos de danzas folklóricas de principios del siglo XX. Vestimenta que era una simplificación mixtificada de la ropa popular de finales del XVIII y principios del XIX.
Por descontado, esta indumentaria sólo la disfrutaban las personas más acomodadas. Al mismo tiempo, en Bocairent aparece un traje masculino de calzón corto y chaquetilla negra, con las orillas adornadas con azabaches, sin solapa ni cuello.
La gente más modesta seguía con la vestimenta antes descrita, completamentada con pañuelos o mantones de Manila.
El cuadro se complicó al hacer su aparición la Sección Femenina, la cual deseaba crear trajes típicos de cada pueblo, estimulando un sentimiento diferenciador que, al ser preexistente, no influyó demasiado. De hecho, con anterioridad, varias localidades ya tenían acuñada una modalidad de ropa específica, como Quatretonda o Agullent.
En los años setenta, los grupos de folklore se configuran como entidades de fuerte tendencia política nacionalista. Al iniciarse la crisis económica, el sector textil de la Vall se resintió, con el consiguiente aumento del paro. Los grupos folklóricos, entonces, se inclinaron hacia una renovación basada en los estudios de indumentaria que realizaban los grupos más progresistas de Valencia y Castellón. Aparecieron, por tanto, las sedas adamascadas o espolinadas, las faldas rayadas. Fueron los años de la maxi-falda y de las cretonas, que se redescubrieron para el folklore. Al abrir los viejos arcones familiares se volvieron a utilizar las faldas de lana lisas o rayadas, los cuerpos o jubones emballenados, etcétera.
Como se puede ver, el traje está vivo, evoluciona al compás de unas modas cambiantes, lo que demuestra su vitalidad y su fuerza. Puede que dentro de unos años podamos reescribir este capítulo, con nuevas evoluciones dentro de la indumentaria.