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Revista de Folklore número

104



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Del nombre de la rosa al Convento Franciscano de Avilés

FEITO, José Manuel.

Publicado en el año 1989 en la Revista de Folklore número 104 - sumario >



Nos presenta Humberto Eco allá por el Día Cuarto de su hermoso libro El nombre de la rosa al protagonista franciscano Fray Guillermo de Baskerville después del rezo de Completas camino del misterioso laberinto-biblioteca del Convento. Allí se encuentra, de buenas a primeras, con unas letras iniciales de color, escritas sobre la pared que, uniéndolas adecuadamente, forman palabras y frases: «La secuencia de las letras es HIBERNIA...», «...en la habitación del torreón las letras forman FONS, ¿qué significa?...», «...leyendo al revés obtenemos YSPANIA...», «...desde la habitación S a YSPANIA se pasaba por la habitación E...», etcétera. Está claro que Humberto Eco no pretende con su juego de letras otra cosa que, apoyado en el tradicional poder mágico de las letras, poner un poco más de misterio y de suspense a su novela. Es cosa bien sabida cómo en algunos conventos, iglesias de templarios, catedrales, etc., proliferan este tipo de leyendas. A veces son simples iniciales de canteros, otras veces son frases enigmáticas o citas bíblicas casi siempre en latín.

LA PURISIMA, TRADICION FRANCISCANA

Una de estas inscripciones llamadas Laberintos en Poética debido a su estructura típica, es la que se encontraba -hoy ya nadie da razón de ella- en el viejo convento franciscano de Avilés, actualmente Parroquia de San Nicolás. La recoge en su obra monumental C. M. Vigil (1) y versa sobre la Inmaculada Concepción de María.

No es extraño hallar este tema en un convento franciscano. Fue esta Orden una de las que ha mantenido a través del tiempo la lucha más entusiasta a favor del Dogma:

San Francisco de Asis, que, según la tradición, estuvo en Avilés de paso para Compostela, bendecía a sus frailes, al salir, invocando siempre a la Inmaculada Concepción (2).

En el Capitulo de la Orden celebrado el año 1263 en Pisa y presidido por San Buenaventura, fue declarado el día de la Inmaculada fiesta oficial para toda la Orden, la cual califica el Dogma, por su difusión entre los frailes, como «opinión de los Menores»

Anteriormente, los teólogos ya jugaban combinando las nueve letras de estas tres palabras: AVE (María), EVA (madre), VAE (condena: de culpa, de pena y de ignorancia) en un a modo de laberinto teológico.

El gran Raimundo Lulio, creador del arte combinatorio en el que cada letra tiene un significado simbólico dispuestas en figuras geométricas, fue el primero que argumentó sobre la Inmaculada de un modo teológicamente irreprochable, siendo hasta el final un ferviente discípulo de San Francisco y de los «Espirituales » (3)

Pero el máximo representante fue, sin duda alguna, el eximio Duns Escoto. El es el autor de un ingenioso juego de palabras con el que argumenta sobre el poder de Dios para hacer a María Inmaculada y el amor de Hijo para que de hecho lo llevara a cabo. Dice así:

«¿Pudo y no quiso?: No es Hijo.
¿Quiso y no pudo?: No es Dios.
Digamos que pudo y quiso.»

EL LABERINTO

Con esta tradición a las espaldas no es, por tanto, nada extraño encontrarnos con una prueba más del fervor franciscano por María Inmaculada. La noticia de su existencia la sabemos por C. M. Vigil, que a su vez la recibe en agosto de 1879 (25 años después de definido el Dogma) de un tal D. Manuel Díaz Gómez, para nosotros totalmente desconocido hasta el presente. Pregunté a D. Angel Garralda, actual párroco de esta iglesia, y me aseguró que nunca había tenido noticia del asunto.

La descripción que se nos hace es la siguiente: «Pintadas las letras de encarnado y negro..., hay otra inscripción en el plafond del tercer descanso de la escalera principal del referido Monasterio. Principia su lectura por la M central y reproduce muchísimas combinaciones difíciles de calcular. Dice: MARIA CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL» (4) .Es decir, que, como sucede con otros laberintos, partiendo de la letra central se puede ir leyendo in infinitum siguiendo la marcha de las agujas del reloj, en forma de cruz svástica y en forma de escalera.

LA PURISIMA, TRADICION AVILESINA

Antes de entrar en su posible interpretación, cabría preguntarnos de cuándo data. Las noticias que hasta el momento he podido recabar son muy escasas.

Sabemos que el Ayuntamiento avilesino, una vez superado el «cólera morbo», peste que había asolado a la población durante el siglo XVIII, colocó un cuadro de La Purísima presidiendo el Salón de Sesiones, y de entonces datan bastantes inscripciones talladas por particulares en el dintel de la puerta de sus casas, cuyo texto era: AVE MARIA PURISIMA (5) .También sobre el dintel de una casa de la aldea de Valbonnais (Isére, Francia) se puede ver grabado en piedra de granito el famoso cuadrado de Pompeya del que hablaremos en seguida, acaso puesto allí con idéntica finalidad (6).

Hasta no hace mucho, los mendigos pordioseros tenían la costumbre de llamar a las puertas con la invocación «Ave María Purísima...», quizá como conjuro o exorcismo que espantara del lugar la peste.

El año 1849, el escribano Benito Miranda Carreño hace un inventario del convento franciscano de Avilés. Anota, entre otras cosas: «... en el tramo de la escalera del lado de la sacristía que conduce al segundo piso se halla un cuadro grande de la Purísima Concepción algo ajado...» ¿Existía ya el citado laberinto en el plafond? ¿Fue obra posterior de algún devoto fraile? Lo ignoramos. Nadie da fe de su existencia hasta que lo recoge C. M. Vigil en su obra.

EL «CUADRADO MAGICO" O LABERINTO DE POMPEYA

Al llegar a este punto creo que no estará de más hacer un pequeño recorrido por otros laberintos similares.

El más antiguo conocido es el de Pompeya, que reza: SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS. Colocada una palabra sobre otra por este mismo orden, se puede leer de abajo arriba, de arriba abajo, de derecha a izquierda, y viceversa. Su traducción no es fácil, siendo objeto de muy diferentes interpretaciones, casi siempre de inspiración cristiana (7). Fue descubierto por el arqueólogo italiano Matheo Della Corte en 1926 entre las ruinas de Pompeya. Posteriormente fue encontrado en otros lugares muy diversos: Francia, Italia, Alemania, Hungría, etc. En España, que sepamos, existe uno en Santiago de Compostela (8), sede también del llamado «Nudo de Salomón» o svástica del Miño, un símbolo entre el laberinto y la cruz.

POSIBLE INTERPRETACIÓN: UN MANDALA ORIENTAL

Es el de Pompeya, pues, uno de esos misteriosos «cuadrados mágicos» cuya acción radica en la fuerza creatriz de la espiral que se inicia desde la letra central y crece de lo UNO a LO MULTIPLE, según una cadena sin fin y en la que la palabra sólo es un eslabón, como apunta J. Annequín (9).

Tiene por finalidad la reflexión mágica o concentración de la mente. Las letras son lazos que unen todas las partes del cosmos (orden), conduciéndolo todo hacia lo UNO, la Mónada. No es, por tanto, un simple juego; es también una representación del Universo y, por consiguiente, una aproximación a la realidad profunda del «Juego cósmico». No olvidemos el famoso pasaje sobre la Sabiduría del libro de Los Proverbios: «Yo estaba a su lado como arquitecto; jugaba en su presencia, jugaba con la bola del mundo...» (Prov., 8, 30). Este juego de la Sabiduría, combinando los elementos...«adiestrándolos» para que pudieran cristalizar, cumplir su misión en la materia, es en nuestro laberinto la cruz svástica o sol radiado (Tetractys) que gira y gira en su eterno devenir.

Sin duda alguna, podemos afirmar que estos laberintos de palabras juegan con un doble poder: el del nombre o paLabra en sí, por esencia misterioso y más si se hace indescifrable, y el de la magia de la figura geométrica. Si esto es así, se trata de una especie de yantras o mandalas como los usados en el culto tántrico, con el fin de concentrar energía durante la meditación. Por citar uno, recordemos el «gran Shri-Yantra«, representado por nueve triángulos que se cruzan entre sí, símbolo de lo masculino y femenino y que representa una imagen compendiada de toda la Creación (10).

Para Karl Jung, el mandala es un símbolo universal fijado en el inconsciente colectivo. Y si la figura geométrica, en nuestro caso el cuadrado mágico, está compuesto con las letras de una frase mística o mantra que se repite cientos de veces en todas direcciones, no sería difícil descubrir la afinidad que guarda con los rezos de las religiones orientales.

EL LABERINTO DE D. SILO

Otro laberinto más cercano a nosotros histórica y sentimentalmente es el que fue hallado en Santianes de Pravia en septiembre de 1975. mil años exactamente después de que fuera citado por primera vez en el Cronicón de Albelda (975), que dice de él: «... Idem legas, si in exteriore pergas, si retrorsum cedas, si latera si angulo ex transverso circumspicias...»

Bastante iba yo a imaginar, siendo cura de Santianes y Los Cabos por aquella década de gratísimo recuerdo, que bajo mis pies, a muy pocos centímetros, reposaba un fragmento del famoso laberinto.

Jovellanos lo denomina « laberinto acróstico», en el que la S es el centro y a un lado y otro están las demás letras: ILO PRIN..., que es el renglón central; y en otros nueve renglones superiores y otros nueve inferiores prosiguen las demás letras CEPS FECIT, que son nueve por arriba y nueve por abajo...(11). El fragmento central con la letra S estuvo en poder del historiador Modesto Lafuente, pero hoy se da por desaparecido.

Amador de los Ríos, en su Historia de la Literatura, acompaña un nuevo texto laberinto que dice hallarse en un Códice de la Biblioteca del Escorial (otra vez la Biblioteca de un Monasterio) y que mantiene la misma estructura. Dice: ADELFONSUS PRINCIPIS LIBRUM, partiendo de la A central y siguiendo DELFONSI PRINC... El Códice perteneció, al parecer, al asturiano rey Alfonso el Casto, sobrino de D. Silo, datos que no dejan de tener su importancia.

BENITOS Y TEMPLARIOS EN SAN FRANCISCO

¿Qué misión tenían estos juegos de letras? Dice un escritor actual: «El laberinto de Silo, de acuerdo con el orden en que están dispuestas sus letras, se nos plantea también como un mandala de meditación. Es como una invitación muda al pensamiento para que la mente no se conforme con las apariencias inmediatas y trate de ir siempre más allá» (12). Conviene tener presente que dicho laberinto, según los historiadores, estaba colocado en la mitad del arco principal del templo, a la vista de los fieles.

Desconozco hasta dónde se pueden tomar en serio estas lucubraciones, pero de darles crédito, al menos como punto de partida, habría que aplicarlas por idénticas razones al laberinto del convento franciscano de Avilés.

En efecto, el Convento avilesino fue, al parecer, anteriormente Iglesia de Templarios, cuya querencia por el mundo del símbolo es bien conocida. Antes de estos caballeros fue también Monasterio de San Benito, conocido como Monasterio Avilense (13), y en él estuvo Alfonso el Casto refugiado huyendo de una conspiración que le arrojó del trono por supuestos pactos que le atribuían sus vasallos con Carlomagno (14).

Ya en 1855 lo había dicho el primer historiador avilesino: «En la época de D. Juan I era Alcaide del Alcázar de Avilés Gonzalo de Noreña, y parece que por este tiempo y de muy atrás se hallaba ya formado el Convento de San Francisco de Avilés, pues se hace mención de él en las Escrituras de San Francisco de Oviedo el año 1380, que en un principio había sido de Templarios y que cesando esta religión se aplicó a la de San Francisco» (15).

David Arias cita, además, un documento del Archivo Municipal en el que se dice cómo el propio Ayuntamiento pagaba en el siglo XVIII cien reales para que se celebrase la fiesta de La Purísima a perpetuidad..., siendo recibida la Corporación en la escalera y pórtico de la Campa..., lo que demuestra la importancia de esta fiesta, nada menos que la principal del Convento (16).

Por si fuera poco, el pintor avilesino Carreño de Miranda es autor (él y su taller) de más de 60 cuadros cuyo motivo es la Inmaculada Concepción (17).

OTRA INTERPRETACION DEL CUADRADO: UN AMULETO GRAFICO

Nos podríamos ya dar por satisfechos imaginándonos que el laberinto del Convento avilesino, sin ser muy antiguo, sí guarda una estrecha relación con los mandalas orientales de concentración mental. Sin embargo, hay algo más.

Pocos días después de descubrirse el fragmento de Santianes apareció en la prensa una entrevista con el profesor Gómez Tabanera. Después de analizar a grandes rasgos el laberinto de Pompeya y sus posibles connotaciones cristianas, añade:

"Desde los primeros años de la Institución de la Monarquía Astur, aquí y ante la perspectiva de la construcción de iglesias que trascendiesen de los módulos tradicionales -ya paleocristianos ya visigodos- radicó una especie de cofradía de constructores de iglesias que profesaban, aparte de un saber arquitectónico, un vamos a llamarle cristianismo hermético, imbuido de ciertas creencias que se nos escapan, pero que hay que buscar en Oriente. Ellos cristianizaron el cuadrado mágico de que habló J. Carcopino hace algunos años. Y aquí tienen ustedes las consecuencias. Para evitar que el nombre de SILO estuviera expuesto al maleficio, al «agüeyu» del primero que llegase, se adoptó una fórmula profiláctica...” (18).

Es decir, aquí nos encontramos de la mano del profesor Gómez Tabanera con una interpretación diametralmente opuesta a la tradicional: más que un mandala de concentración se trata de un a modo de conjuro para dispersión de maleficios, desviando por los caminos del laberinto los posibles «agüeyamientos» desencadenados por el Maligno. Contemplado este aspecto, el laberinto de Avilés se hace más y más sugerente, pues de ese modo María se vería libre desde su nacimiento (a partir de la M central) de toda culpa y de la diabólica mirada del basilisco, el «cuélebre» que se retuerce a sus pies mordiendo así la manzana del engaño y reptando hacia las cuatro esquinas, entre letras y frases místicas.

Lástima que el sabio Obispo Manuel F. Castro no hubiera tenido esta asturiana visión ideológica cuando tradujo al bable la Bula «Dios que ye infalible».

UNA MUJER EN PARTO.

Que los laberintos fueron usados también con este fin lo demuestra un conjunto de cuadrados descubierto en Aurillac (Cantal), pudiendo servirnos su estudio de enlace y punto de apoyo, sugiriéndonos que esta segunda interpretación puede tener su fundamento. El dato lo recoge Ch. Cartigny (O.c., p. 18) .Se trata de uno de los cuadrados de la serie que reproduce el de Pompeya y fue pintado sobre una cinta hacia el siglo XIII ó XIV, En la orla que lo protege y circunda hay una inscripción: HANC FIGURAM MOSTRA MULIEREM IN PARTU ET PEPERIT. M. G. Letonnelier dice que se trata, en principio, de una mala transcripción de una frase que debe decir: HANC FIGURAM MONSTRA MULIERI ET PARIET (Muestra esta figura a la mujer en parto y dará a luz). Esta frase nos recuerda el c. 12 del Apocalipsis, en el que una mujer, la Inmaculada, dando a luz vence a la serpiente primordial. Creían las mujeres encinta que llevando sobre sí en una bolsita esta frase tendrían un feliz alumbramiento (19). Y añade el autor citado que dicho cuadrado forma parte de una serie de 36, decorados con ángeles y símbolos de los "Evangelistas», conteniendo todos ellos fórmulas contra diversos males y peligros, así como tres círculos en torno o «halo de conservación», En Asturias estuvo muy extendida la costumbre de meter en una bolsita un trozo del evangelio de San Juan y colgárselo a los niños contra el mal de ojo. Se les conoce por «Los evangelinos».

El mismo Constantino Cabal, cuando habla de los amuletos cristianos para librar del «agüeyamiento» y espantar los malos quereres, cita la «Cruz de San Benito», una extraña cruz compuesta de dos svásticas cruzadas que inician de algún modo el conocido «rosetón» o «flor galana», como se la Conoce en Asturias.

Esta cruz, dice Cabal, citando la Regla de San Benito, «está llena de letras que son iniciales de un exorcismo y deprecación. Las de la circunferencia son: V.R.S.N.S.M.V.S.M.O.L.I.V.L. (Vade Retro Sátana Nunquam Suade Mihi Vana Sunt Mala Quae Ipse Venena Libas). Las del interior de la cruz son: C.S.S.M.L.N.D.S.M.D. (Crux Sancta Sit Mihi Lux Non Demo Sit Mihi Dux). Las que van en los ángulos: C.S.P.B. (Crux Sancti Patri Benedicti) se añadieron –dice- después por devoción (21).

Tenemos, pues, de nuevo el poder de las letras, un poder mágico, aquí en forma de cruz y con una sola lectura, sirviendo de amuleto. Si esto es así no parece, por tanto, fuera de lugar el hecho de que los «cuadrados mágicos» pudieran haber servido no sólo como mandalas mantras para repetir la invocación concentrando la mente del fiel, sino también como amuletos o fórmulas-exorcismo para desviar la mirada del «agüeyu».

Y apurando el argumento, ¿cabría también pensar en un tipo de exorcismo parecido en las dos letras bíblicas, apocalípticas que penden de la Cruz de la Victoria o en el enigmático texto PHAGA VAL de la Cruz de los Angeles, esa obra admirable donada al Salvador por Alfonso el Casto?

LA IMAGINACION AL PODER

Hoy no abundan aquellos arquitectos de catedrales, monasterios, templos u otros lugares de culto. Las obras que van apareciendo apenas si contienen un tanto así de simbolismo, exceptuando algunos atisbos del llamado "Arte moderno", pero con frecuencia impenetrables. Antes no se daba un paso sin encontrar estos símbolos por todas partes, desde la catedral más suntuosa al más sencillo hórreo en el que aún perdura la cruz svástica, que, cerrada en redondo y sobre sí, se convierte en «la rosa mística» o «flor galana», motivo de decoración asimismo de arcones, puertas y madreñas, como si fuera el prototipo del mandala astur más ancestral.

Hemos empobrecido nuestra imaginación y nuestro espíritu; hemos perdido el sentido mistérico del mundo y quizá la inmunidad adquirida contra posibles ataques del Mal.

Terminó el Año Mariano con la fiesta de la Inmaculada. Las letras de esta «rosa-cruz» -símbolo, gnosis o cábala- pudieran ser las hojas de la «rosa mística», el nombre de la rosa que cada cual puede recorrer o «des-ojar» a su antojo. Que Ella nos libre del «agüeyu» en el laberinto de este otoño de suave luz en el que la noche y el frío crecen y el amor brilla por su ausencia. Que por más que a estas alturas uno ya no está para andar por ahí creyendo en brujas... ¡Haber, háilas!

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(1) VIGIL, C. M.: Asturias monumental, epigráfica y diplomática. Oviedo, 1987, págs. 275 y 475.

(2) ALASTRUEY, G.: Tratado de la Virgen María. Madrid, 1945, págs. 221 y sigs.

(3) SCHMAUS, M.: Teología Dogmática. Madrid, 1963, t. VIII, pág. 222.

(4) VIGIL, op. cit., pág. 275.

(5) GARRALDA, A.: AviléS, su fe y sus obras. Avilés, 1970, pág. 129.

(6) CARTIGNY, Ch.: Le carré magique. testament de Saint Paul. Cahors, 1948, pág. 18.

(7) CARCOPINO, J.: Le Christianisme secret du carré magique. MH, 1948, págs. 16.59.

(8) CARTIGNY. Ch.: Op. cit., pág. 17.

(9) ANNEQUIN, J.: Recherches sur l'action magique et ses representations (1er et Heme sieècles apres J. C.). Paris, 1973, pág. 48.

(10) ZIEHR, W.: La magia de pasados tiempos. Barcelona. 1977, págs. 107.

(11) JOVELLANOS, G. M. de: Colección de Asturias. M. de Aledo. t. II. pág. 217. Diarios, t. I, pág. 290. De ello hablan también el P. Carvallo. Masdeu, Risco, Morales, Tirso de Avilés, Vasco, Yepes, Carrillo, Cuadrado, Caveda, Vigil, etcétera, lo cual nos da a entender el interés histórico que despertó dicha inscripción.

(12) ATIENZA, J. G.: La meta secreta de los Templarios. Barcelona. 1980, pág, 137.

(13) CARBALLO, L. A. de: Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias. Madrid, 1665, pág. 173, y Peranton BEUTER: Crónica de Valencia, I, cap. XXXI.

(14) ARIAS, D.: Historia general de Avilés y su concejo. Avilés. 1973. pág. 19.

(15) F. PERDONES, S.: Anales de Avilés. Gijón, 1988, pág.33.

(16) GARRALDA, A.: Op. cit., pág. 246. ARIAS. D.: Op. cit., pág. 126,

(17) PEREZ SANCHEZ, A.: Carreño. Madrid, 1985, páginas 57 y sigs.

(18) AVIENO: "La Voz de Asturias". 21 de septiembre de 1975.

(19) CARTIGNY, Ch.: Op cit., pág. 19.

(20) CABAL, C.: El sacerdocio del Diablo. Madrid, 1928, pág. 258.



Del nombre de la rosa al Convento Franciscano de Avilés

FEITO, José Manuel.

Publicado en el año 1989 en la Revista de Folklore número 104.

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