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Tradicionalmente, en la historia de la tecnología se ha afirmado que durante la época clásica el mundo occidental se vio sumido en una fase de largo estancamiento, tras una serie de innovaciones revolucionarias. Pues si bien el mundo grecorromano tuvo gran creatividad en un elevado número de campos de la actividad humana, permaneció inactivo en el terreno tecnológico (1). Muestra de ello es la conocida anécdota de Vespasiano, quien, al mostrarle unas máquinas que habrían permitido ahorrar fuerza de trabajo humano, el emperador, aunque premió al inventor, prohibió su construcción «para permitir al populacho ganarse la vida» (2).
Basándose en este tipo de observaciones, los historiadores se han dedicado a indagar las posibles causas de este «fracaso» del mundo clásico, señalándose diversas razones: unos han apuntado la abundancia de mano de obra de tipo esclavo; otros han apoyado sus razonamientos en el tipo de cultura y la escala de valores predominantes. Pero un examen más profundo de la cuestión parece indicar cierta confusión, al identificar la tecnología con la mecánica. Pues si examinamos los logros obtenidos en el período prerromano, tanto en su organización político-administrativo-militar, como en su arquitectura, construcción de calzadas, puentes, etc., todo lleva la marca de la tecnología, y en estos campos griegos y romanos no fracasaron.
Sin embargo, se puede constatar que a partir de la Alta Edad Media se inicia un período en el que las innovaciones tecnológicas se suceden cada vez con un ritmo más intenso, con un creciente progreso de la mecanización. Como dice S. Lilley, «fue a comienzos de la Edad Media cuando el hombre encontró salida al «impasse» (3), que White expresó así: El lapso milenario de la Edad Media tiene el interés de que es el período durante el cual Europa forjó la confianza en sí misma y la capacidad técnica que, después de 1550, la capacitó para invadir el resto del mundo, conquistando, saqueando, comerciando y colonizando (4). Lo que los europeos demostraron entre los siglos V y XI no fue tanto una capacidad de invención, sino una capacidad de asimilación, al tomar unas ideas y aplicarlas en gran escala a la actividad productiva. Actitud que quizás se vio influida por la mentalidad de los invasores bárbaros, que supieron captar y apreciar todas aquellas ideas que encontraron en sus conquistas. Pero pensamos que los factores en juego fueron numerosos y complejos y nos cuestionamos preguntas de difícil contestación: ¿Por qué se buscan soluciones mecánicas? ¿Por qué se busca afanosamente dominar la Naturaleza?... Cipolla da como respuesta a este avance tecnológico medieval al uso de un capital más eficiente que permitió aumentar la productividad y, a su vez, los progresos en la productividad hicieron posible la adopción de tipos de capital cada vez más costosos, pero más eficientes. Paralelamente, hubo un desarrollo de «capital humano» en forma de técnicas adecuadas para las nuevas tecnologías (5).
Hasta el siglo X podemos decir que la utilización del molino hidráulico se dedicaba exclusivamente a moler el grano. Pero a medida que el fenómeno urbano fue consolidándose, y se incrementó el comercio y el sector manufacturero, la fuerza motriz generada por la energía hidráulica se aplicó cada vez más a los procesos productivos, utilizándose para abatanar paños, lo que revolucionó la industrial textil de la época; fabricación de papel, azúcar, aceite, sierras, ferrerías, etc. Esta proliferación de la rueda hidráulica significó mayor abundancia energética para usos productivos. y la difusión de su uso señaló el comienzo de la ruptura del mundo tradicional, en el que el hombre dependía de los animales o de los vegetales para la obtención de la energía, en que, según Forbes, se distinguen cinco etapas de uso en la historia de la Humanidad (6):
1. Fuerza humana y fuerza animal.
2. Fuerzas de la Naturaleza: agua y viento.
3. Vapor.
4. Electricidad.
5. Energía atómica.
Los dos primeros estadios representan el hallazgo de las llamadas «fuentes de energía primaria»: energía animal, hidráulica y eólica. La aplicación del molino hidráulico en el sector indicaba ya una tendencia: si hasta entonces las innovaciones se habían producido sólo en el sector agrícola, a partir de este momento comenzaron a producirse en el sector manufacturero.
Tendencia que será al mismo tiempo consecuencia y manifestación de la expansión de este sector. Se trataba, pues, del lejano anuncio de la revolución industrial.
Variedades de molino
La adaptación del molino hidráulico, al medio geográfico y, fundamentalmente, a los factores hidrológicos y morfológicos del mismo, determinaron las distintas variedades de éstos, que radicaron principalmente en la forma de conseguir la cantidad y fuerza del agua suficiente para la obtención del mayor rendimiento posible. Esta necesidad de energía condicionará asimismo la instalación de los molinos en dos sentidos: uno, su relativo aislamiento con respecto a los centros urbanos, y otro, la imposibilidad de controlar la energía hidráulica necesaria, al necesitar para su funcionamiento cursos de agua suficientemente caudalosos y regulares, como para permitir su funcionamiento durante todo el año, pues una carencia de agua motivaría altibajos o paralización en la actividad molinera. Las distintas formas de captar el agua determinarán, como antes dijimos, las distintas variedades del molino:
-De río.
-De marea.
-De deshielo.
-Por captación de aguas subterráneas.
Variedades que representarán cada una un avance en desarrollo tecnológico y que demuestran una vez más el poder de adaptación del hombre al medio que le rodea en el aprovechamiento de sus recursos.
Si, en un principio, los instalados junto a cursos de agua, tanto en su cauce como en un canal derivado del mismo, son los más extendidos y utilizados, a partir del siglo XI aparecen los primeros indicios de interés hacia el aprovechamiento de nuevas fuentes de energía, con la utilización de molinos accionados por la fuerza de las mareas, explotación que representa un paso más avanzado en la tecnología, extendiéndose este tipo por las costas atlánticas y cantábricas, ya que el Mediterráneo, por la poca intensidad de las mareas, los hace menos viables para este tipo de aprovechamiento. En Cantabria el primer molino de marea se documenta en 1047, en Escalante (7), extendiéndose posteriormente desde Toñanes a la bahía de Santoña. La fluctuación de las mareas, con unos índices estacionales bastante variables, hace que este tipo de molinos no dé buenos resultados o rendimientos, aunque continúen siendo comunes hasta nuestros días. En este tipo de molino el agua se capta durante la pleamar, quedando embalsada en la azuda. La rueda funciona durante la bajamar, por el impulso del agua embalsada al caer sobre ella. Su funcionamiento dependía del ritmo de la marea; es decir, sólo funcionaba doce horas al día, divididas en dos períodos de seis horas cada uno.
El aprovechamiento de aguas procedentes de deshielo se localiza en lugares muy concretos: zonas de cordillera o de alta montaña, caracterizadas por la abundancia de nieve. La rentabilidad de estos molinos nivales debía de ser escasa, pues su utilización estaba restringida a la época de deshielo, por lo que su número es reducido. En Cantabria encontramos una muestra de esta modalidad en Santa Eulalia de Polaciones (9). Igualmente poco rentables son los molinos que aprovechan aguas subterráneas o kársticas, por captación de algún manantial o recogiendo las filtraciones acuosas de las escorrentías; este tipo lo encontramos en Puerto Calderón (10), pero su instalación rebasa nuestro límite cronológico, por lo que sólo nos limitamos a apuntar su existencia.
Tipos de molinos
Dos son los tipos de molinos que aparecen dentro de nuestro ámbito geográfico, en relación con la forma de instalar la rueda, al igual que en otros lugares:
Horizontal: Llamados también de rodezno, pueden ser considerados los más antiguos, al presentar menor complejidad técnica. Carecen de engranajes o de sistema de transmisión. Se utilizan principalmente en las zonas montañosas, estando impulsados por una rueda horizontal provista de paletas, colocada en un plano paralelo a la corriente y conectada directamente a la muela por medio de un eje vertical. Aparecen a partir del año 800 en nuestra área.
Vertical: Más evolucionado técnicamente, la fuerza motriz se transmite a la muela mediante un mecanismo de engranajes. Estando la rueda colocada en un plano vertical o perpendicular a la corriente y unida aun eje horizontal.
Según Glick (11), los molinos de rueda vertical inician su instalación a mediados del siglo X, probablemente. Y posteriormente es muy posible que se produjera una progresiva sustitución de los molinos horizontales por los verticales, más eficaces que los primeros, sobre todo cuando comenzó a aumentar el número de molinos construidos y los asentamientos urbanos fueron agrandándose (12). Glick considera, asimismo, que esta sustitución fue el resultado de una creciente influencia técnica superior por parte de Al-Andalus en materia de molienda y regadío (13). De esta manera, los molinos horizontales quedaron relegados a zonas montañosas o relativamente aisladas, donde factores físicos, demográficos o económicos no favorecen las innovaciones técnicas. Con respecto a la distribución de ambos tipos, no podemos establecer unas áreas definidas, ni las causas que determinan la utilización de un tipo u otro; causas que podríamos relacionar con medio geográfico y con los recursos hidrológicos de cada zona, o incluso con la influencia de factores económicos; pero ambos modelos los encontramos repartidos por todo nuestro ámbito de estudio, y por toda la Península, aunque los de rueda horizontal abunden más en corrientes de menor caudal.
La mayoría de los molinos se sitúan en lugares próximos a los núcleos de población o dentro de los mismos en ocasiones (14). En su localización influyen varios factores. El primero y más importante, la existencia de un curso de agua con capacidad suficiente para su funcionamiento. La proximidad a centros urbanos o rurales será objeto prioritario, ya que de ella depende su actividad por la demanda de harina generada por dichos núcleos. En ocasiones como ya dijimos, se instalaban dentro del mismo casco urbano; por ejemplo, en Burgos. Aunque en algunos fueros como el de Santander o Santillana se señale: ...Ubicumque ruperint terras et eas coluerint infra tres leguas prope villam et plantaverint vineas et fecerent ortos, et prata et molendina... (15). Otro factor importante será su proximidad a zonas cerealísticas.
Denominación
Aspecto a considerar también en la localización de los molinos es su denominación, que puede presentar las siguientes formas:
Por el nombre o apodo del propietario: molino del rey (OB. Bu. 1101); supertérmino molino Micarri (Cardeña 955.08.23); in molino qui dicunt de Ionnes (Cat. Bu. 978-07-02); et partem quam habemus in illo molendino de Amorosu (Stº Toribio, 1195); ipso molino de comite (S. J . Burgos, 1091.11.03); inter molendinum quod fuit de Guillelmi Marlanzon et molendinum quod este prioris Petri ecclesie Santa María (OB. Bu. 1182.05.27); molino de Bascones (San Millán, 1017).
Por el lugar o paraje donde se localiza: término de molino marini (Puerto 1047.03.25); et uno molino fabricato in exito (S. Millán, 1068. 05.04); in illo molino de rio que dicunt Pellar (Santillana, 1128.12127); et in illo molino de la fuente (S. Millán, 1049-); el molino de la Sarça (Oña, 1127); in illo molino de la lomba (S. Millán, 912.09.20); molino del pontón (Obarenses, 1212.04); molino in villa que dicitur Barcinia in flumine que dicitur Riu de Amebas (Santillana, 962); molendino de la Penna de Arlançón (Rioseco, 1172); los molinos de la Vega (Menéndez Pidal, 1167); ennos molinos de mercato (Menéndez Pidal, 1220).
Por su situación respecto a otros en la misma ribera o localidad: nostro molino de illo medio (S. Millán, 1017); el molino de la puente (Oña, 1254); molinum quod est subtus pontem Santa María (Cat. Bu. s. XII); circa ipsa presa de molino de Sta. Mª Vallisposita super illo calice de iuso et de suso usque ad ipso rivo de molino (Valpuesta, 1063.02.01). Molinos de yuso...molinos de suso (Menéndez Pidal, 1219 y 1221).
Por alguna característica o peculiaridad de los edificios: en el molino de medio de la villa (Oña, 1254); in molino mediano (S. Millán, 1028); ad molino nuovo (Santillana, 1034.02.28); en el molino del concejo (Menéndez Pidal, 1220 aproximadamente); in illum molendinum qui est de vecinis (Oña, 1056.09.13); in illo molino pesquera (Santillana, 1049.06.01); in molina de palatio (S. Millán, 1044); in molino quod dicunt Rotariu (Santillana, 1031).
Emplazamiento:
La construcción de un molino llevaba aparejada la elección de dos posibilidades y, por tanto, de dos tipos diferentes:
Ubicado en el mismo cauce del río o en su centro: de forma que la rueda es accionada por la fuerza de la corriente. En este caso, el molino se asienta sobre una base de piedra, edificada sobre el mismo lecho del río; o, por el contrario, se trataba de molinos flotantes, sobre barcas o sujetos a un punto fijo. Su inconveniente es el estiaje.
Instalado sobre un canal derivado de la corriente principal lo que permitía un mejor aprovechamiento de la energía hidráulica. Tienen el inconveniente de ser más costosos, al tener que construir presa, canal, etc., además de necesitar periódicamente limpieza y conservación; pero se beneficiaban de una alimentación más regulada por la retención de agua en la azuda. En la mayoría de las ocasiones se aprovechaba esta derivación del cauce principal para crear una piscaria, obteniéndose así un beneficio económico con la venta del pescado y, a la vez, una fuente de recursos alimenticios para la familia del molinero (16).
Infraestructura
La captación de agua con destino al molino requiere una serie de obras al objeto. La primera cuestión a decidir es dónde puede captarse, obtenerse y derivarse el agua precisa. Básicamente, este problema sólo es posible resolverlo recurriendo a los cursos de agua naturales que existen en la zona (17). Seguidamente se efectuará el control del curso natural y la derivación hacia otro artificial y particular; la forma de efectuar ésta determinará la índole y características de la instalación. El procedimiento más simple se reduciría a una estructura de madera, compuesta por una serie de estacas colocadas verticalmente y unidas entre sí (18), de extensión variable, que opusiera resisten
a la corriente y obligaran a remansarse el agua, practicándose un orificio en la estacada, con el fin de desviar el agua, que, por su misma gravedad, se dirigirá al conducto preparado; es decir, hacia el canal principal (19). Estas primitivas estacas posiblemente no atravesarían de orilla a orilla el río (20) , sino que tendrían una longitud suficiente para cumplir su objetivo (21). La construcción de estas presas daba lugar a numerosos litigios entre los propietarios y los habitantes del entorno, unas veces porque perjudicaba los intereses de los grandes propietarios, como es el caso del Monasterio de Aguilar, quien consigue de Alfonso VIII la demolición de la presa hecha por los hombres de Aguilar en 1214 (22), y otras, porque perjudicaba a los molinos situados más abajo (23) o al riego de las huertas. Las presas podían ser también de propiedad compartida (24) y ser objeto de venta (25) o donación (26). Pero, en todos los casos, sus usuarios se veían obligados a realizar los oportunos trabajos de mantenimiento y conservación, a no ser que estuvieran eximidos de ello, como el concejo de Pampliega, exento de reparar la presa de Soto por Fernando III, a cambio del pago de 200 maravedíes a la bodega de Muñó (27). Asimismo los propietarios de las presas debían pagar los daños ocasionados por las crecidas (28) y efectuar la oportuna reparación (29). Ante este peligro, frecuente, dado el carácter irregular de los cursos de agua y su escasa o nula regulación en la época (30), es posible que los propietarios se viesen obligados a proteger sus edificios y maquinaria encauzando el curso y ampliando contracorriente azudas, presas, canales, portillos, pesquera, etc., y llevar acabo una limpieza periódica del lecho del río (31), dando todo ello lugar a la creación de lugares de pesca y de utilización para curtidores, tintoreros y pañeroS, que usaban estos espacios para lavar sus vellones, paños y pieles (32).
Una vez construida la presa, el agua se dirige hacia el canal de derivación, que podía tener un diámetro de 7 palmos (33); a menudo, sólo existía uno, Con lo cual el agua se dirigía directamente hacia la rueda. En algunos lugares, la distancia entre el punto donde se toma el agua y el molino, es considerable; es el caso de Poza de la Sal, donde la canalización alcanza una longitud aproximada de 3 kilómetros. O el de Bergüenda, donde la derivación corre paralela al cauce del río y a distinto nivel, por lo que entre canalización y río queda un espacio de terreno convertido en pequeños huertos. Esta canalización podía ser también objeto de propiedad por parte de los grandes propietarios, como el Monasterio de Cardeña, que controlaba un canal paralelo al Arlanzón, construido a centenares de metros del río en su margen derecha entre Villalgura y Burgos (34). Frecuentemente, de este canal principal parten una serie de pequeñas canalizaciones que constituyen una red, comunicados entre sí por aliviaderos, que contribuían a disminuir la fuerza del agua y a defender la maquinaria del molino (35). Estos aliviaderos se cerraban por medio de pequeñas compuertas construidas en madera o hierro, o de ambos materiales, que se subían o bajaban por medio de poleas, al objeto de regular la entrada o salida del agua (gráfico núm. 1).
Término del molino
Junto a estas obras de carácter hidráulico, otros espacios y dependencias configuran el término del molino (36). Dependencias que podemos dividir en dos clases, de acuerdo con su dedicación:
Dependencias dedicadas al servicio del molino
-Sala del molino o molino propiamente dicho, que centra todas las actividades de molienda, donde se encuentran las piedras y demás elementos complementarios.
-Almacén de granos y herramientas: situado junto a la sala del molino o en una planta superior, podía ocupar un pequeño edificio anexo.
Dependencias dedicadas a habitación
-Habitaciones familiares, integradas dentro del mismo edificio del molino, en cuyo caso ocupan una planta superior, con entrada distinta a la del molino. También podían ocupar un inmueble diferente (37).
-Cobertizos para instrumentos de labranza, establo, corral, etc.
Estas dependencias constituyen, en la mayoría de los casos, una construcción homogénea, de planta regular o cuadrada. Pero es frecuente, cuando se trata de pequeños rodeznos rurales aislados, encontrarlos aislados en pequeños cobertizos o chamizos, alejados de la vivienda unos metros, como en Meruelo (38), o a mayor distancia, como en Baró o Camaleño.
Rodeando estas dependencias encontramos espacios cultivados dedicados a huertos (39), piscaria (40), prados (41), viñas (42), etc.; es decir, a todos aquellos que pudieran satisfacer las necesidades de subsistencia de los moradores del molino. Del mismo modo, éste debía contar con la necesaria entrada o salida (43) y con el espacio suficiente ante él para poder girar, maniobrar o permanecer carros o caballerías que transportaban el grano (44).
Materiales
En general, podemos decir que pocos son los restos de molinos medievales que han resistido al paso del tiempo, por lo perecedero de sus materiales constructivos; pero se pueden encontrar todavía vestigios de canalizaciones, bóvedas, azudas o muros; es decir, de todas aquellas partes que se realizaban en piedra u otro material resistente; el resto debía edificarse en madera. Aunque las noticias sobre el tipo de materiales empleados en la construcción son escasas, sabemos por un documento de finales del siglo XI, que aunque rebasa nuestro campo de investigación puede ilustrarnos sobre el tema, que en el pacto establecido entre el Monasterio de Irache y unos francos para la construcción de los molinos de Puente la Reina, el citado cenobio se comprometió a dar la mitad y una sola vez de madera, piedra y hierro necesaria para la construcción (45). Por su parte, Francesca Español, en su estudio sobre los molinos del Campo de Tarragona (46), señala que los materiales empleados en la construcción de los molinos eran pobres: tapial y mampostería, con la excepción de las paredes inmediatas a la «basa», que eran de obra, con piedras bien talladas, ligadas con argamasa. Punto que, a lo largo de nuestro trabajo de campo hemos comprobado en los molinos construidos dentro de nuestro espacio geográfico, aunque esto puede quedar desvirtuado por la realización de alguna obra posterior.
La ejecución de alguna excavación arqueológica en estos molinos modernos podría aportarnos algún conocimiento sobre el tema, pues si bien la construcción ha podido experimentar alguna transformación exterior, hemos observado que muchos de ellos se han erigido sobre otros más antiguos, aprovechando la antigua estructura, y su localización actual responde en la mayor parte de los casos, por no decir que en todos, a otra anterior.
Podemos pensar, asimismo, que para levantar un molino debían de utilizarse todos aquellos materiales que el entorno ofrecía, dentro de una arquitectura de tradición popular, y que la mayor o menor calidad de su construcción dependía del nivel económico del propietario y del lugar donde se erigiera. También debía de ser importante a la hora de realizar la obra la facilidad para obtener madera, posibilidad que podía verse restringida por las prohibiciones de cortarla que pesaban sobre algunos lugares y que podían convertirse en instrumento señorial para impedir la construcción de molinos dentro de su término jurisdiccional (47). Asimismo debemos apuntar que la obtención de madera parece haber sido cada vez más difícil durante la Edad Media.
Lugar de construcción
Aunque su emplazamiento junto al mismo cauce del río pueda ser el más idóneo (48), pues al estar situado junto a la azuda que contiene el agua de mayor velocidad a la rueda, la irregularidad de los cursos de agua y, sobre todo, las crecidas y arrastre de lodos, que perjudicaban las instalaciones motivaron su ubicación en un canal derivado o en las orillas (49). A menudo, esta instalación se hacía próxima a un puente, debido a la obtención de un rendimiento superior a aquel que pudiera dar el curso de agua, al aprovechar esta canalización sin tener que construir un dique (50).
Los molinos instalados sobre barcas, conocidos a finales de la Antigüedad, fueron, sin duda, frecuentes en la Edad Media; se situaban principalmente en los grandes ríos de la Península, preferentemente en el Sur, aunque tenían el inconveniente de entorpecer considerablemente el tráfico fluvial. Dentro de nuestro ámbito geográfico no se encuentra este tipo de instalación, ya que el Ebro a su paso por el espacio estudiado no tiene el caudal suficiente como para permitirlo.
Situados aisladamente, encontramos pequeños molinos instalados a orillas de cursos de agua secundarios o en arroyos (51). Cuando el caudal de agua lo permitía y el grado de urbanización fuera relativamente alto, estos ingenios podían instalarse agrupados, escalonados, como en Frías, Nave de Albura, Arlanzón o Miranda (52), donde, aprovechando el mismo curso de agua, sólo existe una pequeña derivación de entrada hacia el molino, y de salida al curso principal (gráfico núm. 1). Esta modalidad puede darse cuando la disposición del terreno no tiene el suficiente desnivel, obteniéndose así unos mayores rendimientos, tal como P. Bonnassie ha señalado que ocurría en Cataluña en torno al año 1000 (53). Tienen el inconveniente que, cuando la densidad de las instalaciones es grande, la elevación artificial del nivel de la corriente, mediante su embalsamiento en la presa situada aguas abajo, se produce un acostamiento en la altura de la caída respecto a la situada aguas arriba, con la consiguiente disminución en la eficacia y rendimiento de los molinos. Disminución que en casos extremos podía llegar a la paralización de las ruedas (54). Se agrupan, generalmente, fuera del casco urbano, con el que se comunica por medio de pequeños caminos, que igualmente los ponen en contacto con vías de mayor tráfico, a fin de facilitar el acceso a los posibles usufructuarios o clientes del molino (55).
Aspectos técnicos
Paso siguiente en nuestro análisis será la infraestructura que sustenta el mecanismo del molino.
El canal, que puede aparecer mencionado bajo distintas formas: calce, caz, aqueductibus, ductibus, alveum o stagnis (56), conduce el agua desde el cauce hacia el pozo o cubo, de sección circular, como puede observarse en los molinos de Ruijas o de El Peral, se construye generalmente en piedra, por ser una de las partes más importantes de la estructura del molino, aunque los primitivos podían ser de madera (57), el diámetro interior del pozo o cubo va disminuyendo desde la parte superior a la inferior, y en su fondo existe un orificio, por el que se conecta con el saetillo, conducto que forma y dirige el chorro de agua que hace girar el rodezno, en posición vertical u horizontal. Este pozo se encuentra situado, generalmente, debajo de la sala del molino, y en su boca, o unos metros antes, se suele colocar una rejilla, para impedir la entrada de maleza u otros objetos, que puedan obstruir el cubo o el saetillo (58).
La rueda hidráulica, llamada también rodezno, roda, rota o rueda (59), se encuentra instalada en una cavidad o bóveda, natural o artificial, y cuya boca, caso de ser artificial, se abra en forma de arco de medio punto o adintelado, construyéndose en piedra. El número de arcos es variable, desde uno en los más sencillos, a seis arcos, como en el molino de la Venera. El número de ellos se corresponde, la mayoría de las veces, con el de cubos que tenga el molino.
El rodezno consiste en una rueda formada por aletas o álabes, cuya disposición y forma es variable, según los estudios llevados a cabo por Caro Baroja y García Diego (60). Utilizándose en época medieval maderas de encina, roble, alcornoque y olmo en su construcción, por ser las más duras y resistentes al agua, reforzadas algunas veces con plomo; posteriormente se mezclan elementos de madera con otros de hierro, habiéndose encontrado en Vascongadas ruedas hidráulicas construidas en piedra (61). Dentro del área geográfica estudiada las hemos encontrado de dos tipos:
-Integradas por dos círculos concéntricos, entre las cuales se inscriben los álabes, ligeramente sesgados, desde el círculo exterior al interior, con objeto de que al ser montados en el rodezno queden algo inclinados hacia delante, oponiendo así resistencia al chorro de agua que sale del saetillo (62).
-Rueda semejante a las anteriores, pero con los álabes en forma de cazoleta, semejantes a las de tipo alpino o irlandés, descritas por García Diego (63), aunque pensamos que esta tipología puede estar desvirtuada por la aplicación o influencia de modelos más modernos que los estudiados.
El rodezno comunica su movimiento de giro por medio del eje o árbol, de madera o hierro, a la piedra superior móvil. Componiéndose éste de dos partes: la maza y el palahierro; la primera, de forma ligeramente troncocónica, tiene en su parte inferior una serie de orificios donde se embuten los radios que la unen al rodezno. En su parte superior se encaja el palahierro, que atraviesa el suelo o la pared y se acopla a la piedra inferior por medio de un cilindro hueco que se une a la piedra con cuñas de madera. El palahierro termina en la piedra superior , ajustándose en dos muescas por medio de clavijas.
Sistema de molienda
El sistema de molienda, es decir, el que produce la molturación del grano, está integrado por las piedras o muelas y las piezas o elementos que complementan esta labor. El rodezno comunica su giro a la muela superior móvil, llamada corredera o volandera, por medio de la clavija, que se fija en un hueco de la cara inferior de la corredera, el lavijero, existente solamente en las piedras blancas tradicionales; en las francesas, la clavija estaba ya incorporada. Para nivelar la unión de la clavija con el palahierro y, por tanto, para equilibrar la corredera, se utilizan los alzacrestas, que se emplean también para regular la separación entre ambas piedras.
El juego de muelas o piedras está formado por la inferior o solera y la superior, corredera o volandera, como hemos dicho antes (64), descansando la primera sobre el alfanje, especie de tarima, construida en piedra o madera que soporta el juego de muelas; su forma suele ser, generalmente, cuadrangular, aunque también los hay circulares o poligonales.
La volandera o corredera es la piedra superior móvil que gira sobre la solera. Su diámetro, que oscila entre un metro y un metro treinta centímetros, es igual en ambas, ya que si fuera distinto, la piedra de menores dimensiones socavaría a la otra, como consecuencia del roce. La velocidad de giro de las muelas puede oscilar entre 120 y 500 revoluciones por minuto, dependiendo de la potencia del molino; una velocidad superior perjudicaría la calidad de la harina.
En la muela se distinguen tres partes principales: corazón o pecho, cercana al ojo o centro; el antepecho, que rechaza los granos hacia afuera, y la moliente, que, al ser plana, muele el grano. En ella se observan una serie de estrías o surcos que forman el picado o picadura. idéntico en las dos, aunque en sentido inverso, con el fin de reducir el grano en harina. La forma de las estrías y de los surcos es variable, según se trate ,de piedras blancas tradicionales o francesas. En las primeras sólo hay una serie de surcos mayores que recorren toda la superficie de la piedra, desde el ojo al borde, en forma helicoidal. Este tipo de picado lo hemos encontrado exclusivamente en Cantabria; la explicación del uso de este modelo de piedra, más arcaico que las francesas, puede estar en el efecto de una romanización más tardía (65). El límite de utilización de esta modalidad de picado o de piedra lo hemos fijado en el Ebro, en el valle de Valderredible, donde ya aparecen piedras francesas mezcladas con las tradicionales (gráfico núm. 2).
Las muelas francesas están compuestas por dos tipos de piedra: la zona central o pecho suele ser de una piedra menos dura que el resto, y el picado de ellas es bastante diferente de las tradicionales, formado por estrías finas y rectas que forman haces de seis a ocho, separados por rayones menores, integran ambos los abanicos del afinadero, de dirección paralela a la de aquéllos. En cada piedra existen varios haces de abanico, que forman un ángulo agudo respecto a los rayones principales, disminuyendo en longitud desde los que limitan con aquéllos, los cuales, a diferencia de los demás, son paralelos a los rayones menores, hacia el lado contrario.
Diferencia importante entre las piedras francesas y tradicionales es, sobre todo, la naturaleza de las piedras con que estén hechas, utilizándose granitos duros, mármol granito, cuarzo sílex o cuarzo cavernoso, en los que se mira el paso, rasposidad y la menor posibilidad de formar polvo o arenisca que puedan mezclarse con la harina. Las piedras tradicionales labradas con piedras extraídas en canteras cercanas al molino (66), y picada por los canteros del lugar, tenían el inconveniente de tener un desgaste mayor que las francesas, por lo que debían repicarse más a menudo que éstas. Para volverlas a picar (repicar) se tenían que desmontar las piedras, levantando la corredera a brazo con la ayuda de cuñas y palancas, y a una altura determinada el molinero introducía el hombro para dar la vuelta a la piedra. Este método manual fue utilizado hasta la introducción de una especie de grúa, llamada cabria o burro, y combril o cumbrial en Cantabria. El repicado se hacía por el propio molinero, por medio de picos planos y de punta. Cuando se quería eliminar entero, se hacía girar la volandera casi pegada a la solera en seco, o con agua y arena entre ellas, con lo que ambas caras quedaban pulidas y podían ser picadas nuevamente.
Piezas complementarias
Piezas complementarias al sistema de molienda son el guardapolvos, la tolva, el banco, el harinal, cuya descripción dejamos de lado.
Mano de obra
Si importantes son, a la hora de construir un molino, los medios económicos, los materiales constructivos, la propiedad del espacio o los recursos hidráulicos, no menos importante es la mano de obra utilizada para llevar a cabo los trabajos que suponen la construcción del citado mecanismo. Nos referimos especialmente a la mano de obra no cualificada, que no tiene más relación con la actividad molinera que su dedicación a este tipo de obra constructiva. Pocas son a este respecto las noticias que poseemos sobre este apartado; no sabemos si la fuerza de trabajo ha sido asalariada, si han colaborado obreros especializados o si, por el contrario, grandes y medianos propietarios aprovechaban el trabajo exigido en las prestaciones personales para realizar este tipo de tareas.
Pocos son los documentos que nos hablan de la participación de maestros y operarios en relación con la construcción de los molinos (67), la cual parece estar contratada a cambio de una soldada (68). Pero también parece haber sido normal la utilización por parte de los grandes propietarios, como dijimos más arriba, de hombres sometidos a censo o de siervos (69) para llevar a cabo las tareas poco especializadas. De esta manera, el obispo de Burgos emplea a los hombres de Villasendino en los molinos de iuso (70), y los Monasterios de San Millán o Valpuesta (71) llevan a cabo las obras con sus sociis y gasalianes. Interesante y demostrativo, a nuestro juicio, de esta utilización servil es un documento del Monasterio de Valpuesta del siglo IX, por el que se castiga a los que no obedezcan la regla a opus exerceat (72). Sin embargo, en ocasiones, son hombres libres los que se comprometen pro foro ad laborare en los molinos del señorío (73) o lo hacen libremente (74).
De cualquier modo, podemos pensar que junto a mano de obra sin «cualificar», contratada temporalmente para trabajar como fuerza auxiliar en ciertas obras, lo que testimonia una dependencia del pequeño campesino libre respecto al gran propietario, existe un pequeño número de obreros especializados, como consecuencia de una progresiva división del trabajo, contratada ex profeso para tareas más especializadas o técnicas, que en unión de herreros y carpinteros llevarían a cabo trabajos más especializados o delicados, como pueden ser la construcción de presas, rodeznos, canalizaciones, trabajos en madera, herramientas o clavazón, y que, al parecer, son retribuidos en metálico. A este respecto, Toubert señala: «Entre los siglos X-XI los artesanos del hierro ocupaban un lugar alto en la jerarquía de gentes profesionales. Los magistri ferrarri formaban en el año 1000 una pequeña élite, se constata que siguen muy de cerca el movimiento de poblamiento que conduce a la fundación de nuevos centros habitados entre los siglos X y la mitad del XI. Se les encuentra asociados a las roturaciones y a la instalación de nuevos molinos (75).
Conclusión
Como conclusión, pensamos que aunque nos hayamos basado en el funcionamiento y técnica de los mecanismos actuales para reconstruir la técnica y los materiales empleados, éstos pueden ser extrapolables a época medieval, ya que al tratarse de una actividad arcaica y bastante conservadora en sus métodos, son pocas las innovaciones que se han introducido. El empleo del hierro o del acero, y la sustitución de la energía hidráulica por la eléctrica, son las muestras más llamativas de esta modernización.
Asimismo, el creciente progreso de mecanización y el inicio de un período de innovación tecnológico pudo estar motivado por varios factores: utilización de un capital más eficiente que permitió aumentar la productividad, y como consecuencia de este aumento se posibilitó la adopción de tipos de capital cada vez más costosos. Aumento de la demanda a causa de un incremento demográfico y, por consiguiente, un avance tecnológico. Punto éste en que confluyen dos teorías: una que ve el desarrollo tecnológico como impulsor del crecimiento demográfico, y otra, que considera el aumento de los índices demográficos como inductor del avance técnico.
Esta expansión técnica podemos relacionarla, asimismo, con un cambio en las formas de explotación del hombre: retroceso de la esclavitud y ascenso del colonato, en un período que abarcaría desde el siglo IV al X. A partir del siglo XI la expansión se puede relacionar con el desarrollo de trigos no vestidos, que no pueden ser molidos sino por la muela, lo que constituyó una incitación al molino hidráulico como consecuencia del aumento de las cantidades a moler.
Socialmente, el molino fue introducido como medio de producción que permitía elevar el rendimiento del trabajo en beneficio común, y particularmente del campesino. Y en el cual empezamos a encontrar el momento del comienzo de la subdivisión del trabajo con la introducción de la maquinaria.
Finalmente, en este proceso de avance técnico podemos considerar al molino como uno de los primeros factores de intervención humana en el medio ambiente, y el creciente interés, a partir del siglo IX, hacia el aprovechamiento de nuevas fuentes de energía con la utilización de la fuerza de las mareas y de aguas procedentes del deshielo.
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(1) FINLEY , M. I.: Tecnical innovation and Economic Progress in the Ancient World, en The Economic History Review. Cap. 2, vol. III, 1965.
(2) SEUTONIO. Vida de Vespasiano. Cap. XVIII.
(3) LILLEY, Samuel: "Technological Progress and the Industrial Revolution", en The Fontana Economic History of Europa. Londres, 1973, vol. III.
(4) WHlTE, Lynn: "The expansion of tecnology, 500-1500", en The Fontana Economic History of Europa. Londres, 1972, vol. I.
(5) CIPOLLA, C. : Economía de la Europa preindustrial, pág. 176.
(6) GLIVER NARBONA, M. : Molinos harineros de Agra, pág. 10.
(7) PUERTO. Doc. 9 1047.03.25.
(8) WHITE, L.: Tecnología medieval, pág. 102.
(9) PIASCA: 955.05.15.
(10) Este molino no lo hemos localizado en ningún cartulario, su conocimiento ha llegado a nosotros al visitar la villa de Oreña.
(11) GLICK, T. F.: Islamic and Christian Spain in the early Middle Age.
(12) Ibídem, pág.
(13) lbídem, pág.
(14) MENENDEZ PIDAL, R.: Documentos Lingüísticos: Doc. 24, 1220 y 177: 1227. 0B. BURGOS. 970.01.03. ALFONSO VIII: núm. 317, 1179.03.09.
(15) Fuero de Santander 1187.07.11, nota 25 y Fuero de Santillana 1209.10.13, nota 25.
(16) CAT. BURGOS núm. 315. 1194.01.10.
(17) MENENDEZ PIDAL. Doc. 121.1250.00.00.
(18) A. C. L. Tumbo. Fol. s. 211v-212v.
(19) CARDEÑA: Doc. 54.956.08.23 ...que mudetis calicem totum de ille prese mayor unde prendemus illa aqua, usque mittatis ille in suas canales.
(20) La legislación prohibió la construcción de presas de un lado a otro del río, o de dos a la misma altura, y obligó que estas presas fuesen hechas a distinta altura, con objeto de facilitar la pesca en los ríos.
(21) A.H.N. Cap. 3. CORBAN. 1412.03.20.
(22) ALFONSO VIII. Doc. 914. 1214.08.01.
(23) OB. BURGOS: Doc. 417, 1209.07.15.
(24) ALFONSO VIII. Doc. 752. 1203.08.14.
(25) RIOSECO. 1248.00.00.
(26) RIOSECO. 1238.00.00. Diego Gonzales de Montecillo vende al Mº. de Rioseco; e cuanto pertenesio al M.o de Sancto Andres de Robredo, en la presa de Bailera...
(27) FERNANDO III: Doc. 138. 1221.07.30.
(28) SAN MILLAN (Ubieto) ; Doc. 48. (947).00.00 ... quando aquas crescunt usque medio aprile, si quis aqua furaverint de ille prese pectes pro die carnero e pro nocte 5 solidos et cauta ad rex 5 libras auri... OÑA. 1200.0000.
(29) RIOSECO. 1172.00.00.
(30) RIOSECO. 1172.00.00. MENENDEZ PIDAL: Doc. 182. 1228.1232.
(31) MENENDEZ PIDAL: Doc. 182'. 1228-1232.
(32) ALVAREZ VAZQUEZ, J. A.: MolinoS harineros y Economía...
(33) CARDEÑA: Doc. 228. 1073.08.08 ...et petierunt... una kanale de septem palmos pro foro et pro hereditate in illa presa de Sancta María.
(34) CARDEÑA: Doc. 200. 932.05.01. ...in illo calice que venit de Castaniares usque ad Burgos; MENENDEZ PIDAL Doc. 23. 1219.00.00.
(35) OÑA: Doc. 10. 1011.02.27; MENENDEZ PIDAL Doc. 182, 12Z8-1232.
(36) CAT. BURGOS: Doc. 2, 971.09.24. El Fuero de Cuenca señalaba que el término del molino debía tener un área de 9 pasos de radio en torno y un acceso de 3 pasos de ancho.
(37) SAN MILLAN (Ubieto) 1022 y 1076.02.29.
(38) El molino de s. Bartolomé de Meruelo dista de la casa unos 20 m. aproximadamente. Los de Baró y Camaleño se encuentran a kilómetro del pueblo.
(39) OÑA. Doc. 369.1207.00.00; IRACHE. núm. 109 (1099-1122).
(40) VALDIVIESO. 1042.01.01.
(41) ARLANZA: Doc. 21, 1048.07.01; SAN MILLAN (Ubieto) Doc. 367. add. C. 1068.06.04.
(42) SAN MILLAN (Serrano). 1106-1110.
(43) OÑA: Doc. 380. 1209.00.00 ...per quod fecimus introitu ad azenias.-ARLANZA. Doc. 57. 1056.09.13.
(44) SANTILLANA. Doc. 50. 1018.09.01 ...et molino cum JUO cum su coriculo... OB. BURGOS: 971.09.24.
(45) IRACHE: Doc. 59. 1090.00.00.
(46) ESPAÑOL, F.: Molins medievals: Casals de molins ad Camp de Tarragona. p. 237.
(47) SAN MILLAN (Ubieto). Doc. 38, 945.00.00; Doc. 37.945.00.00; CARDEÑA Doc. 22. 964.01.15 y Doc. 229, 969.03.11.
(48) SAN MILLAN (Serrano) 1170.01.00; ACB. núm. 957. 1292.12.23.
(49) CARDEÑA. Doc. 68. 921.08.18 y Doc. 237 (969). 00.00.
(50) OÑA. 1254.00.00; CAT. BURGOS. s. XII; RIOSECO: 1237.00.00. ARLANZA. Doc. CIX, 1154.18.08.
(51) CARDEÑA: Doc. 15. 963.07.05.
(52) MENENDEZ PIDAL núm. 22, 1219-1221.
(53) BONNASSIE. P.: La Catalogne du milieu du Xª a la fin de XI siecle. Publications de l'Université de Toulouse. Le Mirail. Vol. I. Toulouse, 1975.
-R1OSECO: 1249.02.00: CARDEÑA Doc. 228. 1073.11. 27; SAN MILLAN (Ubieto) Doc. 205. 1035.11.Z9 y 947.03. 28.
(54) AGUADE, D. : Molino hidráulico y sociedad en Cuenca durante la Edad Media.-MENENDEZ PIDAL Doc. 152. 1228-1232.
(55) AGUILAR. Doc. 36.1234.04.11; CARDEÑA Doc. 166, 1047.00.00; OB. BURGOS Doc. 150. 1173.01.01.
(56) CAT. BURGOS Doc. 15. 1110.10.15; MENENDEZ PIDAL Doc. 182, 1228-1232; OÑA Doc. 5. (967).00.00; ARLANZA Doc. 21. 970.12.07; CARDEÑA Doc. 54, 956.08.23; SAN MILLAN (Ubieto) Doc. 12. 872? 07.04.
(57) Enciclopedia de las Técnicas. pág. 463.
El pisón de Ledantes (Cantabria) posee canalización en madera, que se pueden observar todavía hoy.
(58) Aunque esta rejilla la hemos observado en molinos modernos, pensamos que esto podía ocurrir, asimismo, en época medieval.
(59) CARDEÑA Doc. 364. 1056.07.01. muelas, fierro, canale, rodezno.
MENENDEZ PIDAL Doc. 191. 1240.00.00. presa, rueda, rodezno.
(60) CARO BAROJA, J.: Norias, azudas y aceñas, en Tecnología popular..., pág. 341.
GARCIA DIEGO, J. A. : Les roues hydrauliques en pierre au Pays Vasque, pág, 164.
(61) GARCIA DIEGO, J. A.: opus cit.
(62) CARO BAROJA, J.: Tecnología popular, pág. 305.
En Libros del saber de Astronomía del rey Alfonso X de Castilla, ed. M. Rico y Sinobas, IV, Madrid, 1986, pág. 72. En el capítulo IV del Libro del relogio del argent vivo, se describe una rueda semejante a lo que llama en "aravigo accena": rueda compuesta de dos arcos y piertagas de encina bien fuertes.
(63) GARCIA DIEGO, J. A.: opus cit., pág. 164.
En Cantabria cada uno de los maderos que en la rueda hidráulica trabajan con el eje de la pieza circular en que están colocados los álabes se les denomina "marrano".
(64) OB. BURGOS. 1085.00.03; CARDEÑA Doc. 364. 1065.00.03.
(65) En todos los valles cántabros, excepto en el de Valderredible, en el que se combinan las piedras tradicionales o romanas, con las francesas. hemos encontrado siempre el mismo tipo de picado en las muelas, surcos en forma helicoidal desde el ojo al borde, que se ensancha hacia este último.
(66) En los montes junto a Brañosera existe todavía hoy una cantera donde se siguen sacando piedras de molino.
(67) A GUILAR. Doc. 36. 1234.04.11. En la querella entre el Monasterio de Aguilar y el de PalazueloS, se ordena a los maestros que vayan a ver la altura de la pesquera, para que no moleste a las aceñas.
-MENENDEZ PIDAL. Doc. 191. 1240.00.00. En la construcción de molinos del Monasterio de Bujedo de Juarros intervienen obreros, y se les paga una ferrada de vino diaria.
-RIOSECO. 1172.00.00 ...veniant operari corruptiones medietatem presse ...e in super si venere requerit hereders moleliendini operarios condugant.
-ALFONSO VIII. Doc. 528. 1189.05.11. Al donar al Mº de S. Andrés del Arroyo los lugares de Caviedes, Trasvilla y Castañar concede el molino cum omnibus operariis suis...
(68) MENENDEZ PIDAL. Doc. 191. 1240.00.00.
(69) CARDEÑA. Doc. 365. 1065.07.01; SAHAGUN. Doc. 207. 962.12.17.
(70) MENENDEZ PIDAL. Doc. 182. 1228-1232.
(71) SAN MILLAN (Ubieto) 800.09.15 y Doc. 8. 867. 05.01; VALPUESTA Doc. 1. 804.00.00.
(72) VALPUESTA, Doc. 5 (¿870?).00.00.
(73) CARDERA. Doc, 365. 1065.07.01.
(74) ALFONSO VIII. Doc. 914. (1124).01.08.
(75) TOUBERT, P.: Les structures du Latium médieval, pág.229.
-PESCADOR, C, : Ordenanzas Laborales de Oña. En las citadas Ordenanzas, del siglo XV, aunque están fuera de nuestra cronología, en muchos casos recogen situaciones anteriores, pueden sernos útiles para conocer cómo se empleaba este tipo de mano de obra. En ellas los sirvientes estaban sometidos a dos clases de contrato: con sueldo y "a pan" o por la comida solamente, esta última modalidad estaba prohibida. Lo corriente es que se contratasen y se pagasen por un año de servicio,
En las mismas Ordenanzas, y en su epígrafe 2, se establece la cotización de los útiles según la forma, y en consecuencia, de la mayor o menor laboriosidad de la confección; entre ellas se distinguen el pico del molino, con un valor de 15 mds. En toda esta valoración queda el pago de la obra englobado en el total del precio. En cuanto al carpintero, le correspondía la mitad de la cantidad en que estuviera valorada la pieza, por calzarla o enmangarla. Obra exclusiva del herrero eran las piezas de clavazón, en la que se valora el peso por libras y según clase, finalidad y tamaño.
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